☪ ✙FINAL✙ ☪

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Con sus labios fruncidos, Jimin silbaba una molesta e infantil melodía una y otra vez mientras caminaba por las mojadas calles de un sector... No tan adinerado y bueno como en el que vivía con Yoongi.

Y no es que le agradara realmente aquella cancioncita que silbaba, pero como molestaba al gran hombre de traje que caminaba a su lado y un paso atrás como una tonta sombra, por supuesto que la repetiría una y otra vez solo para irritar a Kyung.

Su nuevo pasatiempo favorito.

—¿Puedes ya parar con eso? —le pidió el hombre, moviendo su paraguas para verlo.

—¿Te molesta? —le preguntó curioso, observando ligeramente sobre su hombro.

—Sí.

—Entonces no —sonrió con travesura, girando el paraguas negro sobre su cabeza mientras volvía la vista al frente.

—Eres tan irritante —refunfuñó por lo bajo, murmurando unas cuantas maldiciones más.

—Ay bebé, que dulces palabras que me expresas —pestañeó rápidamente—. En serio, esto no estaría pasando si te hubieses quedado en el auto como te dije.

—El señor Min dijo que no podía dejarte lejos de mi vista ni un minuto estando fuera de la casa —argumentó mirándole con desprecio—. Tal parece que tienes la tendencia de buscar los problemas, lo cual no me sorprende realmente —chasqueó su lengua.

Minnie rodó sus ojos y de forma sorpresiva se agachó transformándose en una bolita, colocando su paraguas a su costado para proteger su pequeña figura cuando un auto pasó rápidamente por al lado de ellos, logrando levantar el agua a sus pies en la calle.

—Carajo —maldijo Kang cuando el agua alcanzó de sus rodillas para abajo.

—Eso te pasa por no agacharte conmigo —se burló siguiendo con su camino.

—En ningún momento me dijiste que me agachara contigo —gruñó observándole con odio.

—¿No lo hice? —exclamó con exagerada sorpresa—. Lo siento, juraba que si lo había hecho.

Riendo por lo bajo, el joven pelinegro siguió caminando, burlándose de su guardaespaldas hasta que finalmente, llegaron a la casa de su abuela.

—No podemos entrar —anunció Kang al contemplar toda la propiedad siendo apartada con tiras de plástico amarillo que advertían a los civiles mantenerse alejados.

—Mi contacto me dijo que podía —pronunció jalando de la tira.

—¿Quién? ¿Algún otro drogadicto o prostituto de la calle? —se burló.

—El detective Jeon junto a su compañero el detective Kim y el sargento Heechul —anunció—. No sé si alguno sea un prostituto o un drogadicto, ya que no es de mi interés lo que hacen en sus vidas personales, pero les preguntaré de tu parte cuando los vea —le sonrió afirmando el paraguas con su cuello para alzar su pulgar en su dirección.

Finalmente arruinando la tira de advertencia, Minnie se internó en la casa que le vio crecer y abrió la puerta.

Entregándole su paraguas a Kang para que lo cerrara, ingresó a la casa y observó a su alrededor.

Tan descuidada como la última vez que había estado ahí, seguía igual, e incluso peor porque los pocos muebles que ocupaban la casa ya había desaparecido y en su reemplazo se encontraba basura y marcas de zapatos por los desgastados suelos de madera.

Caminando por las habitaciones, el joven pelinegro se detuvo en la de su abuela, donde actualmente solo quedaba su cama y la pequeña librería.

El clóset, el escritorio, las lámparas y las cortinas de la ventana ya habían desaparecido.

—Ese hijo de puta se llevó incluso tu joyero —gruñó.

Entonces, una brillante mano se posó sobre su hombro y una cálida sensación le invadió.

Jimin esperó ver a su abuela otra vez, pero esta no apareció, en cambio, un libro viejo y desgastado cayó desde lo alto de la librería.

