Reo Mikage (+18)

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Advertencia: Personajes mayores de edad.

Reo frunció el ceño al leer el documento que estaba en sus manos, si era sincero no entendía gran parte de esta, estar alejado de este tipos de cosas si le había afectado al parecer.

Pero qué iba a hacer, preferiría mil veces a ser futbolista que estar en la empresa encerrado, llenando papeles, asistiendo a eventos aburridos, etc y etc.

Miró con sus orbes morados a la mujer que estaba frente suyo y que portaba una sonrisa burlona en sus labios.

Joder, aunque pasaran los años, Karina seguiría viéndose como una diosa a sus ojos, una diosa que podía hacer o pedir cualquier cosa y él se lo daría.

Incluso aceptaba sus burlas, como ahora.

—¿Y bien? ¿Crees poder manejar todo esto?— la voz de ella se dejó escuchar— ¿o acaso el propietario de toda la empresa no sabe cómo hacerlo?— dijo disimulando una risa.

A pesar de todo, Reo la seguiría viendo como alguien sumamente hermosa aunque pareciera tener unos cuernos y cola de demonio que se mueve de un lado a otro.

Pero así la quiere él, y sabía que ella igual.

—¿Mi querido esposo necesitará la ayuda de su esposa o podrá hacerlo todo por él mismo? Espero que esa cabecita tuya no esté pensando solo en fútbol—

Y sí, lo mejor de todo ello es que Karina era suya así como él era de ella.

Antes no le importaba mucho su apellido pero que ahora ella lo portara hacía que las cosas cambiara. Karina Mikage.

Aún después de casarse, aquello sonaba bien a sus oídos.

Ahora, lo único que quería es que ella tuviera un poco de tiempo libre y poderlo pasar juntos como la pareja de casados que eran, que debido al trabajo ese tiempo entre ellos eran sumamente corto.

Así que Reo se había propuesto ayudarla avanzar en los papeleos que había que hacer ya que Karina era la encargada de manejar Mikage Corporation, porque ella era su esposa y siempre había estado metida en ese mundo, algo que a Reo no le gustaba tanto en sus años de adolescencia e incluso ahora.

—Ya verás que todo estará resuelto— respondió él con una mirada determinada dejando sin habla a la pelicastaña que solo pudo cruzarse de brazos mirándolo fijamente.

Hace mucho que no tenía momentos así con su esposo.

Lo malo de tener que manejar una empresa así es que el tiempo es limitado, pero ella estaba dispuesta a soportarlo porque quiso que Reo cumpliera su sueño y no va a negar que le gustaba trabajar ahí, siempre le había gustado los negocios y la tecnología; por ello, los padres de Reo y los suyos no dudaron en comprometerlos sabiendo que Karina y Reo serían una buena pareja. Ganaban ambas partes. Lo que no sabían es que estos chicos si se iban a querer con sinceridad sin importar todos los beneficios que se pudieran tener por su unión.

Ella sonrió divertida notando las dificultades que Reo tendría para rellenar unas cuantas hojas, que para ella no era difícil. Verlo, hacía que notara lo apuesto que aún era, además de notar su trabajado cuerpo debido al deporte que ejercía como profesión.

Ahora recuerda que no han tenido nada de tiempo juntos, para hacer nada de nada.

Lo aclaraba porque ahora sentía esas ganas de estar junto a su Reo.

Solo sonrió por la idea que tuvo.

Desabrochó los botones que tenía su blusa y traje, se acercó donde estaba Reo y sin decir palabra alguna se sentó en su regazo, el pelimorado había quedado sorprendido.

—Karina...¿qué?— musitó él dejando la hoja en la mesa de la oficina.

La pelicastaña le dió un beso que subió de intensidad con ella llevando el dominio.

—Estamos tan ocupados que hasta ni nos hemos besado como debe ser— habló la pelicastaña de manera tranquila— y ahora te necesito, Reo~— susurró de manera melosa abrazando el cuello de su esposo.

Reo solo atinó a posar sus manos en las caderas de su esposa, aceptando lo que se vendría.

—Claro que si, mi reina— respondió él esbozando una leve sonrisa, aprovecharía todo lo que sucediera, no siempre su esposa le ofrecía algo así.

Demonios, sentía tanta emoción por hacerlo en la oficina que no dudó en volver a iniciar un beso y comenzar a acariciar el caliente cuerpo de ella. Las salivas de ambos se mezclaban e incluso algunas gotas caían por las comisuras de sus labios.

Karina no dudó en mover su trasero contra la entrepierna de Reo que poco a poco estaba endureciéndose, sonrió divertida con las reacciones que le provocaba a su esposo.

Y hubieran seguido si alguien no hubiera tocado la puerta.

Del otro lado, estaba la secretaria de Karina que luego de un rato ingresó a la oficina de su jefa, encontrando esta vez a Reo, quien parecía estar tenso.

—Buenos días, señor Mikage, he venido a dejarle el informe que me pidió Karina-sama sobre las empresas que quieren unirse a Mikage Corp, además que ya se había programado una cita con el propietario de Ichiban Surb— saludó e informó de su llegada pero no vió en ningún lado a su jefa, se extrañó mucho.

—S-si...ella salió hace un m-momento— respondió agitado, cosa que extraño a la secretaria Higuchi— solo deje los papeles, puede retirarse— demandó rápidamente.

Higuchi ya no dijo más y se acercó a dejarlo, después de despedirse formalmente salió de ahí. Algo le decía que se fuera rápidamente.

Karina emitió una risita que crispó de los nervios a Reo, ya que esa vibración le había causado mucho placer e hizo que su pene se endureciera más.

—Que tierna, espero que no se haya dado cuenta— dijo después de sacar la dura polla de su boca, comenzó a pasar su mano por todo el falo, sonriendo siniestramente a Reo que solo la miraba estando ella debajo del escritorio.

—Estuvo bien...—

—Claro, claro, pero sabes que no pararé hasta tomarlo todo de ti, ¿ok?— le guiñó el ojo para después ponerlo nuevamente en su boca.

Reo soltó un gruñido, mierda, esto le parecía lo más erótico de su vida, no quería que se acabara. No cuando Karina posaba sus lujuriosos ojos grises en él sin dejar de chuparlo una y otra vez.

Hasta que nuevamente tocaron la puerta, y esta vez no solo sería por un rato.

"¿A qué hora cerrará la boca este tipo?"

Pensó Reo, disimulando los gemidos roncos que quería soltar, a este paso se vendría y ese hombre ni cuenta se daría por estar alardeando de cómo su empresa debía unirse a Mikage Corp, que habría muchos beneficios y no sabía que más basura había dicho.

Ahora pensaba que fue una mala idea querer hacerlo ahí, pero ver como los regordetes labios de su esposa abrazaban la punta de su pene mientras sus pechos cubrían lo que faltaban hacía que esa idea se fuera de su mente.

—...por eso Ichiban Surb sería un buen aliado, ya que no solo sería los beneficios de antes, sino también...— el Mikage dejó de escuchar cuando sintió como la punta de su polla chocaba contra la garganta de Karina, él estaba tan profundo y ella tomándolo como si nada, realmente le había enseñado bien, posó su grande mano en la cabeza de ella y de esa manera también la guió para que llevara un ritmo más rápido, pronto llegaría y quería que ella se lo tomara todo.

Pero antes...

—Cierre la boca— demandó dejando de mirar a su linda esposa para mirar de mal humor al tipo que recién se calló la boca— llevas diciendo puras tonterías desde hace una hora, ¿me crees estúpido? Tu mal...— Reo se detuvo al sentir como Karina amenazó con sus dientes al escuchar su tono malhumorado, debía controlarse, así que se corrigió rápidamente— tu empresa no me beneficiará en nada, más bien sería al revés, y Mikage Corp no está para eso, puedes pararte e irte de acá— demandó al hombre pero al ver que este iba a protestar, lo miró seriamente— no quiero repetirlo nuevamente, ¿o acaso ese diminuto cerebro no lo comprendió?— soltó amenazadoramente, el tipo ya no dijo nada y se largó de ahí. Reo soltó un suspiro, sabía que estuvo mal lo último que dijo pero no dejaba de insistir y su paciencia ya se estaba acabando—¿Cariño?— preguntó al sentir como Karina dejaba de tenerlo en su boca, al mirarla notó cómo las mejillas de ella estaban rojas y sus ojos grises estaban más oscurecidos que nunca. Sintió miedo al pensar que estaba enojada.

—Eres tan sexi cuando estas enojado— dijo la mujer después de un rato, tomando por sorpresa al pelimorado— yo también quería que se vaya, no quería que ese horrible hombre te llegara ver de esa manera cuando yo soy la única que puede verte así de satisfecho, ¿estoy en lo cierto?— sonrió tomando entre sus manos la dura polla de su esposo.

—S-si, eres la única— respondió entre jadeos roncos el pelimorado, Karina asintió satisfecha y volvió a introducir el duro falo a su boca y esta vez llegaría hasta el final— mierda...m-más rápido, amor—

La pelicastaña siguió en su trabajo chupando y lamiendo queriendo causarle solo placer a su esposo. Reo, luego de un rato, marcó el ritmo que quería llevar, golpeando con dureza la garganta de su esposa causando que esta lo tomara de los muslos y recibiera las embestidas en su boca, también sentía como cierta parte se mojaba cada vez pero priorizó el hacer sentir bien a su esposo porque se lo merecía.

Reo emitió un gemido ronco demostrando que se vendría, cosa que fue así porque luego de una fuerte estocada quiso salir de su boca pero Karina no lo dejó haciendo que este se corriera en su cavidad bucal.

Ella le sonrió de lado una vez que se lo tomó todo, dándole una imagen sumamente placentera al pelimorado, ya que había algunos restos blanquecinos que quedaron por la comisura de sus labios y en sus pechos.

—Estas tan delicioso~— dijo con un brillo peligroso en sus ojos— vamos, falta que me hagas sentir bien— ella se paró con las piernas un tanto temblorosas y dejó caer su falda al suelo dejando ver el desastre que le había causado todo el placer de sentir su boca siendo follada fuertemente.

Reo sintió que se ponía duro solo con ver el estado de su esposa, y que esta se halla quitado la ropa interior sin que él se diera cuenta.

Esto iba a durar un buen rato, así que era mejor ponerle seguro a la puerta.

Este Os lleva casi DOS MESES en borradores ☠️☠️ no sé qué me pasaba, pero andaba con menos ganas de escribir y cuando quería, no tenía idea de cómo seguirlo y más porque este cap es Smut. Prometo mejorar en la próxima.

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