Capítulo 14

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— Me encanta tu olor a magnolias, hyung. — Comentaba Hoseok trazando delgadas líneas con una de sus uñas sobre la pálida piel de aquel cuerpo desnudo yaciente a su lado. — La textura de tu piel, tu cabello, esa mirada felina y tan dura por momentos que no parece ser la de un omega tan entregado como tú.

— Sabes que no me gusta que recuerdes mi triste posición como un omega.

— No te discriminan por serlo, te respetan, te dan tu lugar. Antes era feliz siéndolo.

— Lo era, fui el omega más feliz cuando encontré a mi destinado, un alfa ejemplar que me cundió en amor y atenciones. Lo fui el día que fui marcado y llevaba esta marca que ahora se tornó grisácea, esta que a veces amanece picándome, ardiéndome y hundiéndome en el dolor. Fui un omega con el que su alfa jamás cerró el vínculo a pesar de estar a su lado por tantos años.

El pulgar que acariciaba la línea de aquellos labios se elevó hasta las mejillas para secar las lágrimas que descendían antes de que el omega lo apartase con cierta brusquedad no buscada para levantarse.

— Creo que es hora de prepararte para marchar, si descubrieran que estás aquí conmigo, los de tu manada incendiarán media ciudad. — Tenía razón, si lo descubrían entrando en un territorio prohibido, perdiéndose entre las sábanas de un omega ya tomado, las repercusiones serían una catarsis peligrosa.

El beta estaba consciente que a pesar de tener la libertad para estar con quien quisiese, ese omega al que con el tiempo había aprendido a querer cuando todo lo que buscaban era consolarse mutuamente dada sus situaciones con sus parejas, ese rubio de mirada penetrante que caminaba sin ganas hacia el baño no era para él. No debió haberse atrevido a posar siquiera su mirada en alguien que tuvo que permanecer invisible para él, pero no lo logró por mucho que intentara refugiarse en otros lugares. Solo ahí, en ese nido prohibido es donde realmente volvía a sentirse bien por momentos.

Quería quedarse ahí, al menos algunas horas más pero el resonar de su teléfono lo regresaba cruelmente a la realidad. No quería atenderlo, sabía que esas eran responsabilidades pero, ya fuera Jungkook o Namjoon quien lo estuviese llamando, si no contestaba, tendría que responder una serie de preguntas que no quería responder porque cada palabra que salía de su boca, su esposo la analizaba al punto en donde por momentos le hacía creer que ya estaba al tanto de todo. Era difícil esconderle algo a Namjoon, a él no podía mentirle si era interrogado.

Sin embargo, la llamada recibida no era de ninguno de los dos, sino de uno de sus informantes, recibiendo la confirmación de que el Titanic había vuelto a atracar en el puerto. Bajo la atenta mirada de su hyung, comenzó a vestirse gran velocidad mientras intentaba marcarle a su jefe y esposo. Namjoon no contestaba y eso lo estaba enloqueciendo porque él jamás dejaba su teléfono de lado, en un momento como ese, era terrible que lo estuviera haciendo.

— Reunión en el puerto en una hora. — Habló Hoseok cuando escuchó la adormilada voz del alfa con quien se casó.

Algo confundido separó el teléfono de su oreja para ver la hora y ya eran pasadas las diez de la mañana. Namjoon era como la golondrina que despertaba con el amanecer. Sin embargo, lo que más lo confundió fue escuchar la voz que se quejaba y pedía volver a dormir, una voz que él reconocía bien e hizo que el agarre sobre su teléfono se afianzara, que todo movimiento se detuviera mientras fruncía su ceño.

— ¿E-Estás con Jimin? — Indagó por alguna razón con su voz quebrada pese a no tener derecho de tenerla de ese modo. No creyó que eso fuera posible pero a pesar de todo, de estar incluso preparado para ello, dolía. — ¿Pasaste la noche con tu destinado?

