01. Ney y Messi

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Ay, no.

Alana quería evitar hablar con su hermano, porque sabía que la información volaba y aún más lo hacían los rumores. Y los malos rumores todavía más. Como una persona que se había adaptado al estar en el ojo de la gente, ella estaba acostumbrada a que, de una manera u otra, la información sobre su vida privada se hiciera pública. Su propio hermano era constantemente criticado por eso mismo, aunque a veces Ney se pasaba un poco de mambo y hacía cagadas. Después de todo, era un hombre y Alana seguía teniendo rencor por el género masculino. No importaba que su hermano mayor fuera una de las personas más importantes en su vida, seguía siendo un hombre y siempre cometían errores.

Retomando el tema principal, ella había llegado a su departamento al mediodía, apenas había tenido tiempo de tomar unos mates (algo que había adoptado al pasar tiempo con Leo Messi), que al toque le empezaron a llegar mensajes de todas partes. Sus amigos estaban riéndose, mientras que su hermano no dejaba de llamarla por teléfono y de mandarle mensajes preocupantes. Al parecer, el fotógrafo que le había tomado unas cuantas fotos al salir del departamento de Haaland, había vendido las fotografías a la prensa. Ahora, diferentes cadenas televisivas estaban hablando de su supuesto romance con el jugador.

¿Ella saliendo con Erling Haaland? Antes prefería comer pescado crudo con un montón de ajo y gusanos. Jamás en su vida, pero jamás, iba a salir con alguien como él: una persona mala, que la hacía sentir mal y disfrutaba de provocarle enojo. El rubio estaba tachado, ni lo consideraba un hombre. Era algo así como un monstruo con forma humanoide, alguien sin sentimientos.

Los que pensaban que Erling era un androide estaban equivocados, creía que hasta un robot tenía más sentimientos que él.

—Odio a Erling Haaland, todo esto es su culpa.— se quejó ella, llevándose las manos a la cara. Bueno, no tenía la culpa de que tuviera una resaca horrible, había sido ella la que decidió emborracharse. Sin embargo, Erling tenía la culpa de haberla llevado hasta su departamento y de que ahora todos pensaran que ellos dos tenían algo.

¿Qué mierda hacía un fotógrafo afuera de la casa de Haaland? Si ni siquiera era taaaan famoso. Seguro que él mismo lo había contratado, para tratar de conseguir más fama.

Y su teléfono volvió a sonar. Esta vez, era una llamada de Lionel.

Ney y Leo eran inteligentes, y no sólo dentro de la cancha. Ellos dos sabían que Alana podía ignorar a su hermano todo lo que quisiera, porque después de todo, no era la primera vez que lo hacía y seguramente lo iba a continuar haciendo, pero una llamada de Leo y ella era incapaz de no responderla. Más cuando él siempre había sido su favorito.

Era Lionel Messi. ¿Quién le podía decir no a Messi?

Así que deslizó el dedo y puso el celular en altavoz.

—¿Hola?— saludó ella, hablando en español. Siempre que hablaba con el argentino le hablaba en su idioma. Hasta se le había pegado un poco el acento porteño, por más de que Leo era rosarino y siempre la criticaba, diciendo que ni había pasado un día en Capital, que ya había adoptado la manera de hablar.

—Por fin respondes, ingrata.— se quejó su hermano, del otro lado de la línea.

Ahí fue cuando Leo decidió hablar.— Vamos directo al punto, Alana, ¿Vos estás saliendo con Haaland?

Lionel siempre se había caracterizado para ser sencillo y sin muchas vueltas.

Y Alana especialmente le gustaba hacerse la boluda y dar muchas vueltas.

—¿De dónde escucharon eso?— preguntó ella, tratando de darse cuenta de qué tipo de información tenían.

A veces los dos se comportaban como hermanos mayores que querían saber qué hacía y con quién se involucraba. Estaba claro que nunca habían podido controlarla, porque siempre terminaba haciendo lo que quería. Alana era una chica de veintidós años, que le gustaba experimentar y conocer gente nueva. Ney no la jodía mucho con su decisión a los hombres con los que pasaba el tiempo, mientras que Leo era completamente lo contrario. El campeón del mundo se oponía ante la idea de que la Alana que una vez había conocido ya era una mujer, todavía seguía pensando en ella como la nena que iba a ver a su hermano jugar en el Barça.

