Capítulo 74

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Días, semanas y meses fueron pasando, cuatro meses para ser exactos desde que Taehyung se vio con Taeyong, desde que le contó todo a Jungkook. Este estuvo de acuerdo con pretender dentro de un mes más que ellos comenzaban a tener problemas, algo que compartieron con los cinco otros hombres que vivían con ellos para que no se preocuparan e incluso participaran.

No obstante, el Theta seguía inquieto y, mientras el tiempo fue pasando, todo se volvía peor. No quería y no esperaría que el desastre le cayera encima. Había dejado de discutir con su esposo con cualquier tema referente al hijo de Lezle, estaba decidido que el Alfa no lo quería muerto, él, pues era claro, quería desaparecerlo junto a su padre.

Como líder de toda la especie, Taehyung había estado viajando más seguido, a fin de cuentas, aunque no quisiera, era obligatorio asumir ciertas responsabilidades y tratar con varios consejos internacionales.

— ¿Dónde están lo más bello que tiene su papá? — Preguntó el Theta con una amplia sonrisa viendo a sus cuatro hijos sonreír por igual aunque, uno de ellos, estaba succionando la mejilla de otro con fuerza. Tuvo que separarlo cuando comenzó a llorar, viendo la marca de sus diminutos dientes marcados. — Yeji, por qué siempre te lanzas a morder a tu hermanito Beomgyu. ¿Qué es lo que tiene el alfa que los creó que hace que las hembras sean tan agresivas?

— Juro que yo no hago nada. — Habló Jungkook llegando para ayudarlo porque de alguna forma, cuando una lloraba, los otros sentían la necesidad de unírsele en coro. — Ya, ya, el mejor papá vino a salvar a mis bebés. — Habló cargando a Yeji y a Kai, mientras Taehyung sostenía a Beomgyu y Yuna.

— El mejor papá se va a quedar sin cariños por una larga temporada porque el peor papá, se siente ofendido. — Habló ignorando la risa del alfa mientras caminaban al exterior.

— Te ayudaría, pero ahora mismo, tengo tres que sostener. — Espetó Yoongi viéndolos llegar al jardín lateral en donde tenía a los recién nacidos mellizos y el bebido que llevó en su vientre.

Eso fue otra cosa que sucedió en esos cuatro meses, Seokjin y Yoongi dieron a luz casi simultáneamente, solo con dos días de diferencia y en lugares diferentes con un Hoseok que parecía no darse abasto. Si se sacaba cuenta, gracias al período de gestación de los licántropos, era poca la diferencia de edad entre sus hijos.

Los cachorros del Kappa y el omega, recién cumplían los cuatro meses de nacido mientras, los cuatro de la pareja líder tenían siete meses y el de Jimin ocho. Según la cuenta que Taehyung sacaba en ese momento en su cabeza, el de Lezle tendría entre nueve y diez meses. El tiempo corría demasiado rápido y justo eso era lo que lo tenía tan ansioso y preocupado. No quería que su sueño se cumpliera, si los suyos eran la mitad de acertados que los de su tío, estaban en serios problemas, contra el reloj.

— Kappa llamando a Theta. — Chasqueó Yoongi los dedos. Taehyung lo miró confundido, viendo que ni siquiera notó el momento en el cual Jungkook se levantó para ir en busca de la leche de todos, regresando en ese momento con Seokjin.

El omega seguía distante de Taehyung, ni siquiera lo miraba, pero Yoongi fue extremadamente tajante al decirle que su sobrino y su hijo tendrían contacto, crecerían como a él le hubiese gustado ver a su hermana y al Theta creciendo, todos juntos, familia. Por ende, en momentos como ese en donde los mellizos y el cachorro de Hoseok y el Kappa estaban junto al resto, él ponía su incomodidad de lado. Eso sí, manteniéndose presente y bastante alerta aunque disimulara.

— ¿Dónde está la otra pareja de esposos? — Preguntó Min a pesar de que eso no era lo que verdaderamente quiso preguntarle, notaba que algo lo abatía, pero no estaba seguro si le contaría delante del resto.

— Fueron a pasear por los alrededores con Taehyun. — Comentó el peliblanco tomando algunos recipientes para colocarlos en la hierba y llenarlos de leche.

Era puro instinto, cuando cosas así sucedían, los bebés se transformaban en cachorros e iban en busca de su comida. Algo que tenían los siete en común era que deseaban que sus hijos se criaran más del lado lobuno que el humano. Se sentó en el suelo utilizando el pecho de Jungkook de apoyo.