— ¿Eh?— Hizo un ruido torpe mientras abrazaba a un Jimin que se quejaba por ser despertado. — Ah, sí, ayer hablamos y nos quedamos dormidos conversando. Igual ya estoy despierto, ya salgo para el puerto, nos vemos en el hangar que se encuentra a tres kilómetros de ahí. — Avisó y el beta no pudo hacer más que asentir, recordando la presencia de su hyung en la habitación, viéndolo vestirse también. — Yo llamaré a Jeon, tú encárgate de avisarle al resto de nuestros hombres y manejar todo con discreción.

— Entendido. — Fue lo único que pudo responder antes de terminar la llamada y caminar hacia el mayor que batallaba con sus pantalones. — H-Hyung... — Musitó estirando la mano que fue rehuida.

— No tienes que explicarme nada, Hobi. H-Hoseok. — Corrigió rápidamente peinando su cabello. — Ambos tenemos que regresar a la realidad que resta tras unas ficticias horas de felicidad.

— No son ficticias, no para mí, hyung. — Se acercó para acariciar su rostro por mucho que el mayor lo esquivó. — Los dos seguimos teniendo a los licántropos con quienes nos casamos en nuestros corazones aun cuando sabemos que nada es lo que solía ser. Mucho más tú porque a diferencia de mí, tu esposo aún te ama, es más que solo compañerismo.

— ¿Me ama? — No lo creía, aun cuando su comportamiento seguía siendo casi el mismo a excepción de algunos días salteados, su marca le iba avisando que este no le correspondía igual. Su vínculo estaba en peligro y lo sabía aunque no hubiese querido hablar jamás de ello por temor a que las palabras dichas se volvieran reales. — Supongo que tienes razón pero ya vete, tienes mucho que hacer.

— ¿Me das un beso? — Pudo ver la duda en el contrario que al final cedió cerrando sus ojos a la espera del beta que apresó sus labios para fundirlos en un lánguido beso.

Namjoon quedó por segundos perdidos mirando su teléfono y luego al cuerpo pegado al suyo que se removía refunfuñando. No pudo evitar sonreír ante la imagen de Jimin que tenía delante, el dulzor de su aroma intensificado, su semblante relajado. Con todas las barreras bajas mientras su enmarañado cabello y abultados labios le daban ese toque que no había podido atestiguar antes, luciendo más aniñado y delicado de lo que el verdadero Jimin era.

— ¿Quién demonios te despierta tan temprano?

— Hoseok. — Contestó viéndolo estirarse sobre ese colchón en el que supuestamente solo se iban a sentar para conversar y en el que terminaron dormidos hasta ese momento. Los ojos del menor se abrieron y podría jurar que su corazón se detuvo cuando hicieron contacto visual, cuando parpadeó varias veces para acostumbrarse a la tenue claridad que entraba tallando sus ojos. — Buenos días.

— Buenos días. — Respondió incorporándose rápidamente cuando volvió a caer en cuenta dónde y con quien estaba.

No es que hubiesen hecho nada, no se besaron, ni siquiera se rozaron hasta que ambos cayeron dormidos, pero se sentía extrañamente desnudo y expuesto pese a toda la ropa que llevaba. Con una sonrisa, el mayor se incorporó acomodándose su ropa, calculando el tiempo restante antes de la hora en que debían encontrarse.

— Según lo que escuché creo que ya deberías marcharte, ¿no? — Indagó Jimin recibiendo un asentimiento como respuesta.
Unió y separó sus palmas en un aplauso como si estuviera haciendo estiramiento matutino para calmar esa necesidad que tenía de acercarse a los labios sellados frente a él. No fue suficiente, contra todos sus pensamientos eliminó la distancia entre el mayor y él para besarlo, encontrándose con alejamiento que no se esperó.

— N-No pienses que no me gustaría besarte. — Se apresuró a decir Namjoon tomando sus manos para que no se alejara del todo, viendo el sonrojado y avergonzado rostro del omega. — Por la Luna, sabes que moriría por hacerlo pero todavía debo organizar mis ideas, tú debes organizar las tuyas también. No creo que todo haya cambiado luego de una noche de plática. Tengo que pensar sobre lo que me has dicho de ti y el Alfa Mul, yo no sé aun si podría soportar que tengas esa clase de intimidad con otro ya sea alfa o no. Sería peligroso incluso para nuestras manadas si yo no lograse controlarme y lo atacara.