—¿Qué demonios? —exclamó el guardaespaldas a su espalda, habiendo apreciado aquello.

—¿Qué? ¿Nunca has podido mover las cosas solo con tu mente? —se burló recogiendo el libro.

Alzando su mirada, se detuvo en el espacio que había dejado el libro al caer, contemplando una pequeña caja blanca.

—Hey, mister músculos, ¿puedes sacar lo que hay ahí? —pidió señalando dicho lugar.

Soltando un fuerte resoplido, Kang se acercó al librero y alzó su mano metiéndola en el espacio. Sacando otros libros, finalmente logró sacar una alargada cajita de porcelana con grabados dorados en ella.

Siendo depositada en su mano, Jimin la dejó sobre su brazo derecho con cabestrillo y la abrió, revelando un juego de cartas envuelto en un manto rojo escarlata y un pendiente con una joya azul en ella, que parecía volverse violeta según la luz.

—¿Por qué quieres que me quede con ello? —preguntó en un murmullo, apreciando ambos objetos.

"Son tu herencia, mi niño" respondió la encantadora voz de su abuela.

Alzando su mirada de golpe, Minnie observó a su alrededor, pero solo su aburrido guardaespaldas estaba en la habitación revisando su celular.

Cerrando la cajita de porcelana, Jimin la empujó contra su niñera.

—Toma, cuídala y empaca cada libro de este lugar, me los llevaré junto a todo lo que no sea basura —anunció.

—Todo es basura —alzó una ceja—. El señor Min no querrá nada de esto en su mansión —observó a su alrededor con desagrado.

—Te diré algo —sonrió dulcemente—. Será mejor que me comiences a tratar con el mismo respeto con el cual tratas a mi amorcito o me estarás obligando...

—¿Qué? ¿Me amenazas para que me despidan? —se burló.

—Por supuesto que no, no hay nada de divertido en eso, yo solo te mantendré a mi lado para hacer tu vida imposible de todas las maneras inimaginables, seré tu peor pesadilla en sueños y en la realidad —expresó y para apoyar sus palabras, los libros en la librería comenzaron a caer uno por uno de forma ordenada—. Que creas o no que tengo tales poderes o que solo soy un farsante no me interesa, pero tu actitud similar a la de ese Jeonhang me está aburriendo, y cuando lo hago... Cosas como esas ocurren —señaló los libros en el suelo.

—¿Cómo? —balbuceo con temor.

—Puedo ser una perra, pero no una cualquiera cariño, por lo que sería mejor que tengas más cuidado porque el único que se ha ganado el derecho de molestarme es el señor mayordomo MinJu y mi dulce caramelo —expresó empujando la cajita en su dirección—. Ahora, empaca todo.

Con esas palabras, Jimin salió de la habitación y se dirigió a aquel cuarto especial donde su abuela había hecho sus sesiones.

Tan solo cruzando la puerta, una sensación cálida le invadió y por arte de magia, su abuela apareció sentada detrás de su mesa.

—No has tenido que traerme al borde de la muerte para verme, ¿cierto? —cuestionó alzando una ceja—. Porque te digo que tengo una pareja que uff, está tan obsesionado con la sobreprotección y el cuidado que si no lo haces tú él me matará y revivirá solo para regañarme.

"Tan dramático como siempre" sonrió su abuela. "Y no, esta vez no fue necesario porque este es mi lugar de origen, mi refugio. Solo piensa, las veces que nos hemos contactado ha sido en este lugar, por lo que no hubo necesidad de estar en el borde de la muerte para poder verte" explicó.

—Lindo, pero creo que hubiese sido mejor saber esto antes —refunfuñó—. Me han estado regañando como nunca por tu jueguito, hasta el punto de hartarme.

"Mentiroso" acusó su abuela con una profunda risa.

—Shh, que no es necesario que nadie más lo sepa —sonrió—. Y bueno, que hayas aparecido aquí no creo que fuera por un simple saludo ¿no? —alzó una ceja—. Aunque gracias por la ayuda allá con los libros.