— Ah, quería decirles. — Mencionó Yoongi rascando su cabeza. — Al parecer los Kappa no terminarán conmigo.

— ¿Qué? — Indagó Taehyung mirándolo entusiasmado. — ¿Estás seguro?

— Sí, mi Yeonjun es Kappa como yo. — Sonrió mirando a ese cachorro mixto blanco y marrón. — ¿No sabes a qué casta pertenecen los tuyos? Como descendientes del ártico podemos saber la carta de nuestros descendientes directos sin esperar a que cumplan sus ocho años que pueden ser reconocidos por élderes y otras personas.

El inicio de la maduración de todos los lobos promedios que permite conocer su segundo género, era alrededor de los trece años. No obstante, los élderes, podían reconocer estas castas a una edad temprana y, los descendientes directos del Ártico podrían saberlo a pocas semanas de nacidos, justo como Taehyung y Yoongi, como en un futuro también lo harían sus hijos.

— N-No estoy seguro, sentí algo, pero soy nuevo en esto, no sé si lo que identifiqué es correcto.

— Wow, mi amor, eso es increíble, ¿por qué no me dijiste? — Indagó Jungkook levantándose cuando notó que los cachorros comenzarían a pelear debido a que habían virado la leche y todos intentaban tomar de la que le quedaba a Yeji, la más agresiva de todas, la hermosa lobina de pelaje tan blanco como el del Theta que le dio a luz. — Tae, trae un poco más de leche.

El nombrado se levantó, viendo cuando entraba a la mansión como los mellizos mayores corrían y se transformaban para acercarse a sus hermanos. Les gustaba ser los mayores, siempre mostrándoles a los pequeños como hacer lo mismo que a ellos le enseñaron. Escuchó a Jungkook gruñir y no pudo evitar reír, a veces Ryujin era la más serena, otras, la más revoltosa, justo como en ese instante que jugaba con sus hermanos y también la leche que quedaba.

— Aquí.

El Theta gruñó haciendo que todos se sentaran, vertió el líquido blanco y cuando se hizo a un lado, todos regresaron a lo que querían. Nueve cachorros juntos era una locura y, si se les unía el del otro matrimonio, cerrarían el número par. Un par de meses más, cuando cumplieran el año como cachorros, ya podían comenzar a alimentarse con carne como era debido. Los lobos comenzaban antes, pero debido a sus transformaciones, ellos debían esperar a que se cumpliera el primer año.

— Entonces, las castas de los cuatrillizos. — Habló Jungkook emocionado volviendo a sentarse.

— No sé si mis vibras son correctas, hay algunos que no las descifro bien, pero si me guía por lo que mi tío me ha enseñado, entonces tengo una ligera idea. — Musitó Taehyung un poco indeciso, cuando sus ojos se encontraron con los de un Yoongi sonriente, se llenó un poco más de valor. — Yuna es alfa, lo tengo seguro. Si no me equivoco, Kai es el Theta, Beomgyu y Yeji son los que más me confunden. Porque Yeji es idéntica a mí, desde su físico hasta su comportamiento, es la descendiente de la Diosa Luna. Sé que las posibilidades de que un descendiente también sea Theta como yo es muy baja, pero creí que lo sería.

— Wow, todas estas castas siguen siendo sorprendente para mí. — Espetó Jungkook mientras Jin asentía interesado en el tema, mas sin mirar a la Luna de esa mana. — ¿Qué crees que sea Beomgyu?

— No estoy seguro, pero... — Miró sonriente a ese lobito de orejas negras. — Es un Epsilon.

— Por la Luna, estoy tan perdido, tendré que estudiar más para entender a mis hijos. — Se carcajeó Jungkook recibiendo un manotazo de su esposo. — Leí el libro que le pertenecía a tu madre, sin embargo, no recuerdo todo. Además, con eso de que siempre podría aparecer una casta nueva y única que podría morir del mismo modo en que nació, pues me confundí un poco.

— Es que somos un poco complicados, nunca se sabe qué esperar de alguien del Ártico, cuando más especial sea, más probabilidades de que algo nunca antes visto llegue. No obstante, nada asegura que su unión y descendencia sea igual de increíble por lo que, cuando este licántropo muere, todo se va con él. — Habló Yoongi calmado.

— Mi compañero es tan sabio. — Rio Jin besando su cuello.

— ¿Qué es Yeji? — Jungkook mordió la oreja de su esposo, incitándolo a continuar.