— ¿No me besas por Taehyung?

— Como bien me dijiste, las líneas entre ustedes están difuminadas y con muy baja opacidad. O sea, ustedes se besan, tocan, han llegado y me dejaste claro que podrían en cualquier momento volver a ir mucho más allá. Incluso con Hoseok yo tengo un límite, no sé muy bien cómo podría funcionar todo esto conmigo. Necesito pensar en todo lo que hemos hablado ayer, vayamos lento, ¿de acuerdo?

Eso estaba tomando a Jimin por sorpresa, al parecer esa alfa había estado hablando en serio y aunque le agradaba todo, estaba procesándolo. No esperó esas palabras, no esperaba toda situación en lo absoluto pero lo comprendía porque él mismo necesitaba organizar sus ideas, salir de la bruma de esa noche y pensar todo con claridad. En esos momentos existían cosas más importante que su destinado o su relación sentimental con un alfa al que le había estado huyendo hasta horas atrás, tenía que pensar con claridad.

— Estoy de acuerdo. — Respondió firme viendo unos hoyuelos formarse en el rostro del mayor que acarició su mentón con suavidad. Por segundos permanecieron sin moverse, mirándose fijamente hasta que volvió a sonar el teléfono de Namjoon. — ¿Hoseok? — El alfa asintió y Jimin solo rodó los ojos terminándose de abrochar las botas que no se había vuelto a poner desde que se transformó la noche anterior.

— No puedo comunicarme con Jungkook, ¿lo llamaste?

— En eso estoy, — mintió — lo intentaré nuevamente ahora. — Terminando esa llamada, le marcó a Jungkook.

— ¿Sí? — Contestaron la llamada y Namjoon tuvo que cerciorase que estaba marcando el número de su jefe. — ¿Quién habla?

— ¿Jungkook?

— ¿Jung-? — La vos se cortó por segundos y el peligris supo que al igual que él, su jefe había pasado la noche acompañado por alguien de la manada Mul. — ¡Oh mierda! Oye, Lobito, te llaman, tomé sin querer tu teléfono creyendo que era el mío, suenan igual, lo siento.

— ¿Qué pasó, Namjoon? — Contestó el pelinegro sosteniendo la cadera de Taehyung para alejarse. — ¿Sucedió algo?

— El Titanic hizo su amarre en el puerto.

— ¿El Titanic? Ya salgo para allá, prepara a los hombres y ponte en contacto con Hobi para que se encuentre con nosotros allá. Necesito que todos estén alerta, no sabemos con lo que podremos encontrarnos allá. Todos bien armados. — Espetó encaminándose a gran velocidad hacia el baño de esa habitación seguido por otro alfa que sin ocultar lo que hacía, escuchaba la conversación. — Estaré ahí en tiempo.

Deteniéndose en la puerta de aquel gigantesco baño, Taehyung admiró los alrededores ahora que la luz del día comenzaba a entrar. Toda su atención repartida hacia pequeños lugares se centró en un único objetivo cuando notó como el alfa contrario había entrado en modo automático olvidándose incluso de su presencia. Iba de un lado a otro, cepillándose, preparándose para la ducha a la que entró completamente desnudo.

Alguien decente probablemente hubiera mirado a otra dirección dándole privacidad, ni siquiera se hubiese acercado al baño. Pero Taehyung no se consideraba el más decente de los seres vivos ni el de mayor moral, tal vez por eso se deshizo de su ropa completamente hipnotizado, sintiéndose atraído al agua que escuchaba caer como si necesitara quemarse y luego refrescarse. Descalzo, avanzó sin premeditación hasta la ducha en la que entró tomando por sorpresa a un pelinegro que recordando su presencia se cubrió.