"Nadie es imbécil con mi niño" gruñó y luego se levantó yendo al lado de Jimin. "Felicidades por haber aceptado tu poder nuevamente" sonrió tocando su mano.

—Si, bueno, tenía que hacerlo si quería ayudar a mis amigos —se encogió de un hombro.

"Tal vez, pero podrías haber hecho como antes y simplemente ignorar todo" le recordó. "Tienes personas importantes nuevamente en tu vida, hijo, no las dejes ir solo por miedo".

—Por favor, desde pequeño que era posesivo con mis juguetes y ¿en verdad crees que he cambiado? —resopló una risa.

"Eish, no seas un idiota" regañó. "Ahora que has asumido ser quién eres, tus poderes aumentarán por lo que no te sorprendas si más espíritus recurren a ti por tu ayuda"

—Sabía que era sorprendente, pero nunca tanto —fanfarroneo—. Me sorprendo a mí mismo a veces de lo genial que soy.

"Mi niño idiota, si tienes dudas búscame, que haré lo que pueda por ayudarte" expresó y besó su frente. "Con las cartas y aros en el joyero, podrás buscarme siempre que lo necesites, mantenlos a tu lado".

—¿Por qué siento que tus palabras son como una adivinanza? —se quejó.

Pero su abuela solo sonrió.

"Vamos, es hora de ver a alguien más, vuelve con tu amado" echó alejándose y cerrando la puerta en su cara como si nunca hubiera entrado en la habitación.

—Vieja bruja —sonrió dándose media vuelta, caminando por los pasillos para salir de la destartalada casa.

Una sonrisa tiró de sus labios al contemplar un lujoso auto estacionado frente a la casa, su pareja esperándole en el interior.

—Niñera, me voy con mi Cielito —alzó su voz antes de salir de la casa.

Subiéndose al auto, Minnie observó a su pareja y luego sonrió viendo aquellos escrutadores ojos recorriendo su cuerpo en busca de alguna herida o cualquier cosa.

Cuando estuvieron satisfechos, Yoongi estiró su mano colocándola en su nuca y tiró de él para un beso deliciosamente posesivo.

—Uhm, parece que alguien me extrañó —sonrió sobre sus labios.

—Solo procurando que no te hayas metido ya en problemas —respondió, succionando y tirando levemente de su relleno labio inferior.

—Uy, ¿tendremos sexo pervertido en el auto a la vista de todos? Porque debo de decir que apoyo la idea —exclamó deslizando su mano buena entre ellos, llegando a la entrepierna de su pareja.

—Compórtate, aún hay un lugar al que debemos de ir —le recordó alejándose, tomando esa mano traviesa solo para presionarla más en su lugar.

—No puedes decir esas palabras y maltratarme así —se quejó con un gemido—. Soy diabético, eres malvado por privarme de mi dulce —relamió sus labios, observando dulcemente la entrepierna de su pareja.

—Lo que dices no tiene coherencia —le sonrió y finalmente liberó su mano—. Bueno, nunca lo tienes —se burló, inclinándose sobre él para agarrar el cinturón de seguridad y colocárselo.

Preciso momento que Minnie aprovechó para morder juguetonamente su mandíbula.

—Tienen vida propia —se excusó inocentemente cuando su sexy abogado le observó con reproche.

Negando con su cabeza, Min se sentó nuevamente y encendió el coche.

—¿A dónde vamos de todas formas? —preguntó observando a través de la ventana como una ligera lluvia comenzaba a caer sobre ellos nuevamente.

—Namjoon llamó, lo encontró —anunció.

Alzando ambas cejas, Jimin volteó a observarlo.

—¿Cuándo? ¿Por eso saliste desde temprano cuando no tenías trabajo hoy? —cuestionó.

