𝐃𝐢𝐞𝐜𝐢𝐬𝐢𝐞𝐭𝐞: Amar y ser amado

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   —— SUNWOO ARRUGA LA NARIZ CON DISGUSTO cuando ve a su mejor amigo a la distancia andar de un lado a otro, frenético y murmurando cosas para sí mismo que ni el chico a su costado, ni él mismo y menos quienes están cerca del diseñador alcanzan a comprender.

— En serio no sé si felicitarlo o no, esto se siente como una segunda salida del clóset, pero no estoy seguro si sea una buena para él. — Kim dice, llamando la atención de Riki quien está golpeando su pulgar contra su barbilla repetidas veces mientras otea de reojo al azabache. Sunwoo hace un mohín en el instante en que su mirada y la del peligris se encuentran.

— No se le ve haciéndolo nada mal. — Nishimura alza una ceja, analizando atentamente al azabache de mechas que está enfrascado en un profundo debate con su hermano mayor y el organizador principal de la famosa gala que los tenía a todos reunidos en un mismo lugar, Choi Yeonjun. — Yo diría que lo tiene todo bajo control, aunque aún me siento un poco confundido al respecto sobre el tema de Jay. — El bailarín urbano ladea su cabeza ligeramente y observa al pequeño cantante que de manera veloz da un vistazo a su mayor para a los pocos segundos volver a enfocarse en él.

Sunwoo deja escapar un breve suspiro.

— Era un alter ego que creamos entre Sunghoon, Jongseong y yo para que él tuviera la suficiente confianza en sí mismo y comenzara a compartir todo su talento, pero se nos salió de las manos y acabó tomándolo como su máscara. Al menos hasta que... Esto pasó. — Hace un ademán hacia el frente con su izquierda a lo que Riki no evita que se le salga una pequeña risita cuando Kim incrementa su puchero. — ¡No te rías, imbécil! Realmente me preocupa cómo pueda terminar esto. — Sunwoo patalea, señalándolo acusatoriamente.

Al teñido de gris le toma unos instantes frenar sus risitas antes de alzar sus manos con inocencia.

— Tranquilo, rayo de sol. No me reía de lo que decías, sino de tus gestos, me parecen inmensamente adorables. — Dice con tranquilidad y con una suave sonrisa plasmada en su rostro. El azabache siente su rostro arder, por lo que aparta la mirada.

Aquel gesto solo provoca que Riki sonría travieso.

— Y-ya te dije que no me llames así. — Musita débilmente. — ¡Tampoco me mires de esa manera! — Reprocha.

Nishimura suelta un par de leves carcajadas más.

— ¿Cuál es la manera en la que te miro, solecito? ¿Tan mala es para ti? — Inquiere.

Sunwoo tragó en seco. No, definitivamente no le disgustaba aquello y eso era lo que lo intimidaba, porque desconocía en qué instante pasó de nombrar como infernal a la compañía del bailarín a denominarla algo agradable. Riki era un severo perfeccionista que sacaba de quicio a su ser calmado y despreocupado, por lo tanto, en cada ocasión que se encontraban terminaban chocando abruptamente, en repetidas ocasiones Kim mandó a Nishimura al diablo, acabando por enfurecerse más cuando las únicas respuestas que obtenía de él eran sonoras carcajadas.

El cantante no comprendió que realmente el bailarín no quería ser tan duro con él en cuanto al tema de la presentación que harían juntos, al menos no con mala intención. Era insistente con los ensayos y le señalaba sus errores sin tapujos porque deseaba que Sunwoo brillara en todo su esplendor. Kim tenía demasiado potencial, solo debía buscar cómo sacarlo a la luz y si él podía ayudarlo en ello, no dudaría en hacerlo.

Además una parte muy al fondo suya disfrutaba de hacerlo rabiar, no lo iba a negar. Riki era un poco desgraciado.

— N-no. — Titubea. Dejando unos segundos de silencio para buscar en su cerebro algo que decir que no tuviera relación con el repiqueteo inquieto de su corazón contra su pecho. Sin embargo, su lengua lo traicionó cuando pronunció: — No es en absoluto mala para mí y eso es lo que me intimida. Me miras... Tú me miras como Jongseong mira a Jungwon.

