𝐂𝐚𝐭𝐨𝐫𝐜𝐞: Entre abrazos y lágrimas

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Un par de horas antes.


—— SIM JAKE JAMÁS SE HABÍA SENTIDO TAN MOLESTO con el menor hasta ese día y vaya que Jungwon tenía como pasatiempo sacarlos de quicio a Nishimura y a él a diario, sin embargo, aquello era en modo amistoso con jugarretas mutuas. En esta ocasión, Jake se encontraba cabreado y sobre todo, decepcionado. 

Las noticias en la universidad corrían con una velocidad increíble que sorprenderían a Sim, si no estuviera ya acostumbrado a ello. Por eso, no le tomó mucho tiempo enterarse de que su amigo había colapsado en pleno auditorio en donde la feria escolar se llevaría a cabo, preocupándolos a Riki y a él en cantidades abismales, sin embargo, en cuanto ambos arribaron al departamento de enfermería y Lee Jihoon, doctor y encargado de dicha área les comunicó que Yang había perdido el conocimiento a causa del cansancio excesivo y estrés bajo el que estaba sometido, Jake no pudo evitar que una furia enorme lo invadiera.

¡Es que Yang era jodidamente terco! El fotógrafo sabía que algo angustiaba a su amigo y ese algo era la razón por la que trabajaba tan exhaustivamente, Jake respetaba que Jungwon no quisiera contarles sus razones, Riki y él lo habían comprendido por años, pero ahora, ¡Maldición! Sim no podía tolerar más. Su amigo se estaba exprimiendo hasta el cansancio y ahogándose solo pues no dejaba que ellos le tendieran la mano.

Sim Jake estaba tan harto de eso. Cansado de ver a Jungwon cargar con sus propios demonios completamente solo.

— ¡Tú, maldito necio! — Sim atraviesa las puertas de cristal con brusquedad, el pequeño peligris le sigue el paso con calma pero también, queriendo reprender al bailarín contemporáneo. — ¿Qué diablos estabas pensando, Yang?

— Maldición, baja la voz. Siento que me explotará la cabeza. — Gruñe el castaño, apretando con fuerza su sien e intentando ignorar los reproches del azabache fúrico. — ¿Dónde está Jongseong? No terminamos la prueba de los vestuarios y él quería concluir con eso hoy. — Inquiere, haciendo una mueca.

— Fue a buscar algo de comer, ha estado aquí toda la tarde y solo aceptó ir porque nosotros vendríamos. — Responde Nishimura, dejándose caer a la orilla de la camilla donde reposaba el castaño. Alza su palma y la sitúa sobre su cabellera, dejando pequeñas caricias que relajan a Yang de inmediato, sin embargo, unos instantes después siente un brusco tirón en sus hebras que lo hace soltar un quejido. — ¿Cómo se te pudo ocurrir? ¿Eres imbécil? ¡Jake, dile que es un idiota!

— Eres un idiota. — El fotógrafo masculla, Riki suelta la cabellera castaña y Jungwon rápidamente lleva su mano a su cabeza para dar masajes sobre la zona, intentando aminorar el dolor.

— Vaya, que amorosos. — Espeta con ironía, fulminando a sus amigos. Sim y Nishimura le devuelven el gesto.

— Hablo en serio, Yang. ¡Tan solo mira como estás! ¡Ardías en fiebre! ¿En qué momento se te ocurrió que era buena idea ir a Starlight así? — Jake exclama completamente fuera de sí, haciendo ademanes frenéticos y sin preocuparle si alguien más dentro del departamento de enfermería los oía. — ¿Siquiera lo pensaste antes?

Jungwon no responde y en cambio, desvía la mirada, dándole una respuesta implícita al mayor.

— Por supuesto... — Bufa con ironía. — ¿Qué diablos ocurre, Jungwon? Quiero la verdad. — Exige, provocando que Riki abra sus párpados con fuerza y el castaño frunza el entrecejo.

— Jake, no... — Intenta decir el menor del trío, pero Sim se lo impide.

— ¡No, Riki! Hemos sido comprensivos por años, esperando que estuviera listo para confiar en nosotros y sin presionarlo a hablar ¡Y mira cómo resultó! — El de cabellos grisáceos clava su vista en el suelo, entendiendo el punto del mayor. Vaya que lo comprendía pues se sentía de la misma manera. — Estoy cansado de ver como te ahogas solo, Jungwon. ¿Por qué insistes tanto en callarte lo que te pasa? ¿Es que no te das cuenta que no tienes que hacerlo? — Reprocha. Jungwon aprieta la sábana blanca que le cubría las piernas entre sus manos hechas puño e inhala profundamente, esforzándose por controlar el temblor que su corazón desbocado le provocaba.

