☪ ✙CAPÍTULO 40✙ ☪

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Cuando Jimin despertó, esperaba un jodido dolor de cabeza digno del infierno viviente luego de haber hecho una tontearía como siempre, pero para su sorpresa, era solo una leve jaqueca.

—Hey, ya estoy manejando mejor esta mierda de las visiones o lo que sea —sonrió presumido.

Enderezándose, se sentó en la cama y contempló la habitación vacía. Sus ojos viajaron hacia la ventana, encontrándose con una molesta bola de fuego iluminando brillantemente del otro lado.

Gimiendo disgustado ante el impacto que tuvo con sus delicados ojos, apoyó sus manos cubriéndolos de la molesta luz.

—Bendecida mierda de Jesús, que me quedo ciego —se quejó bajando, cubriéndose con las mantas de la cama hasta la cabeza.

Una risa invadió la habitación, pero Minnie no salió de su escondite.

"Deja de reírte, Hobi, y mejor dime dónde están mis estúpidos lentes" regañó.

"Están al lado tuyo, en la pequeña mesita seguida de la cama, que es donde siempre los dejas" indicó divertido.

Estirando su mano fuera de su escondite, el pelinegro tanteo hasta que finalmente los encontró.

Volviendo a salir de su escondite, Jimin se colocó sus lentes y suspiro con alivio ante la familiar imagen oscura que protegía sus sensibles ojos bellos.

—Hobi, ¿sabes dónde está tu hermano? —preguntó saliendo de la cama, revelando su cuerpo casi desnudo a excepción de su ropa interior.

¿Y cuándo ocurrió eso?

"Oh, sí. Hoy está trabajando desde su despacho" respondió. "Estaba muy preocupado por ti luego de que te desmayaste anoche"

—¿No es una dulzura? —sonrió vistiéndose.

"Solo tú pensarías eso" bufó.

—¿Jennie está ahí contigo? —preguntó colocándose sus habituales bototos viejos.

"No, después de que te ayudó a volver no la he visto otra vez" respondió.

—Uhm... —musitó.

Todavía estaba confundido y un poco impactado por la repentina aparición de Jennie, pero había aprendido que calentarse la cabeza buscando alguna explicación con ella no servía, por lo que simplemente no lo haría.

—Voy a ir a molestar a tu hermano, quiero saber qué ocurrió anoche luego de desmayarme —anunció saliendo de la habitación.

"No me gusta esa sonrisa en tu rostro" acusó.

—¿Qué sonrisa? —preguntó sonriendo.

"Esa sonrisa traviesa" se quejó. "Mejor me voy" anunció.

Riendo, Minnie llegó abajo e inmediatamente fue interceptado por el mayordomo.

—Ya iba a despertarlo, señor Jimin —pronunció.

—¿Oh? ¿Así que ahora sí me llamas por mi nombre? —preguntó burlesco—. Lo siento señor mayordomo MinJu, pero ya es muy tarde para el arrepentimiento y ya te he bautizado así sin importar como me llames —expresó divertido.

—Como usted guste, señor Park —asintió con seriedad.

—Sabía que por algo me caías bien —se carcajeo e intentó pasar por su lado para ser interceptado nuevamente.

—Por favor, su desayuno le espera —anunció señalando con su brazo la dirección contraria hacia donde el joven pelinegro deseaba ir.

—Oh gracias, pero no tengo hambre —respondió intentando esquivarlo.

MinJu volvió a interponerse en su camino.

—¿Quieres bailar? Porque si es así tendrás que buscarte otro compañero, tengo planes para ahora.

—Por favor, el señor Min fue muy estricto respecto a recibir sus tres comidas al día —insistió señalando hacia el comedor, ignorando sus palabras—. El doctor también lo aconsejó anoche.

—Espera, ¿qué doctor? —preguntó frunciendo el ceño, comenzando a seguir a MinJu.

—Anoche el señor Min llamó a un médico para usted y le revisó cuando no despertó inmediatamente —contestó corriendo una silla para él.

