Cinco

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Me sobresalto al escuchar a alguien entrar a la habitación sin antes avisar.

— Oye, ¿sabes por qué la doctora Choi me mira mal cada vez que vengo? — Pregunta Jungkook confundido paseándose por el lugar. — Siempre que me mira pone cara de traumada. 

— No tengo ni la menor idea. 

— Debería disculparme con ella, tal vez la traté mal por error. 

— Sí... A veces eres muy imprudente sin darte cuenta. — Me encojo de hombros mientras le doy la razón mientras me disculpo mentalmente con él. 

Han pasado dos semanas desde que escoltamos a Blue hasta su habitación, dos semanas desde la primera y última vez que vi a esa prófuga intrusa. El enfermero Jung me ha mantenido un poco informado de su estado, gracias al cielo Hoseok suele ser muy conversador y suelta la información sin tan siquiera pedírsela. 

No me malinterpreten, Blue me agrada, pero apenas la conozco y no quiero hayan malentendidos por parte de Jung. 

Hablando de Park, llevo mucho tiempo sin saber de mi amigo de mismo apellido.

— ¿Has visto a Jimin últimamente? — Pregunto al recordar que ha pasado un mes desde la última vez que hablé con él.

— ¿No te lo dijo? — Responde Jungkook con asombro. — Tuvo que regresar a Busan por un tiempo; los dueños de Leather Leaders intentaron adueñarse del terreno de su casa para destruirla.

— ¿Cómo puede ser eso posible? — Pregunto estupefacto.

— Park Seongjin y su esposa Park Minsuk. — Al tan solo escuchar sus nombres me es inevitable voltear mis ojos y soltar un gruñido. — Al parecer compraron todo el área que abarca la cuadra de su casa para construir un nuevo centro comercial, el terreno de la casa de Jimin es lo que le ''corresponde'' a Leather Leaders para colocar su local.

— Pero si ni siquiera está a la venta. 

— Amigo, tú sabes que los que están en el poder lo consiguen todo a base de dinero. — Se pasa una mano por su cabello con desespero mientras suelta un suspiro con cierto enojo. — A nosotros los pobres sólo nos quedan dos opciones: luchar y sufrir o sufrir sin luchar. 

— A veces me cuesta creer que aún quedan personas cómo Park en este mucho. — A pesar de los problemas y el daño que le causaron a mi familia, me cuesta creerlo. — Espero que Jimin y su familia puedan salir lo antes posible de tal situación. 

Park Seongjin y Park Minsuk son nombres que por más intente olvidar sé que nunca lo haré. 

Luego de esa pequeña plática, mi amigo se dirige a la ventana y se pierde en sus pensamientos, obligándome a hacer lo mismo con los míos. 

Con respecto a mi estado actual, tomaron la radiografía de mi pierna derecha y no se mostró nada fuera de lugar, por lo que pudieron retirarme los clavos sin tener que alargar más la espera, cuando sane completamente podré empezar con la rehabilitación. En el caso de mi pierna izquierda, esta sigue sin responder, siendo por ahora sólo un pedazo inservible de carne que cuelga de la parte inferior de mi cuerpo. 

Si de hablar con la verdad se trata, debo afirmar que ya no existe en mi interior ni la más mínima esperanza de recuperar la movilidad de mi inerte extremidad.

Unos pequeños pero audibles golpes provenientes de la puerta me hace despedirme de mis pensamientos, segundos después el causante del ruido hace presencia en la habitación revelando así su identidad. 

— Hello! — Pronuncia Hoseok al abrir la puerta. — Oh, Jungkookie, ¡tiempo sin verte! — Menciona con alegría al verlo apoyado sobre el marco de la ventana. 

— Lo mismo digo, doctor Jung. 

— ¡Ya te dije que no soy doctor! 

— Doctor, enfermero, es casi lo mismo. — Responde riendo mientras se acerca a darle un abrazo, este lo recibe gustosamente.

— Bueno, con que no me pongan a operar a alguien, todo bien para mí. Soy muy joven cómo para ir a prisión. 