Otra vez permanece en silencio, solo que esta vez no lo hace pretendiendo evadir a sus dos amigos. Es que su mente se ha quedado en blanco, ¿No tenía que hacerlo? Yang no sentía eso. Él había causado todo el dolor y era su deber cargar con él, o al menos así lo sentía, porque eso le habían hecho creer. Jungwon no era capaz de ver que eso estaba mal en todos los sentidos posibles. Pero, para su fortuna, tenía cercanos que insistirían hasta demostrarle lo contrario.

— Lo que sea que te esté ocurriendo, podemos solucionarlo juntos. ¿Necesitas dinero? Reunámoslo entre los tres. — Dice el más joven, haciéndolo alzar su mirada que se había perdido en un punto al azar de la habitación. Jake asiente, completamente de acuerdo. 

— No quiero abusar de ustedes. — Murmura.

— Somos tus amigos, Jungwon. El que te ayudemos cuando más lo necesitas no es un abuso. — Aclara Sim, aproximándose al castaño para tomarlo del hombro y darle un cálido apretón. — Por favor, déjanos ayudarte. — Ruega.

— Déjanos ayudarte a sobrellevar lo que te atormenta. — Dice Riki y Jungwon siente que se le humedecen los ojos con sus palabras. Tiembla bajo el agarre de Jake, así que este lleva su mano a su espalda y comienza a hacer círculos sobre esta a modo de consuelo. El menor del trío lo abraza rodeándolo con sus brazos y una vez que se encuentra entre el cariño de ambos chicos, le es imposible el seguir aguantando más.

Entre los abrazos se sus amigos, Yang Jungwon se rompe.

— M-mi abuela... Y-yo... Todo es mi culpa. — Balbucea y el par que lo acompañaba siente que el pecho les duele cuando el castaño se aferra con fuerza a ellos, mientras lloriquea con fuerza.

Seguido a ello, entre sollozos les cuenta todo lo que había estado guardándose por años.





Jongseong no comprendió por qué el bailarín le pidió vestirse con ropas oscuras y lo más formal posible hasta que ambos se encontraron al pie de un bloque de piedra grabado sobre el cual Jungwon dejó un ramo de flores acompañado de un par de caricias cargadas de nostalgia pura. El azabache simplemente se dedicó a observarlo atentamente mientras este murmuraba unas cuantas cosas al memorial, conteniendo con fuerzas las interrogantes que querían escaparse por sus labios.

La curiosidad por saber qué hacían ahí y qué significaba ese acto de haberle pedido que lo acompañara le picaban fuertemente, sin embargo, no deseaba presionar al castaño. Prefería esperar a que él estuviera listo para expresarlo todo.

— Siendo honesto, si no estuvieras aquí a mi lado, ni siquiera me habría atrevido a cruzar la entrada. — Confiesa, manteniendo su palma y sus orbes sobre el cemento gris. Jongseong lame sus labios, sintiendo su intriga crecer aún más. Jungwon voltea a verlo y le da una sonrisa tranquila. — Tienes muchas dudas, ¿No es así? — Pregunta y el mayor titubea unos instantes, solo para acabar asintiendo al cabo de unos segundos.

— Lo siento, no quería resultar entrometido. — Se disculpa a lo que Yang niega, incorporándose para pararse a un costado suyo.

— Está bien, dijiste que querías conocerme así que tienes derecho, más considerando que no he sido del todo honesto. — Dice, ingresando sus manos a los bolsillos de su pantalón de gabardina negro a la vez que suelta un suspiro profundo. — Tú me confiaste algo sumamente importante y te mereces que sea mutuo, de verdad que quería hacer que lo fuera, pero tenía demasiado miedo...

Jongseong lo interrumpe, tomándolo del brazo con delicadeza.

— Hey, está bien. No tienes que sentirte obligado a ello, te conté que yo soy Jay porque quería que lo supieras y ya, no me debes nada por eso. — Habla, acariciando la mejilla del bailarín con su izquierda. En esta ocasión no lleva ni una gota de maquillaje encima y Park se siente maravillado al apreciar esos rasgos completamente al natural.

— Lo sé, pero... Creo que la persona que amo se merece saber un poco sobre mi. — Susurra, sacando su diestra de sus bolsillos para entrelazarla con la del mayor, quien se ha puesto colorado con sus palabras.

¿Jungwon lo amaba?

¡Jungwon lo amaba!

¡Oh, mierda, Jungwon lo amaba!

Yang lame sus labios con nerviosismo, preparándose para soltar la gran pieza de información acerca de su pasado que iba a desenterrar y rogó a sus adentros porque la reacción del diseñador no fuese tan negativa como sus inseguridades le hacen creer.

— El otro día me preguntaste por qué no me agradaba Heeseung y bueno... No te di una respuesta clara. La verdad es que él es mi primo y tenemos una relación un tanto... Mala. — Admite, apretando ligeramente el agarre de la mano ajena, como si temiera que el contacto se rompiera abruptamente y quisiera impedirlo al aferrarse. — Desde pequeños competíamos hasta por la más mínima cosa, al principio era por plena diversión, pero después se volvió algo más... Personal. Si uno tenía un interés, automáticamente el otro también e intentaba superarlo en ello y se armaba una riña por ver quien era el mejor. Aunque, bueno... Realmente Heeseung siempre ganaba en todo. — Jungwon esboza una sonrisa lastimera que le estremece el pecho al diseñador. Jongseong toma su otra mano y aprieta ambas con cariño, buscando decirle con eso que se encuentra ahí, apoyándolo.

