━ sixteen: lunettes de soleil

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CHAPTER SIXTEEN
LUNETTES DE SOLEIL

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EL HECHO DE QUE su madre fue una vez la profesora de Estudios Muggles añadió el hecho de que Briar fácilmente encontrara un café en Londres, y fue lo bastante rápida para arreglarlo todo y encontrarse con Cedric. Honestamente, Briar estaba nerviosa. Ella no sabía si era una cita o amigos que salían a tomar algo.

Briar había llegado allí un par de minutos antes, y había resuelto la preocupación de si ella iba bien vestida o no. Iban a una cafetería agradable de Londres y luego al callejón Diagon, el cuál estaba a la vuelta de la esquina. Ella dudaba de que Cedric se hubiera arreglado, pero en ese momento Briar estaba era la preocupación y no tenía sentido común. Llevaba pantalones cortos, un top de bralet y una chaqueta de cuero. Ella pensó que no sería tan extraño en torno a los muggles. Ella no lo esperaba, de todos modos.

Cedric apareció casi justo a tiempo y sonrió cálidamente. Ella pensó en abrazarle, como sus otros amigos, o decir hola, pero él ya había abierto los brazos para hacerlo. Briar lo abrazó. Ella trató de no pensar en lo calentito que estaba ni lo bien que olía.

—Nunca he estado en algún lugar muggle de Londres —dijo Cedric. Los dos se quedaron fuera de la cafetería—. Por lo general solemos ir al callejón Diagon, pero este lugar se ve bien... Tengo algo de dinero muggle, por cierto, para los dos.

—Oh, tengo dinero, puedo pagar por mí misma —dijo Briar. Sus ojos se habían ensanchado. Se deslizó lentamente en el frenesí de pegarse y ser una mujer fuerte e independiente. Chica. Ella apenas podía comprender los impuestos y facturas—. Pero la oferta es maravillosa. Muy caballeroso por tu parte. Me halagas.

Cedric sonrió—Aquí es donde digo que soy un Hufflepuff, soy educado por naturaleza —dijo. Briar dejó escapar una risa—. En su mayor parte.

—¿Cuándo no lo eres? —ella dijo. Casi inmediatamente, se imaginó la reacción de su hermano—. Igualmente, eres educado y agradable. Estoy sorprendida. No podría jurarlo.

Cedric sonrió—Eso es una maldita vergüenza.

La boca de Briar se abrió por sorpresa—Estoy en shock. ¡No pensé que lo dirías! ¡Te he corrompido! ¡Hice al educado decirlo!

—Soy mayor que tú —dijo Cedric. Briar asintió—. ¿Cómo fue tu cumpleaños?

—Oh, fue bien —respondió ella—. Harry está con nosotros, así que estaba en mi cumpleaños. Iba a, uh, invitar más gente, pero los gemelos seguían siendo susceptibles sobre el partido de quidditch y mis padres son vergonzosos. Me tuvieron a los dieciocho y siguen actuando como si los tuvieran.

—Bueno, feliz cumpleaños atrasado —dijo él. Briar sonrió con la mirada—, me hubiera gustado regalarte algo pero no sabía que querías... —Cedric se detuvo, frunció el ceño y sacó su varita y murmuró un encantamiento. Una flor apareció en su mano, y él la miró—. Podría hacer aparecer más flores, pero pensé que... —puso la flor en el pelo de ella—. No, no tiene nada que ver con la ropa muggle, pero creo que se ve bien.

—Bien, si tengo la aprobación de un hombre... era broma, oh Dios mío —dijo ella. Cedric no sabía si reír o fruncir el ceño—. Era broma... como la misoginia, bueno, eso no, mierda... no quiero ser grosera, pero es como socializar, al igual que lo de Heathers... no es un buen ejemplo, Dios.

Hubo un momento en el que Briar estaba convencida de que había hablado demasiado y por lo tanto quería abandonar el lugar. Él le sonrió y se preguntó si realmente no estaba nerviosa por estar fuera de la escuela, o si no era más que algo incómodo o que fuera por algún chico relacionado con ella, o un Weasley, o un amigo de un familiar o de algún Weasley. En su mente, ella estaba hirviendo porque él le sonreía, y también se sentía abrumada por la cantidad de mariposas en su estómago.