— ''¡Doctor Jung, mi problema está en las piernas, deje mi brazo en paz!''. — Dramatizo un poco para llamar su atención, ambos voltean a verme y sueltan una carcajada al notar mi expresión de dolor.

— Sin duda alguna, soy tan despistado que lo más seguro es algo que yo haría. — Ríe un poco más y luego 

— Espera, ¿qué haces aquí? — Pregunto desconcertado. — Pensé que hoy era tu día libre de la semana. 

— Lo es. — Contesta encogiéndose de hombros. — Pero el día de hoy le darán de alta a Blue.

— ¿Quién es Blue? — Pregunta Jungkook con curiosidad. 

— Una chica que hace unos días escapó de su habitación y se refugió en la mía. — Respondo intentando restarle importancia para que no siga preguntando. 

— Por cierto. — Pronuncia Hoseok. — El principal motivo por el cuál vine a tu habitación es para decirte que Park Blue quiere verte antes de irse. 

Me quedo en blanco por unos segundos, ¿por qué razón querría verme? Sólo nos vimos una vez y no fue bajo la mejor situación. 

— No puede ser, ¡sólo me perdí por unas semanas y ahora qué regreso resulta que tienes novia! — Responde Jungkook en mi lugar.

— No es mi novia. — Le digo con obviedad. — Se podría decir que somos amigos.

— Mentira, somos compañeros de atraco. — Responde Hoseok mientras hace una pistola con sus manos. — Blue, Grey y Hobi, juntos por siempre.  

— ¿Quiénes son Grey y Hobi? — Nuevamente, pregunta Jungkook. 

Hoseok le explica un poco, dejando con nosotros a un Jungkook emocionado en busca de un sobrenombre y exigiéndonos que lo aceptemos cómo ''Miembro del clan''. 

Siendo sincero, yo también quiero ver una vez más a esa prófuga intrusa. Sobre todo si esta será la última vez que nos veamos.


Bajo por la rampa con velocidad, pero sin dejar de tener cuidado, desde que me retiraron los clavos tengo permiso para salir de la habitación yo solo con ayuda de mi silla de ruedas. Es algo tedioso tener que trasladarme por este gran hospital sobre estas cuatro ruedas, pero sin duda alguna es mucho mejor que permanecer todo el día encerrado dentro de estas cuatro paredes. 

Jungkook quiso acompañarme para así conocer a la que según él es ''la chica de mis sueños'', pero antes que pudiese decirle que me siguiera, Hoseok respondió en mi lugar al pronunciar que Blue mencionó que quería hablar a solas conmigo, dándole al menor más material para seguir haciendo sus burlas y bromas.

Con mis brazos cansados y un poco aburrido de impulsarme, decido que lo mejor es tomar el elevador para llegar a mi destino sin batallar tanto. En mis clases para aprender a manejar la silla me dijeron que practicara para que así no se me haga tan difícil en el momento en el que me den de alta, pese a conservar sus palabras en mi mente, por el momento le fallaré al instructor y me iré por el camino fácil.

Al llegar al primer piso intento recordar hacia dónde debo ir para llegar a la habitación de Blue. Pienso un poco en preguntar por ella, pero descarto esa opción al recordar que desconozco su verdadero nombre o cualquier dato con el que podría identificarla. 

Maldigo internamente por no haberle dicho a Hoseok que me dijera el número de la habitación. 

Sin más, me obligo a recordar mientras continúo impulsando la silla para no quedarme en medio del pasillo e interrumpir en el paso de los demás. Luego de haber pasado por tercera vez por el mismo pasillo, decido que lo mejor es ir en busca de Hoseok para que me de las indicaciones correctas. Sin embargo, coloca mis manos sobre los aros de empuje al levantar mi mirada y descubrir que la persona a la que he estado buscando ha estado frente a mi todo este tiempo.

Puedo reconocerla a pesar de que me está dando la espalda, al igual que en mi habitación, se encuentra frente a la ventana mientras mira todo lo que pasa al exterior de esas cuatro paredes. Me impulso hasta su habitación y al estar dentro de esta guardo silencio esperando que note mi presencia por su cuenta, pero pasan los segundos y su mirada sigue fija en el exterior, por lo que decido hacerme notar.

