Capítulo 76

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— ¿Puntos más débiles? — Preguntó el Ksi mirando a varios de sus hombres.

— Tenemos dos y casi tres, sus hombres de confianza. El omega, el beta y el alfa Kim, son quienes más salen de la casa y con menor número de activos como seguridad. El omega destinado del Bul jamás sale, supongo que se queda con los cachorros, lo mismo que el Kappa. Desde el incidente, confirmamos que el Theta está vivo, pero Jungkook y él solo salen cuando parece ser de extremo cuidado o necesidad.

— Eso no es un problema, si de sacarlos de la casa se trata, podríamos encenderle la mansión desde el cielo, enterrarlos incluso dentro de ella, lanzar bombas y acabarlos a todos porque no absolutamente nada que impida eso, sin embargo, no es mi interés matar a todos los que viven allá dentro, no de ese modo. — Afirmó Lezle mirando de soslayo a Taeyong.

Esa fue una opción que pensó antes, no la llevó a cabo justamente porque no creía que todos merecieran morir, no quería matarlos. No obstante, eso fue antes, cuando todavía no se habían atrevido a tocar lo único que no debía. Seguía luchando contra sus pensamientos, tenía planes radicales, oh, existían muchas formas de acabarlos a todos. Si tenían un búnker, su ataque sería tan sorpresivo, que no les daría tiempo a esconderse en este para sobrevivir.

Si tenían túneles, no tendrían tiempo para huir, porque podía acabar con todo a cinco kilómetros a la redonda. Había matado inocentes, esos que se interponían en su camino como los Inuit que sin él hacer algo se le pusieron al frente para luchar con él. No obstante, eso era una cosa y otra, matar a personas en sus casas ajenas a todo, podría haber bebés incluso, no quería tomar una decisión tan drástica.

Una llamada al Consejo, sin necesidad de obligarlos, solo con buenos sobornos, ello incluso se prestarían a participar en el juego que él decidiera jugar. Podría hacer que los líderes fueran ahí por su propio pie con cualquier justificación.

Prepararles habitaciones que absorban incluso el poder de Yoongi, encerrarlos, hacer que se maten ellos mismos sin querer intentando escapar por una sobrecarga de poder. Liberarles gas hasta que muriesen por la intoxicación. Preparar armas automáticas que no necesitaran de hombres que el Theta podía someter, explosivos tanto en la Sede como en sus vehículos que ni la mismísima Bestia, la limusina donde transportaban a los presidentes de Estados Unidos podrían librar. Tenía tantas opciones que serían relativamente fácil, que le hacía sonreír por osadía de los que lo subestimaban. Nunca los había atacado de verdad.

¿Alguien podría nombrarle un ataque que le hubiese hecho a Taehyung? Tal vez podría contarse el haber capturado a Jungkook, utilizando la vía más ruin para sus propósitos. En ese momento, debía admitir que no creyó que esto dañaría a Taehyung porque la verdad, no iba a matarlo, incluso le iba a borrar la memoria de esos días para que no se sintiera mal por la mierda que él le había hecho y continuara su vida. Pero Jungkook escapó antes de que pudiera hacerlo. Ese fue el mayor daño que pudo causarle a su sobrino e incluso a Jungkook. Fuera de ahí, jamás los atacó o le hizo daño, por el contrario.

El ataque de Jeju sí, fueron sus hombres, pero no mandados por él, eso jamás le pasó por la mente. Atacó el Ártico, solo quería impedir el contacto directo con la Diosa Luna como decía la leyenda. Las cosas se le salieron de control, pero no fue con el objetivo de matar a nadie, ni siquiera a esos esquimales. Pudo haberlos sepultado en los iglús y no se hubieran enterado siquiera.

Nadie les disparó porque tenían órdenes de no tocarlos o dañarlos, se complicó todo cuando el alfa explotó el interior, cuando salieron por el otro lado disparando. Tampoco se iban todos a quedar de brazos cruzados, no pudo evitarlo. No sacó su arma cuando Jungkook le fue arriba, en ese momento, solo apeló a que Jungkook sintiera a su hijo, no quería matarlo. Salió herido por el helicóptero que llegó a su rescate, uno mandado por sus socios rusos que no tenían ni idea de lo que pasaba y su único interés era el de rescatarlo a él.

Él ahora sí estaba dispuesto a enseñarle a todos quién era el Lezle malo, protegería a su hija con lo que restara de su vida y, cuando le tocara la hora de saldar cuentas con los dioses por todas sus malas acciones, recibiría el castigo victorioso. Ya había comprendido que no todas las personas nacían para tener una vida, nacer no era sinónimo de vivir, respirar tampoco. El Ksi ya no vivía, sobrevivía que era diferente y no quería el mismo destino para su hija. Tal vez él, no era lo mejor para ella y también lo había considerado.

— Nos iremos por el omega Park, no es el más débil, pero es el que mayor desequilibrio ocasionará entre ellos. Es el esposo de la mano derecha de Jungkook, quien lo ayuda a mantenerse aun cuando parece caerse y es casi como el alma gemela de mi so-, de Kim Taehyung. Afectará a ambos líderes.— Aclaró Lezle mirando el reloj. — Tienes veinticuatro horas para traérmelo, ni un minuto más.

+++

Taehyung estaba acostado con sus cachorros, no se había separado de ellos durante la última semana. Desde que regresó de Botsuana por algún motivo no quería estar un minuto sin ellos, su cabeza sufriendo un colapso mental con las palabras de todos arremetiéndose contra su cerebro. Después de la conversación en la oficina, nadie volvió a decirle nada, pero el ambiente era tenso. Jungkook como siempre era amoroso con él, mas notaba que seguía molesto.

Eso y bueno, sus sueños, se mantenían similares y por momentos se intercalaban. Cuando cerraba los ojos recordaba como incluso por encima de los disparos y derrumbes, logró escuchar como disminuía el ritmo cardiaco de la cachorra. Los ojos de Lezle...

Entonces soñaba, veía al descendiente de su tío camuflado entre los suyos, él buscaba cómo dispararle para que se alejara de ellos a pesar de estar sentada y terminaba matando a otro de sus cachorros, confundiéndolos. Él mismo, en su afán por eliminar a la criatura de Luca, mataba al suyo.

Todos los niños le preguntaban el motivo, "por qué", solo esto decían a coro, arrinconándolo, él alegando que se lo merecía, pero se confundió. Luego se despertaba, solo viendo la cara de Lezle sobre él, regresando a ese sueño que lo atacó desde la noche en que fue nombrado líder de los Mul.

— ¡Mul! — Exclamó Jungkook mirando perdido mirando al exterior junto a sus hijos. Sorprendido, el nombrado brincó en su sitio y lo miró, notando como su esposo le entregaba su teléfono. — Tienes una llamada entrante, dice Taeyong, desde hace un rato estaba sonando.

El peliblanco colocó a Kai cuidadosamente en su suelo y se levantó para tomar la llamada, seguido de un Bul que luchaba contra sus instintos para no escuchar la conversación con el otro destinado. No lo hizo, aun así, pudo ver la forma en que Taehyung se tensaba, sus manos temblaban y corría por toda la casa.

— ¡Jimin! — Gritaba el Theta corriendo escaleras abajo seguido de Jungkook. — Mi omega, no se puede meter con mi omega, él no tiene la jodida culpa de nada. ¡Jimin! ¡Namjoon! — Gritó entrando al cuarto del bebé, viendo a un alfa que le hacía ademán de bajar la voz, sacándolo para que no despertara a Taehyun. — ¿Dónde está Jimin?

— Se está ocupando de las negociaciones con la manada Nala. Ya sabes que tenían una reunión con la manda Tierra, pero como no fuiste con él... — Calló al ver como el menor dejaba de mirarlo para marcarle desesperado a su mejor amigo, viendo las lágrimas que corrían por sus mejillas antes de salir corriendo, con los dos alfas detrás de él. — Taehyung, ¿qué pasa? ¡Theta!

— L-Lezle... Taeyong me avisó que Lucas dio veinticuatro horas para atraparlo. ¿Por qué demonios se fue solo? ¿Por qué mierda no me responde el teléfono? — El Alfa peligris sacó sus colmillos molesto, saltando varios escalones de la escalera lejos de Taehyung antes de salir con un grupo de licántropos hacia la manada Tierra.