—Está en Twitter, en Instagram y en la televisión. No te haga' la boluda conmigo, Lanita.— Leo la retó y cuando él la retaba, ella ya no quería seguir en ese mundo.

Si Lionel Messi le decía algo, otra no le quedaba que quedarse callada y pedirle perdón.

Alana se quedó callada por un tiempo, toda la situación era rara. ¿Ellos le iban a creer si le contaba que se había emborrachado y que terminó en la cama de Erling? Ya que pensaran que tenía algo con él era su peor pesadilla, pero lo peor era que supieran que había estado totalmente indefensa en compañía de otros hombres y del noruego que juraba odiar con todas sus fuerzas.

Ney no aguantó más la intriga.— Hermanita, quiero la verdad. ¿Estás saliendo con el vikingo?

—Si, dale, contanos, Alana. Mira que lo vamos a trompear.

Eran capaces. Los dos. Más Leo que su hermano, Ney era capaz de mirarlos pelear, mientras se cagaba de risa. Messi podía parecer alguien tranquilo, pero por las personas más importantes de su vida podía dejar de lado su racionalidad.

—¿Erling y yo? jamás, me cae mal.— ella les respondió, tajante.— Ustedes saben que no puedo tenerlo cerca ni por un minuto, porque me dan ganas de cometer homicidio. Además, si Hitler y él estarían en una misma habitación, prefiero hablar con Hitler.

Eh, con eso no se jode.— la retó Leo.

Ella soltó un suspiro.— No tengo nada que ver con Haaland, jamás en mi vida podría estar con alguien como él. Mi vida puede ser miserable, pero ni en pedo saldría con Erling Haaland, antes prefiero terminar entrega a Dios y hacerme monja.

Que Alana se hiciera monja era el colmo, amaba a los hombres y a los penes como amaba el chocolate.

—¿Entonces qué pasó? Necesitamos la historia completa.— su hermano mayor se interesó. Y otra no le quedó que contarle todo lo que había pasado a los dos, lo único que no contó fue que Richarlison había estado ahí también. Esa parte prefería guardarla en su sistema, porque no la llevaba a ningún buen destino.

Cuando terminó de hablar, hubo un silencio del otro lado de la línea, hasta que Neymar habló.

—Yo ya le escribí al rubio para pedirle explicaciones.

Lionel también fue sincero.— Y yo ya le di la fecha y la hora.

—¿QUÉ HICIERON?

Ney soltó una risita, como si la situación le pareciera divertida.

—Mi mensaje fue más pacífico, pero me clavó el visto.

Leo también agregó.— Y el mío no fue pacífico, también me clavó el visto.

Que le hubieran escrito a su peor enemigo era lo peor, la hacían sentir como si tuviera diez años y necesitara de sus hermanos mayores para que la defendieran. Haaland era inaguantable, alguien que no lo quería ver ni en figurita, pero Alana era lo suficientemente orgullosa como para nunca recurrir y pedirle ayuda a terceros.

—Los voy a matar, ¿En qué estaban pensando al escribirle a ese pelotudo?

—Teniamos curiosidad y vos no estabas respondiendo nuestras llamadas.— respondió el argentino.

Alana se sentía mal, sentía como si lo que había comido en la casa de Erling iba a salir de su estómago directo al piso. No le parecería raro que él la hubiese intoxicado a propósito.

—Si, ahora me echan toda la culpa a mi. Hombres tenían que ser.

—Igual es tremendo cagón, ni nos respondió los mensajes. Ve' que no te conviene.— Lionel la jodió, mientras ella se levantaba del sillón y empezaba a caminar por la casa.— El hombre indicado va a tener que pasar por nosotros primero, cuando nosotros te digamos que lo aceptamos, ahí vas a poder salir con él.

Si, claro. Alana no iba a estar esperando que el indicado llegara mágicamente, no vivían en ningún cuento de hadas y prefería ir a buscarlo ella misma.

—Que ni se les pase por la cabeza la idea de que voy a tener algo con Erling, ¿Me escucharon?

—Mm, hermanita, mira que me estás haciendo dudar de tu odio por el vikingo.— ella quiso tener a su hermano cerca para darle una piña y decirle que estaba equivocado.

Da próxima vez que te tiver por perto, juro que te faço pagar isto.— ella pronunció, demasiado seria como para hacerle saber que era una broma. (La próxima vez que te tenga cerca, juro que te voy a hacer pagar esto.)