—En parte —asintió—. Chanyeol no quiso dar pista alguna de su paradero y también había comenzado a interrumpir la investigación de Taehyung, al final, fue un amigo de Namjoon que lo encontró —explicó.

—¿También es tu amigo?

—No tengo amigos, solo conocidos —respondió.

—Ay bebé, no importa que yo te comparto a mis amigos para animar tu aburrida y asquerosa vida —pronunció con cariño.

Yoongi resopló—. Suficiente tengo contigo y Hobi en mi vida. Aun después de todo sigue siendo igual de infantil que disfruta burlarse y asustar tanto al personal de la casa como mi secretario.

—Déjalo que sea feliz —sonrió Jimin—. Mejor a que este revoltoso y feliz, que tranquilo y deprimido. Algunos lamentan tanto sus vidas que terminan volviéndose malas presencias.

—Tipo... ¿Los fantasmas, exorcismo y posesiones que se muestran en las películas de terror? —aprovechó el semáforo en rojo y le observó alzando una ceja.

—En todos lados hay cosas buenas y malas —respondió encogiéndose de un hombro.

—Uno aprende cosas nuevas todo el tiempo —murmuró Yoongi—. Contigo a mi lado, la vida nunca será tranquila, ¿no?

—Lo monótono y tranquilo está sobrevalorado —le cerró un ojo.

Negando con una ladina sonrisa, Min buscó estacionamiento para su auto una vez llegó al hospital.

—Oh, ahí está el imbécil de Namjoon —anunció Minnie abriendo la puerta del auto.

Bajándose también, Yoongi le colocó la alarma antes de rodear el auto e ir al lado de su pareja.

Alzando su mirada, contempló a su amigo parado frente al ascensor del estacionamiento subterráneo, esperándolos con las ansias y nervios marcados en su rostro.

—Es bueno que pudieran venir tan pronto —expresó cuando estuvieron frente a él—. Gracias por su ayuda.

—Tú todavía me caes mal, lo hago por Jin —expresó Jimin llamando al ascensor.

—Lo sé, y está bien —asintió.

—¿Cómo está SeokJin? —preguntó Yoongi, subiéndose al ascensor una vez las puertas se abrieron.

El rostro de Namjoon se volvió sombrío.

—En este momento, estable y en coma —anunció—. Pero cuando lo encontraron... —negó con su cabeza—. Recibió disparos en ambas piernas, una costilla rota y múltiples golpes en su cabeza, necesitó cirugía... Le tallaron la cabeza, Yoongi —expresó con dolor.

—Auch, y uno que simplemente lo apuñalan y lo atropellan y aun así te quejas —le reprochó Minnie a su pareja.

—Eso no es lo peor —anunció.

—Por supuesto —suspiro Jimin, saliendo del ascensor junto a los demás.

—Los médicos sospechan que pudieron haberle inyectado Kaleidos, pero no la suficiente cantidad como para provocar todos los síntomas y malestares —anunció, guiándolos a la habitación.

—Piensa esto, una vez que SeokJin logre despertar podrá reconocer a esos hijos de puta y les haremos desear haber muerto —consoló Yoongi.

—Es una pequeña consolación que solo sucederá si logra despertar —suspiro y se detuvo frente a una puerta—. Es aquí —anunció.

—Bueno, hagamos esto de una vez, perras —exclamó Jimin adelantándose y cruzando la puerta.

Observando a su pálido amigo postrado en la cama con máquinas conectadas en todo su cuerpo y con su cabeza carente de cabello vendada, se detuvo momentáneamente sorprendido por la imagen.

—Joder, te ves peor que puta bien jodida en el callejón —expresó acercándose a la camilla—. Pareces hasta momia con tantas vendas... —murmuró.

—¿Qué podemos hacer para ayudar? —preguntó Namjoon con la ansiedad marcada en sus facciones

—Bajen las cortinas, cierren la puerta, que nadie interrumpa y lo más importante —les observó—. Tienen que estar bonitos y calladitos, muchachos —sonrió—. ¿Entienden? ¿Pingüinos? ¿No? Bien —resopló y rodeó la camilla.