A miles de kilómetros de distancia, Taeyong suspiraba preocupado, esperando que Taehyung y los suyos estuvieran bien. Escondió el teléfono en el interior de un búcaro olvidado en aquella habitación y salió en silencio. Lezle continuaba reunido, algo que le hizo relajarse un poco más, yendo hacia la cocina para ayudar al encargado a servir el almuerzo.

— Siéntate y come con nosotros, te lo has ganado. — Musitó el Ksi sin dedicarle una mirada, con indiferencia mientras conversaba con el resto de los socios. Cuando la comida se acabó, permaneció sentado junto a Dejun y Yong, jugando con su copa de vino. — ¿Te digo un secreto, Alfa?

Xiao arrugó sus cejas confundido, pasando la mirada de un lado de la mesa a otro, la tensión lo estaba casi sofocando y eso que él estaba acostumbrado a vivir en una constante tensión junto a Lezle. Vio al alfa negar y a Lucas sonreír, levantando la mirada para mirarlo, ignorando al beta.

— Así como no mato cachorros, no separa a sus padres de estos mientras puedan necesitarlo. No sé si te he contado, pero a mí, me separaron de mi primer hijo, él murió por mi ausencia y yo casi morí con él. Aunque hubiese sido mejor, no lo hice y eso fue por alguna razón. Ahora estoy aquí, esperando a que el tiempo pase, que las personas se confíen, que los cachorros inocentes crezcan mientras aquellos que me merecen viven atormentados.

— S-Señor, no entiendo qué me quiere decir. — Susurró bajo y Lezle volvió a sonreír.

— Park Jimin, dio a luz después que yo, aunque me importa poco su vida, respeto el hecho de que su cachorro lo necesita. Por ende, no hubiese dado jamás una orden contra él, no todavía. — Sonrió mirándolo a los ojos. — ¿Me entiendes ahora? — Le estiró su mano a Xiao Dejun, este no entendió muy bien lo que quería, pero siguiendo sus sentidos, le entregó su teléfono. — Estaba esperando a confirmar que fuiste tú quien le informó a su destinado de mi ubicación en África, ubicación con la que nos encontraron a mi hija y a mí.

— Señor Lezle...

— El mismo hombre que recuperó su teléfono incautado y lo escondió dentro de un cojín olvidando la tecnología de esta casa y que, todo aparato electrónico, aún apagado, puede llegar a producir ondas electromagnéticas que facilitan su locación. Ese dispositivo que utilizaste hace un rato para prever un ataque que no tendrá a lugar porque jamás lo quise en primer lugar. Toma, te estoy permitiendo llamar a tu destinado. ¡Coge el móvil!

El alfa estiró las manos para agarrar lo que se le entregaba, temblando, asustado, sabiendo que aun si corría no llegaría ni a la salida. Tragó saliva y marcó el número que conocía de memoria.

— Despídete correctamente. — Agregaba mirando las lágrimas de Lee caer. — Dejun, afuera, dales privacidad.— Musitó levantándose, yendo hacia la puerta junto al beta.

— A-Alfa... T-Theta... — Sus palabras batallaban para encontrar una salida.

— ¿Qué sucede, Taeyong? ¿Por qué me llamas siempre de un teléfono diferente? No te preocupes por Jimin, lo tenemos a salvo en casa, Namjoon llegó a tiempo, se había quedado sin batería, pero ya está con nosotros, gracias por el aviso. — Un sollozo se escapó del alfa que cerró los ojos. — ¿Todo bien? ¿Te agarraron?

— N-No, solo estoy m-muy feliz, me alegro de que todo haya salido bien. — Asintió sonriendo. — ¿Puedes prometerme una cosa?

— Dime. — Se escuchó la duda en su voz.

— Solo prométeme que serás muy fuerte, que pensarás cada una de tus acciones con calma, que serás feliz.

— Esto es raro, no me gusta tu voz. Taeyong, si...

— Alfa, prometémelo.

— De acuerdo, te lo prometo, pero...

— Te amo. — Terminó la llamada dejando el teléfono de lado, secando sus lágrimas antes de levantarse y caminar al exterior de la cocina, encontrándose con un Lezle que lo esperaba tranquilo sentado en una silla. — Ya me despedí.

— Te comprendo, todos somos capaces de cometer los peores errores por amor, aun cuando sabemos todo lo que eso nos costará. Aunque sepamos que no nos corresponderán, decidimos aceptar este hecho y seguir entregándole lo que podamos ya sea correcto o no solo para que esas personas estén bien, no importa cuán mal estaremos nosotros. Cuánto nos joderemos, esperando que, aunque no lo sepan nunca, todo lo que uno hace en silencio sirva de algo. — Habló dándose la vuelta. —Sin embargo, tu traición hacia mí costó mucho y, aunque lo entiendo, no la dejaré pasar por alto. Sabes que estamos en un mundo donde el perdón no es beneficio de muchos de nosotros.

— Lo sé, señor.

— Me alegro. — Asintió dedicándole una sonrisa. — Adiós. — Estiró su mano y disparó directamente a su frente sin darle siquiera el tiempo a cerrar sus ojos. — Llévenselo. — Volvió a tomar el teléfono una vez que lo recogió en la cocina y marcó el último número llamado, escuchando la voz de su sobrino.

— ¿Taeyong? ¿Qué pasó? Se cayó la llamada, me preocupé pensando que ese mal engendro de Lezle te había hecho algo. No te preocupes, pronto haré algo para ayudarte, acabaré con él y su descendencia.

— ¿Realmente crees que puedes hacerlo? — Rascó su sien con el cañón del arma y suspiró. — Por lo que veo no sientes ni un poquito de remordimiento por atacar a mi hija. — Asintió. —- Debiste venir solo por mí, Taehyung.

— Creo que mi tío lo sabe mejor que nadie, no se dejan cabos sueltos, no se deja vivo a monstruos en transformación que no serán capaces de sentir cuando comience su sed de venganza por su padre.

— ¿Alguna vez has estudiado cómo funciona el ADN, los genes y la mente del ser humano? — Rio con un resoplido, más calmado de lo que ambos esperaban. — Hay una actividad reducida en el córtex prefrontal, el área del cerebro que controla los impulsos emocionales, y una sobreactivación de la amígdala cerebral, la zona que genera las emociones tanto en mi cerebro con en el de muchos asesinos. Está comprobado que los asesinos humanos tienen cerebros que los hacen más proclives a la ira, el enfado y a la vez menos capaces de controlarse. Esto, en un licántropo como yo, es mucho peor. Porque todos los licántropos matan ya sea por caza, supervivencia o su día a día, aunque no sean en masas, por las razones que sean.

— No te...

— Estoy hablando. — Interrumpió. — Sí, sé que es un asco que las personas te manden a callar o ignoren sin permitirte hablar, lo vivo desde que nací. En fin... Absolutamente todos los licántropos y lobos, carecen del gen conocido como Guerrero. Es el que se encarga de producir una enzima denominada para los humanos como MAOA, que regula los niveles de neurotransmisores involucrados en el control de los impulsos. Esto es algo que está en todos nosotros por igual aunque en el hombre no funcione así. Todos podemos volvernos el peor de los monstruos sintiendo o no remordimientos. Podemos llegar a sentirlo, pero no cambiará lo que hicimos, tal vez si lo que podríamos hacer en el futuro. Como tú, ya te equivocaste, podrías pensar en actuar diferente, pero sigues teniendo el mismo pensamiento.

Se hizo un corto silencio.

— Maltrato e infancia infeliz, una combinación asesina que destruye o te engrandece aunque sea de la peor manera como a mí. Nosotros somos en apariencia más salvajes que los humanos, pero hay más muertes injustificadas entre ellos incluso entre padre e hijo, que en nosotros. Con esto te estoy comentando científicamente, que tu teoría sobre mi hija, es errónea. Mis padecimientos mentales no se heredan o traspasan. Con una familia, con amor, no está obligada a convertirse en mí. Aunque claro, esto tampoco es 100% seguro, existen asesinos humanos que simplemente se corrompen en el camino por influencias y otra serie de cosas que nada tiene que ver con su familia. Por ende, todas son probabilidades. Si quisiéramos no correr el riesgo de alguien que se torne malo, deberíamos acabar con el mundo, pero no es posible.

— Tus palabras solo me muestran lo desesperado que estás por justificarte, por el perdón, Ksi.

