𝐎𝐧𝐜𝐞: El enigmático bluejay

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—— CHOI YEONJUN SE AUTOPROCLAMÓ A SÍ MISMO como el fanático número uno del enigmático diseñador conocido por el mundo de la moda como "bluejay" desde que conoció su trabajo por pura casualidad hace casi tres años. Desde entonces, le siguió la pista y no se perdió ninguna de sus publicaciones, era habitual verlo dándole corazoncitos a todo lo que él subiera y comentando lo mucho que adoraba sus creaciones. Yeonjun lo respetaba y lo admiraba a cantidades abismales, tanto que lo consideraba una de sus inspiraciones más grandes y no dudaba en nombrarlo como referencia cada que una ocasión se presentaba. 

— ¿Qué hay de ese chico que mencionaste? — Dice Jung Wooyoung, mejor amigo de Choi y compañero diseñador, haciéndolo apartar su vista de la tableta que tenía entre sus manos, en la cual se podía apreciar el perfil de su ídolo y mayor inspiración abierto. 

— Oh, ¿Park Jongseong? — Habla Hwang Hyunjin, rememorando que el castaño lo ha mencionado en diversas ocasiones. Recuerda habérselo topado repetidas veces entre los pasillos de la facultad, sin embargo, jamás han cruzado palabra. Pero conocía su trabajo y justo ahora, eso era lo único que necesitaban.

— ¡Jongseong es genial! ¡Deberíamos invitarlo a unirse! — Chilla Jang Wonyoung con alegría enterneciendo a Oh Seungmin que se encontraba a su costado. La pelinegra mira suplicante al mayor, quien da un suspiro lastimero.

— Créeme que me encantaría invitarlo, pero está demasiado ocupado con su proyecto para la feria. No quisiera que se sintiera saturado si voy y le propongo participar en nuestra gala. — Hace una mueca a lo que la diseñadora menor responde con un mohín. 

— Entonces creo que tenemos que seguir buscando, ¿Algún posible candidato? — Inquiere Kim Minjeong a sus compañeros, quienes se miran entre sí, expectantes. Ella resopla al ver que nadie aporta nada.

— ¿Qué hay del chico azul? — Seungmin pregunta, cruzándose de brazos para mirar al castaño. — Tiene fotos de Starlight en su perfil, es probable que sea de por aquí, podríamos intentar invitarlo. — Opina y a Yeonjun parece que le brillan los ojos de la ilusión. 

— ¿Bluejay? ¡Buena suerte intentándolo! Tiene más de ocho millones de seguidores, jamás responderá. — Habla Hyunjin con desesperanza, haciendo señas con sus manos para expresar que esa no era un opción. Wonyoung, quien se ha apoderado de la tableta de Choi, se encuentra revisando el perfil del dichoso candidato.

— Tiene un estilo parecido al de Park Jongseong. — Señala inocentemente y todos sus amigos la miran descolocados. — ¿Qué? ¿No lo habían notado?

Minjeong, quien usaba Winter como su pseudónimo de diseñadora, se vira hacia el castaño. 

— Invítalo, si no podemos tener a Jongseong, nos vendría bien un poco de su estilo. — Apunta al dispositivo sostenido por la pelinegra y Choi, quien ha dejado de escuchar desde que mencionaron la similitud, asiente ido.

¿Jongseong y Bluejay teniendo estilos similares? ¡Definitivamente no! Park era más tranquilo con sus diseños, los enfocaba en diferentes aspectos dependiendo de sus modelos y desbordaba alegría con los colores que escogía, en cambio Blue era completamente sobrio y serio, siempre orbitando a colores neutros en su mayoría y derrochando elegancia en cada publicación. ¡No coincidían en nada! ¡Eran prácticamente polos opuestos!

Aunque la semana anterior, el diseñador recuerda haber visto a Jongseong vestido de traje acompañado de Yang Jungwon, enfundado de la misma manera. El cabello negro y la seriedad que este parecía emanar le causó curiosidad, sin embargo, no indagó porque esos eran asuntos del ahora azabache. Pero ahora, es inevitable que Choi sienta una pizca de curiosidad. 