— No sé si es Sigma o Lambda, según el libro de mi madre, solo hubo una Lambda antes de la que se guardó registros, ni siquiera fue incluida en la pirámide jerárquica. — Explicó con dudas.

— Padres únicos, hijos únicos, es Lambda. — Se carcajeó Jungkook.

— Vaya, esa humildad me tiene anonadado. — Rodó los ojos el omega mientras el Kappa negaba con una mueca.

— Mira esa línea qué única. Una alfa, un theta, un Epsilon y una Lambda o Sigma. Además, ten un par de mellizos alfas, es que yo si estoy potente. Mi semen ha sido bendecido. — La otra pareja comenzó a reírse mientras Taehyung se lanzaba a besar a su esposo, en un beso que duró segundos antes de que todos los cachorros corrieran hacia ellos como si quisieran separarlos, dando pequeños chillidos molestos, pleiteando por meterse en medio de ambos. — ¿Quieren jugar con papá?

Jungkook dejó emerger su lobo negro, tras él, el Theta y los otros dos también lo hicieron, poniéndose a jugar con todos esos cachorros que los superaban en números.

+++

En silencio dentro de su casa, Lezle miraba lo que restaba del retrato del omega que le dio la vida. A pesar de estar deteriorado, todavía lo podía reconocer. Nunca supo que lo tenía, nunca miró las pertenencias que pudo rescatar del ataque de los Bul que él auspició hasta meses atrás, justo cuando dio a luz.

Recordaba haber llorado por esa nostalgia que le causó volver a ver la única familia que en verdad tuvo y tan pronto se le fue. Esa que tampoco pudo disfrutar debido a su mala salud, sin embargo, aún vivía en su memoria el tacto de sus manos, por momentos sentía recordar incluso su voz, el modo en que lo arrullaba cuando yacía en la cama y él se encaramaba en esta para hacerle compañía.

Le hubiera gustado que conociera a su nieta, una bella sigma negra y blanca, así como sus padres. Jungkook era totalmente negro, Lezle en cambio era mixto de blanco y negro, quizás un poco de gris por algunas zonas que pasaban desapercibidas.

Si se le hubiese permitido atenderse sin que se le negara la ayuda médica por haber sido el amante de un Kappa, siendo repudiado como si hubiera tenido muchas opciones. La luna de la manada lo escogió, ese omega de la servidumbre, se lo folló, lo embarazó y lo dejó. Después, solo el omega cargó con el odio de todos, él de paso también, ese engendro que no debió llegar. Ese que molestaba al Alfa líder y al resto de la manada.

Ese omega que incluso murió mientras ellos celebraban una fiesta, mientras fue ignorado cuando pidió ayuda. Ambos pidieron ayuda, todo lo que recibieron fue dinero y comida, como si eso pudiese arreglar todo, cuando ni siquiera podían pagar con ese dinero un doctor porque los echaban y cerraban las puertas en la cara a cada lugar que iban.

De no haber sido por ellos, él hubiese vivido su vía feliz, con una familia normal. Con personas que le dijeran feliz cumpleaños, con licántropos que rieran con él. Ahora él tal vez incluso hubiese sido abuelo, como la Dseta que tuvo por hermana. Pero ahora, volvía a estar agradecido, tenía alguien por quien velar, quería darle a su hija todo lo que él no recibió. Que tuviera un padre saludable que jugara con él, que pudiera cuidarla y salir a pasear con ella sin ser abucheados.

Su sigma tendría una familia, si no tenía a su tío y primos, al menos lo tendrían a él. Se levantó con su hija en brazos para tocar el retrato de su padre y sonrió, pensando en ese que en algunas ocasiones fue a verlo, ese que le llevó la ropa, la comida y el dinero que, aunque no le dio verdadero amor, él sí quiso. Ese por el que esperó, pero que prefirió ser marido que padre y que solo velaba por los hijos que tuvo dentro del matrimonio.

Ese padre que murió cuando se interpuso el día que se dispuso a matar al Alfa pura sangre que lideraba al Ártico. Ese que le dio a los hermanos que él esperaba fueran un poco más unidos a él, pero que le dieron la espalda cuando les pidió que fueran con él, que huyeran juntos. Caminó hasta su teléfono privado, mirando el número que desde hacía algunos meses quería marcar. No lo pensó más, simplemente llamó.

— ¿Quién habla? — Preguntó una voz confundida al otro lado de la línea que le hizo cerrar los ojos y exhalar. No sentía nada por él más allá de una inmensa gratitud, ese era el padre de su hija, después de todo. — Si no habla...