Riki abre sus párpados con impresión por la comparativa.

— Esto no está nada bien. — Kim vuelve a hablar, cubriéndose el rostro con las palmas y soltando un pequeño gritito ahogado de pura frustración.

El bailarín alza una ceja.

— ¿Por qué habría de ser malo?

— ¡Porque se supone que me gusta Heeseung! — Chilla, separando de golpe sus manos de su cara, permitiéndole al peligris apreciar con plenitud su rostro enrojecido y su entrecejo arrugado.

— ¿No habías dicho que ni siquiera has hablado con él? — Dice descolocado y Sunwoo se congela en su lugar.

Estúpido Nishimura, ¿Por qué recordaba eso? ¡Se le había escapado ese detalle entre sus parloteos constantes!

Kim creyó que Riki nunca lo escuchaba en esos instantes, pues siempre estaba distraído haciendo otras cosas mientras él hablaba hasta por los codos, por eso no tenía reparos en las cosas que soltaba, pero ahora se da cuenta de que tal vez subestimó al nivel de atención del bailarín.

¿Qué tanto miramiento ponía Riki en él?

La posible respuesta le hacía latir el corazón con frenesí.

— ¿Y eso qué? — Suelta, cruzándose de brazos y volteando la cabeza de manera infantil.

El menor lo mira seriamente y Sunwoo siente que se le forma un nudo en la garganta.

— No puedes decir que te gusta alguien sin siquiera haber cruzado palabra con esa persona. — Opina, imitando la pose del mayor. — En ese caso, lo que dices sentir por Heeseung no es más que atracción física, te gusta su apariencia, no su esencia. — Continúa refutando sus palabras y a cada oración soltada por el peligris, Kim siente la desesperación crecer en su interior hasta que acaba explotando.

— ¿Entonces por qué demonios dijiste que yo te gusto? ¡No sabes nada de mi! ¡La única razón por la que cruzamos palabras es por el maldito proyecto para la feria! — Reclama en un grito, llamando inevitablemente la atención de todos los presentes dentro del gimnasio multidisciplinario de la universidad. Pese a que Sunwoo estaba más que acostumbrado a recibir varias miradas por su actitud un tanto escandalosa, en esta ocasión las palabras que soltó lo hicieron enrojecer por completo.

Nishimura se queda en completo silencio contemplándolo por unos instantes que le resultaron repletos de pura ansiedad, hasta que este se alzó de hombros con completa ligereza.

Sunwoo frunció el ceño.

— Me gusta verte, eres demasiado expresivo por lo que es fácil leerte. — Pellizca la frente del mayor, deshaciendo así su entrecejo arrugado. — Pero también eres tan despistado que no te das cuenta de muchas cosas a tu alrededor, ni de todas las oportunidades que dejas ir porque tienes tanto miedo de dedicarle demasiado esfuerzo a algo y que al final no resulte como esperabas.

Riki hace una pausa y después continúa.

— Por eso jamás pudiste acercarte a Heeseung. — Señaló.

Sunwoo nunca antes se había sentido tan expuesto como en ese instante.

Con su corazón dando mil revoluciones por segundo, avanzó chocando intencionalmente contra el hombro del peligris y salió del lugar, maldiciendo un centenar de veces lo directo que era Nishimura Riki y todas las emociones que le provocaba a su interior.

De verdad que no sabe, desconoce por completo en qué instante ocurrió el cambio de sus emociones. Pero por más que intenta detestar y hundirlo, le es imposible negarlo.

Riki le gustaba.

Y eso le daba muchísimo miedo, porque Sunwoo le temía a enamorarse más que nada en el mundo.






Jungwon agacha la cabeza cuando el rubio de gafas le da una mirada tan seria que le causa escalofríos.

Jimin le da un corto vistazo más a los exámenes por imágenes que se le realizaron al joven bailarín y termina soltando un profundo suspiro.

