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“La hipnosis es un estado mental o un grupo de actitudes generadas a través de una disciplina llamada hipnotismo. Usualmente, se compone de una serie de instrucciones y sugestiones preliminares. Dichas sugestiones pueden ser generadas por un hipnotizador o pueden ser autoinducidas (autosugestión). El uso de la hipnosis con fines terapéuticos se conoce como hipnoterapia.

La hipnosis tradicional se basa en la inducción de un estado de trance; una vez la persona hipnotizada lo ha alcanzado, recibirá sugestiones en formato verbal en relación con su conducta o a sus contenidos mentales. Así, el objetivo de este método es influir en el comportamiento, por ejemplo, sugiriendo a la persona que abandone un hábito o una creencia negativos.

En la actualidad, el método clásico sigue siendo la forma de hipnosis más utilizada en todo el mundo. Desde un punto de vista teórico se relaciona con la hipótesis de la mente inconsciente planteada por Freud, que marcó de forma clave los desarrollos posteriores del psicoanálisis, además de influir en orientaciones tan diferentes de esta como el cognitivo.”

El castaño cerró la ventana del navegador y sonrió mientras miraba una foto con sus primos, sería una linda idea ocupar a Jimin, después de todo se vengaría y todo sería hecho por el pequeño Min Jimin, el cual hace un año regreso, pero por una extraña no lo busco o algo parecido. Hoy era el día en el cual iría junto con su madre a la academia, se sentía algo nervioso, pues, ahí estarían muchas personas nuevas, al llegar vio muchas personas ahí, él vio a un chico el cual estaba solo en una silla, este miró a su mamá.

—Ve y siéntate en todo lo que hago el registro. —habló ella mientras le acariciaba el cabello.

Él obedeció y se sentó a la par de un chico el cual tenía audífonos puestos y miraba su celular mientras movía su cabeza, él lo observó detenidamente, era un chico sumamente hermoso. El pelinegro al sentir la mirada del otro levantó la vista y lo vio, se sonrojó al ver al chico castaño verle tan profundamente, apagó su celular y se levantó.

Taehyung lo observó, él tenía todo lo que buscaba, era lindo, tímido y muy pronto suyo, pero había un problema, él tenía novia y él era fiel en cuanto a relaciones se trataba, pero nadie podía evitar que fueran amigos ¿Verdad? Luego de que su madre le diera el papel donde debía ir, él se dirigió al aula, al entrar vio muchos chicos y chicas hablando cómodamente, él los observó hasta que vio otra vez al pelinegro, se acercó y sonrió.

—Hola. —dijo y el otro lo vio.

—Hola. —saludo.

—¿Puedo sentarme? —preguntó con una sonrisa.

—Supongo. —miro su celular.

Él frunció su ceño, parecía que este chico no caía tan fácil en sus encantos, se sentó y sacó su celular y también se sentó, cuando llegó el maestro todos se pusieron en fila.

—Bien, él es Kim Taehyung y se reunirá hoy con nosotros. —habló el maestro. —Jungkook, ya que no tienes pareja, él será la tuya.

El pelinegro no dijo nada, solo asintió, cuando iniciaron los ejercicios de calentamiento el castaño solo miraba al otro sin decir ni una sola palabra.

—Así que eres Jungkook. —lo vio de reojo.

—Eso no debe importarte. —hablo serio.

—¿Disculpa? —dijo confundido.

—Puedes ser mayor que yo, pero no eres mi amigo. —se alejó un poco. — te respeto solo porque eres mayor y mi compañero de baile de ahí no me hables.

Al sonar la campana de descanso él vio como el pelinegro tomaba su mochila y salía del salón, sonrió, pues ese chico tenía muchas cosas que le llegaban a gustar, cuando salió su sonrisa se borró al ver al pelinegro hablando con su primo el cual se veía diferente.

—Jimin. —dijo y el nombrado lo vio.

—Taehyung. —lo vio sorprendido. — ¿Qué haces aquí? —le preguntó.

—Lo mismo digo. —vio al pelinegro.

—Es una larga historia. —habló.

—Veo que ya tienes un nuevo amigo. —dijo.

—Él es Jungkook. —sonrió.

—Claro. —lo vio. —veo que ya olvidaste a Yoongi.

Él otro no dijo nada, ese era un tema que desde hace mucho tiempo quería hablar con él, pero se sentía tan mal que prefirió no decirlo.

—Sobre eso hay algo que me gustaría decirte. —miro al pelinegro. —nos vemos luego Kookie.

Este solo asintió, le dio una mirada, sería al castaño y se fue, ambos chicos caminaron a un lugar más privado, al llegar el castaño de mejillas regordetas se puso a llorar, el otro lo abrazó sin entender nada.

—Minnie. —susurro.

—Tata, Yoongi es muy malo. —habló.

—¿Por qué dices eso? —pregunto confundido.

—Él me llevó a una fiesta. —susurro.

El castaño escuchó todo lo que el otro le decía, se sorprendió y luego frunció su ceño, eso no fue lo que le sugirió y ahora Jimin estaba mal, este se alejó y lo tomó de ambas mejillas y sonrió.

—¿Tía Sora lo sabe? —pregunto.

—No. —respondió.

—Jimin. —lo vio.

—Tengo miedo. —sus ojos se llenaron de lágrimas.

—Hazle lo mismo. —lo vio serio.

—Él me dobla en fuerza. —lo vio.

—Hasta los hombres más fuertes tienen debilidad. —sonrió. —y Yoongi no será la excepción.

—Dices qué. —parpadeo.

—Yo me encargaré. —sonrió. —tú solo hazle creer que tiene el control sobre ti.

—Primo. —lo vio. —¿Qué planeas?

—Tranquilo. —le beso la mejilla. —me lo agradecerás después. —sonrió. —ya lo verás.

Ambos se quedaron hablando acerca del amigo de Jimin, Jimin le contó que lo conoció hace unos meses, solo que es muy complicado hablarle, ya que no es muy conversador y se podía ver serio, pero a veces era tímido. El castaño se despidió y fue a su casa, tomó su celular y marcó un número cuando dio el mensaje sonrió.

—Hola. —escucho decir.

—Hola. —sonrió. —Yoongi.

—El bastardo. —dijo.

—El manipulador y mentiroso. —rio.

— No sé dé que hablas. — habló el pálido.

—Claro que lo sabes. —se miró en el espejo. —sabes que has hecho primo.

—No tienes pruebas —rio. —así que no me interesa.

—No me subestimes. —se tocó la cicatriz del disparo que recibió hace mucho. —puedo tener quince, pero pienso mejor que tú con veintiún años.

—No me asustas Taehyung. —dijo.

—¿Asustar? —soltó una carcajada. —lastimaste a Minnie y eso lo pagarás.

—Jimin es miedoso y sumiso. — habló. —yo lo hice así.

—No deberías confiar. —sonrió mientras miraba una foto del pálido. —hay sumisos que matan.

—¿Qué tratas de decir? —dijo.

—Lo bueno se vuelve malo. —susurro. —adiós cisne blanco.

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