Once

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Buscando una manera de apaciguar mis nervios, me recuesto sobre mi cama mientras mantengo mi vista fija en el encielado del techo. Música suave se reproduce desde los parlantes de mi computadora, canciones con ritmos tranquilos que envuelven mis oídos en un abrazo reconfortante del cual me encontraría completamente agradecida si se quedase conmigo hasta el final de la eternidad, si eso fuese posible. 

Pero a diferencia de la eternidad, el tiempo con el que cuento para llevar a cabo victoriosamente mi misión trae consigo una cuenta regresiva establecida que indica su final. 

¿Realmente estoy a punto de hacer tal cosa? Mi mente aún no logra procesarlo, sin embargo, mi corazón me indica que de alguna u otra forma debo encontrar una manera de ayudar. 

La música se detiene sin previo aviso, causando que mi cerebro le envíe una orden a mi cuerpo para levantarme de la cama y encaminarme hasta el lugar dónde siempre he sido esperada, mas nunca me he atrevido a aceptar dicha invitación. 

La presión en mi pecho crece a la vez que los latidos de mi corazón resuenan en mi cabeza, me encuentro parada frente a la entrada del lugar al que más le temo en esta vivienda. Sujeto el tomo de la puerta con mi mano dispuesta a girarlo, pero dicha acción se me es reprimida al escuchar unas fuertes pisadas hacerse audibles desde el pasillo.

— ¿Qué estabas a punto de hacer? — Pregunta mi madre en un susurro mientras aprisiona fuertemente mi muñeca con su mano. — Tu padre está ocupado y no has sido llamada por él, no te atrevas a interrumpirlo.

— Necesito hablar con él. 

— ¿Desde cuándo tienes algo de su interés por decir? — Su risa socarrona me hace temblar ligeramente. — No lo hagas enfadar y ve devuelta a tu habitación. 

— ¿Acaso no puedo tener una conversación normal con él? — Pregunto a pesar de saber que yo misma podría darme una respuesta negativa. — He tomado una decisión importante y debo informárselo. 

— No te atrevas a abrir esa puerta. 

Ignorando su orden disfrazada de petición, giro la perilla y me adentro en la oficina de mi padre, encontrándome con su figura de pie cerca de su escritorio mientras organiza algunos papeles. Levanta su cabeza al notar que la puerta ha sido abierta, recibiéndome con una mirada indagadora por la sorpresa de encontrarse con mi persona.

— No recuerdo haber solicitado tu presencia. — Pronuncia al tomar asiento en su silla. — ¿Qué es lo que te trae por aquí? 

Retengo mi respiración en mis pulmones mientras organizo las palabras en mi mente para que estas no salgan de manera desordenada. 

— ¿Has estado trabajando en nuevos proyectos? — Pregunto en un intento de disimular mi nerviosismo. 

Él enarca una ceja ante mi duda. — ¿Por qué quieres saberlo? 

— Algún día heredaré lo que has creado, ¿no es así? — Tomo asiento en la silla contigua a la suya, aclaro mi garganta para simular emoción en mis palabras. — Pronto me recibiré como licenciada en administración de empresas y necesito un lugar fijo para llevar a cabo mi práctica profesional, ¿qué mejor lugar que el negocio familiar?

— Así que finalmente quiere formar parte del imperio Park... — Susurra con una mezcla de asombro y desconcierto. — Tu petición me ha tomado por sorpresa, ¿a qué se debe tu entusiasmo? 

— Trabajaré para la mejor empresa de la industria inmobiliaria de todo Corea, no sentir emoción sería lo incorrecto. 

— Tengo entendido que mandaste solicitudes a empresas extrajeras y ya has sido seleccionada por muchas. Cada una de las veces que te ofrecí trabajar para mí rechazaste la oferta de inmediato, ¿qué es lo que te lleva a cambiar de opinión?

Cierro mis ojos con fuerza a la vez que la dolorosa presión se acumula contra mi pecho, cuando separo mis parpados me encuentro con su mirada expectante de mi respuesta, obligándome a repasar el mapa mental que he creado para el plan. 

Por nada del mundo puedo hacerle saber que he llegado a tal decisión por el impulso que me dio mi corazón ante la necesidad de ayudar a un amigo a salvar a su ser querido. 