— Tuviste suerte, por tus síntomas y lo que revelan las radiografías, tu luxación acromioclavicular es a penas de tipo uno, con un uso de cabestrillo y algo de fisioterapia estarás bien. — Yang hace una mueca de disgusto y suelta un quejido.

— ¿Es en serio? Debe ser una maldita broma. ¿Cómo se supone que trabajaré así? — Murmura más para sí mismo que para el especialista que lo observaba.

— Es eso o arriesgarte a empeorar y requerir operación, niño. — Namjoon, quien llevaba observando en silencio a su pareja y al terco chico desde hace un largo rato, dice. Jungwon muerde su labio por unos instantes hasta terminar soltando un suspiro de resignación. — No te quejes, si hubieras venido inmediatamente después del accidente en tu trabajo te lo habrías evitado.

El castaño de mechas rueda los ojos y asiente.

— Lo sé, ya lo sé. — Masculla, evadiendo la mirada de los dos mayores. — ¿Cuánto tiempo debo usarlo?

Jimin empuja con su índice sus gafas que comenzaban a caer por el puente de su nariz.

— Dos a tres semanas, depende de qué tan rápido sane tu cuerpo. — Informa. — Namjoonie, pásame uno de los cabestrillos del almacén, por favor. El que es para el hombro. — Pide y el más alto asiente, desapareciendo a través de las puertas de cristal que dirigían al cuarto repleto de suplementos médicos.

Jungwon resopla una vez que el peligris no lo escucha y Jimin alza una ceja.

— Sabes que se preocupa por ti, no te tomes a mal sus reprimendas.

Yang asiente suavemente.

— Lo sé. Es solo que... — El castañito titubea unos instantes, dudando en qué palabras eran las correctas para expresar su sentir. — Hay tantas personas preocupándose por mí y yo... No sé cómo interpretarlo. — Dice, Park lo otea de arriba a abajo con ternura, después, coloca su palma sobre su hombro sano.

— Tan sólo acéptalo, no te quiebres la cabeza por ello. Deja que las personas te den el cariño que te mereces. — El rubio le da un ligero apretón y Jungwon sonríe pequeñito. —  Únicamente es recibir algo de todo lo que has dado.

Eso le recordó inevitablemente a unas palabras dichas hace mucho tiempo por su abuelo.

"No temas a que los demás te quieran, Jungwonie. Ama y sé amado. Siembra y cosecha amor."

¿Lo había hecho bien, entonces? ¿Había sido lo suficientemente bueno?
¿Las personas que ahora estaban en su vida eran el resultado de todo su esfuerzo por establecer relaciones más sanas que las que tuvo en su infancia y parte de su adolescencia?

Jungwon esperaba que donde fuera que se encontrara el mayor, este lo estuviera contemplando con al menos, una pizca de orgullo. Porque le costó demasiado, pero se esforzó en ello.

— En serio debes organizar el almacén, ¡Me costó infiernos encontrarlo! Y estoy casi seguro de haber visto una araña ahí dentro. — Kim se quejó, entrando abruptamente de vuelta al área que era el consultorio del rubio. Jimin se sobresaltó mientras, Jungwon se limitó a ocultar sus ganas de reír por los reproches del mayor.

Eso, hasta que su celular emitió un sonidito que lo hizo desviar su atención a este.

Sacó rápidamente el aparato del bolsillo de su chaqueta y lo desbloqueó, arrugando el entrecejo cuando notó que se trataba de un par de mensajes provenientes de un número que no se encontraba entre sus contactos. Sin embargo, por las palabras escritas podía asumir de quién se trataba.

— ¿Estás bien, Jungwon? — Jimin pregunta, pidiéndole permiso con la mirada para comenzar a colocarle el cabestrillo inmovilizador. Yang asintió, accediendo a ello.

— Es Heeseung. — Responde, mirando al peligris quien conocía un poco del conflicto que existía entre ellos. Namjoon hace una mueca. — Está allá afuera.

— Le pediré a los guardias que lo hagan retirarse. — Dice, haciendo el amago de ponerse de pie.

— ¡No!... ¡Agh! — Intenta decir, pero suelta un quejido cuando el rubio ajusta accidentalmente de más el soporte, este se disculpa en un susurro. — No, tengo que ponerle un alto yo. No me dejará en paz si no lo hago.

Namjoon y Jimin intercambian una mirada y pese a que éste último no comprendía la situación y desconocía quién era el chico al que nombraron, el ver los gestos de su pareja y lo tenso que se puso Yang, le hizo comprender que aquello se trataba de un tema serio.

Jungwon sabía que Namjoon no estaba de acuerdo, podía verlo claramente. Pero ya no pensaba permitirlo más, Heeseung ya le había jodido demasiado la vida y no quería que eso se repitiera, no cuando las cosas parecían estar mejorando para él. No dejaría que Lee arruinara todo su progreso.

Ambos mayores no objetan nada más y lo dejan marchar. Kim le informa que habrá guardias cerca por si acaso, pero ambos esperan que no sean necesarios.

El viento le golpea en la cara en cuanto sale. El día es fresco y ventoso por lo que ajusta su chaqueta, aunque tiene un poco de dificultades al poder emplear solo una mano. Una vez que lo ha hecho, da un vistazo nuevamente a la pantalla de su teléfono y después, escanea los alrededores mientras los mensajes rebotan en su mente.

"Habrá una competencia de baile en los barrios bajos"

"El premio para el ganador son diez mil dólares."

"¿Qué dices?"

Jungwon aprieta la mandíbula cuando Heeseung se aparece al frente suyo y le sonríe con sorna.

— ¿Viste mis mensajes? — Pregunta, viéndolo con indiferencia.

El castaño asiente, guardando de vuelta su celular en su bolsillo.

— No me interesa en lo absoluto. — Responde hoscamente.

Heeseung alza ambas cejas y después, larga una risotada que sobresalta al bailarín menor.

— ¿En serio sigues con eso de negarte? ¡Vamos! ¡Será como en los viejos tiempos! ¿No extrañas la vida que teníamos? — Insiste, hace el amago de tomarlo del brazo pero Jungwon es más rápido y se aparta.

Sus palabras le provocan un ardor que le cala fuertemente en el pecho.

— ¿Hablas de la vida en donde tú siempre ganabas y yo tenía que conformarme con ser tu sombra? — Masculla, estableciendo algo de distancia entre ellos al caminar de espaldas. — Porque si a eso te refieres, no la quiero, estoy perfectamente bien así. — Dice firme.

Lee lo escanea de arriba a abajo y después, repara en su hombro lesionado.

— ¿Estás seguro? — Señala el cabestrillo. Jungwon reacciona cubriéndose con su brazo libre y dándole una mirada recelosa. — Yunho y Minho te extrañan, de un momento a otro dejaste de hablarles...

La sangre le arde inmediatamente con la mención de los que solían ser sus supuestos amigos.

— ¡Ellos fueron los que pasaron completamente de mi después del accidente! — Grita, golpeando su índice contra el pecho del pelirrojo. — Dos amistades sumamente hipócritas, ¡Lo único que les importaba era mi dinero y lo que podían apostar a costa de nuestras competencias!

— ¿Y? — Suelta, rodando los ojos con indiferencia.

Jungwon se paraliza por la manera tan impasible con la que el chico hablaba.

Jamás iba a abrir los ojos, Heeseung probablemente nunca se daría cuenta de cómo esa vida los afectó a ambos. Para Jungwon el estar cegado por la vida de lujos no le permitió ver qué muchas de las relaciones que tenía eran de puro interés, sus amigos, el matrimonio de sus padres, la constante insistencia en rivalizarlos, todo estaba establecido con un propósito de beneficios ajenos. Ellos habían caído entre las telarañas de intereses y habían sido sumamente dañados por ello.

Pero el día del accidente, aunque el castaño perdió muchísimo, ganó algo más valioso. La libertad, aunque obtenerla lo destrozó en todos los sentidos.

Ya no estaba cegado, ya no había lujos, ni dinero y sus padres le dieron la espalda. Pagaron los gastos de hospital por puro compromiso ya que era un menor de edad en ese entonces, sin embargo, le dijeron que en ese mismo instante dejaba de ser un Yang, porque un asesino no podía formar parte de la familia.

