7mo día - Demonio y ángel

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Pareja: KatsuDeku.

Número de palabras: 5300.

Advertencia: Temas religiosos leves, si eres delicado pa' fuera se ha dicho. Muerte de personaje pero nada explícito. Narrado desde la perspectiva de Izuku.

Nota: Hace un tiempo que he querido escribir esta temática e incluso se lo había dicho a mi esposa (gaypad qlero no me deja etiquetarla) que quería hacer una historia con este tema pero salió, se podría decir un three shot, aunque aquí sólo verán uno de tres(?). Bueh, los dejo leer ♥

¿Cuántos veces Izuku habrá escuchado las reglas de Dios acerca de no bajar a la tierra a menos que sea un ángel guardián o un simple humano? Podría responder que incontables veces había escuchado aquello, pero nadie podía culparlo de ser un ángel bastante curioso; había escuchado innumerables veces a los ángeles guardianes llegar y contar sus historias, solía escuchar tantas buenas como malas experiencias que éstos habían vivido y aquello solo le daba pie a querer bajar y ver todo con sus propios ojos pero tan solo era un niño y sus alas aún no estaban lo suficientemente desarrolladas, así que, como buen ángel y príncipe del cielo, se portaba bien.

Le gustaba correr por entre las casas de los ángeles todas la mañanas, saludando a todos lo que veía despiertos, siendo el primero en llegar al punto de partida donde llegaban los ángeles guardianes luego de haber protegido el sueño de aquellos humanos que se los merecían; aquella era una costumbre que había adoptado y los ángeles guardianes estaban acostumbrados a ver al pequeño príncipe esperar por ellos para preguntarles de sus "aventuras", ya que para el pequeño el estar toda la noche velando el sueño de los humanos, era toda una aventura por lo que veía mientras rondaban las casas humanos. Izuku escuchaba con atención todo lo que le contaban, escuchaba sobre las fiestas, los bailes y la música que había en la tierra, le gustaba lo que le contaban y le tarareaban algunas de aquellas canciones a escondidas de Dios, el padre de todos ellos, ya que aquello estaba prohibido en el reino de los cielos; para tristeza de Izuku.

Con los años fue creciendo, al igual que sus alas y mientras hacia el trabajo de un príncipe que era velar por su familia, los ángeles y por los humanos que creían todavía en su creador. Para Izuku era un trabajo aburrido, estar todo el tiempo en vigilia no era algo que fuera con él pero si no lo hacía no llegaría a ser un arcángel y si no llegaba a ese rango, su padre lo rebajaría a algo peor sin llegar al punto de ser un demonio. Él no quería ser algo más bajo que un príncipe, le gustaba tener sus pocas libertades y pocos limites aunque no lo mostrara tanto, aún así decidió que para su mayoría de edad cumpliría su sueño.

Y eso hizo, para su mayoría de edad, a todos los ángeles que estaban prontos a ser arcángeles se les entregaba su halo de luz, mismo que los diferenciaba de los demás ángeles quienes los respetaban ya que estos eran, no solo los protectores de los humanos si no también los suyos. A diferencia de los humanos, los ángeles no celebraban con fiestas ni regalos un cumpleaños, así que Izuku aprovechó que ese día tenía libre para descansar y usó sus alas para cumplir su sueño de bajar a escondidas del reino de los cielos hasta la tierra y usó el halo para que este lo volviera invisible a los ojos humanos, solo lo podrían ver los bebés y pocos niños ya que por regla, ellos eran bastante inocentes a esa edad, al menos algunos.

Izuku volaba por encima de las calles de aquella ciudad, observando las luces, las personas, los lugares a los que parecían frecuentar, la manera en la que se transportaban y la forma en la que vivían, incluso llegó a ver la parte más mundana de aquella ciudad, al ser de día no habían casi personas por ese lado. Así que siguió volando por unas cuantas horas hasta llegar a un pueblo bastante bonito, habían personas que parecían estar celebrando algo en medio de los arbustos y él decidió acercarse y quedarse detrás de los mismos arbustos para observar; había música de esas que le tarareaban los ángeles, veía a los humanos moverse de manera extraña entre ellos, habían risas, una fogata en medio de estos y extrañas bebidas que los hacían moverse de una manera aún más extraña.

