Capítulo 54 - Despedida II

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Las palabras de Taehyung fueron totalmente ignoradas por su esposo, no estaba dispuesto a seguir todavía sus peticiones, no se lo había ganado.

— Amor. — Suplicaba. — Por favor.

Jungkook mantuvo sus muslos separados, con cierta fuerza para que no pudiera crearlos cuando él se encontrara entre ellos. Sus manos fuertes ejercían presión en ellos mientras su boca lo volvía a dominar pero esta vez ignorando directamente su miembro aunque de vez en cuando dejaba que su mandíbula rozara su erección.

Sin aliento y desconcertado, si poder procesar nada debido a las sensaciones que estaba recibiendo jadeó cuando Kook separó sus piernas aún más, usando su lengua para lamer su intimidad más profunda.

— ¡Amor! — Gemía tratando de hacer su mente reaccionar aún cuando su cuerpo estaba siendo sometido ante el placer que solamente una persona le podía dar.

No se notaba, pero cada vez que Jungkook lo escuchaba decir amor sonreía, su corazón lo hacía y su cuerpo lo seguía, sabía que en la intimidad de un cuarto, se dicen muchas cosas llevados por el momento pero palabras como esas entre ellos tenían significados más profundos.

El castaño revoloteaba con su lengua traviesa, llevándola a veces a lugares profundos, arrancando gemidos que se quedaban suspendidos en el aire, su nariz ocasionalmente presionaba su periné e incluso sus dientes ejercían su función mordiendo el interior de sus muslos.

Tae gemía y jadeaba cada vez más fuerte a medida que las sensaciones incrementaban y se volvían casi insoportables. Quería presionar la cabeza de su esposo pero sus manos simplemente se aferraron a las sábanas blancas. Eventualmente entendió que Jungkook llevaría el ritmo y no iba a escuchar así le hiciera una plegaria.

Con una sonrisa traviesa Kook subió para besarlo, disfrutando los ojitos que andaban pidiendo a gritos que dejara los juegos de lado pero realmente aunque él quería complacerlo temía acabar y que su esposo se fuera, quería alargar aquello eternamente pero sabía también que no podía presionarlo y debía dejarlo volar sin quería aunque no estuviera de acuerdo.

Ajustó ligeramente su posición para poner su mano justo en su entrada y hundir dos de sus dedos en su interior, comenzando a bombearlos y rozar su punto mágico. Aquellas caderas comenzaron a moverse sin control, como si quisieran combatirlo pero sin ganar la guerra. Esa reacción llevó a que la otra mano que andaba jugando con los pezones comenzaran a jugar con su virilidad, recorriéndola de punta a cabo hasta que Tae prácticamente rugió.

Comenzado a emitir pequeños sollozos, nuevamente había llegado a la cúspide del placer solamente bajo las manos de ese hombre que tanto amaba. Su cuerpo se sacudió, liberándose de la tensión, relajándose y dejando de apretar los dedos de su esposo en su interior. Mientras se mantenía nadando y recuperando su respiración regular, Kook siguió empujando sus dedos, atrapando sus labios contra los suyos. Taehyung por su parte lo mordió sacudiéndose de la oleada de placer que no tenía la intención de abandonarlo.

— ¡Oh Dios! — Exclamó entrecortadamente, temblando entre los brazos de Kook que lo abrazaba con su mano libre, besando su cuello, oliendo su aroma tan característico cuando expedía esas hormonas producidas por un orgasmo. — ¡Dios! Eres único mi amor...

Sin mostrar su sonrisa Kook deslizó suavemente sus dedos hacia fuera, abandonando su cuello y fundiéndose en un beso intenso pero calmado, de agradecimiento, ambos agradecían poder estar ahí, en ese preciso momento junto a la persona que amaban.

Tae lo miró con cierta vergüenza cuando sus rostros se separaron. Su esposo se veía bello, gotas de sudor recorrían su cuerpo desde su cabello castaño, deslizándose sigilosamente, haciéndolo brillar. Sus labios hinchados y su endurecido miembro que presionaba su barriga le dejaban claro lo mucho que se había excitado también, lo mucho que lo seguía deseando.

Ya no había ningún rastro de claridad que entrara por la ventana, ya había oscurecido y ellos ni cuenta se habían dado.

Jungkook abrió la mesita de noche que quedaba de su lado sacando varios condones pero la reacción de Taehyung no se hico esperar cuando observó aquello, como si hubiera estado cometiendo el peor de los actos.