Eh, no hablen en portugués que no entiendo una chota.— se quejó Leo del otro lado de la línea. Alana formuló una sonrisa, el amigo de su hermano había visitado un montón de países en su vida y nunca se había prestado a hablar en otro idioma que no fuera el español. Ella pensaba que él entendía el portugués, pero se hacía el boludo y se quejaba para no tener que hablarlo.

—Hablemos de otra cosa, porque esto me está haciendo doler la cabeza. ¿Cómo está todo allá?

Escucharon un resoplido, uno que parecía cansado.

Leo fue el que habló.— Ya sabe', las cosas están medio mal acá desde que volvimos del mundial. Los franceses me silban cada partido y se quejan de que juego acá.

—Son unos boludos, si vos sos el mejor jugador del mundo. No te merecen, Leo.

Alana nunca se iba a cansar de decirle lo mismo. Lionel no tenía la culpa de que todo se había dado de esa manera, haciendo que la final del mundo la tuvieran que jugar contra Francia. Ella había crecido viendo fútbol, no sólo porque su hermano era un jugador, sino porque también desde muy chiquita en Brasil el fútbol estaba bien presente. Ella odiaba cuando los hinchas se volvían crueles con ciertos jugadores, una cosa era la pica del momento y putear a los jugadores durante el juego, pero una muy diferente era odiar a alguien después de que habían pasado semanas. Lo que le estaban haciendo a Leo era horrible, le estaban sacando cualquier tipo de diversión al deporte.

La llamada continuó, ellos le preguntaron a Alana cómo la estaba pasando en Inglaterra y el tiempo parecía volar cuando hablaba con las personas más importantes en su vida. Era raro vivir lejos de ellos, sabía que tenía la opción de tomar un avión e ir a verlos, pero aún así, tenía una vida ocupada y no podía dejarlo todo.

Una vez que terminaron la llamada, ella vio que le había llegado un mensaje en Instagram y eso hizo que se pusiera totalmente sería.


[erlinghaaland]

¿Tenías que mandar a tu hermano y a su amigo a hablar conmigo?

Eres infantil, Alana.


Alana no podía aguantarse las palabras cuando se trataba de Erling Haaland, así que respondió rápido, puteandolo mientras escribía.


Para tu información, yo no le pedí nada a nadie. Ellos quisieron hablarte, porque por si no lo sabías, ahora todo el mundo piensa que estamos juntos.

Espero que puedas arreglarlo, porque estás arruinando mi reputación.

Visto.


Erling no tardó ni diez segundos en responder.


¿Tu reputación? No me hagas reír, Alana. Tu reputación se resume a salir con jugadores de fútbol

Y además, yo debería ser el que está preocupado

Tengo una novia y ahora todos piensan que la engañé


Alana puso sus ojos en blanco.



Es tu problema, no el mío

Visto.



Alana se enojó consigo misma y también con él, no podía tolerarlo más y que ahora le escribiera por dm's, cuando ni la seguía en Instagram era el colmo.

Ella era el tipo de persona que nunca podía quedarse en casa por mucho tiempo, así que tras haber tenido una discusión con el rubio, se preparó para salir con sus amigas y distraer su mente de los acontecimientos recientes. Sus amigas eran dos inglesas, que había conocido en la universidad y con las que se había llevado bien desde el minuto uno. Ellas querían saber también qué estaba pasando con su amiga y con el jugador del City, así que cuando la brasileña les dijo de encontrarse en una cafetería, no dudaron en decirle que sí.
Alana se arregló y se preparó para salir, mientras pedía un taxi y llegaba hasta su destino. Lily fue la primera que la vio, la rubia le sonrió y corrió a abrazarla.

—Alanaaaaaaaa.

Ella le devolvió el abrazo, esbozando una sonrisa.— ¿Hay mucho amor acá o me parece?

—Es lo que te iba a preguntar, ¿Me parece a mí o alguien te robó el corazón? ¿Un noruego que supuestamente odiabas?

—Lo sigo odiando a Erling.

Como su otra amiga todavía no había llegado, las dos chicas se sentaron en una de las mesas y ella tuvo que contarle un poco de lo que había pasado. Lily estaba al tanto de la bronca que le tenía al futbolista, así que a la británica le había parecido raro que las personas pensaran que ellos estaban juntos. Al terminar de contarle, la rubia se veía mucho más racional y tranquila.