Bueno, eso era algo que debió de haberse imaginado luego de haber perdido la conciencia.

Habiendo sido atrapado de igual manera por el mayordomo, Jimin comió su desayuno, y si uno pensaría que se comería apenas una parte de todo lo que le habían preparado, pues estaba muy equivocado, terriblemente.

Minnie comió hasta que su estómago protestó, ¿cómo no hacerlo con tantas delicias posando en la mesa?

Y a pesar de todo lo que comió, de igual forma sobró alimentos.

Mientras se quedaba unos minutos digiriendo la comida, se dispuso a responder las preguntas de MinJu respecto a sus gustos, disgustos y posibles alergias, y solo cuando contestó cada duda del mayordomo que se vio en libertad para ir a molestar a su dominante abogado.

—Toc Toc —anunció cruzando la puerta abierta.

Min Yoongi le observó, y alzó un dedo pidiendo tiempo mientras seguía hablando por teléfono en otro idioma que a Minnie no le interesaba, o tal vez si era el mismo y no entendía el tema.

Y era una verdadera lástima, que a él no le gustaba esperar, o ser ignorado, solo estaba en su naturaleza.

Cerrando la puerta detrás de él, Minnie cruzó la habitación bajo los atentos ojos grises sobre su persona.

Rodeando el escritorio, tiro de la silla de Min hacia atrás y luego se sentó a horcajadas sobre su regazo. Tomando su rostro entre sus manos, le obligó a mirarle mientras le hacía muecas divertidas y a la vez robaba castos besos ruidosos.

Justo cuando iba a empezar con lo mejor de su actuación, que eran unos gemidos de vaca pariendo un "si papi" "dame más daddy", Yoongi cortó la llamada.

—¿Qué crees que haces? —preguntó finalmente, observándole con sus ojos entrecerrados.

Jimin le sonrió lo más inocente que pudo.

—Solo me entretengo mientras espero pacientemente —respondió con inocencia que hubiese funcionado más, si sus ojos no hubieran estado ocultos tras sus lentes.

—¿Te duele algo? —demandó saber, colocando sus manos en la estrecha cadera para detener el movimiento de esta.

—La cabeza, pero es casi nada a comparación de otras veces —aseguró.

—Lentes —observó.

—Oh, el sol está demasiado pintoresco para mis sensibles ojos —se encogió de hombros.

—Tendré que verte unos lentes especiales también —suspiro observándolo como si estuviera haciendo planes en su cabeza.

—Olvida eso y mejor dime qué ocurrió anoche —exigió ansioso, subiendo sus lentes para dejarlos descansar arriba.

En vez de una respuesta, recibió un golpe en sus nalgas.

—Ay, ¿y eso por qué? —se quejó frunciendo el ceño.

—Por hacer algo estúpido cuando te dije que no lo hicieras —regaño alzando una mano para agarrar su nuca y tirar de él más cerca para devorar sus labios.

—¿Y eso por qué? —preguntó cuando se vio en libertad, con su respiración agitada.

—Por hacer algo estúpido —respondió con una sonrisa ladina y presumida.

Era increíble que, siendo un idiota, pudiera ser aún tan sexy.

—Pero mi idiotez funcionó, ¿no? —preguntó colocando sus manos sobre el pecho de Min.

Demasiado, pero eso era algo que Min no le diría a Jimin debido a los riegos de sus métodos anti naturales.

—Jungkook me llamó esta mañana —anunció.

—¿Y? ¿Qué dijo? —presionó.

Yoongi alzó una ceja, mirándole en silencio.

—Ay mi corazón azucarado, puedes decirme por favor qué fue lo que te dijo Kookie ¿sí? ¿Mi amorcito? —pidió batiendo exageradamente sus pestañas largas.

Pasando su lengua sobre sus dientes, Min apenas contuvo la... Risa que deseaba escapar de su garganta. Así es, una carcajada y no un gruñido como se espera ante tan molesta respuesta falsa.