¿Wonyoung tenía razón? Da un vistazo a la tableta sostenida por la chica mayor y después, trata de recrear en su mente algún trabajo de su compañero de clase. No, seguía sin ver similitudes.

Con eso se dice a sí mismo que la pelinegra se equivoca. Sacude su cabeza y termina aceptando con la única condición de ser él y sólo él quien le escriba a su ídolo. A regañadientes sus compañeros aceptan y lo dejan para que pueda redactar correctamente sus mensajes.

Una vez que se encuentra solo al interior de su habitación, se pregunta nuevamente; No hay manera de que Jongseong y Bluejay tengan cosas en común, ¿No?





Jongseong se encontraba apacible, bebiendo los restos de su refresco de manzana con ayuda de una pajilla de papel. Su salida con Lee Heeseung resultó ser bastante amena, aunque incómoda pues el pelirrojo alardeó gran parte de la charla que tuvieron sobre sí mismo. Pero eso no era malo para el diseñador, tal vez el chico tenía demasiado amor propio y por eso quería relucir todas sus destrezas, o quizás era todo lo contrario. Cuál fuese la razón, no estaba en sus próximos planes que la ocasión se repitiera, pues tenía que centrarse en un proyecto y además, su corazón estaba siendo conquistado por un lindo chico de ojitos de gato y prendas oscuras y quería darse unos instantes para dejarse llevar por ese fuerte pero acogedor sentimiento que empezaba a nacer en su pecho.

Lee se había tenido que retirar hacía ya media hora, pues algo había surgido de improvisto. Park simplemente agradeció por la comida invitada y se despidió con una sonrisa, sintiéndose aliviado cuando se encontró en soledad y pudo respirar correctamente, pues aunque no lo deseara, las palabras dichas anteriormente por Yang lo hacían estar en un pequeño estado de alerta.

Pese a que Heeseung le parecía agradable a simple vista, prefería ser cauteloso, sólo por si acaso.

— ¿Le interesan? Puedo mostrárselos si gusta. — La dueña del puesto en el cual ha permanecido indagando con curiosidad le ofrece, Park asiente y esboza una sonrisa cuando la mujer le tiende dos brazaletes de hilos casi idénticos, los cuales variaban únicamente al uno ser de tonalidades azules y amarillas mientras que el otro, sobresalía al poseer azul y naranja.

De inmediato, la combinación lo hace pensar en cierto bailarín. Era la misma razón por la que lo había tomado, Jungwon llegó a su mente en cuanto lo vio al salir de la recién inaugurada, Engene's pizzería y comenzó a indagar entre las calles de Vancouver repletas de puestos ambulantes.

¿Sería muy pronto para hacerle un regalo de ese tipo? Jongseong quería creer que no. El bailarín le había dado pequeñas cosas desde un inicio, aunque éstas eran siempre comestibles y dulces, cosa que le fascinaba al diseñador pues era un amante de la chuchería. Park a diferencia, era más de regalar detalles usables como brazaletes, collares y hasta algunas prendas que él diseñaba, sus amigos podrían confirmarlo pues prácticamente el mayor había llenado sus vestidores con sus múltiples regalos.

¿Jungwon estaría de acuerdo si Jongseong le daba esos detalles? El azabache había notado que el castaño tenía cierta complicación para aceptar ayuda, por ende, también cierta incomodidad por recibir regalos. Jongseong le había dicho en tono de broma que era un orgulloso por no dejarse apoyar o mimar un poco, pero lejos de la intención de molestarlo con ello, le había intrigado ese aspecto en él.

Parecía que el chico siempre quería cargar y lidiar con todo él solo.

Yang no quería ayuda ajena, le disgustaba. Lo sospechó al ver su gesto de disgusto cuando mencionó tener que haber pedido prestado un vehículo motorizado ajeno para poder trasladarse porque el suyo se había averiado y por su largo suspiro cuando confesó que las prendas que había vestido en la gala (a la cuál no asistieron finalmente) no le pertenecían a él, sino que eran de Sim Jake, quien prácticamente lo había forzado a usarlas.

Sus amigos siempre buscaban apoyarlo, a Jongseong no le costó verlo. Nishimura era más demostrativo, llevándole pequeñas porciones de comida a su trabajo y buscándole pequeños sitios para que pudiera dormitar aunque fuesen unos segundos en los recesos para reponerse un poco de sus múltiples labores. En cambio, Sim era más cauteloso, procurándolo a la distancia y permitiéndole descansar en su dormitorio para que el chico no tuviera que trasladarse hasta el hogar que compartía con su abuela a altas horas de la noche, pues sus jornadas siempre concluían cuando el sol se escondía y la vida nocturna se encendía. Su beca no cubría el asentamiento en los dormitorios y Yang no estaba en condiciones de pagárselo, aunque tampoco deseaba hacerlo, pues prefería estar con su abuela para cuidarla ahora que ella más lo necesitaba, sin embargo, era inevitable que de vez en cuando, terminara durmiendo dónde Sim pues su cansancio era demasiado como para dirigirse a otro lugar que no fuera el campus universitario, ya que prácticamente quedaba a solo unas cuantas cuadras de su lugar de trabajo.

Un día, Sim Jake se había aproximado a él. Jongseong no iba a mentir, se sintió levemente cohibido pues el chico no dejó de analizarlo por un largo rato hasta que le preguntó esforzándose por sonar amable para no demostrar su incomodidad, que si podía ayudarlo en algo. Jake negó, extrañando al diseñador, sin embargo, todo se aclaró cuando el nombre de Yang Jungwon salió de sus labios.

Sé que tal vez sonará extraño, pero por favor, ayuda a Jungwon. — Había dicho el fotógrafo. Jongseong alzó una ceja con extrañeza al no comprender a qué se refería, se preguntó si acaso había ocurrido algo con el bailarín y estuvo a punto de cuestionarle sobre ello, empero, Sim se adelantó. — Se está saltando clases por trabajar, Riki y yo intentamos disuadirlo pero es terco, no sabemos por qué está tan aferrado a ganar dinero, no nos dice nada, pero lo conocemos y parece desesperado. Nos preocupa que pueda perder su beca por ausencias, ya de por sí está en la cuerda floja por lo que pasó con Heeseung en su primer año.

Tal vez tú puedas convencerlo de no faltar, no desistirá de trabajar, pero al menos lograrías que busque otros horarios. A ti no es capaz de negarte nada.

Acabó por comprobar las palabras de Sim el instante en el que le ofreció al castaño adelantar la paga que acordaron por todo el apoyo que le estaba dando en su proyecto al haber aceptado ser su modelo y aunque Jungwon se negó un par de veces, acabó rindiéndose ante la insistencia y mohín de Park.

O Jongseong sabía convencer muy bien a las personas, o Yang era totalmente débil ante Park.

— Voy a llevarlos. — Dice finalmente, tendiéndole un poco más de la cantidad de dinero especificada en un letrero al costado de los estantes donde colgaban brazaletes multicolores. La mujer está por devolverle su cambio, pero Jongseong se adelanta y le indica que conserve el restante.

Una vez que tiene esa inesperada pero grata compra resguardada en uno de los bolsillos de su chaqueta, se dispone a volver a su dormitorio en el campus de su facultad. Marcha con tranquilidad entre las calles repletas de puestos ambulantes mientras da rápidos vistazos a su celular para revisar sus notificaciones. Tal vez era un mal hábito, pues había gran probabilidad de que chocara con algo o tropezara, pero esos instantes eran los únicos en los que podía tomarse un respiro solo para brincar a otro mundo más complejo, en el cual era conocido por la máscara de bluejay.

Sunwoo y Sunghoon eran los únicos que conocían esa parte del mayor, esa que quería saltar a la fama y demostrar todo su talento pero que estaba tan temerosa, que se negaba a mostrar su rostro y su verdadero nombre, por eso, se escondía detrás del pseudónimo de Jay y cuidaba con suma cautela que nada de lo que posteara en su Instagram pudiera delatar que Park Jongseong era el enigmático bluejay, a quien muchos admiraban y morían por conocer.

Jongseong en ocasiones se sentía tentado a revelar su rostro, le daba curiosidad las reacciones que podría causar aquello, también quería poder alzar la cabeza con orgullo y decir "Yo soy Jay", sin embargo, el impulso de valentía que le da cuando esa idea cruza por su mente se borra en un instante en el momento en que recuerda que posee más de ocho millones de seguidores y el revelar su identidad prácticamente significaría despedirse de su vida tranquila y rutinaria.