— ¿Por qué tienes condones? ¿Por qué los tienes guardados en nuestro cuarto? — No podía ocultarlo, estaba molesto e imaginándose lo peor. — ¿Lo has estado haciendo con alguien más? ¿Lo has traído a nuestra casa?

Ahí estaba, estaba dolido, molesto, celoso, a punto de romperse a llorar y preocupado por su vida, si no le importara ya como él afirmaba n estuviera teniendo esa reacción. Sin darse cuenta a cada momento le confirmaba y comprobaba su teoría de que todo lo que le había estado diciendo eran puros pretextos y mentiras.

— Ninguna de las dos cosas, sabes que jamás traigo a nadie a mi casa y tampoco lo he estado haciendo con nadie, no he tenido siquiera tiempo para pensar en ellos. Má bien los compré en caso de que volvieras.

— ¿A caso piensas que yo he estado cogiendo con el mundo y que ahora debes protegerte de mí? ¿Realmente piensas que yo me he acostado con alguien y que te podría pasar algún tipo de enfermedad de transmisión sexual? ¿Es eso?

— Yo no opino eso de ti pero fuiste tú quien me dijo que estaba con Sehun, de la forma en que hablaste su relación está avanzada y eso significa que te has acostado con él, es normal entre parejas y lo sabes. Confío en ti pero en él no, tiene fama de promiscuo.

Jungkook estaba conteniendo sus ganas de reír frente a la reacción de Tae, parecía un niño que era sorprendido en una travesura o dolido. Quería responderle pero se daba cuenta que lo tenían rodeado.

— Eres un imbécil Jungkook. — Intentó taparse el cuerpo con las sábanas pero se lo impidieron.

— Confiesa Tae. Confiesa que por alguna razón has estado mintiéndome, mintiéndote a ti mismo al decir que no me amas y que todo entre nosotros fue una confusión de tu parte. Que jamás has estado con Sehun o con cualquier otro hombre porque es a mí a quien amas, porque lo de nosotros va más allá de la atracción física, del placer carnal. Que lo que nosotros tenemos no se borra de la noche a la mañana y menos sin algo que ocurriera entre nosotros. Confiesa que me amas de la misma manera, con la misma intensidad con la que yo te amo a ti.

Se acercó a él, tomó sus manos y se quedó mirándolo a los ojos, viendo como lentamente lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas.

— Taehyung...

— ¡Te amo! — Musitó luego de varios minutos, recomponiéndose y sin querer abrir sus ojos. — Te amo con todo mi corazón Kook y lo sabes, sé que lo sabes pero tenemos muchas cosas en contra y yo prefiero que seas feliz, aunque no sea a mi lado.

— Mi felicidad está a tu lado... ¿Cuándo vas a entender eso? Sí me encantan los niños, sí puedo pasar por muchos inconvenientes si se descubre lo nuestro pero a final de cuenta estaremos más libres, todo eso comparado a la plenitud de compartir mi vida contigo se queda por debajo de cero, no me interesa. Que se mueran los que nos juzgan, eso no me importa. Desde que te pedí ser mi amigo, novio, siempre he pensado las cosas con profundidad y no he dado un paso sin estar totalmente seguro. Cuando quise unir mi vida a la tuya para siempre sabía a todo lo que debíamos enfrentarnos pero pensé siempre que lo haríamos juntos, como un matrimonio, como maridos.

— Yo también quiero pasar mi vida contigo pero no podré hacerlo si estoy consciente de que mi presencia te hace o hará daño de alguna forma. — Se abrazó a él, sintiendo como acariciaba su cabello con delicadeza. No había mayor seguridad que sus manos. — Yo no he tenido ni tengo nada con Sehun. — Confesó recuperando la calma en su oído.

— Eso lo sé, no tienes que decirme ni preocuparte por eso. — Comenzó a besar sus labios, descendiendo hacia su cuello, pasando por las clavículas hasta llegar a su pecho.

— ¿Me hubieras odiado de haberlo hecho?

— ¡Mmm! — Dejó salir su pezón de la boca. — No me hubiera gustado, hubiera estado molesto pero mientras no hayas sido infiel estando conmigo te lo perdonaría. — Volvió a retomar su actividad.

— ¿Si yo te hubiera sido inf-

— ¿Realmente quieres hablar de eso en estos momentos? — Murmuró con uno de sus pezones entre los dientes, observando como tenía sus ojos cerrados.

— No... Sigue con lo que estás haciendo... Me gusta... — Suspiró apretando su cabeza al pecho. — ¡Oh me encantas, esto es delicioso! — Jadeó acostándose totalmente en la cama.