Briar no era buena con el nerviosismo. Ella era buena con muchas cosas; predecir el futuro, con el delineador de ojos de colores y brillantes y el arte en general; pero en relación con su propio nerviosismo no tenía tanta suerte.

Y, teniendo en cuenta que prácticamente había estado ayudando a Sirius el año pasado, no había sido muy buena ocultándolo.

—Bueno, eh, ¿cómo te fueron las vacaciones? —preguntó Briar. Estaba desesperada por alejar la conversación, muy lejos de cualquier cosa que pudiera observar alrededor y, por tanto, sentirse más incómoda. No era culpa suya que su madre fuera Laurel Crouch. Bueno, posiblemente Lupin-Crouch. Su madre aún no sabía si debía cambiar su apellido durante el verano.

Cedric se encogió de hombros—Como siempre, la verdad. Ahora puedo hacer magia fuera de la escuela, por lo que mi madre ha estado haciendo más diligencias y esas cosas.

—Encantador —comentó Briar—. Las mías fueron igual, sólo que con Harry. Ah, y Livvy salió del armario. No sé cuando se lo dirá a Blaise.

—¿No dijiste que Livvy estaba convencido de que nadie más sabía eso? —preguntó Cedric y Briar asintió. Ella parecía divertida, y él sonrió—. Eso es lindo por su parte. ¿Sabes que estamos perdiendo el tiempo para que por fin pueda pedirte salir?

Briar sonrió—Bueno, sí. Si te hace sentir mejor, los gemelos estaban empezando a molestarse porque ninguno de los dos teníamos suficiente valor para decirlo. Probablemente habría sido porque estaba ocupada el año pasado.

Ella había puesto un brazo alrededor de él, con una sonrisa en su cara, mientras hablaba. Una pequeña voz en la parte posterior de la cabeza, una voz resonando, comenzó a decir, tres...

—No hay nada malo en eso.

—Depende de a quién se lo digas.

—Eso es cierto. Estamos muy unidos.

—Podemos dar un paso atrás.

...Dos...

—No quiero.

—Yo tampoco.

... Uno.

Briar se dio cuenta de la vieja visión de su entorno actual. Lo único diferente era que estaba Cedric y los colores de Hufflepuff solo estaban presentes en el sueño para que pudiera distinguir quién era. Se preguntó si sería similar, para tener el mismo evento que se produjera al tanto de lo que iba a pasar. En realidad, ella deseaba que su mente pudiera dejar algunas sorpresas en al vida, que esperar toda una semana con hábil anticipación.

En el momento justo, Briar se acercó. Cedric besó a Briar y Briar besó a Cedric.

Cero.

✪ ✪ ✪ ✪

Agosto estaba cerca de acabar cuando los tres fueron invitados a quedarse con los Weasley, ya que Arthur Weasley había conseguido un montón de buenos asientos a la derecha en la parte superior del estadio. Tan pronto se arreglaron, Laurel y Remus habían decidido irse de "vacaciones", y con eso, querían decir visitar a Sirius.

Casi todos los Weasley habían aparecido en su puerta delantera, al igual que Briar se colocaba estratégicamente sus gafas de sol en la parte superior de la cabeza y Livvy corría hacia la cocina para conseguir ropa limpia —o para ser más precisos, ocultar su ropa interior antes de que los "invitados" llegasen— y para encender la caldera, ya que Remus estaba tratando de asegurarse de que Harry tenía todo, y Laurel trataba de encontrar la llave de la puerta delantera. Pasó un tiempo antes de que Laurel se congelara y riera—Había olvidado la magia —dijo. La cerradura de la puerta delantera se abrió.

No se había gastado más de una taza de té en su casa antes de que los tres partieran con los Weasley. En un momento dado, Briar había salido con Fred y George, pero terminaron caminando de vuelta al interior cuando vieron un grupo de adolescentes muggles y la bolsa de Caramelos longuilinguos de Fred y las miradas de ambos gemelos. Pero cuando entraron, no fueron lo suficientemente rápidos para ocultar los dulces, y Arthur Weasley envió a sus hijos una mirada significativa.

Briar había sonreído levemente hacia los gemelos.