— Quizás varió un poco en el tiempo que pasó pero he visto todo lo que ocultas, incluso recuerdo el lunar que tienes en el medio de tus dos testículos y el que tienes en el perineo, así que de nada vale que lo ocultes. — Comentó de forma casi desinteresada sin mirar el otro cuerpo desnudo, solo esos ojos ensanchados ocultos detrás del cabello mojado que caía con gracia sobre su rostro.

— M-Me estoy bañando.

— Como si eso no fuera obvio, puedo verlo pero yo también necesito bañarme. El tiempo apremia.

— Hay siete baños más en esta mansión que podrías estar utilizando.

— No conozco esta mansión, vine al más cercano, ¿dónde está el gel de ducha? — Sin saber por qué, Jungkook buscó el frasco y se lo entregó viéndolo enjabonarse como si él no estuviese ahí. — Apresúrate, tenemos que estar en el puerto dentro de cuarenta minutos.

— ¿Tenemos? — ¿Y esa auto invitación que se había hecho ese alfa? — A ver, creo que tienes suficientes cosas de las que ocuparte en este momento en tu manada como para acompañarme, además, no quiero que lo hagas, estos no son asuntos donde puedes simplemente involucrarte.

— Vas a encontrarte con el Titanic, el hombre que envió a los sujetos que ayer le quitaron la vida a mi élder, esos que han estado matando, raptando y traficando a nuestra especie. ¿Realmente me estás diciendo que no puedo ir? ¿Qué hongo alucinógeno ingeriste, Bul? Esto no se trata de acompañarte, contigo o sin ti iré y te conviene en estos momentos que yo vaya contigo. Además, no te estoy pidiendo permiso.

Antes de darse cuenta, Taehyung se estaba enjuagando y saliendo completamente empapado, dejándolo atrás sin siquiera mirarlo. ¿Ese alfa no aprendía ninguna de las lecciones recibidas? Sacudió su cabeza terminándose de bañar y volvió a salir, caminando hacia el espejo para tomar su albornoz, ya que Taehyung sin siquiera considera que era un artículo personal que no se compartía, tomó su toalla sin preguntarle para secarse.

Justo cuando comenzó a cubrir su cuerpo, sintió un frío horrible recorrerlo, como si hubiese caído en un río congelado donde el hielo se había cuarteado y roto bajo sus patas de lobo. Se sacudió de pie a cabeza y se miró al espejo, quedándose paralizado frente a lo que creyó fue una alucinación. Como si un tipo de estrella azul de ocho puntas — cuatro largas y cuatro más cortas alternadas — hubiera aparecido justo donde su tórax terminaba y comenzaba la barriga, justo en el centro. Así como apareció aquello desapareció, dejándolo con la idea de una absurda visión.

— Estoy listo para ir. — Anunció Taehyung cuando lo vio aparecer en la habitación. — Ya me vestí y estoy listo para mostrarle a esos imbéciles que el Alfa Mul ya creció.

Por un momento, Jungkook iba a decirle que hacía falta algo más que crecer en tamaño físico o rango, pero se calló al encontrarse con su mirada decidida, esa que vio en la Sede semanas atrás.

— ¿Qué me miras? Este mundo es completamente mío pero lo compartiré contigo por ahora mientras aprendo a dominar mi estrella para jamás caerme mientras avanzo cada vez más lejos. — Musitó con confianza el castaño haciendo que el Alfa Bul riera, sonriendo a su par.

— Por hoy, permaneceré contigo, iré junto a ti pero debes mantener tus sueños enfatizados a tu realidad. — Frunciendo el ceño, el contrario lo miró confundido. — El pensamiento de que jamás te caerás, es lo que podría hacerte caer. Una cosa es confianza, otra pecar de ingenuo y autosuficiente, debes estar preparado y saber que siempre, podrás caer, en cualquier momento. Ya sea por tu propio paso, por que alguien te empuje o porque choques contra algo, caerás, lo que tienes es aprender a levantarte, saber cómo y cuando hacerlo sin permitir que los dolores y tus fallas te frenen.

— ¿Me estás aconsejando? — Jungkook puso sus ojos en blanca encogiéndose de hombros sin darle una respuesta. Le dio la espalda a Taehyung aunque no del todo y este sonrió interiorizando sus palabras, apresurándose para salir por la puerta junto a él. — Gracias por el consejo o las palabras antes dichas.

Algunos de sus hombres mostraron desconcierto y sorpresa cuando los vieron salir junto de la mansión, mucho más cuando ambos se adentraron en el auto de Jungkook, pero ninguno dijo nada, pasaron a buscar las camionetas a donde debían subirse. Eran rápidos y precisos, estaban bien organizados y eso Taehyung lo veía a simple viste.

— Hay que seguir la tradición y hacerle honor a su nombre. El Titanic se hundió hace años, no puede andar navegando por aguas que no le pertenecen. — Expresó el castaño más serio de lo que Jungkook esperaba.

— ¿Sabes disparar? — La respuesta del Mul fue afirmativa, no podía decir que tuviera algo más que el entrenamiento recibido porque nunca había disparado de verdad fuera de estos pero, sabía disparar. — Hay un barco que hundir.

Todos parecían estar cronometrados, el auto de Namjoon, Hoseok y el de Jungkook, entraron a la misma vez al hangar donde acordaron verse. Allí ya había varios de sus hombres aguardándolos, una avioneta, un helicóptero y un jet privado que llevaban el mismo nombre de la manada Bul. Ahora Taehyung tenía claro que no era un hangar cualquiera, sino uno que les pertenecía a los Bul, muy parecido al que tenían también los Mul aunque habían claras diferencias.

Hoseok descendió de su vehículo con su cabello naranja algo revuelto, una camisa blanca bastante veraniega que dejaba ver parte de su pecho y el collar que llegaba mientras se quitaba las negras gafas de sol y caminaba hacia ellos a pasos firmes.

Era primera vez que Taehyung realmente le prestaba atención porque aquella vez en el club, antes de que Jimin se le adelantara, no lo detalló tanto. Era un beta que lucía como un alfa por momentos. Le gustaba su estilo, ese que parecía desordenado pero también muy elegante, como ese pantalón negro que iba acompañado de unos tenis del mismo color. Oh, Jimin y él siempre habían tenido buenos gustos, se rio internamente hasta que vio a su mejor amigo descender de otro vehículo negro.

— ¿Qué haces aquí? — Indagó ignorando al resto de los presentes, mirando luego a Namjoon que bajó poco después del automóvil, sintiendo que todo comenzaba a quedar más claro.

— Supuse que estabas aún con el Alfa Jeon cuando no vi ninguna llamada perdida tuya, escuché que venían a hundir un barco y que tú, no dejarías perder esa oportunidad por nada del mundo. No te iba a dejar solo. — Oh, el pelirrojo lo conocía muy bien.

— No hay tiempo para saludos, háganlo más tarde. — Musitó Jungkook levantando su mano para que dos de sus hombres colocaran cuatro maletines en el centro de ellos. — Tomen el armamento con el que se sientan más cómodos y sean más eficaces, tomen también bastante municiones, todas la que puedan llevar encima.

Todos hicieron lo que el Alfa de alfas dijo sin perder tiempo. Los dos individuos que no pertenecían a esa manada no podían negar que estaban algo nerviosos, todos podrían oler al menos a Jimin pero, se integraron rápido y con éxito.

El de cabello anaranjado no podía perder de vista a Jimin y a su esposo porque después de aquella llamada, lo que menos esperó fue que el peligris lo llevase consigo. Él quería incluso ayudarlos, Nam se lo merecía pero era extraño, raro verlos tan cerca. La forma en que sin notarlo estaba siendo protector a su alrededor con la atención de todos sus hombres sobre ellos porque todos, conocían al segundo al mando como para no notar su evidente cambio.

Alguno parecían ya saber que eran destinados y no era para menos, puesto que, incluso a sus oídos llegó todo lo que ocurrió cuando esos dos se aparecieron en la residencia. Casi se sentía sobrar al ver a Namjoon revoloteando constantemente alrededor de Jimin, ayudándolo a acomodarse sus armas a pesar de que el pelirrojo lo alejaba para hacerlo solo.