Parándose al lado de su amigo, alzó su mano y se detuvo un momento observando a su pareja.

—No importa lo que ocurra, no te preocupes y no me alejen de SeokJin por nada —pidió—. Si las cosas resultan mal, Hoseok y mi abuela me ayudarán a volver —prometió.

—Espera ¿qué? —exclamó Yoongi con su mirada cambiando a una llena de preocupación y enojo—. No me dijiste nada sobre que esto te podría lastimar.

Ignorándolo, Jimin colocó su mano buena en el brazo descubierto de Jin y el mundo se volvió negro por un minuto.

No sintió como si cayera en un pozo sin fondo o fuera arrastrado en las profundidades de un mar furioso como las veces anteriores, no hubo voces ni manos invisibles intentando tocarlo.

Pero sabía, que no estaba en la misma sintonía que su pareja y amigo, como si hubiese atravesado el velo a otra dimensión que no estaba exactamente en el mundo espiritual, el más allá o en el mundo real.

Se encontraba entre ambos mundos.

—Muy bien, así que... ¿Qué hago ahora? —se preguntó observando a su alrededor, pero no importaba donde mirase, todo era oscuridad total.

Sin saber qué más hacer, comenzó a caminar. Sus pasos haciendo eco cada vez que avanzaba, no había más que silencio y tranquilidad.

—Esto da miedo, ¿no? —preguntó repentinamente una voz a su lado.

—¡Santa mierda de Jesucristo! —exclamó Jimin sobresaltado—. Tu puta madre del infierno Hobi, te dije que no aparecieras de la nada —reprochó.

—Sentí que estabas a punto de hacer una estupidez por lo que vine a cuidarte la espalda, ya que mi hermano no puede hacer mucho por aquí —expresó observando a su alrededor.

No había nada.

—Si, apuesto que eso debe de estar molestándole —sonrió—. Mira, ahí hay una especie de luz —indicó comenzando a caminar hacia ella.

—¿No se supone que si vemos una luz no debemos de seguirla? —preguntó confundido—. Ya sabes, el más allá y todo eso.

—Mira bien a tu alrededor Hobi, ¿realmente crees que estamos subiendo? Mejor aún, ¿en verdad piensas que a mí especialmente me iluminaran el camino y me permitirían subir? —resopló divertido—. Además, más que una luz, yo diría que es una especie del final o entrada de un callejón —observó.

—¿Dónde se supone que estamos entonces? —preguntó Hoseok confundido.

—Yo diría que en la nada, en el limbo o lo que sea donde se quedan las almas que no avanzan —respondió—. Pero, nos estamos concentrando específicamente en una persona, por ello no vemos a nadie más aquí.

—¿Y cómo llegué yo aquí? —preguntó.

—Seguramente quisiste apoderarte de mi hermoso cuerpecito otra vez y en lugar de lograrlo te llevó conmigo —explicó.

—¿Desde cuándo eres tan poderoso? Cuando te conocí tu única cualidad buena era tu lectura de cartas —le recordó con sus rasgos vislumbrándose cada vez más.

—Sí, por culpa de quién será ¿no? —resopló—. Y mi lectura no era lo único bueno en mí, también estaba mi encantadora personalidad y belleza —le recordó observándolo una vez llegaron al final.

—Mira ahí —señaló con su cabeza.

En una calle apenas iluminada que mostraba unos detalles más marcados que otros, un hombre estaba parado en el medio, viéndose totalmente perdido mientras miraba a su alrededor.

—¡Si SeokJin está aquí, que grite qué! —exclamó Jimin.

—¿Qué? —pronunció el hombre, dándose media vuelta—. ¡Minnie!

Jimin sonrió acercándose a su amigo quien corrió a su encuentro.