— Park Blue. — Al parecer mi voz logra asustarla, ya que se sobresalta un poco antes de girarse para que nuestros cuerpos estén frente a frente. 

Me inspeccionar rápidamente con su mirada y yo copio su acción, haciéndome caer en cuenta de algunas cosas que no había notado hace unos instantes. Ya no lleva sobre su cuerpo esa fea bata de hospital, lo que me hace sentir un poco celoso, ya que se han convertido en mi uniforme del día a día durante los últimos meses. Esta vez su cabello permanece suelto, cayendo sobre sus hombros hasta llegar a la altura del pecho.

Pero, sobre todo, su mirada sigue estando igual de perdida y vacía. 

— Me gusta tu vehículo, es lindo. — La seriedad de voz me deniega saber si lo dice en serio o si simplemente está bromeando.

— Gracias, lo importaron desde Alemania. — Contesto socarronamente mientras acomodo el inexistente cuello de mi bata para seguirle el juego. — Cosas de personas con privilegios, no lo entenderías. 

Camina hasta quedar detrás de la silla, dejándome a espaldas ante su cuerpo, estoy por girar mi cabeza para ver qué está haciendo cuando me sobresalto asustado al sentir que la silla ha empezado a moverse. 

Frunzo mi ceño preparándome para pedirle que no vuelva a hacerlo, pero soy obligado a callar al escuchar una ligera y casi inaudible risa de su parte.

A pesar de que me indigna el hecho de se esté riendo de mí frente a mis narices, me es imposible el no acompañar mi risa con la suya. 

Conduce la silla hasta quedar frente a la ventana y luego se coloca a mi lado. Aunque mis palabras parezcas irreales, desde mi estadía en este hospital no me he atrevido a mirar más allá de estas insípidas paredes, castigándome a mí mismo al privarme de las cosas que solía hacer antes de encontrarme pagando las consecuencias de mis idioteces. 

Con una mezcla de emoción y pavor, dirijo mi mirada al exterior y me quedo embobado al presenciar lo mucho que ha cambiado el entorno desde la última vez que lo admiré. 

Los pequeños brotes nacientes de la primavera han sido remplazados por las anaranjadas hojas cayentes del otoño, dándome a entender que por primera vez en mi vida me he perdido de los calurosos rayos de sol del verano.

Sin poder evitarlos, las gotas que amenazaban con salir de mis lagrimales finalmente caen por mis mejillas.

Con algo de miedo, intento encubrir mi llanto y dirijo mi vista hacia la chica junto a mí, me es inevitable no soltar un doloroso quejido al notar que nos encontramos en la misma situación. 

Park Blue, ¿qué es lo que te lastima?

Nuestras miradas se conectan nuevamente, pero ambos las apartamos al primer instante. Sin pronunciar ni una palabra, se acerca a su cama y toma la pequeña maleta que está sobre ella, nuevamente se acerca a la ventana y me señala algo en el exterior, haciendo que fije mi mirada en un auto que no podría comprar ni aunque trabajase hasta al final de mis días. 

— Ya han venido por mí. — Dice mientras recoger sus otras pertenecías. — Es momento de irme, a mis padres les molesta que haga esperar a mi chofer. 

Suelto un pequeño silbido. — Debes ser una persona muy importante como para tener chofer. — Digo en un todo socarrón en un intento de alivianar el ambiente. — ¿Quién eres? ¿La hija del presidente?

— Sólo soy una persona que anhela que su dolor se detenga sin importar el costo a pagar. — Intenta bromear. — En realidad, solo soy una persona ordinaria en busca de su propia felicidad. Es lo normal, ¿no? 

Su respuesta me deja desconcertado, sin darme tiempo para tan siquiera responder, Blue se aproxima a la puerta y se despide de mi con un ligero adiós. Salgo de mi trance segundos después y me impulso con rapidez hacia la salida, sin embargo, cuando llego a esta me doy cuenta de que es demasiado tarde, ya no queda rastro de ella en los alrededores.

Dime, Park Blue... ¿Alguna día tendré la fortuna de volver a admirar tu sonrisa?


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