No hubo que esperan mucho tiempo antes de que ambos estuvieran potencialmente listos otra vez, entre la vista, los gemidos de Tae y las caricias de Jungkook el cuerpo de ambos volvió a responder a los pocos minutos.

Dejando el condón de lado Jungkook se colocó entre sus piernas y alineó su miembro en su entrada, creando una leve presión en ella.

— Entra ya en mí. — El rubio movió sus caderas en un intento de meterlo dentro de él, su cuerpo aclamaba sentirlo. — Date prisa Kook. ¡Métemela!

— Tan desesperado el niño. — Bromeó tomando su pene entre las manos y dando círculos con en el borde de su entrada, haciendo que la misma palpitara aún más, como bestia que quiere devorar a su presa.

Segundos después se hundió en él, deteniendo todo movimiento cuando Tae se quejó. Sabía que era inevitable que se sintiera incómodo y con algo de dolor por muy excitado y preparado que estuviera luego de tanto tiempo sin hacer nada por lo que se contuvo.

Se inclinó hacia delante, juntando sus pechos antes de besarlo. Tae podía sentir todavía su propio sabor mezclado con el de su esposo y eso le encantaba. Alzó sus caderas avisando que ya estaba cómodo, empujando contra la penetración de su masculinidad. Su cuerpo lo aclamaba como nunca, no sabía como habían podido estar separados tanto tiempo.

Luego de un beso profundo, lleno de amor pero esta vez mucho más lujurioso Jungkook finalmente comenzó a embestirlo. Sintiendo como su falo era tragado y apretado, rozando las paredes interiores hasta encontrar ese punto dulce que da un pase a la locura.

Tae igualó el ritmo de sus movimientos, movía sus caderas sintiendo como su propio miembro recibía una fricción exquisita con el abdomen de Kook. Sus uñas se encajaron en las nalgas de Jungkook, empujándolo más hacia dentro para después acuñar toda su espalda. Estaba lleno y vibrante bajo sus exquisitos movimientos de cintura, rítmica y placentera como ninguna otra.

Una vez que ambos adaptaron un ritmo agradable y constante el castaño ajustó su cuerpo para poner todo el peso en sus rodillas, dejando que las piernas de Tae se apoyaran en su pecho, en esa deliciosa interacción que parecen estar en el tira y empuja, besándolas y mordiéndolas mientras avanzaba en su interior.

— ¡Mierda, así! — Exclamó Tae jadeante, alzando aún más sus caderas.

El movimiento permitió que Kook lo penetrara más profundamente, causando que ambos gimieran ante la sensación que sintieron. Kook dejó caer su cabeza hacia atrás pero luego miró a Tae con fierez y este le correspondió con fiereza pero pícaro a la vez, mordiéndose sus labios y jugando tanto con los pezones de su esposo como los suyos propios, agregando más efectos al momento.

Con todas las cosas que Kook le había hecho el cuerpo de Tae se había vuelto tan sensible que estaba totalmente seguro que podría llegar sin necesidad de ningún otro estímulo en poco tiempo. Decías palabras tontas, otras obscenas, emitía sonidos ahogados entre uno que otro grito que se le escapaban.

¡Mmm! — Se sintió agudamente de ambos lados, Kook disminuyó los movimientos, quedándose casi quieto, alargando su final. No era lo mismo venirse siendo el activo que cuando eras el pasivo.

La cara de Jungkook estaba sonrojada, parecía que pronto perdería un cacho de su labio con la fuerza que se lo mordía. Abrió las piernas de Tae a todo lo que le daban sus brazos, apoyándose en sus muslos, sus ojos lo devoraban con la mirada, moviéndose rápido y mucho más fuerte, arrancando gemidos potentes que llenaban todo el lugar. Se había centrado en la compañía de Tae pero se había olvidado lo mucho que también le gustaba hacer el amor con él.

— ¡Ahhh! Para, detente... — Gritó. — Así, así, muévete más, dame más.

— Tienes que decidirte. — Bromeó entre jadeos Kook, conteniendo su risa.

— No pares, sigue... ¡Sigue!

Volteó su cara, haciendo una mueca antes de soltar un jadeo extremadamente ronco y venirse, retorciéndose con todo el placer que recorría su cuerpo desde el dedo gordo del pie hasta su cabeza

Esa imagen tan sensual y su canal apretado hizo que Kook también gruñera de placer, empujándolo sin descanso. Soltó sus muslos para apoyar sus brazos estirados en el colchón, marcando y resaltando cada uno de esos definidos músculos. Brillante como diamante.