—Después de que nos fuimos Jungkook y Taehyung formaron un equipo e hicieron un allanamiento al bar, siguiendo tus instrucciones, encontraron todo lo que describiste —anunció—. Atraparon a varias personas en el proceso también, junto con muestras de Kaleidos.

—Lo sé, soy genial, ¿no? —sonrió orgulloso—. ¿Qué? ¿Por qué me miras así? —preguntó dejando de sonreír.

—Te dije que no hicieras más de esas cosas espirituales. Te advertí sobre hacer algo estúpido, y aun así, me desobedeces colocándote en peligro —pronunció con un tono tranquilo y controlado.

Jimin chasqueó su lengua ante ello.

—Si estás enojado, demuéstramelo con palabras y expresiones porque tú no eres un maldito robot, así que deja de ocultar tus emociones —gruñó.

Mirándolo fijamente, Yoongi suspiró.

—Así como yo te tengo paciencia contigo tú tendrás que tenérmela —expresó—. He estado ocultando mis emociones por años, controlándolas, y aunque cuando tú estás cerca es difícil mantener ese papel, hay veces que ocurre —explicó.

—Está bien, te tendré la misma paciencia que tienes conmigo —aceptó luego de pensarlo—. Soy un problema andante después de todo.

—Lo eres —asintió.

—Oye —se quejó riendo alegre—. Pero soy tu molesto problema.

—Así es —asintió otra vez, y sonrió de una forma que le quitó el aliento a Minnie—. Y creo que, como tu dueño, debo de cumplir con una de tus fantasías, mascota —anunció adquiriendo su forma dominante.

El pelinegro se sintió entusiasmado por seguirle el juego a Yoongi, no le importaba jugar de vez en cuando siempre que este entendiera que no iba a ser un completo sumiso.

—Wouff, digo si oh gran maestro —rió.

—Eres imposible —negó levantándolo de su regazo—. Desnúdate —ordenó.

—¿Dejo mis zapatos puestos? —preguntó ya comenzando a desnudarse.

—Si —accedió contemplado como lentamente, la piel pálida y cremosa se iba exponiendo ante sus ojos—. Pronto pondré nuevas marcas en tu piel —anunció en un tono bajo, imaginando los nudos y trazos que pondría en esa tersa piel.

Minnie gimió mientras se volvía a colocar sus bototos tras desnudarse completamente, un extraño cosquilleo excitado surcó en su abdomen ante la imagen que presentó Min.

—Joder sí, extraño el roce de las cuerdas, el patrón que dejas en mi piel y el ardor del simple toque de la ropa —exclamó mirándole ansioso, completamente ajeno a la belleza sensual que estaba mostrando con la confianza en sí mismo, en su cuerpo.

—Saca mi pene —ordenó aún sentado en su silla, abriendo más sus piernas en una directa invitación.

Relamiendo sus labios, Minnie se arrodilló en el suelo entre sus piernas y sus manos trabajaron solo un poco torpe por sus ansias mientras bajaba el cierre y sacaba el semi erecto miembro.

Sin poder resistirse, se inclinó hacia adelante y lo lamió en un dulce saludo.

—No dije nada de tocar —advirtió.

—¿Puedo chuparlo un poco? —rogó restregando su mejilla en el—. Solo una probadita, soy un buen chico y prometo no morder.

Respirando profundamente, Yoongi agarró de su cabello con una mano y guio su cabeza hacia su polla, chocando la dureza contra aquellos abultados labios pecaminosos, admirando con perversión su grueso eje apoyándose en aquella suavidad.

Con un sonido contento escapando de su garganta, Minnie no esperó otra invitación antes de abrir bien su boca y tragar todo de una.

Cuando Min maldijo seguido de un jadeo ronco, Jimin sonrió internamente y se esforzó más en su succión. Su cabeza agitándose de adelante hacia atrás, su lengua revoloteando alrededor de la cabeza del pene, acariciando aquella hendidura para luego volver a bajar arrastrado sus labios, deseando que el control de su abogado se rompiera.