Tarareaba algunas de las canciones y movía la cabeza, sintiéndose rodeado de repente y con un poco de miedo, volteó a ver, no eran más que los bonitos animales que habían ido a hacerle compañía, incluso un precioso venado con ojos rubíes que se había acomodado detrás suyo para observarlo, era bastante curioso para Izuku el que solo lo observara y no durmiera como los otros animales a su alrededor, aún así no le prestó atención y siguió observando a los humanos, tratando de imitar aquellos movimientos que él creía, eran bailes pero sencillamente no le salían. Escuchó al venado resoplar como si se estuviera riendo e Izuku volteó a verlo con el ceño fruncido.

Oye no te burles, esto es complicado Se quejó Izuku con el venado quien ladeó el rostro para observar mejor al pequeño ángel peliverde. No tiene caso hablar contigo.

¡Príncipe! ¿Qué hace aquí abajo? Llamó un chico rubio acercándose al peliverde.

Oh, hola Monoma, se supone que no estoy aquí Le comentó Izuku al rubio frente suyo, uno de los ángeles guardianes de turno.

Príncipe se va a meter en problemas con padre Le recordó Monoma. ¿Qué hace aquí?

Observaba y trataba de ¿bailar? Igual que ellos, supongo Respondió Izuku viendo al hombre quien también se rió divertido al escucharlo. ¿Tú también te vas a reír? Ese venado de allá se burló también.

Monoma se dio la vuelta pero no vio ningún venado, solo habían conejos y ardillas, creyó que a lo mejor espantó al enorme animal con su llegada, volteó hacia el peliverde y tomó su mano para que volara con él.

Venga príncipe, le enseñaré un lugar donde las personas bailan mejor, esto es horrible, lo que sucederá aquí no es nada bueno Le contó Monoma y se lo llevó al otro lado del pueblo. Aquí debe venir por la noches que es cuando empiezan las fiestas príncipe, las personas del pueblo se reúnen para no perder la unión entre ellos y si bailan de manera que pueda aprender, aquello que hacían esas personas no debe repetirlo, nunca.

Pero de noche... No sé si pueda venir Murmuró Izuku con tristeza, viendo el lugar.

Hablaré con el jefe del escuadrón de guardianes de esta noche para que te espere y te traiga aquí, pero debes prometer seguir sus reglas y lo que te pida ¿De acuerdo? Cuestionó Monoma viendo al peliverde asentir contento. Volvamos al cielo antes de que Padre comience a buscarte.

Ambos ángeles volaron hacia arriba, mucho más allá de las nubes mientras eran observados por un venado de ojos rubíes que había escuchado toda la conversación y que había decidido quedarse por allí un poco más.

El pequeño príncipe se encontraba bastante ansioso a que cayera la noche, esperaba que no fuera uno de esos días en los que a Padre le gustaba ir a despedir a los guardianes, aún así él podría ir a despedirlos pero debía quedarse y no podría bajar luego, sería bastante triste si pasaba por ello. El día y la tarde se pasaron bastantes lentos a su pareces que incluso había decidido a dormir una siesta, en el cielo no había mucho que un ángel pudiera hacer más que trabajar, así que, cuando estaban libres; los ángeles pasaban el tiempo dormidos o con sus amigos. Pero Izuku solo tenía amigos guardianes y estos se encontraban durmiendo o trabajando, así que no había mucho que hacer más que dormir.

Una vez que escuchó las trompetas sonar, se levantó veloz para lavarse la cara y olvidarse de comer algo, solo se acomodó el cabello y voló, voló tan rápido como sus alas se lo permitían, llegando primero que los guardianes de turno y saludando a los que recién llegaban, las caras de todos parecían bastante cansadas e Izuku supo entonces que el día no había sido nada sencillo, sobretodo podía confirmarlo ya que la otra parte del cielo donde estaban los humanos que ya habían muerto, habían llegado más de cinco que era el conteo que todos los ángeles que vigilaban la tierra tenían en el libro; nunca le había gustado saber las razones o el porqué de su muerte, ya que la mayoría de las veces era por un demonio que había provocado a algún otro humano y lo usaba para y por su propio placer.

Pequeño príncipe, siempre tan puntual Habló un hombre detrás suyo, haciendo que volteara.

Ángel Yoarashi Saludó Izuku con una sonrisa bastante tierna e inocente. Hoy es un día digno para llegar temprano.

Si, así me ha contado Monoma Habló el hombre y mandó a su grupo a la tierra, todos sabían a dónde ir sin siquiera recibir la orden. Sabes que si Padre se entera, estaremos expulsados ambos del cielo.

Lo sé y en tal caso de que eso suceda, toda la culpa me la llevaré yo Respondió Izuku de manera decidida.

Inasa soltó un suspiro y vio hacia arriba, era obvio que Padre ya sabía de la salida del príncipe, él mismo se había encargado de pedírselo directamente, le había costado un par de gritos que le estremecían sus plumas pero luego de dialogar un poco, logró convencer a Padre pero, por supuesto que Izuku no debía saberlo. Con esa salida, Padre esperaba que el pequeño príncipe viera solo lo malo que la tierra había adoptado gracias a los demonios para que no quisiera volver a bajar y tomara su puesto pronto como un arcángel. Aunque Inasa creía que era algo bastante excesivo ya que no había demasiada maldad por el pueblo donde Monoma había encontrado a Izuku, además de que el pequeño príncipe solo quería saciar su curiosidad acerca de las fiestas, la música y los bailes.

Serás un gran arcángel cuando llegues a ese puesto, pequeño príncipe Comentó Inasa con una sonrisa amplia y lo encaminó hacia el camino que los guardianes usaban para bajar. Por favor, solo acérquese al lugar que le dijo Monoma, no hable con nadie, cuídese las alas, cuidado con los demonios; sabe lo que Padre siempre le ha dicho de ellos, vuele tan alto que una vez que cruce parte del cielo, no lo seguirán Aconsejó, viéndolo con bastante seriedad. Vuelva a casa antes del amanecer y más posible, antes de las tres treinta y tres de la madrugada.

Izuku asentía a los pedido del hombre, aceptando aquellas reglas, mismas que se encargaría de seguir puesto que, si quería volver, el hombre lo dejaría sin problemas. El pequeño ángel peliverde se despidió del hombre en cuanto éste le dijo que ya se podía marchar, le dio la bendición e Izuku se encaminó hacia la parte del pueblo, su halo de luz cubriéndolo como lo había hecho en la mañana, sentía protección demás pero no le dio importancia y que estaba más emocionado por llegar y ver que iba a encontrar.

Una vez en el lugar se acomodó detrás de los arbustos que estaban acomodados en medio de los árboles, había gente llegando e incluso había una especie de casas del otro lado y en frente de estas estaba una fogata, las personas estaban alrededor de estas e incluso habían algunas dentro de las casas de tela, salían con comidas y bebidas, y entraban por ellas; eso era lo que Izuku suponía, había música que era mucho más tranquila, las personas bailaban juntas de manera lenta e incluso llegaban más y más personas que parecían conocerse y otras que no pero llegaban saludando. Era bastante bonito, sobretodo porque a cierta hora los árboles se encendieron con unas pequeñas luces de colores e Izuku se acomodó cerca para apreciar mejor todo; los animales habían vuelto a acomodarse a su alrededor e incluso el venado el cual le causaba bastante curiosidad sus ojos rubíes.

Con el pasar de las horas, Izuku ya estaba más familiarizado con los bailes, aunque aún trataba de bailar y el gran venado resoplaba de manera burlesca e Izuku se indignaba con el animal; hubo un momento en el que pensó salir y unirse a ellos pero habían dos cosas que le jugaban en contra; una, no sabía bailar y dos, era un ángel del linaje de los arcángeles y por lo tanto nadie podría verlo, así que no podría unírseles ni aunque quisiera.

Izuku notó que era hora de volver y se despidió de los animalitos que le hacían compañía, volando tan alto hasta perderse en las nubes, entrando al reino de los cielos y yendo luego hacia su casa, debía ir a trabajar al día siguiente, así que no podía seguir trasnochándose.

Los días pasaban e Izuku no había vuelto a bajar, aunque ansiaba hacerlo, tenía trabajo por hacer, reuniones a la que asistir e incluso tareas que cumplir; su rango se acercaba más a ser el próximo arcángel pero su última tarea era la que más le preocupaba y la cual, no sabía si podía o más bien, quería cumplir.

¡No! Gritó Izuku por primera vez, haciendo tensar a más de uno de los arcángeles que se encontraban en aquella reunión. ¡Padre no puedo ir a la tierra como un simple humano para completar la tarea que me pide!

¡Izuku, todos tus hermanos han pasado por esa prueba! Habló el hombre viéndolo. Solo es ir, como siempre has querido Le recalcó. Y si en un mes sigues sin un solo pecado, volverás al cielo y serás un arcángel como tus hermanos,

No quiero... No quiero perder mis alas, la sensación de volar... No quiero ser un simple humano Respondió Izuku comenzando a llorar, alejándose del lugar para ir hacia su casa y encerrarse en esta.

A su casa comenzarán a llegar los seis arcángeles, uno a uno para intentar convencer a su hermano de cumplir la tarea que Padre le entregaba, pero Izuku se negaba a abrir, ellos estaban seguros de que el pequeño podría pasar la prueba y ser el séptimo arcángel, podrían estar juntos y completos pero el pequeño peliverde no quería y no estaba dispuesto a perder sus alas, así que antes de darle el trato que tenían pensado, fueron a hablar con Padre y si éste aceptaba, irían de vuelta con Izuku para contárselo; quizá así el pequeño ángel aceptaría.

Y así fue, Izuku había aceptado lo que sus hermanos le ofrecieron; los seis arcángeles sabían que Padre tenía cierta preferencia y favoritismo por el pequeño ángel y no lo culpaban, ellos como sus hermanos; también lo tenían. Además de ser bastantes protectores, eso era lo que pensaba Izuku.

Irás con Toshinori, el hombre es el contacto directo que tenemos en la tierra y el que se encarga de hacer que las buenas almas lleguen aquí Informó Dios, observando a Izuku quien parecía un poco ansioso. Él ha hecho los arreglos para que pases como su hijo mientras cumples el mes en la tierra, tus alas las tendrás pero solo en la noche cuando todos duermen, serás como un guardián pero no deberás contarle a nadie lo que eres, si llegas a decir que eres tus alas se te serán arrancadas y por cada pecado que hagas con tu cuerpo humano, tus plumas se irán manchando de negro Advirtió.

Izuku se preocupó un poco por la imagen mental de su alas siendo arrancadas o sus plumas pintadas de negro, si estas llegaban a pintarse se negro, terminaría siendo un ángel caído, tal y como le había sucedido al quien era nombrado como Lucifer. No quería pasar por lo mismo así que asintió al no encontrar las palabras adecuadas, Dios y los arcángeles se despidieron de Izuku y éste descendió con Inasa quien lo guiaría a la casa Toshinori.

¿Está nervioso, príncipe? Cuestionó Inasa al ver callado al peliverde.

Un poco, bastante a decir verdad Murmuró Izuku rascándose el brazo en un tic nervioso. No quiero caer en la tentación como hacen muchos humanos, así que me preocupa lo que pueda pasar; quiero volver al cielo, me gusta mi hogar y la sola idea de no volver... No quiero imaginarlo.

No piense negativo pequeño príncipe, sea tan positivo como lo es siempre y deslumbre a todos con su hermosa sonrisa Aconsejó Inasa. Y aléjese de las malas personas, confíe en sus plumas y ellas le dirán quién es bueno y quién es malo aunque no estén visibles.

Gracias por el consejo, ángel Yoarashi Comentó Izuku esta vez sintiéndose más confiado.

El hombre asintió, correspondiendo la sonrisa y deteniéndose frente a la puerta trasera de la casa familiar Toshinori, usó el timbre especial y ambos esperaron. De la casa salió una pareja, una peliverde y un rubio, ambos observaban a los ángeles con una sonrisa, Inasa creyó que eran la familia perfecta para que el pequeño príncipe se quedara el mes de prueba, sobretodo porque pasaría desapercibido por los demás humanos.

Bienvenido príncipe Izuku, es un honor aceptarlo en nuestra humilde casa Habló la mujer, el matrimonio se inclinó a modo de respeto. Mi nombre es Inko y él es mi esposo Yagi, esperamos que su estadía sea bastante cómoda y agradable para usted.

Señora Toshinori no debería hablar con tantas formalidades, recuerde que será su hijo Habló Inasa mientras reía. Ambos ángeles entraron a la casa, sintiendo escalofríos ya que sus alas desaparecieron dentro de la misma y aquello alarmó a Izuku. Tranquilo príncipe, es un talismán que sirve para que las alas estén protegidas.

Además debe acostumbrarse príncipe Izuku Habló Yagi, ofreciéndoles asiento. Ya hemos hecho esto varias veces y al parecer solo seis han pasado la prueba.

Mis hermanos Completó Izuku mientras Yagi asentía.

Ellos y Dios tienen la fe de que usted sea el séptimo en pasar la prueba y por lo que he oído hablar de Tenya, estoy un noventa por ciento de acuerdo, el otro diez lo dejaré en dudas porque nunca se sabe Comentó Yagi observando al pequeño ángel. Mi esposa se encargó de inscribirlo en una secundaria de aquí mismo en la ciudad, allí es donde cumplirá la parte de la prueba de los pecados y no caer en tentación Explicó.

Los chicos y yo vendremos a hacerle un poco de compañía en las noches cuando quiera salir a volar, además de que así podrá hacer parte de su trabajo como guardián Comentó Inasa caminando hacia la puerta donde habían entrado. Pórtese bien príncipe, recuerde lo que le dije, todos los ángeles creemos de corazón que llegará a ser un gran arcángel.

Inasa se despidió y dejó sola a la nueva familia, Izuku era bastante tímido cuando no conocía a nadie, en este caso; a los dos humanos que estaban sentados frente a él, quedando de manera expectante por lo que el chico fuera a decir.

Entonces, quedo a su cuidado señor y señora Toshinori Habló Izuku, haciendo una reverencia.

El matrimonio sonrió por las palabras del pequeño príncipe, se pusieron a guiarlo a la que sería su habitación y le mostraron la ropa que usaría ahora con su cuerpo humano, le explicaron como era que se manejaban los humanos y se sorprendieron que el peliverde supiera leer y escribir, así que Yagi en el silencio de sus pensamientos, confirmó que el niño sería un arcángel solo por aquel detalle que para él era bastante importante; le mostraron al ángel que debía llamarlos mamá y papá cuando hubieran más personas cercas, mientras que ellos lo llamarían hijo; Izuku no pareció tener problemas con ese detalle y sin más, salieron a la calle para mostrarle los lugares en los que podía ir y venir, del instituto hacia la casa y sucesivamente, le mostraron cómo reconocer a una persona mala e Izuku lo confirmó por el estremecimiento que le daban sus plumas.

Era cierto que aunque las alas no se veían, aún podía sentirlas y estaba bastante cómodo con ello. Aunque se le hacía complicado el caminar demasiado sin usar en el algún momento sus alas, debía acostumbrarse y eso fue lo que pensó Izuku que los señores querían lograr, que se acostumbrara a sus pies. Al día siguiente sería el comienzo de sus clases y del examen que Padre había puesto para él, así que se prometió dar lo mejor de sí.

Con el pasar de los días, Izuku se iba acostumbrando a su cuerpo humano y estaba familiarizado con el matrimonio Toshinori, cuando llevaba una semana en la tierra Izuku había conocido todo tipo de personas dentro del instituto, habían grupos con personas buenas, grupos de personas malas y grupos de personas que estaban en ambos lados de manera equilibrada y desequilibrada; él al ser un ángel no estaba en ningún grupo, mientras no tuviera amigos, más sencillo se le haría la prueba y aún así había conocido a un chico de ojos rubíes, mismos ojos que parecía conocer de algún otro lado pero aún así no lo recordaba y tampoco le daba demasiada importancia ya que no era algo de su problema con cabello cenizo que estaba en su misma clase y lo solía observar de manera insistente, poniéndolo nervioso.

Sus plumas se tensaban cuando aquel chico estaba cerca suyo e Izuku sabía por eso que aquel chico no era para nada bueno, incluso tenía un tatuaje en la parte de su hombro derecho a modo de runas antiguas, las había visto un par de veces cuando les tocaba la clase de educación física y se ponía a pensar que aquellas runas las había visto antes en uno de los libros que Padre tenía en el cielo pero había estado muy pequeño cuando eso, así que no recordaba demasiado, aún así a la segunda semana de aquel mes, le había pedido a Monoma que era el guardián más cercano a él, que averiguara por él ya que no quería quedarse con la duda y aún así, Monoma no había aparecido aún desde hacía tres días. Así que comenzaba a preocuparse por él ya que al cuarto día, Inasa fue el que lo visitó y le preguntó sobre el guardián, contándole que no lo había visto desde la última vez que estuvo con él en la casa del matrimonio Toshinori y entonces su preocupación se acrecentó pero no podía hacer nada mientra estuviera de examen.

Al quinto día de la segunda semana de aquel mes de examen, iba solo por las calles luego de salir de clases, extrañamente las calles estaban solas pero supuso que era por el juego que ponía a los humano a ser unos viciosos, a él no le interesaban aquellos juegos o deportes, como fuera que los humanos le llamaran; así que simplemente se mantuvo con la mirada en el suelo y de camino hacia la casa del matrimonio donde debían estarlo esperando para merendar.

Hola lindo angelito, estás muy lejos de casa Comentó una voz detrás de Izuku.

El peliverde se tensó al escuchar aquella voz que sus plumas y él conocían, era imposible olvidar aquella voz que lo insultaba en clases frente a todos pero que era un poco más amable cuando estaban solos que eran muy pocas veces y que aún así le causaba miedo. Tragó saliva y se detuvo a mitad de la calle para voltear a observar al cenizo, había aprendido que el que lo llamaran "angelito" no era porque sabían su secreto si no porque era un apodo cariñoso que los amigos solían darse. ¡Pero él no era amigo del cenizo!.

¿Qué sucede? ¿Extrañas a alguien que no ha vuelto a ti? Cuestionó el cenizo con una sonrisa llena de colmillos, asustando a Izuku y llenándolo de confusión. ¿Sabías que los ángeles guardianes no soportan el dolor y por eso cuando son torturados sueltan toda la información que los demonios necesitamos?

¿Qué...? Izuku no creía lo que veía y escuchaba, aquel cenizo del cual no se dio el tiempo de aprenderse su nombre, le hablaba de ángeles guardianes y supo entonces que el apodo que le dio no era un simple apodo como él había creído. ¿Quién eres?

Es una pena que no me reconozcas angelito, nos vimos dos veces en un pueblo lejos de aquí donde te vi intentar bailar dos veces y aún así, no pudiste Contó el cenizo acercándose al ángel que retrocedía con cada paso que daba el contrario. Dime, ¿Aún no sabes bailar?

Fue entonces que Izuku recordó dónde había visto aquellos ojos rubíes, el venado que se burlaba de él por no saber bailar y aún con el recuerdo, Izuku volvía a sentirse indignado y bastante asustado al darse cuenta de un segundo detalle, frente él había un demonio, eran los únicos capaces en transformarse en animales para engañar más fácilmente a los humanos y hacerlos caer en la tentación.

Responde lindo angelito Murmuró el cenizo a sus espaldas, atrapándolo entre sus brazos al verle intención de querer huir.

¡No es tu problema! ¡Suéltame! Respondió Izuku con fuerza y sacando valentía de donde no la tenía, usó su cabeza para golpear el rostro del demonio y una vez libre, corrió con todas sus fuerza a la casa del matrimonio, entrando en la protección de aquel hogar y llamando la atención de Yagi que lo vio entrar de aquella manera.

Izuku ¿Sucedió algo? Cuestionó el hombre llevándolo a sentarse al verlo tan blanco como un papel.

U-un demonio Respondió el peliverde, sintiendo sus dientes castañear por el extraño frío que recorrió su cuerpo.

¿Demonio? ¿Dónde? —Cuestionó Yagi de manera alarmada, debía contactarse con Dios para informarle de aquel encuentro pero necesitaba información más precisa. ¿Dónde lo viste?

Cariño, espera a que se le pase el susto Regañó Inko luego de acercarse a ver porqué había tanto alboroto.

Yagi asintió mientras veía a su esposa tratar de calmar al pequeño príncipe que mantenía la mirada perdida en algún punto del suelo, era la primera vez que veía un demonio y aún así una vez que estaba un poco más calmado, le contó a Yagi lo sucedido, además de contarle que lo había visto antes del instituto pero que no había sabido que era un demonio.

Es bastante común entre los hijos de Lucifer, los príncipes que son los más allegados a él, que se conviertan en cualquier cosa mientras que los de bajo rango solo están para hacerse presente ante los humanos que juegan a invocarlos creyendo que es solo un mito o una leyenda de gente mayor para asustarlos y terminan entregando sus almas sin siquiera saberlo Contó Yagi con un suspiro, era bastante malo que el pequeño príncipe se haya encontrado justo con otro príncipe, su opuesto. Contactaré con Dios y le informaré de esto, tranquilízate un poco, aquí no podrá hacerte nada por los talismanes.

Por favor informe lo de Monoma también, es posible que... Esté muerto pero mi familia necesita saberlo Pidió Izuku tragándose las lágrimas que era posible que salieran pronto.

Se lo haré saber, no te preocupes.

Izuku vio al hombre marcharse y él se fue junto a la peliverde hacia su habitación para dejar sus cosas, dejando que sus lágrimas salieran y teniendo de apoyo a la mujer que en todo momento lo abrazó para que liberara el dolor y tristeza que estuviera sintiendo en esos momentos por la pérdida de su amigo.

Tres días después y ya era la tercera semana, Izuku se mantenía deprimido por la pérdida de su amigo más cercano, los guardianes no habían ido a verlo por órdenes de Padre, así que eso lo deprimía aún más. Yagi se encargaba de acompañarlo en las mañana, dejarlo en la entrada, le entregaba un pequeño talismán que le impediría al cenizo acercársele y en las tardes iba Inko a recogerlo para que no volviera a encontrarse al cenizo y no estuviera solo pero para sorpresa de Izuku, éste desapareció de las clases y las personas no parecía recordarlo, simplemente les daba igual si el cenizo estaba o no; él lo recordaba por dos razones. Una, era un ángel y dos, los ojos rubíes del cenizo solían aparecerse en sus sueños desde la última vez que se vieron y aunque en un principio se le hacía una pesadilla, con el pasar de los días le causaba curiosidad y perseguía aquellos ojos en las penumbras de sus sueños, él sabía o al menos pensaba, que nada malo le podría suceder en sueños estado rodeado de talismanes protectores. Cuan equivocado estaba, porque el finalizar la tercera semana y entrando a la cuarta en donde Yagi vio que el demonio había desaparecido, dejó al pequeño príncipe irse solo sin saber que a mitad del camino lo esperaba el demonio y una vez lo vio, se lo llevó luego de dejarlo inconsciente.

Bastó una hora para que Izuku volviera a recuperar la consciencia y se vio en brazos del demonio, sintiendo que sus pies y manos tenían cadenas y sus alas eran de nuevo visibles, aquello lo alarmó pero algo en las cadenas le impedían moverse con brusquedad, así que solo se quejó y obtuvo la atención del demonio que sonrió al verlo despierto, mostrándole sus colmillos y si veía mejor al hombre, tenía incluso cuernos sobresaliendo de su cabeza y unas enormes alas negras en su espalda, estaba sin camisa por lo que la runa marcada en su brazo derecho podía verla mejor, esta comenzaba en la mitad de su pecho y terminaba en la parte de atrás de su hombro e incluso en su oreja derecha llevaba dos pequeños aritos del color de sus ojos.

Ya era hora que despertaras lindo angelito Habló el cenizo dejando al pequeño sobre su cama. Bienvenido a loft, seguimos en la tierra, no te preocupes.

Por Dios que no me siento bienvenido aquí y menos llevando cadenas Respondió Izuku con un resoplido. ¿Qué quieres demonio?

—Uhg no nombres a ese viejo bajo mi techo Escupió con una mueca de asco y se cruzó de brazos a un lado de la cama, de brazos cruzados. Dime Katsuki, demonio suena muy... suena a que somos desconocidos y sinceramente no considero que lo seamos —Comentó antes de responder su pregunta. Al principio solo quería arrastrarte conmigo al infierno y llevarte ante mi padre Lucifer pero ahora te quiero para mi.

Yo no nombro a mi Padre si tú no nombras al tuyo Pidió Izuku, sinceramente le causaba el mismo asco el escuchar el nombre del ser que traicionó a Dios luego de haber sido el ángel más hermoso que éste tenía. Para mí eres un desconocido, demonio Respondió queriendo fastidiar al cenizo. Espera, ¿Qué harás conmigo?

Me parece un buen trato lindo angelito Coincidió el cenizo y frunció el ceño al escuchar la palabra "demonio" de los labios ajenos y no su nombre. —Con razón o has aprendido a bailar, no sabes seguir lo que se te indica que hagas Comentó de manera hiriente y sonrió subiéndose a la cama para acorralarlo entre la cama y su cuerpo. Aquel ángel guardián me contó que estás en examen para ser arcángel, osea que tengo conmigo al último príncipe que será convertido en arcángel, pero creo que es más divertido tenerte para mi y aquel ángel me dijo justo lo que necesitaba saber.

Izuku sinceramente no entendía de lo que hablaba aquel demonio hasta que sintió el beso y las manos del cenizo recorrer su cuerpo humano, entregándole sensaciones nunca antes sentida y aunque en un principio era incómodo, con el paso de los minutos comenzaba a sentirse bastante bien y a disfrutar incluso de lo que aquel demonio hacía con él. Fue bastante tarde cuando se dio cuenta que sus plumas se habían teñido de negro, había caído en una de los peores pecado, en la Lujuria y con aquel cuerpo humano que estaba lleno de sensaciones placenteras y un poco dolorosas, ya no había vuelta atrás y él ya no tendría perdón de Dios. Había caído en las garras de aquel demonio que había sabido como utilizar su cuerpo humano a su manera y aquello, en medio de todas las sensaciones placenteras que sentía, lo entristecía y al cerrar sus ojos, dejó caer sus últimas lágrimas puras antes de entregar su cuerpo a aquel demonio de ojos rubíes.

¡Hola! Sé que terminó allí pero tengo planeado sacar otro OS pero esta vez desde la perspectiva de Katsuki y un posible extra de ellos dos juntos, así que espérenlo para Noviembre ♥

¡Oh! Y estrenamos nuevo banner para el final ♥

Imagen de regalo (créditos en la imagen):

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