—Quiero ver qué dicen las redes.— Lily sacó su celular y una vez que se metió a Twitter, se quedó callada.

—¿Qué dice?

—Nada, amiga.

—Seguro dicen que soy una puta, que estoy robando novios y que Erling es un santo que seguramente fue tentado por mí.

Alana puso sus ojos en blanco y tragó un sorbo de su cappuccino. Necesitaba alcohol, pero no era lo más sano a esas horas.

—Dicen todo eso y más.

Hace un tiempo, Alana había tenido que desactivar sus comentarios en las publicaciones que subía. Ya no tenía Twitter, pero si tenía una cuenta de Instagram en la que solía subir cosas. Sin embargo, las personas siempre amaban apuntar a las mujeres y echarles la culpa de todo a ellas. Desde que tenía dieciséis años, Alana Santos se había acostumbrado a la constante presión de ser observada por ojos críticos.

Alana sacó su celular e hizo lo mismo que su amiga estaba haciendo. Leyó los tweets, leyó lo que las personas decían de ella y lo que suponían de una situación que jamás había pasado. La trataban como si hubiese cometido un crimen. Al parecer, querer a Erling Haaland era un crimen. Aunque eso estaba muy lejos de ser verdad, porque en realidad ella lo quería lo más lejos posible suyo.

La estaban tratando de robar novios, de lastimar a Isabel y de fingir ser su amiga cuando, al final, la iba a traicionar por la espalda. Alana e Isabel no eran amigas. Si, se veían de vez en cuando en las fiestas o en los partidos y tenían unas cuantas fotos entre ellas, al igual que ella tenía fotos con las demás novias de los futbolistas y sus familias. Eso no hacía su relación especial. Isabel y ella no eran amigas, no se conocían más allá de las conversaciones que habían tenido. Ella no había traicionado a nadie. Por más que no podía recordar nada de lo que había pasado esa noche, prefería creer en la palabra de Erling y en que no habían hecho nada.

—Isabel y yo no somos amigas, apenas la conozco.

Lily la miró con pena.— Tenemos que hacer algo, no me gusta que piensen esto. La Alana que yo conozco es un amor de persona, ojalá pudieran verte y darse cuenta de qué clase de persona eres.

—Es muy tarde ya, nada de lo que diga va a solucionar esto.

Lily soltó un suspiro.

—Ahí viene Ruth, tal vez ella tenga una idea.

Las dos vieron cómo se acercaba su otra amiga, la tercera que las complementaba. Ruth era lo más opuesto a Lily. Mientras que la rubia amaba vestirse con colores blancos y nudes, Ruth odiaba vestirse con colores, eligiendo sobre todo el negro. Su pelo siempre cambiaba de color, ahora lo tenía de color blanco, que hacía resaltar su tes pálida. La inglesa llegó hasta a ellas y las saludó con dos besos en los cachetes.

—Perdón por la demora, tardé porque al parecer alguien se estacionó mal afuera y era un caos.— explicó ella, mientras recibía la carta que el mozo le estaba dando.— Me enteré de todo lo que estaba pasando con el imbécil de Haaland. Dime qué es mentira que estás saliendo con él.

Alana se llevó las manos a la cara.— No estoy saliendo con él, ¿Tan mal piensan de mí?

Lily soltó una risita.— Es que a veces no tienes buenas ideas.

Ella alzó una ceja, pero Ruth habló, antes de que las dos empezaran a tener una mini discusión sobre las veces que Alana había cometido errores.

—Necesito que me expliques qué hacías saliendo de su departamento, ¿Tuviste sexo con él? ¿Es bruto y fuerte?

—¡Ruth!

Lily se veía horrorizada, mientras que Alana se había quedado quieta, sin pensar ni decir nada. Jamás había pensado en Erling Haaland de esa forma.

—¿Qué? Mide dos metros y es tremendo vikingo, me imagino que en la cama es una bestia. Unas horas con él y no te deja caminar.— la teñida de blanco las miró a sus amigas, que no parecían compartir su mismo pensamiento.

»Bueno, me parece que necesito buscar otras amistades. Alguien que tenga la mente igual que yo.

—Voy a vomitar.— reconoció Alana, después de unos segundos en silencio.— Si estarías hablando de otro hombre, como Enzo Fernández, también me pondría a babear y a hablar como un camionero, pero no con Erling.

—Erling es lindo.— agregó Ruth, solo para que sus amigas recapacitaran un poco. Sin embargo, fue ignorada.