—Joder, tus labios alrededor de mi polla es una vista dulce —gruñó tomando su cabeza con las dos manos, estableciendo un ritmo más rápido.

Jimin gimió y relajo más su garganta mientras permitía que Yoongi abusara de su boca tanto como quisiera, jodiéndolo con la fuerza que deseaba.

—Mierda —exclamó Min, escuchando los ruiditos pervertidos y lascivos que emitía su pareja. Admirando la erótica imagen de su polla llenando esa boca pervertida y sucia.

Y sin otro aviso alguno, se alejó de aquella grandiosa boca mientras expulsaba su semen manchando el rostro y labios de Minnie.

Jadeante, contempló la sonrisita satisfecha en aquellos rojos labios abultados, siguiendo el movimiento de esa lengua traviesa que capturaba algo de su esencia en la comisura de sus belfos, soltando un gemido tras probarlo.

"Mio" pensó satisfecho Yoongi, observando las otras manchas de semen en el ruborizado rostro bonito.

Una sustancia, que Jimin estaba limpiando más que gustoso con sus dedos y boca.

—Mmm... Me siento increíble por hacerte venir tan pronto, pero ¿crees que se vuelva a levantar para llenarme por el culo? —preguntó mirando interesadamente su miembro, que seguía alzado en una media erección aun cuando ya se había liberado.

—Lo estará —anunció seguro, mientras se quitaba su corbata—. Manos.

Aún arrodillado entre sus piernas, Jimin extendió sus manos y observó excitado como Yoongi las amarraba con su corbata, transformándola en unas esposas.

—Contra el escritorio —ordenó.

—Tienes papeles —anunció levantándose.

—Arrójalos al suelo.

Encogiéndose de hombros, Minnie empujó sus manos despejando la plana superficie. Inclinando ligeramente su cuerpo hacia adelante, sacó su trasero y separó más las piernas.

Pronto, sintió el cuerpo de Yoongi aún vestido presionando contra el suyo, unos dedos resbalosos jugaron con su entrada.

Cuando Min besó su cuello, un dedo le penetró y Jimin gimió empujándose por más.

—Quieto —ordenó Yoongi, mordiendo su piel.

—Mierda, se siente bien —se quejó inclinando su cuello para darle más acceso.

Pronto, un dedo se transformó en dos, y luego en tres. Su pene chocaba contra la firme superficie del escritorio deseando más.

—Ya estoy listo —se quejó buscando la boca de Yoongi—. Ahora pon tu polla dentro de mí y fóllame hasta que me duela el culo.

Besándolo duramente, Min retrocedió con una sonrisa cuando Jimin intentó seguirlo por más y se enderezó.

Echándose lubricante en su duro miembro, observó fijamente como el apetitoso cuerpo de Minnie se inclinaba hacia adelante, presentando su trasero ante él.

—Mis manos están incómodas bajo mi cuerpo —se quejó, removiéndose en busca de una posición cómoda.

Sin palabra alguna, Yoongi lo enderezó y quitó la corbata de sus muñecas. Antes de que se moviera, la alzó a su rostro y la colocó sobre sus ojos, arrojando a alguna parte aquellos lentes de sol.

—Interesante, pero ¿y si quiero ver como el monstruo entre tus piernas devora mi culo? —preguntó juguetón, apoyando su nuca en el hombro de Min una vez anudo la corbata.

Sentir el contraste de la lujosa ropa contra su desnuda piel le provocó un placentero escalofrío.

—Ese será solo mi placer hoy —contestó con sus manos deslizándose por su cuerpo, acariciándolo hasta llegar a su miembro.

El hermoso pelinegro gimió cuando lo rodeó con una mano mientras que la otra bajaba más, capturando sus bolas y apretándolas.

—Santa jodida del infierno —exclamó amando la ligera presión que su pareja estaba ejerciendo en sus miembros, desesperándolo por más.

—Te daré más que eso —prometió Yoongi en un susurro bajo, ronco, excitado.