Cuando llegaron a la Madriguera, Charlie y Bill aparecieron, estrechando las manos de Harry, Livvy y Briar con el mismo saludo que daban a la mayoría de gente. Fred y George habían pasado treinta minutos en casa de Briar tratando de ocultarse detrás de ella, a pesar de que ella fuera más baja que ellos.

Arthur había estado tratando de hablarles discretamente a Fred y George sin que Molly lo escuchara, pero Molly lo había hecho. Livvy llamó la atención de Briar y ella sabía que él estaba tratando de alejarla de Fred y George para que no tuviera que gritar. Ella frunció el ceño hacia él.

—¡Ah, hola, Harry! —dijo Molly. Sonrió a Livvy y Briar—. Es bueno veros, Livvy, Briar —luego se volvió hacia su marido—. ¿Qué es lo que tienes que decirme? —hubo un leve silencio—. ¿Qué tienes que decirme, Arthur?

—Nada, Molly —dijo Arthur—. Fred y George sólo... He tenido unas palabras con ellos...

—¿Qué han hecho esta vez? —preguntó Molly—. Si tiene que ver con los Sortilegios Weasley...

Cuando Hermione dijo, "¿Por qué no le enseñas a Harry dónde va a dormir, Ron?" los gemelos dijeron, "¿Por qué no les enseñamos a Briar y Livvy donde van a dormir?"

—Él ya lo sabe, así que hacedlo con Briar y Livvy —dijo Ron—. Livvy y Harry dormirán en mi habitación. Durmió allí la última...

Hermione dijo—Podemos ir todos.

—¡Ah! —exclamó Ron—. De acuerdo.

George dijo—Sí, nosotros también vamos.

—¡Vosotros os quedáis donde estáis!

Briar dio un paso hacia Livvy, tal como Ron sugirió que se unieran a ellos. Briar, Livvy, Hermione, Ron, Harry y Ginny comenzaron a hacer su camino por las escaleras. Harry preguntó—¿Qué es eso de Sortilegios Weasley?

—¿Qué no son Sortilegios Weasley? —dijo Briar. Ron y Ginny habían dejado fuera sus risas, mientras que Hermione se quedó en silencio y Livvy se quedaba confundido.

—Mi madre ha encontrado un montón de cupones de pedido cuando limpiaba la habitación de Fred y George —explicó Ron—. Largas listas de precios de cosas que ellos han inventado. Artículos de broma, ya sabes: varitas falsas y caramelos con truco, montones de cosas. Es estupendo: nunca me imaginé que hubieran estado inventando todo eso...

—Hace mucho tiempo que escuchamos explosiones en su habitación, pero nunca supusimos que estuvieran fabricando algo —dijo Ginny. Briar miró a Livvy, quién escuchaba atentamente—. Creíamos que simplemente les gustaba el ruido.

—Lo que pasa es que la mayor parte de los inventos... bueno, todos, en realidad... son algo peligrosos y, ¿sabes? Pensaban venderlos en Hogwarts para sacar dinero. Mi madre se ha puesto furiosa con ellos. Les ha prohibido seguir fabricando nada y ha quemado todos los cupones de pedido... Además está enfadada con ellos porque no han conseguido tan buenas notas como esperaba...

—Y también ha habido broncas porque mi madre quiere que entren en el Ministerio de Magia como nuestro padre, y ellos le han dicho que lo único que quieren es abrir una tienda de artículos de broma.

Briar añadió—Bueno, yo no voy al Ministerio.

Livvy rió—¿Te imaginas a ti misma en el Ministerio? Alguien podría decirte algo sexista, les habrías gritado y te habrían despedido. El primer día.

—Podría trabajar en un café muggle en una zona de Londres, o algo así... suena mejor que el papeleo... —se fue apagando. Ella se había estremecido con el papeleo—. No sé, no me voy al lado oscuro ni trabajaré en el Ministerio, haré un trabajo en el que no me importe levantarme temprano porque sé que lo disfrutaré.

—Eso será difícil —dijo Livvy. Él la miró e hizo una mueca—. ¿Aún sigues usando esas malditas gafas de sol?

—En francés son lunettes de soleil.

Livvy suspiró—Otra vez no.