— ¿Vas a rechazar a tus amigos y a tu familia? — Lee se señala a sí mismo. — Te quedarás solo a este paso, ¿Eso es lo que quieres?

Jungwon suelta una risa seca.

— ¿Familia? ¿Hablas de las mismas personas que me cerraron las puertas en la cara con tan solo catorce años? ¿Las que me repitieron hasta el cansancio que yo era un asesino y ni siquiera se atrevían a mirarme? ¿A esas mismas te refieres? Porque si son ellas, la soledad es un premio a comparación de tener su compañía de vuelta. — Dice. No está alterado, está hablando con un tono sumamente calmado que descoloca al mayor. Pero era que Jungwon había comprendido que Heeseung aún continuaba con la venda en los ojos, aún continuaba viviendo esa vida que tanto lo había dañado y por eso su actuar era de esa manera, eso y porque él no era el único que perdió en el accidente, Heeseung también lo hizo. Mientras Jungwon era cercano a su abuela, Heeseung se encontraba más ligado al señor Yang y cuando este falleció, a Lee le dolió en demasía, porque este era la única persona en su familia que realmente lo quería.

Por eso Heeseung tenía un odio interno hacia Jungwon. Porque lo hizo perder.

El resentimiento lo ahogaba, Jungwon finalmente podía comprenderlo. Él también se dejó llevar por ello, pero ahora, siendo consciente, era momento de dejar ir todos los sentimientos negativos.

Perdonaba a Heeseung por todo el daño que le hizo, pero también se perdonaba a sí mismo porque se hirió demasiado al hacer caso de las voces ajenas.

— Ya tengo amigos. Un novio que me quiere y una familia que si bien es pequeña, es todo lo que necesito. — Jungwon avanza unos cuantos pasos, quedando justo al frente de Lee, quien tenía una mirada furibunda puesta sobre el menor, sin embargo, este no se dejó intimidar por su gesto. — No voy a mentir y a decir que no estoy desesperado por dinero, lo estoy porque de ello depende la salud de la abuela, pero no soy estúpido, no perderé el tiempo compitiendo contigo para satisfacer tu débil ego. Ya no estoy interesado en competir contigo para demostrar lo que valgo, Heeseung. Creo en mí y en todo lo que soy capaz, ojalá algún día tú también puedas hacer lo mismo contigo.

Finaliza señalando el pecho del mayor, este permanece en silencio por lo que Yang empieza a alejarse dando por terminada la conversación, sin embargo, Lee lo toma de la muñeca.

— Mucha confianza, ¿Eh? Te crees tan bueno pero solo eres un fracaso, ¡Abre los ojos! ¿Quién crees que fue que permitió que ingresaras a contemporáneo? — El agarre que el pelirrojo mantiene sobre él es brusco y le duele porque aún tiene algunas heridas producto de la caída en motocicleta que tuvo en la cuál se lesionó el hombro, sin embargo, se esfuerza en no demostrarlo mordiendo su labio. — ¡Dabas tanta lástima que le pedí a mi padre que hablara con sus amigos de admisiones! Llegaste hasta aquí por nosotros, si no fuera por eso, estarías hundido, tú solo nunca llegarás a ningún lado. — Espeta con rabia y Jungwon por un instante se siente de la misma manera ante el impacto de la noticia, empero, también conoce a Lee y sabe que no siempre lo que dice es cierto, quiere creer que de trata de una jugarreta suya para hacerlo enfurecer, así que inhala profundo y exhala antes de hablar.

— Mi pase a York University no dice lo mismo. — Pronuncia con calma, queriendo reír ante la cara de desconcierto que el mayor reflejó. — De verdad lamento que tengas tantos complejos contigo mismo, pero yo no tengo la culpa de ello. Es la única vez que te lo pediré, déjame en paz.

Finalmente se aleja, librándose del agarre del pelirrojo con un brusco tirón y una vez que cruza las puertas de cristal para volver a ingresar al hospital, se permite temblar y soltar un par de lágrimas.