Quejándose, Jimin empujó su cadera hacia atrás, sintiendo esa dureza restregándose en la línea de sus nalgas, dejando un rastro húmedo de pre-semen que le tenía desesperado por más.

—Oh joder, Santa puta del infierno solo llévame —se quejó sintiendo con ansias como la polla de Yoongi solo se quedaba ahí, entre sus nalgas.

Con una risa baja y cabe destacar que malvadamente satisfecha, Yoongi finalmente sintió compasión por su pareja y se inclinó hacia adelante llevándose el delicioso cuerpo con él hasta que Jimin volvió a recostarse contra el escritorio.

Cuando Min se enderezó, el pelinegro se quejó y llevó sus manos hacia atrás, pero en vez de buscarlo tomó cada mejilla de su culo y las separó revelando la roseta y pequeña entrada brillante que se contraía ansiosa de ser llenada.

—Ahora sí, mi sugar daddy —apoyó un costado de su rostro en el escritorio y le sonrió malvadamente seductor—. Cómeme.

—Eres imposible —sonrió admirando aquella magnífica obra de arte.

Sin poder esperar más, lo tomó de su cadera y lo alzó hasta que Jimin estuvo parado en la punta de sus pies.

Acercándose, movió sus caderas restregando su dura erección que dejaba una mancha de pre-semen por la ansiosa entrada que se contraía, buscándolo, llamándolo.

—Vamos, no seas malo bebé —lloriqueó el pelinegro—. Mi casita quiere que su dueño llegue —exclamó con una sonrisa traviesa, sexy.

Y Yoongi entró. Sin más contemplaciones, se empujó directamente en el cálido interior y gruñó excitado ante la suavidad apretada que rodeaba su miembro. Cerrando sus ojos, se deleitó por unos segundos con la sensación.

—Agh, la puta que Dios se jodió —exclamó Minnie tomando una profunda respiración mientras disfrutaba de la ligera quemadura que le produjo aquel poderoso empuje.

—Tan perfecto —jadeo Yoongi abriendo sus ojos, comenzando a moverse, retrocediendo de una y luego penetrándole lentamente con su mirada fija sobre su miembro siendo devorado por la pequeña entrada que su pareja seguía mostrándole, sosteniendo sus nalgas entre sus manos.

Jimin gimió sintiendo el roce de las ropas contra las mejillas de su culo y sus manos, pero cuando Min comenzó a penetrarle en serio, tuvo que soltar sus glúteos mientras se agarraba con firmeza del borde del escritorio, evitando así que las firmes embestidas de Yoongi lo empujaran al otro extremo.

El morboso sonido de los golpes comenzó a llenar la habitación mientras Minnie gemía y gritaba sin inhibición alguna.

Joder que disfrutaba como Yoongi se lo follaba, dejando su mente en blanco mientras su pene arremetía dentro de él una y otra vez, demandando más, marcándolo, poseyéndolo, reclamándolo como suyo.

Jadeando, Yoongi se detuvo y alzó una de las piernas de Jimin sobre el escritorio, cambiando de ángulo antes de volver a empujar con fuerza en su interior.

El cambio pareció tocar un punto clave en el interior de Jimin, porque en seguida se volvió un desastre de gemidos y sollozos, que murmuraba cosas inentendibles mientras intentaba empujarse contra él, sintiendo maravilloso como su pene se deslizaba por la superficie del escritorio dejando un rastro húmedo que a ninguno parecía importarle.

Y como si sintiera que tanto placer estaba volviendo una débil masita el cuerpo de su pareja, Yoongi se inclinó sobre él, cambiando sus empujes a unos cortos y desordenados mientras internaba un brazo bajo el cuerpo del joven pelinegro, cruzando su pecho lo agarró del hombro y comenzó a tirar hacia abajo para ir a su encuentro.

A la vez, su otra mano rodeó la llorosa erección y la comenzó a masturbar al mismo ritmo de sus embestidas.

Oh sí, ese definitivamente parecía el paraíso en el infierno con el cual Jimin soñaba.