Park estaba bien así, con sus días repetitivos en donde lo único que hacía era ir a estudiar, trabajar en el taller de confección y si le sobraba tiempo, acudir a Starlight a consentirse un poco con sus postres favoritos y últimamente, pasar tiempo con el joven bailarín.

Pero si estaba bien con la normalidad en sus días, ¿Por qué sentía en su pecho un vacío al abrir su red social favorita? ¿Por qué se sentía triste cuando veía a Choi Yeonjun, su compañero de carrera e influencer, subir nuevo contenido, en dónde se veía una sonrisa brillante en su rostro?

Tal vez Jongseong ya no deseaba la tranquilidad de la misma manera que antes. Quizás a eso se debía su alocado impulso de la semana anterior en dónde estuvo a punto de revelarle a Yang quién era en redes sociales. No era simplemente el hecho de que confiaba en el menor, era la calma que este le transmitía la que había vuelto su interior un caos e impulsó ferozmente a Jay a añorar salir del anonimato. Con Jungwon a su lado, se sentía como si fuera capaz de todo, de hacer y deshacer el mundo a su voluntad y a Jongseong aunque le abrumaba un poco por lo rápido que había aflorado, le gustaba ese sentimiento.

Yang Jungwon estaba, lenta y cautelosamente, sacándolo de su zona de confort. Revolucionando su mundo e impulsándolo a hacer cosas a las que jamás se había atrevido, es decir, ¡Tan solo mírenlo! El diseñador nunca se había sentido tan confiado. ¡Le iba a dar un regalo al chico que le gustaba!

Jongseong aún no era capaz de creer en su totalidad que él había sido el primero en admitir lo que sentía, pues aunque no era primerizo en cuanto a temas sentimentales se refería, en anteriores ocasiones él nunca había dado el primer paso. Por eso no se atrevió a acercarse a Lee Heeseung cuando este captó su atención en su primer año, aunque ahora que lo analiza profundamente tras haber convivido con él, se da cuenta que lo que creía sentir de atracción era más una profunda admiración por lo talentoso y dedicado que este era a la danza contemporánea.

Su atención es capturada por el sonido de su celular, indicando una notificación entrante. Está acostumbrado a que suene constantemente debido a la periódica actividad con su Instagram proveniente de su público, sin embargo, la tonada que emitió el aparato estaba destinada para anunciar la entrada de mensajes directos, así que se frenó unos instantes al interior de un parque que debía atravesar para llegar a su destino. Probablemente se trataba de un mensaje de alguno de sus seguidores o algún ofrecimiento de marcas para patrocinios o publicidad, sin importar cual fuera, Jongseong siempre intentaba responder lo más cortés posible, claro, tanto como sus torpes habilidades sociales le permitieran pues a pesar de que resultaba ser algo parlanchín cuando tomaba confianza, eso no significaba que fuera un pajarito social, en ese caso Kim Sunwoo lo rebasaba con creces.

No revisó desde la bandeja de entrada, automáticamente ingresó a la aplicación y fue al apartado de mensajes, sintiendo cómo se le escapaba el aire de golpe cuando reconoció al destinatario.

El corazón comenzó a latirle más deprisa y sus manos dieron pequeñas sacudidas nerviosas. Mordió su labio, reuniendo el valor suficiente para abrir la conversación y en cuanto lo hizo, todo su ser entró en alerta. Sabía que debía calmarse y dejar de leer las palabras escritas una y otra vez tal como disco rayado, pero se sentía incapaz de frenarse. 

Su pecho se oprimió, por lo que jaló aire con más fuerza. Oh santa mierda, ¿Eso era...?

¡No! ¡Tenía que calmarse! Ya conocía como hacerlo, lo había tenido bajo control por mucho tiempo (exceptuando el día de la fiesta de Beomgyu, pues en esa ocasión no se encontraba en sus cinco sentidos). ¡Solo debía respirar! Contar del diez al cero y pensar en algo que le diera tranquilidad. ¡Era sencillo!

Pero...