Sentía como si se hubiese quitado un enorme peso de encima.

— ¡Jungwon! ¿Estás bien? — El castaño abre sus párpados con fuerza cuando un azabache de mechas se cruza en su camino y acuna su rostro entre sus palmas, rápidamente el color sube a su rostro y su cerebro hace cortocircuito, tal como siempre hacía cada que se encontraba en compañía de Park Jongseong.

Jungwon coloca su mano sobre una de las del mayor y asiente.

— Ahora lo estoy. — Responde, dejando un corto besito sobre los labios ajenos. — ¿Cómo supiste que yo estaba aquí, lindo? — Pregunta y ahora es el turno de Jongseong de enrojecer.

— J-Jake me dijo que vendrías acá, te estaba buscando porque tenemos que hablar... — Dice titubeante a lo que Jungwon da un respingo.

— ¿Estoy en problemas? Jongseong, si hice algo que te incomodó por favor dímelo, puedo mejorar, no tenemos que acabar esto.

— ¿Q-qué? — Le cuesta un poco entender, pero cuando lo hace tiene el deseo de golpearse por la mala elección de palabras que hizo. — ¡No! No es eso, es que tenía que contarte algo. — Yang estaba jugando nerviosamente con sus dedos mientras lo escuchaba y cuando Jongseong pronuncia las últimas palabras, siente que puede respirar correctamente de nuevo. Alza una ceja, interesado.

— ¿En serio? Yo también.

— Oh. — El mayor murmura. Su corazón le está brincando violentamente contra el pecho, tanto que siente que en cualquier instante se le escapará.

Jungwon percibe su inquietud por lo que decide proponer algo.

— ¿Te parece si lo decimos al mismo tiempo? — Pregunta y Park asiente tras unos segundos.

Con unas señas hechas por el bailarín cuentan del uno al tres para hablar al unísono:

— Me uní a la gala de Yeonjun y los propuse a tu abuela y a ti como beneficiarios.

— York University quiere que audicione para ellos.

Hay unos segundos de silencio en los que ambos procesan las palabras del contrario.

— ¿Qué? — Murmura Jongseong.

— ¿Qué? — Jungwon musita.

El castaño rompe abruptamente la cercanía con el azabache, alertándolo. Yang lo escanea de arriba a abajo con la incredulidad predominando en su rostro.

— Jungwon... Yo... — Está por decir, pero el menor saltando directo a sus brazos se lo impide.

— Espera... — Se aparta brevemente para poder ver al diseñador al rostro, pero se mantiene aferrado a su cuerpo con su brazo sano. — ¿Qué Yeonjun no había invitado a bluejay también? — Pregunta y Jongseong asiente.

Rasca un poco su cabeza, esbozando una sonrisita nerviosa.

— Digamos que... Sí tendrá a Jay en su gala y él lo sabe. Probablemente todo el campus también porque lo grité. — Hace varios ademanes con sus manos a lo que al repasar sus palabras Jungwon lo mira impresionado.

— Eres asombroso. — Dice completamente hipnotizado. — Te amo. — Lo abraza, hundiendo su cabeza entre su cuello y Jongseong corresponde con una amplia sonrisa.

— También te amo, Jungwon. — Acaricia sus cabellos marrones, dándole un asentimiento al peligris que los observaba con calma junto a un rubio de lentes.

Yang Jungwon finalmente estaba cosechando todo el amor que por años sembró.



[ Últimos capítulos. ]


Subo este capítulo hoy y probablemente el 18 el lunes, aún tengo detallitos que discutir con mis otras dos personalidades a las 3 a.m. sobre el fic.

*guiño* *guiño* 

ajsjkdjd perdón, he estado viendo mucho Moon Knight. Total, solo quería avisar que probablemente esté editando el soundtrack en estos días a medida que el final esté más cerca. Aunque una parte de mi se niega a soltar Between Seams, pero todo lo bueno tiene que terminar:(

¿También sienten orgullo por Jungwon? Yo sí, mi wawa por fin mandó al diablo a Heeseung  😭 #orgullo

Nos vemos en el capítulo 18.

Les quiere.

 — Jae.

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