— Soy Wong Yuhkei, Lucas, Lezle, el psicópata del Ártico, como sea que me llames. — Se hizo el silencio, Jungkook que había acabado de llegar a la mansión se quedó completamente inmóvil mientras Min Yoongi lo observaba.

Lo menos que se esperó el Alfa de Alfas al tomar la llamada de ese número desconocido a su línea privada, fue la llamada de Lezle. Sus ojos buscaron a un Kappa que recién regresaba de dejarle unos libros a Taehyung en su habitación para que los leyera cuando regresara de su viaje. Ese que ahora lo miraba casi consternado.

— ¿Qué quieres? — Inquirió manteniendo la calma, no podía explotar en ese momento.

— Hablar con mi hermano. Ya sé que Yoongi vive con ustedes, lo supuse hace mucho y lo confirmé cuando incluso se presentó con ustedes en la Sede. Así que no pienses negármelo, solamente quiero hablar con él.

Jungkook miró dubitativo al tío de su esposo, no sabía si realmente decirle quién llamaba, si era buena que hablara con Lezle o no, pero terminó por extender la mano con su móvil.

Eso no fue algo que el castaño esperó, ¿quién podría llamarlo a él aparte de los siete hombres con los que vivía y que además, tenían su número telefónico? Arrugó el entrecejo y luego ensanchó sus ojos a su máxima expresión, cayendo en cuenta del único ser que podría llamarlo al teléfono de Jungkook. Estiró la mano, dudó pocos segundos antes de agarrarlo sostenido y llevárselo a la oreja derecha.

— ¿Eres tú, Yoonie? — El Ksi pudo escuchar que estaba ahí a pesar de que había literalmente dejado de respirar. — Hola...

— ¿Realmente tienes los ovarios para llamarme? ¿Qué quieres, Lezle? — Seco, cortante y bastante agresivo.

— Escúchame con atención y sin interrumpirme. Mis palabras no cambiarán todas las décadas de malas acciones de mi parte, no retrocederá el tiempo o alterarán el pasado. Simplemente quiero limpiar el futuro. Dependiendo de tus palabras, lo más probable es que después de hoy no vuelvas a escuchar de mí.

Jungkook y él se miraron, activó el altavoz y ambos prestaron la debida atención. — Te escucho.

— Aunque no me lo otorgues, quiero pedirte perdón. He perdido la cuenta de a cuántas personas he lastimado desde que perdí mi alma aquella noche catastrófica. En ese momento, solamente me quedabas tú, estaba tan cansado de buscar de las mejores forma su cariño que me fui al lado completamente opuesto mientras trazaba nuevas metas. Quería una familia, una mejora en mi ser para que no me siguieran menospreciando por mi casta, por mis padres, por mi pasado. Quería ser grande, rodearme de licántropos que me respetaran, me amaran, en ese ruin proceso, tú fuiste quien peor salió y no precisamente parado.

— ¿Me vas a decir que estás arrepentido como si eso borrara todas las mierdas que hiciste?

— No, no borra absolutamente nada y si bien desearía haber tenido la claridad mental de la que gozo en este momento para que mi accionar hubiese sido distinto, no puedo cambiar el pasado, tampoco estoy completamente arrepentido. Sería como arrepentirme de tener a mi hija conmigo. Hubo muchos inocentes que se cruzaron en mi camino, pero cientos de hijos de puta que conmigo vieron su final.

— ¿Qué buscas diciéndome todo esto, Le?

— No recuerdo última vez que alguien me llamó así. — Sonrió poniendo en el suelo a su hija, viéndola transformarse. — Solo quiero disculparme contigo y con Taehyung por lo mal que lo he hecho pasar aunque directamente no lo haya lastimado tanto como a ti. Ustedes son mi familia, quizás no de la mejor manera, puedo admitir que ha sido enfermiza hasta cierto punto, pero los quiero. Ya no quiero mil hijos, solo disfrutar el milagro por el que tantos años recé. — Calló mirando el retrato en la pared. — ¿Crees que alguna vez podríamos volvernos a ver como hermanos?

Yoongi estuvo a punto de gritarle que ni en sus más locos sueños. No creía que pudiese simplemente olvidar todo por lo que pasó. No obstante, sus ojos se encontraron con los de un alfa que con la mano le decía que mantuviera la calma. No sabían qué nuevo loco le daría a Lezle si repentinamente le daba una negativa firme después de que se atreviera a llamar. Con las manos, Jungkook le dijo que intentara seguirle la corriente. No obstante, cerró sus ojos y negó.