—¿Qué quieres decir...?

Suspirando, Livvy miró hacia Ginny—Durante el verano, Briar ha tenido esa un libro extraño mientras comía. Creo que se llama diccionario francés.

—Hilarante, Liv —dijo Briar—. Eres un comediante.

—Ella consiguió las gafas de sol en su cumpleaños y las usa cada vez que hace mucho sol —dijo Livvy. Hizo un gesto hacia las gafas de sol que estaban en el puente de la nariz de Briar, que fueron empujadas con rapidez y hacia la parte superior de su cabeza mientras miraba en otra dirección. Briar le sacó la lengua—. Pero, sí. Pregúntale a Briar todo lo que quieras aprender en francés, y te lo dirá, pero suele consultar el libro previamente...

—Bonjour —dijo Briar—, ça va bien. Et toi? Je m'appelle Briar. Mes meilleurs amis sont amusant et ils s'appellent Fred et George. Quand j'étais petite... —ella hizo una mueca—. Está bien, no puedo recordar nada más. Pero, si alguna vez preguntas por mi nombre o por quiénes son mis mejores amigos, puedo decírtelo...

Livvy y Harry compartieron una mirada significativa.

—¿No incluyes a Cedric en tus mejores amigos?

Briar se congeló. Harry rió por lo bajo. Livvy parecía orgulloso.

—¿Has visto la verde hierba de fuera...?

—¿Te ves con Cedric? ¡Es competencia!

—Podría, pero te todos modos... la hierba es tan verde...

—¡Pero nos enfrentamos a él en quidditch!

—El sol, tan amarillo y brillante.

—¿Vas a salir con Cedric Diggory?

—Las nubes... tan puras y blancas... —dijo Briar—. Además, ¿por qué os tiene que importar con quién esté saliendo o no?

La puerta del rellano se abrió de golpe. Sólo Briar la llamaría educada, una puerta muy educada. Como cuando la puerta quería ser violenta y enfadarse por Dios sabe por qué, pero también quería tener una pizca de elegancia.

—Hola, Percy —saludó Harry.

Briar dijo—Buenos días, Percy.

Livvy murmuró—Holap.

—Ah, hola, Harry, Briar —dijo Percy. Miró a Livvy—. Livius —Briar se llevó la mano a la boca para intentar no reír. Livvy parecía que se iba a desmayar—. Me preguntaba quién estaría armando tanto jaleo. Intento trabajar, ¿sabéis? Tengo que terminar un informe para la oficina, y resulta muy difícil concentrarse cuando la gente no para de subir y bajar la escalera haciendo tanto ruido.

—No hacemos tanto ruido —replicó Ron—, estamos subiendo con paso normal. Lamentamos haber entorpecido los asuntos reservados del Ministerio.

Los dos continuaron hablando, Livvy y Briar siguieron intercambiando miradas cuando Percy habló de su trabajo en el Ministerio. Briar había sido advertida, en una pequeña selección de cartas que Fred se había tomado la molestia de enviar durante el verano, que Percy estaba trabajando con el llamado 'señor Crouch', Barty Crouch Sr., el abuelo de Briar y Livvy, el padre de Laurel y el que echó a Laurel y causó la existencia de Briar.

Briar había dividido más o menos las zonas mientras Percy y Ron hablaban. Ella no se molestaba con el Ministerio, ella no se molestaba en que un hombre echara a su hija, no se molestaba en lo que Percy dijera respecto al Ministerio, a menos que fuera un hecho real en vez de un cumplido.

El pequeño grupo había pasado a la habitación compartida por Fred, George, Ron y ahora siendo abierta a dos residentes más, Harry y Livvy. Livvy se sentó en la cama con su bául a los pies.

—Fred y George duermen con nosotros porque Bill y Charlie ocupan su cuarto —explicó Ron, mirando a Harry. Briar había sido informada por George, uno de los gemelos que había estado enviadno cartas—. Percy se queda la habitación toda para él porque tiene que trabajar.

—¿Por qué llamas Pig a la lechuza?

Ginny rodó los ojos—Porque es tonto. Su verdadero nombre es Pigwidgeon.

—Sí, y ése no es un nombre tonto —contestó sarcásticamente Ron. Livvy se mofó—. Ginny lo bautizó. Le parece un nombre adorable. Yo intenté cambiarlo, pero era demasiado tarde: ya no responde a ningún otro. Así que ahora se ha quedado con Pig. Tengo que tenerlo aquí porque no gusta a Errol ni a Hermes. En realidad, a mí también me molesta.

La lechuza revoloteó por su jaula. Briar pensó que era linda.

—¿Dónde está Crookshanks?

—Fuera, en el jardín, supongo —respondió Hermione—. Le gusta perseguir a los gnomos; nunca los había visto.

Harry dijo—Entonces, ¿Percy está contento con el trabajo?

—¿Contento? —dijo Ron con desagrado—. Creo que no habría vuelto a casa si mi padre no lo hubiera obligado —Briar inhaló en voz alta. Livvy frunció el ceño—. Está obsesionado. Pero no le menciones a su jefe. Según el señor Crouch... Como le iba diciendo al señor Crouch... El señor Crouch opina... El señor Crouch me ha dicho... Un día de éstos anunciarán su compromiso matrimonial.

La risa que soltó Briar estaba llena de maldad—Me pregunto que pensaría Barty Sr. si supiera que nuestra madre le patearía —dijo Briar, haciendo un gesto hacia ella y Livvy. Livvy asintió con seriedad—. Y de todas formas no está comprometido con Bernice... nuestra abuela, su esposa... murió hace unos meses. Y considerando que que está en contra de que tío Aster sea gay, dudo que estuviera loco por Percy.

—Si fuera tradición, el olor sería olor a...

Briar puso una mano en la boca de Livvy—Ginny es una niña, Livvy.

—¿Has pasado un buen verano, Harry? —quiso saber Hermione—. ¿Recibiste nuestros paquetes de comida y todo lo demás?

—Sí, muchas gracias —contestó Harry.

Livvy dijo—Tendríais que haber venido al cumpleaños de Harry. Os habría podido enseñar a bailar.

—Y el horneado de Livvy mata —dijo Briar—, de la mejor manera.

—¿Y has tenido noticias de...?

Hermione le lanzó a Ron una mirada. Livvy y Briar se habían congelado.

—Creo que han dejado de discutir —dijo Hermione, tratando de disimular el apuro—, ¿qué tal si bajamos y ayudamos a vuestra madre con la cena?

—De acuerdo —aceptó Ron. Todos ellos salieron de la habitación, haciendo su camino hacia las escaleras. Él rió por lo bajo—. Briar, tendrás que hacer frente a Fred y George. He tenido que escuchar sus argumentos desvariados durante el verano.

—Me han dicho que no eres muy buen reemplazo —dijo Briar—. El truco es cabecear de vez en cuando. Y puedes escuchar, eso es opcional.

Briar había saltado fuera de la penúltima escalera y hacia la planta baja, aterrizando unos pasos detrás de Hermione y Ginny, con la mano en el hombro de su hermano para no perder el equilibrio. Él rodó los ojos, pero se veía presumido cuando ella se enderezó y tuvo que inclinarse ligeramente hacia arriba, porque él era más alto que ella. Molly Weasley estaba al lado del fregadero de la cocina, con varita en mano.

—Vamos a comer en el jardín —dijo Molly—, aquí no cabemos trece personas. ¿Podríais sacar los platos, chicas? Bill y Charlie están colocando las mesas. Vosotros tres, llevad los cubiertos —se detuvo para mirar a Ron, Harry y Livvy, los cuales se habían apelotonado. Molly les indicó con la varita un montón de patatas que había en el fregadero, y éstas salieron de sus mondas tan velozmente que fueron a dar en las paredes y el techo—. ¡Dios mío!

Hermione y Ginny eran más bajas que Briar, por lo tanto no eran un buen escondite para la mueca de Briar, al darse cuenta de que Molly estaba a punto de quejarse de los gemelos.

—¡Esos dos! —ella dijo. Briar asintió internamente—. No sé qué va a ser de ellos, de verdad que no lo sé. No tienen ninguna ambición, a menos que se considere ambición dar tantos problemas como pueden.

Ella cerró la olla sobre la mesa.

—No es que no tengan cerebro —dijo Molly. Hermione y Ginny estaban agarrando a toda prisa los platos—. Pero lo desperdician, y si no cambian pronto, se van a ver metidos en problemas de verdad. He recibido más lechuzas de Hogwarts por causa de ellos que de todos los demás juntos. Si continúan así terminarán en el Departamento Contra el Uso Indebido de la Magia. No sé en qué nos equivocamos con ellos —dijo Molly posando la varita y sacando más cazuelas—. Llevamos años así, una cosa detrás de otra, y no hay manera de que entiendan... ¡OH, NO, OTRA VEZ!

Briar se acercó a la puerta, planeando salir de forma rápida y tan silenciosamente como fuera posible. Pero Molly la miró y Briar se congeló.

—Birar, querida, ellos te escuchan —dijo Molly. Briar parpadeó. Si iba a ser invitada a convertirse en una modelo a seguir, no estaba segura de como iba a funcionar. Había pasado el último año ayudando a un preso fugado—. ¿Podrías decirles que aprendan algo que sirva para tener un buen trabajo?

Con cuidado, Briar dijo—Bueno, um, podrían hacer una buena vida fuera de sus productos mágicos y no es que sus chistes puedan hacer daño a alguien... —Molly la miró molesta—. Pero, ya sabes, no tomes mi palabra demasiado en serio. Remus Lupin es mi padre, Sirius Black mi padrino y James Potter era mi tío falso.

—Ese es un buen punto —murmuró Molly.

Los tres muchachos la miraron, notando que no había añadido al cuarto merodeador, Peter. Briar ni se limitó en sonreír.

—Vamos —dijo Ron—, vamos a echarles una mano a Bill y a Charlie.

En el exterior, Bill y Charlie hacían chocar las mesas entre sí mientras flotaban en el aire. Fred se había acercado a Briar para hablar con ella mientras George continuaba riéndose de sus hermanos mayores. Cuando los otros tres caminaron hacia las mesas, Fred y Briar caminaron lentamente. Ella lo miró—¿Había alguna razón por la que has estado enviándome cartas con menos frecuencia? —dijo Briar—. ¿Acaso te he molestado? ¿Algo va mal...?

—No, ¡no pasa nada! —dijo Fred. Sus manos se estiraron y él puso una mano sobre el hombro de ella, hasta que se miraron entre sí y quitó la mano—. He estado ocupado, no sabía que decir.

—Pensé que había hecho algo malo —comentó Briar—. Me preguntaba si tendrías alguna reacción tardía por dejar que Sirius escapara.

—No has hecho nada malo, amiga —dijo él. Fred metió las manos en los bolsillos—. Bueno, ¿cómo está Cedric? ¿No te gustaba?

—Bueno, creo que me gusta, no lo sé realmente... porque nos besamos y no me sentí mal —dijo Briar. Se cruzó de brazos y frunció el ceño—. No sé. No sé si me gusta como un amigo o algo por el estilo, pero me gustó besarlo, aunque no sé si es porque lo vi en una visión, así que lo hice por mi misma... o simplemente quería ver que era besar a otra persona.

Fred dijo—¿Entonces saldrás con él? ¿Él sabe que tu no estás segura?

—En realidad no —dijo Briar—, ¡pero no sé si estoy segura de eso porque no lo sé! ¿Cuál es la diferencia entre el gusto de alguien como un amigo y como compañero? ¿Y cuál es la diferencia de ser besado por alguien que te gusta y alguien que te besa y quieres besarlo otra vez?

Por un momento, él se quedó tranquilo. Poco a poco, dijo—¿Por qué iba a saber yo la diferencia entre el gusto de tu amigo como un amigo o como algo más?

—Bueno, no sé. Parece que tienes más experiencia con las citas, ¿no? Entre tú y George habéis besuqueado a todas las chicas de nuestro año. A excepción de mí. Y a las que no les gustan los chicos. Así que, si te gusta alguien, lo besas, te diviertes...

—¿Qué dices?

—No sé, estoy confundida, Freddieeeeee, ayúdame —dijo Briar. Ella tenía una mirada de exasperación mientras caminaba—. Dime la diferencia. O trata de pensar alguna. O toma la decisión por mí porque yo estoy muy estresada con mis TIMOS y todos sabemos que pasé unas cuantas noches llorando en la biblioteca por el estrés.

Él se encogió de hombros. Ella le lanzó una mirada. Ni siquiera trataba de ser útil.

—No lo sé, Briar —dijo Fred—. Abrázalo. Si tienes un flechazo con él, es posible que quieras abrazarle o besarle. O que él te bese. Eso depente de la clasificación de edad... —se detuvo. La ceja de Briar se había levantado y ella no parecía impresionada—. Si no es así, aléjate. No sé. No me imagino experimentando con amigos.

—Eso espero —comentó Briar. Ella le sonrió—. Quiero decir, Lee quiere a Angelina como el Big Bang y yo tengo una crisis. Y a ti no te puede gustar George. Sería raro.

—Oh, Jesús, no me gusta ninguno de ellos...

—Eso espero, uno es tu gemelo, el incesto está mal...

—Y Lee es Lee, ¿verdad?

—Sí, es verdad. También rima, por lo que tiene que ser el doble de verdad —Briar frunció el ceño cuando se detuvo. Ella arqueó las cejas hacia él—. Sí te gusto, puede que haya una posibilidad de que Cedric me guste, pero no lo sé porqué no sé la diferencia...

—Oh Dios, no me gustas.

—Vale.

—¿Vale?

—¿Por qué no? Mírame. Soy un buen partido.

—Pero... acabas de decir...

—Lo sé. Estaba bromeando, querido. Aunque todavía estoy ofendida. Tengo los buenos genes de mis padres. Y quiero decir, mis padres no son exactamente feos.

Fred la miraba, como si fuera a decir algo, pero no iba a hacerlo. Briar continuó frunciendo el ceño ante él. Se sentía como si estuviera cerca de caminar hacia el silencio.

—¿Queréis hacer menos ruido?

—Lo siento, Percy. ¿Cómo van los culos de los calderos?

—Muy mal.

—Eres mi mejor amiga —dijo Fred—. Nada más y nada menos.

—Mejor amiga —repitió Briar.

Él asintió—Mejor amiga.

Sonaba como una declaración, un recordatorio de lo que los dos eran. Briar tenía ganas de seguir hablando porque sintió un nudo en el estómago y pensó que era consecuencia de la torpeza. Ella siguió caminando a su lado.

—Otra cosa, mis padres dijeron que podrían conseguir un perro —dijo Briar. Ella sonrió brillantemente—. Sólo tengo que ir a uno de los refugios muggles para mascotas. Me gusta el nombre de Junior... no sé por qué, es lo único que proceso. Pero con suerte, cuando llegue septiembre, es posible que esté escondiendo un perro en la escuela.

—Bueno, si necesitas ayuda, ya sabes a quiénes preguntar.

—¿A los cazafantasmas? —dijo Briar. Ella movió las cejas—. If there's something strange in the neighbourhood, who ya gonna call?

—Podrías usar un hechizo, idiota —dijo Fred. Briar le lanzó una mirada y él le devolvió una sonrisa. Ella puso su mano sobre el rostro de él para ocultar su suficiencia—. Que ruda. Soy una delicia. No sé porque intentas esconder mi cara —Briar mantuvo la mano en su rostro—. Pero bueno, ya sabes, sigue con la mano en mi cara.

Briar murmuró—Eso hago.

Fred dijo—Soy más alto y más fuerte que... ¿de qué te ríes?

Ella dijo—Que seas más alto y más fuerte no significa que cogas la sartén por el mango —él no parecía muy convencido. Briar entrecerró los ojos hacia Fred, se apartó de él y dijo—. Está bien. Pelea contra mí.

—No...

—¿Por qué no? Podría vencerte.

—Sí, en tus sueños...

—¿Cuales? ¿En esos sueños de tu crush por mí?

—¡No me gustas!

—Les gusto a todos. Venga, pelea contra mí. Quiero demostrarte que puedo vencerte.

—No.

—Sí.

—No.

—Sí.

—No...

En el otro lado del jardín, Ginny llamó—¡Dejad de hablar y venid a ayudar!

—Nosotros estamos ayudando—murmuró Fred cuando los dos comenzaron a caminar hacia ellos.

Briar asintió—Entreteniendo a los árboles.

La cena llegó pronto y Briar terminó sentada entre George y Bill, ya que la ensalada de patatas y la opción para vegetarianos había sido colocada en el centro, por lo que Livvy y Briar se sentaron cerca. A su lado, Briar oía a Percy hablar de su abuelo, cosa que dio una serie de miradas entre ella y Livvy, y ella y los gemelos, los cuales eran muy conscientes de la aversión de Briar hacia los padres de su madre.

Molly, por el contrario, se quejaba del pendiente de Bill. Livvy había estado mirando a Bill en sueños durante los últimos diez minutos, sólo porqué escuchó pendiente y no había otro chico de cuarto perteneciente a Slytherin que le estuviera mirando.

—Pero —dijo Molly— ¿qué dicen en el banco?

—Mamá, en el banco a nadie le importa un comino lo que me ponga —dijo Bill—. Mientras ganen dinero conmigo.

—Y tu pelo da risa, cielo —dijo Molly—. Si me dejaras darle un corte...

—A mí me gusta —declaró Ginny—. Tú estás muy anticuada, mamá. Además, no tienes más que mirar el pelo del profesor Dumbledore...

Livvy dijo—El pelo largo es la moda, hay una celebridad muggle llamada Heath Ledger que lleva el pelo largo, es genial.

—Todavía tengo que buscar una manera de llevarlo bien —dijo Bill. Se pasó la mano alrededor de su cola de caballo y frunció hacia Briar—. ¿Cómo consigues mantener el tuyo? Tu pelo se ve siempre bien, nunca tienes que rehacerlo...

Briar dejó la cubertería y dijo—El truco es encontrar un espesor que se adapte mejor a tu cabello. Al igual que yo te diría que utilizaras algo más grueso para el pelo y lo envuelvas alrededor todo lo que puedas. En cuando a lo otro, átalo, pero antes de estar demasiado apretado átalo de nuevo, coges otro más y lo envuelves.

Bill asintió con la cabeza en el pensamiento.

—Sí, fui a una tienda muggle con todos los champús y cintas para el pelo —dijo Bill—. Fue desconcertante.

—Coge el que te sienta mejor —dijo Briar, señalando el lazo del pelo alrededor de su muñeca. Ella se lo quitó de la muñeca y se la entregó—. Mi cabello es tan grueso como el tuyo y esto funciona para mí. Los muggles los llaman Boots. Yo tengo lo más gruesos y baratos.

Bill dijo—Si necesitas asesoramiento para un pendiente, házmelo saber.

—No usaría ningún colmillo —comentó Briar—, soy vegetariana.

—Hay también de los que tienen pequeñas bandas que van alrededor de la parte superior de la oreja y tienen una cadena —explicó Bill—. Se ven genial. He tenido la intención de entrar en las tiendas muggles para comprar un montón de esos...

La conversación sobre el pelo y los pendientes continuó durante una cantidad de tiempo considerable, hasta el punto en que, cuando Briar estuvo a punto de recomendar tiendas muggles, Molly miró su reloj y dijo—Mirad que hora es. Ya tendríais que estar todos en la cama, porque mañana os tendréis que levantar con el alba para llegar a la Copa. Harry, Briar, Livvy, si me dejáis la lista de la escuela, os puedo comprar las cosas mañana en el callejón Diagon. Voy a comprar las de todos los demás porque a lo mejor no queda tiempo después de la Copa. La última vez el partido duró cinco días.

Harry dejó escapar—¡Jo! ¡Espero que esta vez sea igual!

—Bueno, pues yo no —replicó Percy—. Me horroriza pensar cómo estaría mi bandeja de asuntos pendientes si faltara cinco días del trabajo.

Fred dijo—Desde luego, alguien podría volver a ponerte una caca de dragón, ¿eh, Percy?

—¡Era una muestra de fertilizante proveniente de Noruega! —dijo Percy. Briar empujó un poco a George, quién sonrió y asintió ligeramente la cabeza hacia ella—. ¡No era nada personal!

—Sí que lo era —le susurró Fred, a medida que se levantaba de la mesa, haciendo todo lo posible para estar tranquilo—. Se la enviamos nosotros.

Briar murmuró—Os creo.

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