—Joder, que bueno es ver tu feo rostro —exclamó tarándolo a un abrazo—. He estado atrapado aquí, no importa cuánto corra no llego a ningún lado —expresó frustrado—. Ustedes son las primeras personas que he visto desde que desperté.

—¿Me ves? —preguntó Hoseok señalándose a sí mismo con sorpresa.

—Claro que sí —respondió alejándose de Minnie—. ¿Por qué no podría?

—Porque está muerto —respondió el joven pelinegro, tan sutil como siempre.

—Auch —Hobi dijo tocando su pecho dramáticamente.

Jin soltó una risita.

—Gran chiste, chicos.

—No es un chiste —respondió Minnie tan tranquilamente como siempre—. Mira a tu alrededor Jin, ¿en verdad no encuentras nada extraño? —alzó una ceja.

Observando a su alrededor, su amigo frunció el ceño antes de volver con él.

—¿Dónde estamos? —preguntó.

—Entre la vida o la muerta, un espacio nulo donde las almas se reúnen para subir o bajar —respondió Jimin tranquilamente—. Te dije que en verdad podía hablar con los muertos más de una vez —movió sus cejas.

—Pero... ¿Por qué? ¿Él en realidad e-está muerto? —balbuceó SeokJin observándolo asustado.

—Tan muerto como podría estar —asintió Hoseok—. Por eso me sorprendió que me vieras, el único que puede es Minnie.

—Entonces... ¿Yo y tú...? —exclamó SeokJin señalando a Jimin y luego a sí mismo.

—Yo no, y tú tampoco —respondió—. Al menos aún no.

—¿Qué? —musito Jin con grandes ojos—. ¿Estoy muerto como él? —señaló a Hoseok.

—Auch por dos —pronunció Hobi.

—Ya te dije que no estás muerto —rodó sus ojos—. Tu cuerpo todavía responde, es tu mente la que está atrapada aquí —explicó apuntando su cabeza con su mano en forma de pistola.

—¿Por qué? —preguntó confundido.

—Sufriste un ataque —respondió—. No sabíamos si estabas vivo o muerto, los de arriba no querían decirnos la verdad —explicó—. Habría sido de ayuda que dijeras que trabajabas con el agente Chanyeol —soltó.

—Eso era clasificado —respondió automáticamente—. Entonces, si no estoy muerto, ¿cómo es que están aquí ustedes? —preguntó.

—Excelente pregunta, pero me da pereza explicarte ahora sobre mis súper poderes —pronunció Jimin—. Vamos, tenemos que volver, debo de ir a complacer y molestar a mi hombre —anunció comenzando a caminar.

—¿Y cómo se supone que vamos a salir? Llevo horas intentándolo y nada —gruñó siguiéndolo.

—Más que horas, yo diría días, semanas incluso —corrigió Hoseok—. Tu jefe te declaró muerto prácticamente días después de la mía.

—Oh...

—Así es, tu pareja ha estado insoportable al respecto, explotándome peor que un esclavo hasta el punto de enfermarme —se quejó—. Y ni hablar del beso que intentaste darle usando mi cuerpo, somos amigos, pero nunca para tanto hombre, eso fue asqueroso —refunfuñó.

—Oh... Yo pensé que solo era un sueño —dijo solo un poco avergonzado—. ¿Pero eso significa que si escucharon lo que dije? ¿Se terminó Kaleidos? ¿Los atraparon? —preguntó.

—Se terminó —anunciaron ambos contrarios.

—Eso es bueno —asintió más relajado—. ¿Y cómo se supone que saldremos? —preguntó.

—Ni puta idea —contestó Jimin.

—Nosotros podemos salir ahora mismo —comentó Hoseok caminando al lado de ellos.

—Cierto, tú eres quien debe de salir de aquí —asintió Minnie.

—¿Y cómo se supone que caminar va a ayudar? —refunfuñó—. Ya te dije que no sirve de nada, siempre termino en el mismo lugar.

