Cada martes y jueves a las seis cuarenta de la tarde, alguien dejaba una flor en la puerta de su casa, tocaba con su puño tres veces y se iba; ese primer martes en especial creyó que era una equivocación, porque los alfas que se interesaban en él no solían ser tan detallistas y él tampoco accedía a darles la dirección de su hogar, por lo que la procedencia de ese jazmín era inexplicable...pero, lo mismo pasó dos días después, cuando despertaba de su cómoda siesta en su nido sintió que alguien tocaba la puerta principal, pero no bajó a abrir porque se sentía muy calientito bajo las mantas con el olor de sus hyungs. Entonces, después de tres toques seguidos el ruido cesó y frunció el ceño, extrañado, esperaba que la persona que estuviese detrás de la puerta fuese un poco más insistente, pero no fue así y su natural curiosidad lo aventuró a apartar las mantas de sí mismo, bajar de la cama y calzarse sus pantuflas de conejito.

Bajó al recibidor percatándose de que su madre no había llegado del trabajo aún, observó brevemente el reloj y confirmó que eran las seis cuarenta y cinco...de inmediato tuvo un deja vú del martes, cuando recibió una flor por "error" y sonrió poquito, ese jazmín había sido objeto de su adoración incluso si pensó que tal vez no iba si quiera dirigido a él, tal vez ese jazmín pertenecía a un alfa que quería cortejar a su madre -ya que la época del año para cortejar y mimar a los omegas se acercaba muy pronto- y por eso lo guardó con tanto recelo junto a una maceta en su habitación, estaba siendo ligeramente egoísta, pero ese jazmín le gustaba mucho y no dejaría que nadie se lo quitara.

Al acercarse a la puerta percibío un olor de lo más agradable, se trataba de un espléndido aroma a chocolate negro, (como cacao recién hecho) y vainilla (como un cupcake relleno de crema), era tan cautivante que no pudo evitar olisquear en el aire un poco más para ver si reconocía a quién pertenecía, y al no conseguirlo, soltó un gimoteo lastimero, pero no se frustró con eso, giró el pomo de la puerta, decidido a encarar a la persona con aroma delicioso; sin embargo, al recorrer con la mirada el frente de su casa no encontró a nadie, sus vecinos tenían las puertas cerradas y las luces de afuera encendidas pero...no había nadie que oliera a chocolate y vainilla.

Jungkook hizo un puchero, miró una última vez de lado a lado con ojitos tristes y cuando vió necesario retroceder para volver adentro, casi tropezó con un pequeño ramo de flores; al instante se volvió hacia el y lo tomó entre sus manos, era un ramo muy hermoso, tenía pequeños alhelís junto a algunas lilas y estaba envuelto en un envase adorable con agua junto a papel celofán decorativo de color púrpura. Sonrió en grande, agradecido, y al acercar su naricita a las flores se percató de que había una pequeña nota entre ellas, que decía:

"Jungkook, eres tan precioso como el cielo bañado de estrellas, como la diosa luna que nos bendice con su esplendor, como el arcoíris que se asoma sólo cuando está triste y como el agua cristalina de un manantial en calma.

Posdata: Espero que te gustara el jazmín, sé que es tu flor favorita y la conseguí para ti ㅠㅠ

Pos posdata: Me tomé el atrevimiento de marcar ésta nota con mi aroma, al menos así podrás saber que soy yo...^^

Tuyo, H."

Entonces Jungkook abrazó el ramo, llevándolo a su pecho y meciéndolo con gusto, y la nota, la acercó a su nariz y inhaló de gozo, al alejarla soltó una risita nerviosa pensando que quizá era un tonto por hacer eso en público (incluso si estaba en el frente de su casa), ¡Alguien podía verlo y darse cuenta de lo cursi que podía llegar a ser!, le dio un besito a la nota y entró corriendo a su casa con las mejillas encendidas como dos tomates.

A lo lejos, escondido detrás de unos arbustos, un rubio soltó una risita mientras observaba la escena, a eso le siguió un suspiro enamorado y un chillido de emoción, ¡Se sentía tan bien ver sus regalos ser bien recibidos! Aunque...aunque nunca pudiera revelar su identidad.