— Ha pasado un tiempo desde la última vez que fui interna en un hospital a causa de un incidente. — Aunque mis manos tiemblan, mi voz se mantiene estable. Estoy por hablar, pero su voz me interrumpe.

— ¿Llamas incidente a algo que provocas por cuenta propia? — Pregunta enarcando una de sus cejas. — Tus niñerías te han llevado a adquirir una actitud mediocre. 

Sus palabras se profundizan como el filoso ataque de una daga en mi corazón, suelto un suspiro a la vez que mi garganta se seca por completo, pero en lugar de guardar silencio me obligo a retomar mis palabras haciendo oídos sordos a las suyas. 

— Durante esos días obtuve el tiempo suficiente para reflexionar en las consecuencias de mis actos y pensar en qué es lo que realmente me conviene. — Logro decir. — Quiero ser parte del imperio que has levantado con creces. 

Y a costa de la sangre, sudor y lágrimas de todas las personas que han sido afectadas por sus actos de imprudencia. 

Mi padre parece meditarlo por unos segundos que a mi parecer son infinitos, hasta el momento en el que lo veo ponerse de pie y acercarse más a su escritorio. Sujeta entre sus manos algunos de los papeles que antes había organizado, extendiéndolos hacia mi persona para que ahora yo cargue con el ligero peso de estos.

— Preguntantes si tenía nuevos proyectos. — Recuerda mis palabras. — Me encuentro trabajando en estos, analízalos lentamente y escoge el que más te llame la atención. — Me permito empezar a leer el título que cada uno conlleva. — Una vez que hayas terminado puedes retirarte de mi oficina, asegúrate de no causar ningún desastre. 

— ¿Puedo escoger cualquier de estos? — Pregunto para afirmar.

— Si después de leerlos no te sientes capaz para realizar alguno de esos, te dejaré revisar algún caso más ligero. — Señala una pila de papeles organizados en uno de los estantes. — Aún no conozco tus capacidades y no puedo dejar algo importante en tus manos para que luego lo arruines. 

Niego y sonrío sin poner mucha atención a lo que dice, enfocándome únicamente en los datos que posee el documento que me apresuro en apartar para diferenciarlo de los demás, asombrándome a mí misma por haberlo encontrado en tan poco tiempo de haber empezado mi búsqueda.

— No tienes por qué preocuparte, me encargaré de todo por cuenta propia. 

Mi padre se encamina hasta la puerta luego de haber guardado algunas de sus pertenecías en su maletín, deteniendo sus pasos antes de atravesar el umbral de la puerta para dedicarme una última mirada. 

— Aún no pierdo la esperanza de que algún día recapacites sobre ti misma y algún día te conviertas en mi mano derecha. 

— Puedes confiar en que así será, trabajé duro por ello. 

Cierra la puerta detrás de él dejándome en soledad de una vez por todas, al escuchar que sus pisadas en el pasillo se vuelven menos audibles, sostengo entre mis manos el documento que hace unos minutos había seleccionado. 

''Construcción de centro comercial en el Distrito Geumjeong Gu, Busan''.

También puedes confiar en que lo primero que haré es traicionarte.



Reviso impacientemente mi teléfono a la espera de cualquier llamada entrante, obligándome a apartar mi vista del artefacto cada cierto tiempo en un intento de disipar mi angustia. El sonido provocado por la llegada de una notificación me hace entrar rápidamente a la aplicación de mensajería, soltando un débil suspiro al ver que se trata de un mensaje de Jungkook para avisarme que ya se encuentra en el hospital.

— ¿Has recibido información sobre el estado de Jimin? — Pregunto una vez que Jungkook se adentra en la habitación. 

— Ninguna noticia ha llegado a mis oídos. 

Suelto un suspiro al escuchar sus palabras, siguiéndolo con la mirada mientras este camina hasta la cama para luego tomar asiento al lado de una de mis piernas sin perder el cuidado para no lastimarme. 

Me llevo una mano a la frente y dirijo mi mirada al techo en busca de alguna solución, ¿qué más podríamos hacer? Ha pasado una semana desde que agredieron físicamente a Jimin y aún no hemos logrado contactarnos con él ni con su hermano, teniendo que resignarnos a estar a la espera de cualquiera que pueda informarnos de su paradero. 

— Te juro que si no recibimos noticia alguna en lo que queda del día, mañana mismo estaré camino a Busan. 

— ¿Acaso puedes caminar? — Pregunta con una ceja enarcada, provocando que le dedique una mala mirada y me resigne a negar con lentitud. — Lo único que podemos hacer es esperar. 

— ¡Pero no podemos quedarnos sin hacer nada mientras desconocemos el estado de nuestro hermano!

— Encontraremos una solución. — Intenta calmarme. — Recuerda que nací y crecí en el Distrito Mandeok Dong de Busan, intentaré que mi hermano pregunte por él a los hospitales cercanos de Geumjeong Gu, mientras que yo me encargo de revisar los hospitales generales de Seúl si en dado caso fue trasladado. 

— El no poder hacer nada me hace sentir frustrado. — Confieso en un suspiro. — Quisiera poder levantarme sin ningún impedimento de esta camilla y tratar de encontrar una solución. 

Una tercera persona entra a la habitación antes de que pueda seguir hablando, mis nervios se disipan al descubrir que se trata de Haneul, quien sostiene una carpeta entre sus manos y sobre este lleva una pila de papeles.

— Aún si te resulta difícil movilizarte como antes solías hacerlo, eres capaz de lograr grandes cosas. — Pronuncia una vez que se encuentra frente a nosotros. — Así que deja subestimarte tanto y presta atención a mis palabras. 

— Creí que hoy tampoco vendrías. — A pesar de mi reciente asombro, le dedico una sonrisa de bienvenida, la cual corresponde de inmediato. — En la llamada que tuvimos por la mañana me comentaste que aún te encontrabas ocupada. 

— ¡Un gusto verte, Haneul! — Saluda Jungkook con alegría. 

— ¡Lo mismo digo, Jungkook! — Responde ella con una sonrisa. — Me alegra saber que hemos coincidido el día de hoy, con ustedes dos reunidos me será más fácil explicar las cosas.

— ¿Finalmente me dirás qué es lo que pasa por esa cabeza tuya? — Pregunto divertido con una ceja enarcada. — ¡Me quedé sin enfermera personal durante tres días seguidos! — Finjo molestia mientras formo un ligero puchero. — Otra persona tuvo que atenderme y debo confesar que no me sentí satisfecho con su trato. Deberás recompensármelo de alguna manera. 

— Creo que con lo que estoy a punto de decir será más que suficiente. — La miro expectante. — He conseguido información sobre el paradero de Park Jimin. 

El suspiro de sorpresa que liberamos Jungkook y yo se hace sonar al unísono, provocando así que Blue suelte una pequeña risa a la vez que se apresura a tomar asiento en el sofá al lado de la cama mientras esparce los papeles en la mesa contigua al sofá.

— Se encuentra hospitalizado en el hospital Haeundae Paik, Busan. — Le hace una seña a Jungkook para que se acerca y así poder mostrarnos los documentos al mismo tiempo. — En su mayoría no cuenta con heridas de gravedad y ha logrado recuperarse con rapidez, pero posee en una pequeña dislocación en el codo que no le permite mover su brazo por completo, por el momento sigue en observación para disipar cualquier duda. 

— ¿Cómo sabes todo eso? — Pregunto con desconcierto. 

— Te prometí que intentaría ayudar en esto, ¿no es así? — Mi sonrisa se ensancha ante sus palabras. — Supongo que es momento de empezar a utilizar los ''privilegios'' que trae consigo el ser la heredera del imperio Park. 

Sin poder evitarlo, las lágrimas corren por mi rostro y al levantar la mirada me encuentro con Jungkook, quién ha entrado en la misma situación. 

— Gracias por hacerlo, Haneul. — Susurra Jungkook con una sonrisa.

— Te lo agradezco, Blue. — Suelto entre llantos y risas. — Lo hago de todo corazón.

— No tienen por qué agradecerme, siempre estaré dispuesta a ayudarles si se trata para algo de bien. — Responde con una sonrisa. — Ahora alisten sus cosas porque un viaje largo nos espera. 

— ¿A qué te refieres? 

— Mañana a primera hora partiremos a Busan.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro