XXIII

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—¿Sangre? —Miro mi dedo y veo que efectivamente está lleno de sangre. Recuerdo enseguida que la sangre proviene del piso de la habitación, olvidé limpiar mi dedo—. Ah, no es nada. Sólo me pinché con una rosa.

—¿Seguro? —Me mira aterrada—. Debes tener más cuidado, yo soy muy cuidadosa con mis rosas, es por eso que no dejo que nadie las toque. —Comienza a acariciar las rosas rojas que posee en su florero, su mirada se ve algo psicópata.

—Bueno, ya tengo que irme —digo tras sentirme incómodo en el lugar.

—¡Espera! ¿No quieres que te cure la herida? —pregunta Grace, pero la ignoro.

Me retiro de la biblioteca dejando un gran silencio en el oscuro lugar de lectura, muchos secretos se esconden en ese lugar, pero pronto los descubriré. Me recuesto sobre una pared y tomo una bocanada de aire, al final no pude obtener nada de Grace y terminé metiéndome en un lío, ojalá que no comente la situación con nadie, no creo que se haya creído de que la sangre que tengo en el dedo es porque me pinché el dedo con una rosa.

Luego de retomar las fuerzas suficientes, camino hacia el laboratorio de química, pero antes paso por un lavamanos de los tantos que hay en los pasillos de la universidad y me enjuago las manos para quitar los rastros de la sangre artificial. En la biblioteca no obtuve nada, pero en el laboratorio tendré las huellas digitales de la carta y crearé la sangre artificial. Es la primera vez de que la universidad está tan sola, todo se debe a que los demás se encuentran en la capilla realizando la prueba, aunque ya han pasado más de veinte minutos y la cirugía ya debería de haber terminado.

El ambiente se siente tenso, la vibra no es para nada agradable. En el aire que recorre cada rincón del pasillo se puede sentir una incertidumbre terrible, además puedo percibir un olor a muerte. Algo malo está sucediendo en la universidad.

Al llegar al aula del profesor Mark, puedo notar de que se encuentra llena de escombros, hay algunos constructores dentro y se encuentran observando cada rincón del laboratorio. En seguida sale el profesor del aula con algunas maletas y cajas.

—¡Profesor! —le interrumpo para evitar que se vaya.

—¿Qué sucede joven? —Me dirige su mirada—. ¡Ah, eres tú, el de la sustancia rara de aquel día!

—Sí, soy yo. ¿Qué sucede con el laboratorio?

—Está en remodelación, la directora así lo ordenó ya que quiere que toda la universidad esté en un estado perfecto para este nuevo curso.

Parece que el destino no quiere ayudarme con mi investigación, todo lo que intento hacer me es imposible.

—Necesito un favor suyo profesor.

—Claro, con mucho gusto.

—Ocupo que me ayude con... —Me detengo. Pienso bien en lo que voy a decir, no puedo confiar en nadie, al decirle sobre el asunto de la carta comenzará a hacerme muchas preguntas de que por qué quiero saber las huellas digitales, e inclusive le puede decir a la directora—. No es nada, olvídelo.

—Sabes que puedes contar conmigo, estoy para ayudarte. Como adulto responsable puedo orientarlo si tiene algún problema. —Se le caen todos los objetos que lleva en la caja, provocando que sus documentos estén esparcidos por todo el suelo y los artefactos de vidrios se quiebren por completo.

—Sabe, ya debo irme. Creo que estará ocupado un buen rato.

—¡Espera! ¿No necesitabas ayudas?

Me alejo de allí corriendo con gran desesperación, todo comienza a estar en mi contra, mis ideas son interrumpidas por distintos factores que hacen que se vayan a la basura. Comienzo a caminar por el jardín nuevamente, el clima está muy frío y el día está cada vez más oscuro.

Observo una banca de madera y me siento en ella, me quedo mirando el cielo un buen rato. Las nubes se impulsan con el viento formando interminables figuras en el imponente techo del mundo, algunas aves vuelan hacia otros sectores para protegerse de la corriente de frío que se avecina en la ciudad. Logro que mi mente se relaje unos segundos y recuerdo algo a lo que no le había tomado mucha importancia.

En la sala de computación vi una computadora que estaba encendida, le eché un vistazo y comprobé de que se encontraba ingresada en un blog para vampiros, luego al lugar ingresó Lily McGonagle; por ende la computadora estaba siendo utilizada por ella, ya que no había nadie más en la sala de computación.

Mi pregunta es: ¿Qué hacía ella en una página para vampiros?

A menos de que también ella sea una vampiresa, ya no se puede confiar en nadie. Nunca sabemos los oscuros secretos que puede esconder un ser, como yo. Puede que muchos me vean como un tipo muy tranquilo y relajado, sin saber todos los oscuros secretos que guardo dentro y en el monstruo en que me puedo convertir.