Si era tan sencillo, ¿Por qué sentía que le costaba respirar cada vez más?

Inevitablemente, comenzó a desesperarse al verse incapaz de controlarlo por sí solo.

Tembloroso, caminó a pasos torpes y se dejó caer con brusquedad sobre un banca. Dio varias bocanadas de aire mientras buscaba con dificultad el contacto de la primer persona que se le vino a la mente. El nombre de Park Sunghoon se pintó en la pantalla, sin embargo, el primer tono sonó.

Después el segundo.

Por último, el tercero. No hubo respuesta.

Decidió intentarlo con Kim Sunwoo, pero la llamada ni siquiera entró. Sintió un escalofrío y las ganas de romper en llanto le provocaron un pesado nudo en la garganta. 

Deslizó sus dedos por toda la lista de contactos y su cuerpo se movió por sí solo, tal vez era la necesidad de escucharlo o la desesperación del momento, pero terminó presionando el nombre de Yang Jungwon sin dudarlo ni un segundo.

Llamando... El primer tono sonó.

— Por favor... — Rogó en un susurro.

Vino el segundo timbre. Jongseong sintió la primer lágrima descender por su mejilla.

Por último, el tercero. 

— ¿Jongseong? — La voz del bailarín resonó a través del aparato, enviando una corriente eléctrica por todo su cuerpo. Jungwon arrugó el entrecejo, extrañado. En esos instantes el mayor debía continuar en su salida con Lee Heeseung, por lo que su llamada le parecía algo confuso. ¿A caso habría sucedido algo con el pelirrojo? Jungwon sintió su sangre hervir de solo pensar en Lee haciéndole daño al chico que le gustaba, si eso ocurría, Yang era capaz de perder los estribos pese a que nunca se había caracterizado por ser alguien violento, pero simplemente Heeseung ya lo tenía harto, no pensaba permitir que se metiera nuevamente con aquellos a los que amaba. — ¿Estás...?

El azabache lo interrumpe.

— N-no puedo respirar. — Balbucea entre sollozos y es ahí cuando Yang nota que el mayor se encuentra llorando. De inmediato sus alarmas se encienden y acaba brincando de su asiento tal cual resorte, llamando la atención de su abuela quien reposaba tranquilamente sobre la camilla del pulcro hospital. Es lo único que el mayor alcanza a pronunciar y a Jungwon se le estruja el corazón al oírlo. 

No puede evitar preguntarse qué le ha ocurrido para que esté tan alterado, pero de pronto, su cerebro recuerda un pequeño detalle.

¡Claro! Que tonto, Yang.

— Seonggie... — Lo llama suavemente, sintiendo sus mejillas calentarse cuando pronuncia ese apodo meloso. — Todo está bien, estás bien. Sigue mis pasos, ¿Sí? Inhala. — Le indica con cautela y Jongseong, torpemente, hace lo dicho. — Exhala. — Suelta el aire de manera temblorosa. — Muy bien, ahora de nuevo. Inhala y exhala. — Repiten el ejercicio un par de veces más hasta que los sollozos angustiados del mayor se frenan, haciendo que Jongseong se sienta aliviado. 

— Gracias... — Murmura apenado, con la manera tierna en la que el menor lo llamó resonando en su mente. Yang susurra un suave "de nada", después, hay un torpe silencio en la línea, pues ambos chicos se encuentran esforzándose en encontrar palabras.

— ¿D-dónde estás? Iré por ti. — Dice volteando a ver a la mujer mayor en la habitación. Ella le alza el pulgar en señal de aprobación, haciendo que el tenue rojo en su rostro se incremente de sobremanera.

Jongseong duda unos instantes, sintiéndose apenado de haber acabado llamando al bailarín en medio de su colapso. 

¿Cómo rayos se le había ocurrido eso? ¡Probablemente ya lo había asustado con su crisis de ansiedad!

Park ahora estaba que deseaba llorar de la vergüenza.

— P-parque Belift. — Musita, pese a ello Jungwon alcanza a comprender.

— Voy para allá, espera ahí por favor. — Pide y Jongseong asiente tontamente. En el instante en el que se da cuenta de lo que ha hecho, se palmea el rostro. Idiota, él no puede verte.

