Aunque no hablaban, las cosas habían regresado a su estado inicial o al menos eso pensaba Min YoonGi cuando se presentó dos días después a la escuela.

TaeHyung se encontraba desayunando. Tantas eran las veces en las que ya se levantaba muy tarde, y había optado por mejor comprar su desayuno ahí. Realmente le daba igual, al final del día era comida. La comida era buena.

— Hola TaeHyung —sonó la voz de Min por delante de él.

Kim alzó la vista y sonrió sin mostrar dientes al castaño, para después prestarle atención. Movía su boca masticando esperando a que YoonGi hablara para poder seguir en su desayuno.

— ¿Me puedo sentar?

TaeHyung vio el asiento vacío que ya se encontraba en su mesa, y buscó a su al rededor otra silla para después tomarla entre sus manos y ponerla justo al lado de él. Sabía que había dos sillas vacías en aquella mesa, pero una de esas era para Park.

— Claro que sí, aquí por favor —señaló la silla de a su lado.

YoonGi miró extrañado la tercera silla, pero dejándolo de lado, y creyendo que era un buen gesto de parte de Tae, sonrió enternecido y con un sonrojo leve al lado del menor. Ambos se sentían bien de nuevo, a TaeHyung le agradaba mucho que poco a poco su círculo de amigos dentro de la escuela creciera y además el hecho de tener a YoonGi a lado le hacía sentir mariposas de nuevo.

Pero es que Min siempre le hacía sentir mariposas.

YoonGi se sentía feliz. Su reciente ruptura había resultado dolerle muchísimo menos que el hecho de haberse alejado temporáneamente de Kim. Ambos amaban la cercanía del uno al otro, en realidad lo hacían. Aunque no podía negar que el menor de cabellos negros le hacía sentirse confundido la mayoría del tiempo.

Cuando Min iba a comenzar a hablar, la presencia de alguien que había sido ajeno a su mesa en algún pasado, se sentó en la silla restante mientras dejaba la bandeja de comida.

— Kim TaeHyung, no sé qué demonios hacer con ese tipo —dijo JiMin al aire sin darse aún cuenta de la presencia de YoonGi. Al recargar su cabeza en la mesa y hacer un puchero, dirigió la vista hacia delante y se encontró con la furtiva mirada de Min—. Oh, lo siento.

Poniéndose recto en su lugar, JiMin le dedicó una sonrisa sincera —algo increíble— a YoonGi mientras le agitaba la mano. Por su lado, Min permanecía serio al lado de TaeHyung mientras movía la mano con impaciencia y rabia. Algo muy raro viniendo de él, puesto que es Min el rayito de sol feliz.

— Hola, no hemos tenido el gusto de presentarnos —el incómodo Park habló.

TaeHyung por alguna razón, miraba gracioso a ambos y se negaba a cooperar. Reía por lo bajo al ver a Min viendo a JiMin con ojos raros, y el mayor simplemente comenzaba a sudar. Creía que era algún tipo de broma de parte de YoonGi, pero no era así en realidad.

— Qué tal —respondió un Min seco.

TaeHyung arrugó su nariz y se mordió el labio aguantando una carcajada. Park le pidió ayuda con la mirada y tuvo que resignarse.

— Vamos GiGi, no seas amargado —dijo dándole un pequeño empujón—. JiMin es buen chico, muy alegre como tú.

JiMin asentía con la cabeza con los ojos cerrados.

— ¿En serio? —cuestionó YoonGi con un tono sarcástico que logró exasperar a TaeHyung—. Hola, Park.

[...]

— ¿Qué harás hoy por la tarde? —TaeHyung fue el primero en hablar.

YoonGi iba a su lado, dirigiéndose a clase con la mirada apegada al piso y sintiendo la vista de muchas personas sobre él. JiMin iba detrás de ellos matando con la mirada a todo aquel que se atreviera a juzgar a su amigo/no tan amigo YoonGi.

Kim suspiró cansado de la situación molestosa que la comunidad escolar que apoyaba a JungKook presentaban con YoonGi.

— No haré nada —susurró el de cabellos castaños con una sonrisita.

TaeHyung sonrió feliz, y estando a punto de pedirle salir o algo, un comentario despectivo, hiriente y provocador, hizo que su sangre se calentara a capacidades incomprensibles e imposibles en un ser humano.

— Estás tan solo, que te vas con las sobras de alguien más, Kim TaeHyung.

Lo único que se pudo distinguir fue cuando Kim se lanzó encima del tipo y la cara de miedo de Park y de Min.