Mientras todas pedían algo para comer, su celular empezó a sonar y ella leyó los mensajes. Era Phil, preguntándole qué hacía y dónde estaba. Todavía no habían hablado nada, así que suponía que tarde o temprano iba a preguntarle lo mismo que todos sus más allegados querían preguntarle. La castaña le respondió dónde estaba y sin embargo, no recibió ninguna contestación de su parte.

—No puedo creer que tú hermano y Messi quieran pegarle a Haaland.— habló Lily, después de estar un rato en silencio.

Alana hizo una mueca,— No creo que le peguen, nada más quieren asustarlo.

—Si se pelean yo quiero estar ahí para ver. Imaginate lo que va a ser eso.— ella miró a Ruth con una sonrisa en su boca, claramente estaba delirando, porque no creía que algo así iba a pasar en la vida real.

Alana se fue un rato al baño y Ruth la acompañó, las chicas volvieron hasta sus mesas y se encontraron con que había alguien más ahí. Lily hablaba amigablemente con Phil, y parado, sin saber qué hacer, estaba Erling. Fue instantáneo, sus ojos se conectaron entre todas las personas que había ahi. No había cariño, empatía o algo cercano a la amistad. Había pura bronca y tensión entre ellos. Erling tenía esa mirada sería que ponía cuando algo lo molestaba, un enojo que no podía contener. Mientras que Alana se preguntaba qué mierda hacía él ahí.

Ella se acercó a los tres a un paso rápido, poniéndose delante de Phil y de Haaland.

—¿Qué hacen acá?— ella les preguntó a los dos, y después se centró en el rubio.— ¿No te alcanzó con arruinar mi mañana que ya querés verme ahora?

—Phil me obligó a venir, no quería ver tu cara.— respondió él, mirándola de arriba a abajo. Alana no se dio cuenta, pero el noruego se quedó un poco más de lo normal mirando su escote.

El amigo de ambos intervino, poniéndose entre los dos.— Tranquilos, vine acá porque quiero que solucionemos esto de forma racional.

—Pero Phil, tú no tienes nada que ver con lo que está pasando con ellos.— admitió Ruth, mirando a Erling con curiosidad y especialmente sus manos y brazos. Alana se podía imaginar lo que estaba pensando, su amiga tenía una mente rápida e insana.

—Sin embargo, soy el único que tiene ganas de que mis amigos puedan llevarse bien una vez en sus vidas y que las personas no piensen mal de ellos. Yo sé lo que pasó, porque Erling me lo contó, pero las personas creen que ustedes están juntos y que cometieron un acto de infidelidad.

—No me importa qué piensa la gente de mi.— admitió Alana, sin dejar de mirar al rubio.

—Se nota.— atacó Haaland, mirándola de la misma manera en la que ella lo miraba.

—¿Qué querés decir, tarado?

—Eh, tranquilos.— intervino Lily, que sabía que cuando Erling y Alana se ponían así, no había mucho que pudieran hacer.

Erling avanzó un paso hacia ella, poniéndose cerca y alzándose en estatura. Alana no era una persona bajita, pero cualquiera al lado de ese hombre quedaba petizo.

—A mí si me importa mi reputación, Alana. Tengo una novia y una carrera.

—No me importa nada de tu vida, Erling. Además, si Isabel te deja, le estás haciendo un favor. Bastante tiene con soportarte.

Alana sabía que se estaba metiendo en un terreno peligroso y uno en el que no tenía por qué meterse. Claramente le daba lo mismo la vida personal de Erling y con quién salía, pero simplemente su intención era lastimarlo y herirle el ego. Al parecer, funcionó, porque él se puso todavía más serio y estaba a dos minutos de perder cualquier calma. Su mandíbula estaba tensada, sus ojos claros mostraban el odio y resentimiento y sus labios estaban separados.

—Cierra la puta boca, Alana.— Erling avanzó un paso más hacia ella, estaban tan cerca que sus pechos se rozaban.

—¿O qué?

Alana no le tenía miedo y tampoco era tímida. Si él quería intimidarla, ella nunca se iba a dejar.

—Chicos, cálmense.— pidió Phil, pero nuevamente, fue ignorado por ambos. Los dos estaban tan concentrados el uno en el otro, que se olvidaron que estaban en una cafetería, dónde había otras personas y trabajadores.

Se olvidaron que había personas con celulares y cámaras.