— Sí. — Dice. Suelta un suspiro una vez que Yang cuelga la llamada y de inmediato se cubre el rostro con las palmas y patalea. Los transeúntes voltean a verlo intrigados por su arrebato, sin embargo, a Park le importa en lo más mínimo en esos instantes.

¿Qué iba a decirle al chico ahora? ¿Qué entró en pánico y colapsó por unos simples mensajes de su famoso compañero de clase? ¡Definitivamente no! Quedaría totalmente expuesto ante el bailarín y se negaba rotundamente a ser visto como un exagerado. Si Yang lo veía como tal, se sentiría muy triste y decepcionado.

Se incorporó de la banca en el instante en el que sintió pequeñas gotas golpear su cabellera azabache. ¡Genial! ¡Lo que faltaba! Había comenzado a llover pese a que todas las predicciones decían que eso no sucedería. Jongseong comenzó a maldecir internamente a todos los pronósticos existentes mientras corría a esconderse debajo del techo de un quiosco en busca de resguardarse de la lluvia que comenzaba a arreciar. Con ello, no pudo evitar sentirse nervioso por el castaño, ¿Estaría conduciendo su motocicleta en medio de ese clima? Park, pese al deseo que tenía muy escondido en el fondo de verlo, esperaba que se haya refugiado en algún lugar.

— Estúpido clima. — Masculla, pateando lejos una piedrita que se le cruzó en el camino. El parque se había vaciado de gente en cuanto las primeras gotas comenzaron a caer y él se sintió demasiado avergonzado de ser el único que quedó atrapado ahí. Largó un profundo suspiro, mordiendo su labio después de tal acto.

Recordó el motivo por el cual había acabado así, los mensajes inocentes de Choi Yeonjun que le hicieron sentir como si el mundo se le viniera encima. Claramente esa no fue la intención del diseñador mayor, él simplemente le había extendido una invitación a formar parte de una gala que estaba organizando en conjunto esperando poder colaborar con bluejay, a quien a leguas se notaba, admiraba a cantidades abismales. Jongseong era muy consciente de lo maravillado que Yeonjun estaba por su trabajo, leía cada uno de sus comentarios a sus publicaciones y aunque había querido responder en varias ocasiones, no había podido hacerlo nunca, pues seguía sintiéndose muy pequeño ante Choi. Con los mensajes, se sintió acorralado. De verdad que quería aceptar y participar en conjunto con los amigos del castaño, tenía una sospecha de quienes eran los demás diseñadores que mencionó y la sola idea de trabajar codo a codo con los mejores de todo Vancouver lo emocionaba, sin embargo, el pensar en que hacerlo implicaba revelar quién era lo hacía temblar. 

Lo deseaba, claro que sí. Pero estaba demasiado asustado para aceptar.

Quizás, lo mejor era rechazar su propuesta. Aunque no sabía exactamente cómo hacerlo, tendría que pensar en una manera de hacerlo que no hiriera al mayor. Con ese pensamiento en mente, se recostó contra el barandal oscuro de la construcción, viendo la lluvia caer ahora a un ritmo más lento, llenando el ambiente de una suave tonada que lo hizo suspirar por segunda ocasión.

Eso, hasta que la calma fue interrumpida por el rugido del motor de un vehículo que reconoció solo por el chico que viajaba en él. Jongseong abrió sus párpados con sorpresa cuando vio a Yang Jungwon descender de su motocicleta recién reparada completamente empapado, sin embargo, el chico parecía no darle importancia a ello, pues en cuanto lo visualizó bajo el umbral donde se refugiaba, corrió en su dirección.

— ¿Estás bien? — Es lo primero que dice una vez que se encuentran frente a frente, Yang sitúa sus palmas sobre sus mejillas y les brinda suaves caricias, haciendo que el rostro del mayor se acalore. — Me preocupé mucho, vine lo más rápido que pude pero la estúpida lluvia me atrapó a mitad de camino. Aun así conduje, porque no podía dejar de sentirme inquieto, quería ver con mis propios ojos que estabas bien ahora... — Jungwon habla frenéticamente, apretando los mofletes del mayor. Jongseong escucha atentamente cada palabra del castaño y sus ojos acaban por brillar fascinados por el chico.