—Tu eres el que tienes que esforzarte por salir —expresó el pelinegro—. Es tu mente la que te mantiene encerrado aquí, concéntrate en lo que te espera si lo sales, tu trabajo, tu pareja. Conociéndolos, esos idiotas seguramente deben de estar hablando a pesar de que les dije que estuvieran en silencio, así que solo busca la voz de Namjoon —instruyó—. Eso es lo que siempre hacen en las películas, ¿no? ¿seguir la voz de tu pareja? a mi ciertamente me funcionó con Yoongi.

—Eso es cierto —apoyó Hoseok.

Frunciendo el ceño, SeokJin cerró sus ojos e intentó concentrarse en la voz de su pareja, pensando en él.

—¿Crees que funcione? —preguntó Hoseok en un susurro.

Jimin señaló silenciosamente la luz que comenzaba a llenar el lugar. De pronto, esta se volvió intensa y cegadora.

Cuando Minnie volvió a abrir sus ojos, estaba sentado en una silla al lado de la camilla, la mitad de su cuerpo arqueado y recargado en esta.

Bostezando, se enderezó logrando que una chaqueta se deslizara por sus hombros.

—¿Funcionó? —preguntó Namjoon, observando al hermoso pelinegro y luego a su pareja.

—Joder, ¿cuánto tiempo estuve en esa posición? —se quejó sintiendo su delicado hombro resentido.

Entonces, la atención en él se volvió hacia el hombre en la camilla que comenzaba a mostrar signo de reacción.

—Toma su mano y háblale —le ordenó a Namjoon antes de levantarse de la silla para ir al lado de su silenciosa pareja apoyada en la pared al otro lado de la habitación—. ¿Qué te pasa? ¿Por qué tan callado? —preguntó curioso.

—Realmente odio cuando haces estas cosas —respondió rodeando su cintura posesivamente—. Pareció como si te hubieras desmayado de la nada solo por tocar a tu amigo, odio cuando eso sucede —expresó no muy feliz.

—Está bien, ya pasó —pronunció acurrucándose contra él—. Y mira, él ya está de vuelta —observó a SeokJin finalmente despertar y abrir sus ojos.

—Me hubiera gustado poder decir lo mismo de Hobi —murmuró.

—Yo igual —suspiro Jimin—. Pero ahora es feliz donde está, así que nada importa —le recordó besando su cuello—. Vamos vaquero, dejemos a la pareja sola mientras te enseño lo que es montarte —expresó moviendo sus cejas.

Negando con una sonrisa, Min se enderezó y trasladó su mano a su espalda baja de forma posesiva antes de guiarlo fuera de la habitación silenciosamente.

Observando sobre su hombro, Jimin le guiñó un ojo a Hoseok y SeokJin antes de irse con su demandante pareja para pasar un buen rato encerrados en una habitación especial con sus cuerpos sudados.

Como esperaba pasar mucho tiempo de ahora en adelante, porque no había forma de que dejara ir a Min Yoongi, así como sabía, que este no lo soltaría.

Después de todo, solo era un pobre estafador que aunque sabía cuándo sacar provecho de sus dones, necesitaba de alguien que lo cuidara ante su incapacidad de hacerlo el mismo.

Así como Yoongi necesitaba a alguien a quien cuidar y tener algo de color en su aburrida vida.



FIN.



Bueno mis copitos, finalmente hemos llegado al final de otra historia (lloro) ('。_。`) 

Espero que les haya gustado, la hayan disfrutado tanto como a mí escribirla <3 Hay un epílogo el cual estaré subiendo entre este domingo o lunes.

Otra cosita, gracias a un hermoso copito @jeonnat25 que se ha tomado de su valioso tiempo, Breathe tiene un booktrailers el cual estaré subiendo en el prólogo de la historia y en Insta para que vayan a verlo <3

Un besote mis copitos, se les ama y se me cuidan un montón <3


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