— No lo creo, Lezle. No sé si algún día puede llegarte a ver como hermano después de todo... Todo eso.

— Piénsalo. — Habló peinando su cabello, escuchando la respiración del kappa mayor. — Aunque no nos podamos ver como hermano, aunque no me puedas perdonar, si crees que un día, una única vez me puedo reunir con ustedes para presentarte a tu sobrina, yo podría ser un poco feliz. Solo una vez, me gustaría abrazarte a ti y a Taehyung, no los volveré a molestar. Me comunicaré en un futuro cercano contigo.

Sin decir más, la llamada se terminó. El élder del ártico y el Alfa de Alfas se miraron confundidos, ambos suspiraron dejándose caer en el piso en silencio, procesando lo que acababa de ocurrir. Por otro lado, en Botsuana, el Ksi dejó caer su teléfono asegurado, ese que no podrían rastrear y permaneció mirando a su hija correr torpemente en su forma de lobo por toda la casa.

— Lia, no corras así, loca. — Se carcajeó volteándose para dirigirse a la cocina. No obstante, cuando miró la gran pantalla que simulaba un televisor, notó demasiados puntos rojos acercándose a su casa. — ¡Lia! — Fue todo lo que logró gritar antes de que una bomba estallara, luego otra que derrumbó parte de su casa.

Corrió a toda velocidad esquivando los pedazos de escombros que comenzaban a caer con su corazón cayendo, escuchando sus latidos más alto que todos los disparos.

— ¡Lia! — Llamaba a su hija, la escuchaba chillar lejos, pero estaba tan asustada, que el cachorro corría sin una dirección fija.

Sus hombres abrieron fuego contra los que le estaban atacando, pero estos sin lugar a dudas, se habían movilizado con un gran número de activos. La mayoría de sus hombres no estaban con él, no quería llamar la atención demasiado, intentó ser lo más discreto posible, por eso no entendía quién lo estaba atacando y cómo habían dado con él. No lo hizo hasta que el olor de los Bul y Mul llegó a él.

Fue entonces que sus ojos se posaron en el peliblanco que sostenía una pistola apuntando a la diminuta loba que temblaba en un rincón chillando. Lezle negó, sintiendo por primera vez en años ese miedo paralizante que no lo dejaba pensar con la claridad que lo caracterizaba.

Se echó a correr a toda velocidad, no obstante, no llegó a su hija antes del disparo que salió del arma de su sobrino. El tiro de quien había estado apuntándole a él falló dándole en la pierna cuando echó a correr. Llegó a su hija, viendo como sangraba, podía sentir la sangre caliente sobre sus manos mientras corría en una dirección diferente de Taehyung.

El Theta maldijo, siguiendo el rastro de las gotas de sangre mientras corría a toda la velocidad que su forma humana le permitía porque no podía dejar escapar a Lezle. Eso no era una opción.

— ¡Lezle, detente!— Le gritó viéndolo arrodillado en el suelo con la cachorra en mano, ambos sangrando.

Los ojos púrpuras y brillantes del Ksi sí que no escondían su rabia se cruzaron con los de su sobrino. Sus colmillos mostrándose junto con sus garras. Deseaba destrozarlo en ese momento, no obstante, presionó un botón en el suelo que el Mul no había divisado. Disparó, pero esos disparos no llegaron a ellos, puesto que la tierra parecía haberse tragado literalmente a Lucas.

— ¡Por aquí! — Gritó a sus hombres brincando al mismo hueco, notando que era un túnel.

Le disparó a lo que sea en lo que Lezle se había montado, pero ya estaba fuera de su zona de tiro. Se transformó y echó a correr, fue rápido, sin embargo, cuando se acercó a la salida de ese túnel, se percató que este estaba colapsando, tuvo que regresar por el mismo lugar, aullándole a sus hombres para que se alejaran y no murieran todos sepultados en aquel rincón de África.

+++

Jungkook se encontraba movilizando a sus hombres. En cuanto recibió el aviso de que, todos los hombres con los que Taehyung se fue para garantizar su seguridad en un avión privado que él organizó con el gobierno, creyendo que su esposo se encontrarían con los consejos del continente americano, terminaron en África, supo que el Theta había cometido una estupidez.