—Sos un imbécil, Haaland.— ella lo insultó, bajito pero entendible.

—Y tu eres una inmadura, que se cree superior a todos.— retrucó el noruego, creyendo que eso iba a lastimar el orgullo de la castaña.

—¿Yo me creo superior a todos? Estoy segura que soñas todas las noches con ganar el balón de oro, porque te sentís superior a los demás. Y lamento romper tus ilusiones, pero no vas a ganar uno.

Alana no estaba segura de nada, pero quería molestarlo con algo que le importaba mucho.

Podía sentir la mirada de Phil en ella, criticándola por lo que estaba haciendo.

Si el espacio entre ellos ya no era lo suficientemente corto, se achicó todavía más. Erling se quedó tan cerca suyo, que no había más espacio. Él se agachó un poco, para que sus caras quedaran más cerca.

—Te odio.

—Qué lindo, ¿Es una declaración de amor?— ella lo jodió.

Erling la miró por un momento más y se separó de ella. Fue ahí cuando ella se dió cuenta que había estado respirando mal por los últimos segundos. El jugador del City se distanció todavía más y finalmente caminó lejos de ella y del resto de los presentes, saliendo por la puerta de la cafetería. No miró para atrás y no se despidió de nadie. Alana vio como algunas personas apuntaron con su celular a él y como también quisieron pedirles fotos, pero Haaland estaba enojado como para acercarse a sus fans y tener un intercambio.

Mierda. ¿Eso significaba que habían grabado y sacado fotos de lo que había pasado en los últimos diez minutos?

—Alana, en serio que intenté que ustedes solucionen esto.— ella volcó su atención en Phil y soltó un suspiro.

—No hay nada para solucionar, puedo vivir con esto.

—¿Con qué todos piensen que eres la que se metió en una relación? ¿Qué estás saliendo con él?— preguntó Phil, sin creer por un segundo en lo que ella le decía.

Así como sonaba, era una locura.

—Prefiero eso, antes que tener una buena relación con él.

—Soy tu amigo, Alana, pero el odio que le tienes a Erling te está cegando.

Ella sonrió de lado.— Tengo miopía, así que ya estoy ciega desde antes de conocerlo.

Phil soltó un suspiro, sin reírse ni parecerle gracioso el comentario.

—Hablame cuando llegues a casa. ¿Vendrás al partido?

Ella casi se había olvidado, había partido en los próximos días. Desde que había conocido al inglés, había ido a cada partido sin falta. No era una citizen de corazón, porque en parte le gustaba más el Manchester United, pero iba a bancar a su amigo y a estar ahí presente.

—Sí, pero no creo que sea bien recibida.

Phil negó.— Todo estará bien, Ronnie te quiere y va a jugar contigo. Ahora prometeme que no te meterás en más problemas hasta la próxima vez que te vea.

—Lo prometo, Phil.

Su amigo se acercó para darle un abrazo y ella se quedó con sus amigas. Como había muchas personas todavía y la presencia de los futbolistas había levantado el radar de ciertos peatones que caminaban por las calles, decidieron subirse al auto e ir a la casa de Alana.

Mientras conducía, Ruth la miró con una ceja alzada.— Había mucha tensión.

—No empieces.— pidió ella, llevándose las manos a la cara. Conocía a su amiga y anticipaba por qué dirección su comentario iba. Tenía una traidora entre sus amistades.

—¿Qué? Erling Haaland me mira así y yo ya estoy desnuda.

Alana no le dió un codazo, porque Ruth estaba manejando y no quería morir todavía.

—Son mis amigas, tienen que odiar a Erling.

Lily se rió.

—No lo puedo odiar, tonta. Si se viven peleando por estupideces.

Ella miró por la ventana. Quizás para los demás eso podía parecer una boludes, pero para ella todo era verdadero. Desde que lo había conocido, era como si Erling hubiera hecho todo a propósito para que la enemistad creciera. Él era el que la había tratado mal cuando se conocieron, él era el culpable.

Y ahora, al parecer, todos pensaban que ella estaba saliendo con él.

¿Qué más podía salir mal?


BUENASS, ¿Cómo están?

Perdón que me demoré en actualizar. Tuve semanas largas, tuve que rendir parciales, terminé las clases, fui al recital de Taylor, etc. Fue muchoo.

Espero que les haya gustado el capítulo, porfiss recuerden votar.❤️

Nos vemos la próxima, besitosssss.

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