Yang había conducido entre la lluvia solo para asegurarse de que se encontrara bien. ¡Maldición, cada día caía más! Jungwon debía detenerse en ese mismo instante antes de que el diseñador cayera completamente enamorado.

Aunque, ¿A caso eso sería malo? Park no veía ningún problema con terminar amando al bailarín.

— Jungwon. — Lo llama, cortando su habla inquieta. — Estoy bien. — Responde con algo de dificultad debido al agarre de Jungwon. Él no responde y se queda analizándolo unos instantes solo para cerciorarse de que dice la verdad y no sólo se tratan de palabras para calmarlo. Una vez que se ha asegurado de su estado a profundidad, lo suelta lentamente, haciendo que el diseñador sienta un ligero vacío en su pecho ante la falta de contacto. Tiene que morderse el labio para evitar hacer un mohín.

Jungwon asiente. Abre su boca pero se retracta al instante, quiere preguntar por lo que ha sucedido, sin embargo, teme resultar invasivo. No se ha dado cuenta que ha boqueado en repetidas ocasiones, dándole una imagen algo graciosa al diseñador quien ríe levemente. Jongseong sitúa una de sus manos detrás del cuello del menor y aprieta levemente su cabello entre sus dedos. El bailarín está empapado de pies a cabeza pero incluso así luce malditamente atractivo con parte de su cabello castaño adherido a su frente y las mejillas sonrosadas por el frío que le provocan sus ropas mojadas y la leve brisa que los sacude. 

El azabache usa su otra mano para apartar sus cabellos a un lado, dándole total acceso a la frente del menor donde deposita un casto beso que hace enrojecer hasta las orejas al menor. 

Pero la situación no se queda ahí, maldito Park Jongseong que parecía no tener piedad del pobre corazón del castañito. El mayor acaricia la barbilla del de mechas con su izquierda y antes de que pueda prevenirlo, es halado hacia el frente por este, provocando que sus bocas colisionaran bruscamente. El diseñador intentó apartarse, sin embargo, Yang no se lo permitió. Colocó una de sus manos sobre su cintura y lo atrajo hacia él nuevamente, apoyándolo sobre el barandal en un hábil movimiento para evitar que este quisiera huir nuevamente y se concentró totalmente en la boca ajena. Sus labios se unieron en un beso suave y tranquilo, pero que muy en el fondo, aguardaba todo el anhelo que habían tenido de aquello. Yang no había querido apresurar las cosas para no asustar al mayor, pero desde hace mucho tiempo contenía las ganas de probar esos belfos carnosos, así que olvidándose de todo su autocontrol, hundió sus dedos en la cabellera ajena y lo empujó más hacia sí, claro, si es que eso aún era posible considerando que se encontraban devorándose el uno al otro tan pegados que ni el aire era capaz de traspasar entre ellos. Park da leves mordidas sobre el belfo inferior del menor, cosa que lo hace gruñir y acabar inclinándose sobre su mayor para posar ambas manos en su cadera. Yang no se queda atrás y pide permiso para introducir su lengua, cosa que este acepta más que gustoso.

Transcurridos unos instantes de caricias y suspiros profundos, se separan. Quedando con sus frentes unidas e incapaces de poder separar sus manos del otro. Yang está aferrado a la cintura de Park mientras este no aparta sus brazos de su cuello. Jongseong sonríe y se alza levemente de puntitas para tocar la punta de la nariz del menor con sus labios.

— Gracias por venir, Jungwonie. Eres mi salvador. — Dice, para volver a abalanzarse sobre la boca rojiza del menor.

A partir de ahí, las cosas no pararon de crecer entre ellos a tal punto de que Jongseong le permitió a Jungwon conocer al enigmático bluejay y más aspectos de su vida, depositando así su total confianza en él.



¿Yo? Yo quería subir esto el 14 como regalo para ustedes y para mi bestie, pero no me salió la movida porque me extendí, casi 5,000 palabras, wao. En fin, no pago ambulancias por los desmayos, ya me hacía falta algo de accIÓN, el slowburn me mata cuando lo escribo yo. Whatever, feliz día del amor y la amistad atrasado<3

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