Tae acarició sus brazos y se movió con él a pesar de tener sus ojos cerrados, sintiendo que sus embestidas eran más crudas, estaba entregado en ese momento a su lado salvaje, la percepción de todo era más intensa después de aquel orgasmo que hacía casi nada había tenido, gemía, aferrado a sus hombros sintiendo que increíblemente otro orgasmo llegaría en segundos.

— ¡Tae! — La voz gruesa de Jungkook salió sin aviso. — Te amo... — Murmuró casi como un leve jadeo en su oído. Sus golpes se hicieron más cortos pero más rápidos.

— ¡Mmm! — Tae quería responderle pero no podía. — ¡Ahhh!

— Tae... — Ese jadeo fue más largo y ronco. — Tae.

EL rubio disfrutaba como se escuchaba su nombre en su boca, era algo sexy pero más que eso lo hacía sentir suyo, deseado, amado y esto lo empujó nuevamente cerca del clímax. Casi imparables eran ya sus temblores.

— Tae.

Jungkook gruñó con un movimiento de caderas salvaje, con gotas de sudor cayendo en sus ojos, recorriendo todo su cuerpo.

— Tae, abre los ojos. — Lo besó. — Mírame.

Taehyung sentía que su visión era borrosa, parpadeó varias veces para observarlos on claridad y esa imagen que tenía delante era orgásmica. Aunque no hubiera estado ahora siendo llevado a la locura por sus penetraciones, si lo hubiera visto así se hubiera venido igual, solamente con la mirada.

Su labio inferior bajo la fuerte mordida de sus dientes, sus rasgos estaban distorsionados y veía como buscaba la concentración.

— Luces delicioso. — Su espalda comenzaba a arquearse, avisándole que estaba a punto de llegar. — ¡Maldita sea! Vente conmigo. — Sus uñas se clavaron entre su clavícula y cuello, justo antes de ahorcarlo cuando aquel potente y castigador falo alcanzó su punto.

Frenético Jungkook se dejó ir. Moviendo sus caderas circularmente comenzó a bajarle a la velocidad con trabajo para luego volver a embestirlo, gimiendo y con sus ojos clavados en su esposo.

Solamente esa mirada bastó para que Taehyung se viniera, arqueándose como si fuera contorsionista. Sollozaba, sofocando sus gritos en la garganta de Kook mientras que su cuerpo seguía convulsionando. Ese desatino en Tae llevó a su esposo al orgasmo, gozando como era apretado, como si quisiera vaciarlo. Se sacudieron unas cuantas veces más.

Dejando caer todo su peso en Tae, sonrió feliz antes de besarlo y dejarse caer en la cama. Tae se volvió hacia él, apoyándose en su pecho, contemplándolo, también feliz de estar ahí con él. Sus manos lo acariciaban sin poder dejar de mirarlo.

— Debemos sacar a nuestro hijo porque sino mañana alguno de los dos tendrá que limpiar lo que haga en la casa. — Sonreía Jungkook con sus dedos entrelazados en el cabello de Tae, quien solamente asintió con otra sonrisa, sumido en sus pensamientos.

¿Podría esa noche tan hermosa que compartían juntos ser eterna? Lo apretó contra si deseando poder apretarlo de esa forma para siempre. ¿Podrían esos besos jamás agotarse?

Durante ese tiempo que estuvo alejado soñaba tanto con esas noches únicas que ambos tenían incluidas todas aquellas donde no hacían más que estar juntos, acompañándose. No quería pasar una noche más sin que Jungkook estuviera a su lado. Quería que todos sus días fueran a su lado, vivir amándolo y feliz. Eso era lo que quería y eso era lo que iba hacer. Como si supiera lo que estaba pensando, Jungkook besó su cabeza.

— Si queremos estar juntos podremos hacerlo. No te preocupes por nada más y por hoy aleja todo pensamiento de tu mente.

Los ladridos de Yeontan que exigía atención desde el pasillo los hizo reír, él conocía su horario perfectamente y sabía que era hora de su caminata nocturna. Corrieron a la ducha, se abrigaron bien y salieron juntos, tomados de la mano a pasear al peludo que corría feliz metiéndose entre sus piernas y corriendo como un loco. Los dos compartieron una mirada cómplice con una sonrisa y echaron a correr, primero Tae, seguido de Jungkook quien lo atrapó varios segundos después. Rodeados de unos ladridos celosos que aclamaban atención y que se calmaron solamente una vez que estuvieron los tres abrazados.

Bueno aquí les dejo este capítulo corto. La segunda parte de "Despedida" que no pude publicar completo porque se me hacía muy largo.

¡Nos vemos pronto 👋🏾!

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