— No en todo. — Musita. Al castaño se le iluminan los ojos con sus palabras y acaba dejando un suave beso sobre los belfos carnosos del mayor.

— Bueno, en casi todo. — Responde con diversión.

— ¿Qué pasó después? — Pregunta con cautela a lo que Jungwon exhala melancólico.

Había llegado la hora de decir la verdad si quería que Jongseong se enterara por sus propias palabras y no por ajenas.

— Tenía trece años en ese entonces. — Dice, desviando su mirada del diseñador para enfocarla sobre la placa grabada a sus pies. — Heeseung me había retado a participar en una competencia de danza urbana, parecía ser otra de nuestras usuales competencias, pero en esa ocasión, el desafío se sintió... diferente. Estaba cansado de ese juego incesante en donde le quitábamos lo más preciado al otro, así que intenté negarme porque de verdad amaba lo urbano y no quería terminar abandonándolo si él me ganaba y me restregaba su triunfo en la cara. Juro que lo intenté, pero se puso tan infernalmente insistente que acepté solo para que cerrara la boca. 

Las manos empiezan a temblarle, así que el azabache comienza a repartir pequeñas caricias sobre estas, enviándole un efecto tranquilizador que es inmediato. Jungwon le agradece pegando sus labios a su frente despejada durante cortos instantes.

El bailarín inhala y exhala pesadamente antes de armarse de valor para continuar.

— E-el día de la competencia... — La voz le tiembla pero aún así, sigue hablando; — Estaba lloviendo a cántaros, era probable que no concluyera para la competencia así que mis padres se negaron a llevarme pero entonces y-yo... Hice un drama entero. — Soltó una risa seca. — A mis padres no les importó... pero mis abuelos, ellos se ofrecieron a llevarme con tal de verme feliz.

— Jungwon... — Intenta llamarlo, pues nota atisbos de lágrimas asomándose por las esquinas de sus ojos y el agarre que mantenían volverse cada vez más tembloroso, empero, el bailarín elige continuar.

— Era malditamente difícil conducir entre la lluvia, pero aún así tomaron el riesgo por mí. Íbamos con cautela, ya no faltaba mucho para llegar al lugar, hasta que... Hasta que un automóvil que iba en sentido contrario derrapó y se impactó con nosotros. — Destellos de recuerdos de esa tormentosa noche llegan a su mente, haciéndolo agonizar a sus adentros pues cada uno permanece tan vívido en su memoria, que le duelen como el infierno. — Nos volcamos, mi abuela y yo salimos disparados del vehículo, p-pero mi abuelo. — Un hipido lo ataca, interrumpiendo su confesión. Jongseong coloca su diestra sobre la espalda del menor y le brinda un par de caricias suaves en un acto que espera resulte reconfortante para él. — El carro contrario golpeó directamente su lado, murió inmediatamente por el impacto y desde ahí, todo se desmoronó en mi familia, todo por mi culpa. Me lo repitieron hasta el cansancio, si yo no hubiera insistido tanto, eso no habría pasado. Heeseung me lo dijo, yo maté al abuelo...

Park niega inmediatamente, horrorizado.

Oh, Jungwon... No.

— N-no, oh cariño, no. — El diseñador lo toma de las mejillas, limpiando con cautela las gotitas que han comenzado a resbalar por su rostro. No es consciente de que también se encuentra llorando hasta que Yang imita sus actos y termina uniendo sus frentes. — No fue tu culpa, Jungwon, no lo fue. — Le dice, tocando con cautela cada parte de su rostro, dándole consuelo al pobre chico que hasta en ese instante, había estado cargando con una enorme culpa que no le correspondía.

Entre abrazos y lágrimas, junto con el cálido tacto de los labios del mayor contra su piel, Jungwon dejó de oír paulatinamente aquellas voces que lo señalaban como responsable y comenzó a escuchar aquellas provenientes de quienes lo amaban, liberándose poco a poco de esa pesada carga que había arrastrado por años.






Sí. AJSJSNSN. 

Espero que les haya gustado este maratón de dos (tres si contamos la actualización de hace unos días) partes. Yo disfruté escribiéndolo por que OMG, es un gran paso para Jungwon el haber contado finalmente lo que le ocurrió, ahora le falta empezar a superar los traumas pq ay mi chiquito, si me pasé ajsjdj. Pero creo que a partir de aquí ya volverá a estar todo relax.

Creo—.

KSKDJFF nos vemos hasta la otra semana que esta que viene seré Jae universitario, sí.

Abracitos<3.

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