Me acuerdo de inmediato de la cita que tengo programada con ella para las cuatro de la tarde en la cafetería, mi primer pensar fue de que no iría, pero analizando bien la situación creo que ella se convierte en una sospechosa más y puedo sacarle provecho a la cita. Ella estuvo presente en el momento en el que imprimí todo acerca de la sangre artificial en la sala de computación, puede que se haya dado cuenta de lo que hacía e ingresó a mi habitación y se llevó la receta para impedir que la fabricara.

Me encuentro tan adentrado en mis pensamientos que unas manos en mis espalda me sacan de mi mente provocando que reaccione extrañado.

—¡Hola mudo! —saluda Keren apareciendo de repente junto a Ámbar, Luck y Dressler.

—¿Qué quieren? —respondo serio.

—Qué amargado Keyland —habla Keren burlona.

Visualizo a Dressler detalladamente. Cualquier persona puede ser sospechosa, aunque me parece imposible tomarlo como uno de ellos. Él convive en la habitación conmigo, por ende le resulta fácil ingresar a la habitación y pudo ser el creador de todo ese desastre que encontré, aunque hay algo que me hace eliminarlo por completo de la lista de sospechosos.

Él estuvo realizando la cirugía en la capilla, por lo que no pudo estar en dos lugares al mismo tiempo a menos de que tenga alguna habilidad sobrenatural, aunque no lo creo. Además me parece imposible creer que un tonto como él sea todo un villano.

—¿Dónde estabas? Te estuvimos buscando desde que saliste —pregunta Ámbar.

—En ningún lado, sólo aquí en el jardín.

—Ámbar estaba como loca por encontrarte —dice Keren metiendo cizaña.

—¡Keren, no empieces por favor! —reclama Ámbar sonrojada.

—¡Ya cállense! —las calla Dressler—. A que no sabes todo lo que pasó... —dice en tono de chisme.

—Sí, hay mucho que contarte —comenta Ámbar ansiosa.

—Keren se peleó, como siempre —dice Luck cruzando sus brazos.

—Cállate Luck —le grita irritada—. Me peleé con la Tinkerbell esa, se cree más que todos y es una tremenda bruta.

—¿Y cómo les fue en la cirugía? —pregunto sin poner atención a lo que hablan, mi mente está en otras cosas.

—Supongo que bien ya que todos pasamos —habla Ámbar emocionada—. Pero algo extraño sucede. —Su tono de voz cambia a uno más preocupado.

—¿Qué pasa?

—Es Judith, la guía. —Luck traga saliva.

—Desapareció, no se sabe qué le pasó. La directora la envió a buscar a Dressler, pero nunca regresó. Dressler volvió y nos dijo que ni siquiera la vio —comenta Ámbar temerosa—. ¿Ustedes creen que sea el asesino de Mörder que se la llevó?

—Ya empiezan ustedes de miedosos. Qué sabemos nosotros de que en el camino se topó con un hombre y se escapó... —habla Keren burlona.

—Keren, por favor, esto es serio. —Suspira Ámbar enojada.

—Es la verdad, es más, hasta puede que se haya ido con el papá de Dressler para su cabaña —Keren suelta una carcajada.

—¡A mi papá lo respetas! —vocifera Dressler enojado.

Todos comenzaron a discutir y gritar, haciéndome perder la tranquilidad y por ende me retiro hacia otro lugar. Camino entre el jardín y miro mi reloj, son las cuatro de la tarde. Delibero rápidamente en mi mente en si voy o no a la cafetería con Lily, no puedo dejar pasar esta oportunidad, puede que de ese encuentro pueda sacar mucha información.

Primero voy hacia mi habitación para dejar el bolso negro que cargo en el cual llevé los libros para entregarlos en la biblioteca. Voy caminando a pasos lentos, mi mente está hecha un lío entre tantos asuntos que me rodean últimamente. Abro suavemente la puerta de la habitación y mis ojos se abren de la impresión.

Todo el lugar se encuentra totalmente limpio, no hay ningún rastro de sangre en el suelo. Inspecciono cada lugar de la habitación y todo el espacio se encuentra en perfecto estado. Trato de calmarme y pensar en que tal vez todo eso que vi fue una ilusión de mi mente, aunque el sobre me confirma que realmente pasó.

Miro por la ventana y olvido todo lo que está sucediendo ya que observo a Megan, se encuentra en los alrededores mirando por todo el césped, parece que está buscando algo en el suelo. Inmediatamente busco la foto que encontré de ella.

Le preguntaré de una buena vez quién es ella realmente.

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