— Ese es otro error, no me justifico contigo, te comento con hechos probados, no lógica de pensamiento que todos seguimos en algún momento. Yo soy un hijo de puta, un monstruo que no se detendrá, uno que te está respirando en la nuca sin que sientas su aliento. Yo, soy el que te mataré por haber tocado a mi hija, te haré sufrir, mucho, de mil maneras que no tienen que ser física. Te haré experimentar mi dolor y después dejaré un único cachorro, ese que podrá buscar venganza y venir por mí en un futuro, quién sabe. Moriré gustoso en sus garras. Ellos nacieron afortunados, tenían una familia que en vez de exiliar permaneció unida sin importar quién era hijo de quien, no vivieron desde que nacieron lo que yo, tenían todo para ser felices, pero su padre lo estropeó. En fin, Theta, buenas noches.

Terminó la llamada y destruyó el móvil de Xiao Dejun, seguía seguro en una cosa, Taehyung moriría de su mano, sus hijos, aunque lo atormentara diciéndole que lo iba a matar, todavía no se sentía capaz de hacerlo. No sabía si trabajar para superar eso, o simplemente olvidarlos.

Taehyung se quedó perplejo mirando el teléfono, no había entendido el 90% de las cosas dichas por Lezle, era como si desvariara en voz alta. Estaba preocupado, claro que sí, ese imbécil estaba jodiendo su cerebro, pero en ese instante, estaba feliz. Jimin estaba bien, sus cachorros, Jungkook, todos lo estaban y así se mantendría, ningún psicópata iba a estropear eso. Juntos defenderían a su familia. Asintió llenándose de confianza, guardando su móvil antes de dirigirse a la sala general donde todos estaban sentados en el suelo viendo dibujos animados con los pequeñines.

— Mi amor... Alfas, ¿sigues bravito conmigo? — Indagó el peliblanco olisqueando el pecho del contrario que se removía inquieto, pasando su brazo por arriba para apresarlo y hacer que se detuviera cuando se fueron a dormir.

— Sí estaba molesto contigo, me molesta y duele que no cuentes conmigo del mismo modo que yo cuento contigo. Todavía cuando sé que algo podría no gustarte, busco la mejor idea de planteártelo. No te gusta, te molesta, busco otra oportunidad, de otra forma. Sin embargo, dialogo contigo, no te miento u oculto nada. Pediste una vez que te tratara como un igual, siempre lo he hecho, pero por momentos no siento que eso es así. No es solo igualdad en la cama, en el cuidado de nuestros hijos u otras cosas, es en todo, no para unas cosas sí y otras no. Dos cabezas pueden pensar más que una, por muy poco que sea, lo que a uno se le va, el otro puede notarlo. Lo que hiciste, realmente te comprendo, puede haber miles razones para comprender tu comportamiento, pero no justifico ninguno, comenzando por faltarme a mí específicamente.

— Lo siento.

— A veces me gustaría que no dijeras esas palabras, que en vez de disculparte, pongas tu esfuerzo para remediar ese aspecto por el cual tuviste que pedir disculpas en primer lugar. No te pido que cambies, solo que aprendas a trabajar con cada parte de ti y hagas el mejor uso de ellos. ¿Dónde está el Theta que apenas podía sostener una pistola o se quedaba agotado rápidamente en una pelea? Ha mejorado, aprendió a trabajar con todo lo que tiene, de ese mismo modo me gustaría que evolucionaras en el manejo de tus instintos y carácter. ¿Sí? — El peliblanco asintió y él sonrió, aceptando que se subiera arriba para besarlo. — Lo que intentas hacer es manipulación y no resuelve lo que estamos hablando.

— ¿Está funcionando?

— Un poco, piensa en lo que hablamos. — Cerró los ojos dejando que el menor se encargara de todo desde ese lugar, a horcajadas de él. — Te sientes genial.

— Nos sentimos, genial.

1/2
Será una actualización continua con solo segundos de diferencia.

Nota: Quiero aclarar algo, no estoy obligando tampoco buscando que empaticen con Lezle ni estoy "maquillando" sus acciones. Muestro al personaje tal cual es, su mente, su accionar confuso y retorcido, porque así es Lezle. Tiene varios lados como todos y eso no significa que por escribirlo quiera obligar a nadie a empatizar, si lo hacen o no, es cosa de cada quien y creo deberían saberlo. Recuerden que esto es algo ficticio, que se molesten con los personajes, todos en general, está bien porque significa que están conectando con la historia, pero, espero que seamos lo suficientemente maduros como para recordar que la ficción y la realidad son dos cosas diferentes.

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