Eran muchos los cachorros que tenían que proteger, no podía llevarse a ninguno de los otros cinco con él, no obstante, tenía que ir a apoyar a Taehyung. Lo más probable era que le cerraran la salida, que el propio gobierno de Botsuana y otros del continente se le unirían para atacarlo comenzando un conflicto internacional. Ellos estaban coludidos con Lezle y este no se iba a quedar de brazos cruzados.

— Iré contigo. — Habló Yoongi corriendo por la escalera para seguirlo. — No puedes ir sin alguien de confianza que sepas que no te va a traicionar, tengo poderes, es mi hermano y quería reconciliarse conmigo. Aunque eso hubiese sido mentira, siempre querrá poner sus manos en mí. Soy tu mejor opción, Jeon.

— No, tienes que cuidar a tus hijos, a tus compañeros. Sin nosotros aquí, ellos quedan expuestos.

— Namjoon es un alfa que vale por muchos, Hoseok, Jimin e incluso Seokjin puede pelear. Tenemos muchos hombres aquí y la mansión es uno de los lugares más seguros. No puedes lanzarte sin saber si entre tus hombres, haya alguien de Lezle a la espera de una señal. No sabemos si mi hermano logró escapar o murió, pero no podemos arriesgarnos.

Por breves segundos Jungkook sopesó la idea, yendo a despedirse de sus hijos. Primero los cuatrillizos, luego los mellizos que estaban molestando a un Jimin que hacía todo lo posible por entretenerlos.

— ¡Jefe! — Entró Namjoon corriendo, entregándole su teléfono al pelinegro. — La Casa Azul quiere comunicarse contigo, al parecer, el avión en el que regresaba Taehyung fue derribado cuando volaba por encima del Canal de Mozambique. Están en búsqueda de supervivientes.

A punto de tomar el teléfono de su mano derecha, el suyo sonó, se apresuró a tomarlo aún con sus manos trémulas sin querer procesar las palabras dichas por el otro alfa. Al ver que era el mismo número del que Lezle la última vez lo llamó, respondió de inmediato.

— ¡Lezle! ¡Escúchame infeliz!

— ¡No, escúchame tú! — Le gritó haciendo callar al Alfa. — Lo único que para mí siempre fue sagrado, fueron los niños porque ellos, no tienen la culpa de lo que sean sus padres. Yo puedo ser un infeliz, un hijo de puta, pero no lo hice solo y no significa que mis comportamientos pasaron al ADN de nuestra hija, Bul. Porque para comenzar, no nací así, no es una enfermedad patológica, todas las mierdas que me hicieron me convirtieron en una mierda mayor. Pero Lia, ella es un jodido ser puro que no tenían el derecho de mirar. Mandaste a matar a tu propia hija, mi propio sobrino le disparó y eso fue el peor error que pudieron cometer en su miserable vida.

Las manos de Jungkook temblaron aún más, sus piernas fallaron a pesar de que logró mantenerse de pie. Los licántropos a su lado podían escuchar todo aunque no estaba el altavoz activado, comprendían el motivo por el que el Alfa de Alfas en ese momento estuviera tan blanco como un papel.

— Taehyung fue el primero en caer, pero si por casualidad sobrevive, si lo encuentran y rescatan, yo lo volveré a matar. Les quitaré absolutamente todo y eso incluso incluyen sus cachorros. No respetaron la vida del mío, yo, no tendré misericordia de ninguno.

— Lezle...

— Uno por uno, Yoongi, tus hombres de confianza, tu exesposo, cada uno de los cachorros, cada uno de los seres que respiren a tu alrededor. Te voy a dejar sin nada y después, veremos como te conviertes en algo mucho peor que yo solo para terminar de aplastarte como a una cucaracha. Ahora, ni siquiera respetaré tu vida por ser el padre de Lia. ¿Quería conocerme? ¿Me andaban buscando? Felicidades, Alfa de Alfas, me encontraron. Aun con este aviso, no me verán venir, por mucho que se preparen, hasta que no esté dentro de tu jodida habitación vigilándote el sueño el día menos esperado, no me verás.

¡Doble actualización! Ya la mayoría la verá al despertar pero aquí se las dejo. Un capítulo un poquito más largo de lo habitual en esta historia con 5k de palabras, pero espero que haya sido de su agrado.

Por si no lo entendieron, dejaré una nota sobre los cuatrillizos.

Yeji: Lambda, completamente blanca, descendiente de la Diosa Luna.
Yuna: Alfa, negra con orejas blancas.
Kai: Theta, completamente negro.
Beomgyu: Epsilon, blanco con las orejas negras.

LORED

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro