Capítulo 11💋

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Bajándose de su auto, Jimin tomó la mascarilla del bolsillo exterior de su maletín y se la colocó antes de salir del estacionamiento reservado especialmente para la empresa a la cual trabajaba.

Tan pronto puso un pie fuera de este, sintió los flashes de las cámaras apuntando a su persona, escuchando el característico sonido emitido tras tomar la foto.

Tal y como Yoongi le había aconsejado, Jimin ignoró su presencia mientras seguía su camino hacia la entrada de la empresa, o eso fue hasta que una joven fue empujada por otro hombre que intentaba tomarle una mejor toma.

Deteniéndose automáticamente, Jimin se dirigió hacia ella y la ayudó a levantarse.

—¿Te encuentras bien? —preguntó preocupado.

—Sí, gracias —pronunció con una sonrisa tímida.

Asintiendo, Jimin observó al hombre que la empujó.

—No hay problema si quieren tomarme fotos, pero por favor tengan cuidado entre ustedes, ¿de acuerdo? —pidió bajando su mascarilla para mostrar una encantadora sonrisa que provocó que ambos fotógrafos le observaran embobados mientras asentían.

Volviendo a subir la mascarilla, Jimin se volvió a alejar siguiendo su camino esperando no haber hecho algo mal.

Al menos, había tenido suerte de no toparse con periodistas y solo con fotógrafos, las personas que acosaban con preguntas de forma insistentes eran molestas.

Cruzando las puertas que se abrieron automáticamente ante su entrada, Jimin saludó a la mujer detrás del mesón en la recepción y siguió su camino hacia el ascensor.

Cuando las puertas se juntaron ante él, soltó un suspiro mientras volvía a quitarse la mascarilla, guardándola en el bolsillo de su maletín otra vez.

Había pensado que la atención solamente la obtendría cuando estuviera fuera de su casa o de la empresa, no consideró que también podría haberse vuelto el centro de atención en su lugar de trabajo, pero tan pronto como había entrado en el edificio sintió la mirada de todos sobre su persona.

El "por qué" era lo que entraba en juego.

¿Era debido a que era gay y nadie lo sabía? ¿O por su sorpresiva boda en Jeju con el magnate Min Yoongi?

Ambas eran unas posibilidades muy acertadas, ya que nunca dio indicios de nada.

Con las puertas abriéndose ante él en su piso, Jimin salió siendo abordado inmediatamente por su secretario.

—Sé que te dije que estaría trabajando de igual forma el viernes y sábado desde casa, pero cosas ocurrieron —explicó con algo de culpa por haber ignorado los mensajes de su secretario.

—Está bien señor Park, una boda es motivo para desligarse del trabajo por unos días —le sonrió—. Felicidades por su boda, aunque no esperaba que fuera con un hombre —comentó.

—Gracias, eres la primera persona que me ha felicitado por mi boda —le sonrió abriendo la puerta de su oficina.

—En su escritorio está el segundo proyecto y el CEO pidió que se le avisara cuando usted llegara —informó siguiéndole de cerca.

—¿Dijo por qué? —preguntó confundido.

—Me temo que no, señor —negó.

—De acuerdo, entonces avísale de mi llegada —asintió y tomó asiento mientras su secretario se retiraba.

Abriendo la carpeta, Jimin ni siquiera alcanzó a leer la primera hoja cuando su teléfono comenzó a sonar.

Confundido, lo sacó de su bolsillo y sus labios se torcieron en una mueca descontenta cuando contempló el nombre de su ex pareja brillar en la pantalla.

Tendría que hablar con Yoongi y recordarle la existencia de Kang, si Su-ji y los demás finalmente decidían hablar negando sobre su supuesta historia de amor, él los podría apoyar también y siendo que había sido visto por más personas estando con él que con Yoongi, era probable crear la duda con ello.

Bloqueando el celular logró que el sonido se detuviera por un momento.

—Señor Park —pronunció su secretario golpeando la puerta semi abierta—. El CEO quiere que suba a su oficina ahora —anunció cuando le miró.

—Está bien, gracias —le sonrió con suavidad antes de cerrar la carpeta sin haberla leído.

Levantándose, salió de su oficina y subió nuevamente al ascensor apretando el botón del último piso.

Con su teléfono volviendo a sonar con la insistente llamada de Kang, Jimin la rechazó otra vez y se bajó en la oficina de su jefe.

—El señor Gan me espera —anunció a la joven asistente personal que estaba fuera de la oficina.

—Por favor, adelante —aceptó desinteresadamente, señalando las puertas a su costado mientras limaba su larga uña rosa.

Golpeando la doble puerta dorada, Jimin esperó a recibir el permiso antes de finalmente entrar en la oficina, encontrándose con el hombre mayor detrás de su escritorio.

—Señor Park, por favor tome sus cosas y retírese de mi empresa en silencio —anunció sin mirarlo—. Aceptaré su renuncia en este mismo instante.

—¿Mi qué? —exclamó con sorpresa.

—Su renuncia —repitió observándolo.

—Pero... ¿De qué está hablando señor Gan? Yo no dicho que voy a renunciar —expresó confundido.

—Lo sé, pero quiero que lo haga —le observó con frialdad—. En ningún momento estos años que le di trabajo en mi empresa dijo que era uno de esos maricones —expresó con desagrado.

De forma automática, los labios de Jimin quisieron moverse expresando una disculpa ante la mirada reprobatoria del hombre mayor, una que tanto le recordaba a su padre.

Deteniéndose a sí mismo, enfrentó la mirada del señor Gan. Si había decidido que no escucharía más a su padre, entonces tampoco tenía que hacerlo con otras personas.

—Disculpe, en ningún momento cuando solicité el trabajo ni firmé mi contrato decía que no debía de ser homosexual —contestó con enojo.

—Eso es algo de sentido común, señor Park —se burló—. Somos una empresa importante que trabaja con personas normales para atender a personas normales —indicó.

—Ah, así que gustar de los hombres es una enfermedad ahora —se burló.

—Por supuesto —asintió sin dudar—. Él escándalo de su boda pronto nos traerá una mala imagen, he colocado mucho esfuerzo para hacer de esta empresa una respetable como para que un maricón quiera ensuciarla con su enfermedad —torció sus labios y tomó una toalla húmeda para pasarla por sus manos como si el solo compartir el mismo espacio con él lo fuera a contagiar.

—Para aclarar su idiotez, yo trabajo con mis habilidades e inteligencia, mi vida personal no tiene nada que ver con mi trabajo y mi gusto en las personas mucho menos —exclamó—. Gustar de los hombres no es una enfermedad como lo hace ver, si no usted también estaría enfermo por follarse a su asistente personal que es veinte años menor que usted —acusó.

—¡Señor Park! —exclamó con su cara roja de furia—. Es una falta de respeto lo que acaba de hacer, debe de respetar a las personas mayores —reprochó.

—¿Qué? ¿Así que usted puede decir lo que piensa sobre mí y mi vida privada faltándome el respeto en el proceso, pero yo no puedo decir nada sobre la suya? —bufó—. Pues lo siento señor Gan, pero ya me he cansado de las personas que solo hablan mierda de mí en mi cara y no se lo aguantaré ni a usted.

El señor Gan chasqueó su lengua y negó con su cabeza.

—El senador Park tenía razón cuando dijo que iba a comenzar a crear problemas por el simple hecho de ser la puta de alguien con dinero como Min Yoongi —expresó con disgusto.

—Claro, debí de imaginarme quién estaba detrás de todo esto —resopló negando con su cabeza—. Para su información, una puta no se casa con un solo hombre y en todo caso, lo que hago con mi culo o no tiene nada que ver con mi padre o usted —indicó—. No le daré el gusto de darle mi carta de renuncia, usted tendrá que despedirme detallando muy bien las razones de ello y cuando las cosas comiencen a arruinarse no volveré a esta empresa ni aunque me ruegue de rodillas —exclamó dirigiéndose a la puerta—. Ah, solo para avisar, le estaré contando de esto a los abogados de mi pareja, a ver si viene con el mismo chiste de maricón cuando se presenten ante usted —amenazó cerrando la puerta detrás de él.

Observando a la joven asistente quien le miraba boquiabierta, Jimin se despidió con un movimiento de cabeza y se alejó volviendo al ascensor.

Podía sentir como su rostro estaba caliente de pura rabia que sentía en ese momento. No podía creer que su padre había metido las manos para que lo despidieran de su trabajo con la estúpida excusa de ser gay, mucho menos que su jefe fuera tan imbécil como para aceptar sus demandas.

Cuando las puertas se abrieron en su piso, Jimin inmediatamente fue a paso apresurado a su oficina y tomó su maletín junto a sus otras pertenencias más importantes, incluso su cuaderno con las nuevas ideas para los trabajos pendientes.

Que se jodiera el señor Gan, tendría que empezar todo de nuevo y de paso explicar por qué no estaba dirigiendo el proyecto.

—¿Señor Park? —preguntó su secretario.

—Lo siento, ¿puedes botar el resto de las cosas? No me interesa llevarme conmigo cualquier basura que me recuerde a este lugar o el señor Gan —expresó con disgusto.

—¿Se encuentra bien? —preguntó siguiéndolo.

—Perfecto, solo que me han despedido porque aparentemente en esta empresa no se trabaja con maricones —expresó furiosamente mientras volvía al ascensor, dejando sin palabras al contrario.

Con su teléfono volviendo a sonar en su bolsillo, Jimin resopló con enojo y contestó la llamada.

—No estoy de humor para tus estúpidas llamadas, Kang —gruñó—. Lo nuestro terminó en el mismo instante en que metiste tu minúscula polla en la puta de mi prima por lo que será mejor que me dejes en paz y dejes de enviarme mensajes estúpidos exigiéndome explicaciones de mi boda.

Vaya, es interesante escucharte tan enojado, creo que no te había escuchado así desde que me dijiste que Su-ji me era infiel —comentó tranquilamente la voz del otro lado.

El enojo de Jimin disminuyó rápidamente al escuchar aquella voz.

—¿Yoongi? —pronunció y revisó su teléfono antes de volver a llevarlo contra su oreja—. Lo siento, me equivoqué.

Por supuesto, nunca esperaría que contestaras ninguna de mis llamadas con ese tono —expresó con arrogancia—. ¿Debería de ayudarte con tu ex? Debe de ser muy molesto como para que reacciones así.

—No es tanto así —soltó un suspiro—. Sí, es alguien molesto, pero no el que me colocó así. Me acaban de despedir de mi trabajo —explicó.

—¿Hiciste algo mal?

—Aparentemente, casarme contigo, porque no es una empresa que trabaja con maricones —bufó—. Pero mi estúpido jefe mencionó a mi padre, así que asumo que él tiene algo que ver en todo esto.

Ex jefe —corrigió—. Pero es mucho mejor así, ¿dónde estás ahora? —cuestionó.

—Uh... Estoy saliendo de la empresa —pronunció saliendo del ascensor—. Pensé en simplemente ir a mi casa.

Excelente, envíame la dirección para decirte en cuál centro comercial debemos de encontrarnos —anunció.

Saliendo del edificio, Jimin fue directamente al estacionamiento, sorprendiéndose un poco al no encontrarse con los fotógrafos que habían estado antes.

—Un tipo de negro me está siguiendo, similar al que estaba en el hotel en Jeju, ¿por qué? —preguntó observando sobre su hombro.

Porque es peligroso que salgas sin nadie ahora que eres mi esposo —contestó con obviedad—. Solamente ignóralo, no se acercará a ti ni te hablará, solo será tu sombra.

—¿Es el que se encargó de todos los fotógrafos aquí afuera?

Posiblemente. Envíame la dirección —le recordó.

—Está bien, calma —sonrió quitándole la alarma a su auto—. ¿Por qué vamos a encontrar en un centro comercial? ¿Tendremos una cita?

En cierta parte, debemos de ocuparnos de esa ropa tuya —contestó.

Subiendo a su auto, Jimin dejó sus pertenencias en el asiento de copiloto.

—No es necesario...

Sí lo es —interrumpió—. Mi pareja no puede estar utilizando ese tipo de ropa aburrida, empañarás mi imagen. Además, ese no es para nada de tu estilo —indicó.

—¿Y según tú cuál es mi estilo? —preguntó colocándose el cinturón de seguridad.

Por mí, sería algo como lo que usaste en nuestra boda, pero no puedo imponer mis gustos en ti —respondió.

—Gracias —pronunció con una pequeña sonrisa de labios—. Te enviaré mi dirección ahora, me avisas por mensaje donde quieres que nos encontremos —anunció y cortó la llamada sin dejarle responder nada.

Yoongi alejó su teléfono y contempló como la llamada había sido finalizada.

—Me corto —expresó con sorpresa satisfecha.

—No te ves exactamente molesto por eso —indicó Namjoon—. Lo cual es raro considerando que la última vez que yo hice eso, te enojaste y me llamaste simplemente para regañarme y volver a cortarme.

—Entiendo ese sentimiento, a mí me hizo lo mismo —comentó Jungkook.

—Jimin es diferente a ustedes —pronunció observando su celular—. Cuando me contó sobre su patética vida lo vi tan lamentable que le prometí que lo ayudaría a salir de las garras de su padre, y que encontraríamos su verdadera esencia que tanto suprimieron su familia.

—Por favor, dime que no le dijiste esas palabras —pidió su mejor amigo de la infancia.

—Por supuesto que lo hice, ¿por qué no lo haría? El chico tenía que saber lo patético que era —respondió con obviedad.

—Es increíble que Jimin siga escuchándote y haya aceptado tu propuesta aun sabiendo como eres —negó Jungkook.

—Es mi esencia —sonrió con confianza atrayente.

Esa sonrisa que muchas revistas habían catalogado como la más atractiva y llamativa.

—Hablando de esa propuesta —comenzó Namjoon—. ¿Estás seguro de meterte en todo este drama familiar solo por el bien del nombre de tu familia?

—Y por el chico —añadió Jungkook.

—No —negó el pelirrosa—. Todo esto inicio principalmente por mantener limpio el apellido Min, el ayudar a ese chico solo es como un efecto secundario —aclaró.

—Me estás describiendo como un bastardo frío en este momento —indicó revisando nuevamente su celular cuando le llegó el mensaje—. Y déjame decirte, que en verdad tengo un increíble corazón.

—No me refería a que fueras desalmado porque sé que en verdad no lo eres, pero el drama te perseguirá si decides seguir con todo estoy y ayudar a ese chico —insistió.

—Odio las injusticias, y ese chico acaba de ser despedido de su trabajo porque es gay y su padre metió manos en el asunto —expresó mensajeando—. No soy un héroe y Jimin lo sabe, pero hay algunas cosas que uno simplemente no debe dejar pasar. Además, será divertido —sonrió observando a sus dos amigos.

—Ese chico debe de ser algo para que decidas meterte en todo esto —comentó Jungkook compartiendo una mirada con Namjoon.

—Tengo curiosidad por lo que ocurrió en las Vegas y aún no logro recordar del todo —aceptó—. Y los recuerdos que llegan con cada día, solo despiertan más mi interés en ese chico.

—Tal parece que este chico ha logrado capturar más tu atención que la misma Su-ji —observó Nam—. Sé que el nombre de tu familia es importante, pero debes dejar de tener esa absurda idea de encontrar a la pareja ideal que cumpla con los requisitos de los Mins y tus padres —pidió—. Si no fuera por eso, no habrías caído en los engaños de Su-ji, porque en realidad tú nunca la amaste.

—No, no lo hice —aceptó fácilmente Yoongi.

—Uy, fuertes declaraciones —expresó Jungkook.

—Pero no te preocupes, dejaré ese tema de lado por los próximos seis meses al menos —sonrió levantándose de la mesa—. Vamos Kook.

—Espera, dijiste que nos juntáramos aquí para que le pudieras contar todo a SeokJin —exclamó Namjoon levantándose también.

—Tengo una cita con mi esposo —anunció—. Ya puedes poner tú al día a SeokJin —se despidió agitando su mano.

Cruzando el jardín de la terraza desértica que poseía el hospital en el cual trabajaba Namjoon y SeokJin, Yoongi se subió al ascensor junto a su jefe de seguridad.

—Llama a Taehyung, dile que pasaremos por él —anunció una vez las puertas se cerraron.

—¿A dónde quieres llevar a mi pareja? —preguntó Jungkook con el ceño fruncido.

—Mejor dile que nos encontremos en el centro comercial al que siempre va.

—No puedo simplemente llamarlo decirle lo que tiene que hacer, Yoongi, tengo que preguntarle si tiene algo de tiempo. Además, ¿por qué lo quieres en tu cita? —preguntó curioso.

—Tú solo consigue que vaya —pronunció dando por terminado el tema.


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