—Vente —gruño en su cuello, mordiéndolo y llenándolo de besos.

Minnie jadeó, su cuerpo se sacudió y finalmente llegó expulsando todo sobre el pulcro escritorio.

Dejándose caer hacia adelante, Yoongi disfrutó de unos golpes más en el apretado interior antes de correrse, llenándolo con su esencia mientras sostenía con fuerza el cuerpo de su pareja contra él, entre sus brazos.

Con su respiración agitada, tomó el cuerpo de Minnie y se lo llevó con él mientras tomaba asiento otra vez, sin intención alguna de salir de su interior en un momento próximo.

Jimin gimió y apretó su culo.

—Quédate quieto —ordenó un jadeante Yoongi, quitándole la corbata.

—Te sientes bien —se quejó manteniendo sus ojos cerrados—. Estoy tan lleno —suspiro satisfecho, recargando su cabeza en el hombro del abogado.

—Hiciste un desastre —observó restregando su nariz por su mejilla y mandíbula de forma íntima, cariñosa.

—Al menos no sobre tus papeles —rio cansado, acariciando distraídamente el brazo que rodeaba su abdomen.

—Gracias —pronunció finalmente Yoongi.

—¿Por qué? —preguntó girando a verlo con sus bellos ojos azul-violeta.

—Por todo lo que has hecho por Hoseok, por confirmar que él no lo hizo —respondió y le beso con dulzura extraña, pero... Perfecta.

—Es mi amigo —le sonrió besándolo suavemente—. ¿Qué va a pasar con Kyung y Ling? —recordó.

—Me aseguraré que se queden toda su vida en la cárcel y tiraré de algunas cuerdas, cobraré favores para que su estancia ahí no sea agradable —anunció.

Minnie sonrió—. Mi chico malo.

Yoongi resopló.

—Hay que bañarnos, quiero salir a comprarte ropa adecuada para mañana—declaró.

—¿Qué sucede mañana? —preguntó curioso, sin moverse.

—Tendremos una cita —anunció obvio.

Jimin soltó una risa mientras alzaba sus manos y capturaba el rostro de su abogado, besándolo en una posición extraña que a ninguno pareció importarle.

—Cuando digo que eres mi dulce papi, no hago en serio —bromeó.

—Como si me importara aquello —resopló moviendo sus manos por el cuerpo de Minnie.

Cuando dichas manos fueron a su semi erecto miembro, contempló con curiosidad como la corbata era amarrada alrededor en un bonito nudo apretado que no lo lastimaba.

—Por qué... —su preguntó murió sin salir mientras sentía el pene de su pareja volver a crecer en su interior—. ¿Baño? —balbuceo.

Y Yoongi sonrió, colocando sus manos en la cadera de su pareja mientras las movía de adelante hacia atrás en un excitante movimiento.

—Claro, solo dame un momento más —murmuró mientras acomodaba a Jimin para que se sentara a horcajadas frente a él.

—Joder, no sabes cuánto amo tu resistencia —gimió comenzando a trabajar con saltos mientras Min se relajaba en el respaldar de su silla.

Y con la perfecta visión del hermoso pelinegro desnudo sobre él, Yoongi acarició su cuerpo y miembro mientras Minnie se concentraba en saltar en su polla una y otra vez, sus ojos mirándole con una alegría que Min correspondía.

—Cuando termine, pondré un plug en tu lindo trasero para retener mi corrida en ti mientras vamos de compra —anunció colocando sus manos en sus caderas para ayudarle a saltar.

—Joder, dices las cosas más dulces cariño —gimió comenzando a mover sus caderas con movimientos circulares.

Oh sí, tal parecía que les llevaría un tiempo en lograr salir de aquella habitación.




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Disculpen subirlo tan tarde mis copitos, tal parece que me he convertido en la ñiñera oficial de mi sobrino menor (2 años) sin que me diera cuenta los fines de semana kjshfkjsh

Espero que disfruten su fin de semana! Un besote y un abrazote<3

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