Por otro lado, seguía desconcertado al ver a Jungkook interactuar con el Alfa Mul. Comprendía que tuvieran en estos momentos en común, pero Jungkook no era un licántropo de alianzas, iba solo con su manada y hombres por el mundo, jamás trabajaba junto a otra y ver que justamente la manada enemiga estuviera allí, era extremadamente raro.

Que Jimin estuviese presente, lo comprendía hasta cierto punto pero, ¿Kim Taehyung? Días atrás Jungkook estaba pidiendo su sangre. ¿Qué estaba ocurriendo exactamente que él no estaba viendo?

— No quedan sobrevivientes en este Titanic, ¿queda claro?

— ¡Sí, Alfa! — Exclamaron un casi un estridente rugido los presente a excepción de los dos visitante que se encogieron en su sitio.

No sabían si eran lobos, leones o alguna fiera diferente pero todos esos colmillos estaban listos para desgarrar. Cada vello en sus cuerpos dijo presente y solo bastó una mirada para que los mejores amigos supieran que ambos sintieron lo mismo.

— Eh, Bul, una preguntita técnica. — Mencionó Taehyung inclinándose hacia su oído. — ¿Lo de no sobrevivientes fue una metáfora?

— No hay metáforas entre la vida y la muerte.

— Puede haber algún inocente...

El pelinegro giró levemente su cabeza, quedando su rostro y labios a muy escasos milímetros del otro interrumpiendo la frase de Taehyung que quedó en el olvido. Su respiración retenida salió con tanta fuerza que no existía forma en que Jungkook no la hubiese sentido, pero eso muy poco importaba ahora que él lo miraba con ojos casi asesinos.

— Los inocentes no andarán libre, todos los que están en ese lugar son porque trabajan para el Titanic, es obvio que solo tendrá a personas de confianza o trabajadores que él utiliza para hacer todo lo que debemos erradicar. Por ende, hombre que veas en pie, hombre que derribas. No sobrevive nadie.

— ¿No es eso un poco sanguinario? — Cuestionó recuperando el leve control perdido.

— Todavía estás a tiempo de dar un paso atrás, pero no vuelvas a interrumpirme de ahora en adelante, matas o te matarán, eso es sencillo. Seguimos siendo animales salvajes, Kim. — Mencionó cerciorándose de su arma personal una última vez antes de guardarla y salir caminando sin decir otra palabra.

Quedó un poco desubicado viendo a Hoseok y Namjoon hacer algunas señas para ser seguidos por sus hombres. Esperaba que dijera alguna estrategia, explicara algo, punto de entrada, salida o algo así pero estaba claro que ya sus hombres manejaban esa información. Veía a Jimin detrás de Namjoon y casi lo maldijo, ¿no que iba a estar cuidando su espalda? ¿Qué hacía cuidando la de ese alfa?

— ¡Quédate todo el tiempo junto a mí! — La exclamación del Alfa Bul que había regresado lo hizo brincar. — Te veo perdido en las musarañas, pon los pies en la tierra porque no te salvaré si te pones estúpidamente en peligro. Te quiero a centímetros de mí en cada momento.

— ¿Es eso una orden, Lobito?

— Sí y si no quieres terminar siendo disecado, traficado o asesinado con tu piel arrancada para ser usada en alguna prenda de vestir, te conviene obedecer a este Lobito que está a segundos de clavar sus colmillos en tu cuello. ¡Camina!

— Como ordene, entonces. — Relamiendo sus labios con una sonrisa, estiró su mano indicándole a Jungkook que avanzara. Esperaba que al menos rodara sus ojos, pero el pelinegro llevaba un rostro estoico que no cambió un solo instante. Estaba claro, ya no era momento para más bromas.

Ni él ni Jimin pudieron dejar de pensar que quizás ese día, ellos le quitarían la vida a otro ser vivo, no era fácil de procesar y el nerviosismo era palpable en el aire. Lo único que alejaba toda culpa de su mente eran todos aquellos inocentes que esos hombres habían matado, Élder Young, su manada, su gente y toda su especie en general.

Cuando comenzaron a divisar los contenedores, un extraño escalofrío lo recorrió, estaban en el puerto. Lo que no pensó fue que todo fuese en apariencia tan fácil. Sí, obtuvieron un fuerte recibimiento de disparos pero parecía que solo Hoseok, Namjoon y Jungkook se bastaban para acabar con todos. Habían dejado al ochenta por ciento de sus hombres ocultado a los alrededores, entraban solamente ellos cinco junto a otros diez hombres.
Su primer disparo le hizo cerrar sus ojos, pero recordó las palabras de su madre, nunca se puede cerrar los ojos frente a un enemigo, hay que ver absolutamente cada detalle. Jimin estaba mucho más acostumbrado a llevar armas que él aunque siempre prefería la pelea física y aunque sí disparó, jamás mató a alguien.

Él en cambio, solo había disparado en sus entrenamientos, y debía confesarlo, en aquel entonces le pareció aburrido mas ahora con la adrenalina bombeando por su cuerpo, podría decir que fue divertido. Tres disparos, dos en un sujeto y uno en otro, no estaba tan mal después de todo aunque fue Jungkook quien los remató, asegurándose que ninguno sobreviviera, tal como había dicho.

— ¿A dónde tan rápido? — Preguntó Jungkook al entrar a una oficina dentro de un contenedor rojo de adonde un sujeto parecía querer salir con un gran maletín sobre sus hombros.

Sin esperar la autorización de Jungkook y reconociendo al hombre que ya había visto por fotos, Taehyung disparó hacia sus piernas y para su propia sorpresa, cada bala disparada colisionó contra cada uno de sus muslos.

No recordaba haber tenido tan buena puntería en el pasado pero lo agradecía. El pelinegro y sus hombres de confianza lo miraron aparentemente sorprendidos, pero cuando Jungkook le dio un asentimiento dejándole saber que lo había hecho bien, no pudo evitar sentirse complacido.

Quejándose por el dolor, Titanic cayó al suelo junto con su maletín. De este salieron algunos billetes, lingotes de oro, un ordenador y otras cosas entres la que una piedra de color discreto destacó por su gran tamaño. Taehyung reconoció el mineral rápidamente. Tenía el conocimiento de que esa piedra preciosa azul muy amada por muchos, variaba según su procedencia... Aguamarina.

El color estaba bien definido, la gema presentaba una buena calidad admirada a la distancia. Ese brillo, su tonalidad, le recordaban al agua del mar, a su madre que amaba estas piedras y la mayoría de sus joyas llevaban siempre algo de estas. Había pasado seguramente por algún tratamiento térmico eliminando el tono verdoso natural que se mezclaba con el azul; algo común, ya que mientras más oscuro fuera el color azul, más valiosa se tornaba.

— ¿Todo bien? — Susurró Jungkook al oído del Alfa Mul que se había quedado embobado con la piedra en el suelo. Namjoon se movía para sentar a Titanic en una silla mientras el resto cuidaba los alrededores. Sin embargo, Taehyung no dejaba de ver aquella piedra, siendo casi atraído por esta. — Oye. — Llamó el pelinegro tomándolo de su brazo cuando lo vio caminar al lugar de la piedra pero, justo en ese momento, la piedra comenzó a brillar llamando la atención de todos

— E-Eres tú. — Expresó el herido que se estaba olvidando de su dolor para mirar casi con adoración a Taehyung, señalándolo, riendo incluso como si de un tesoro se tratara bajo la confusión de todos los presentes. — Eres el descendiente de la disuelta manada del Ártico, el hijo del último Gamma y Luna de los Mul. Eres tú.

🎉3/12/20🎉
Hasta aquí mi actualización, quise estirarla hasta mi cumpleaños como un auto regalo que quería compartir y disfrutar con ustedes.

PD: Perdónenme los errores...🙈

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