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CHAPTER THREE
VOLTE-FACE

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NO LE TOMÓ menos de dos minutos a Briar levantarse cuando el tren paró — de haber despertado a Ginny y asegurarse de que encontraba a sus amigos — y después los gemelos se precipitaron hacia ella. A medida que la recibieron, unieron brazos con ella y ella se sintió completamente sorprendida, más que aliviada de que no hubiera recibido un regaño por no haber vuelto con ellos después de que el tren se detuviera.

—Tú padre nos lo ha contado —dijo Fred.

George dijo:

—¿Harry se desmayó?

Fred movió la cabeza.

—Claro que sí, Georgie.

—Bueno, él es un imán —dijo George.

Briar rodó los ojos.

—Un dementor entró por la puerta del compartimento —dijo. Una sonrisa apareció en su rostro—. Mi padre consiguió deshacerse de él.

—Es la mejor decisión de empleo que han hecho desde hace tiempo —dijo Lee, quién se había acercado a ellos después de hablar con Angelina Johnson. Angelina sonrió a Briar y Briar sonrió a Angelina y Briar empujó a Fred para que él sonriera hacia ella. Fred bajó la mirada hacia Briar y lo miró. Briar le sonrió—. Estoy seguro de que compró todo el chocolate del carrito para dárnoslo a nosotros.

A su lado, Briar vio a Livvy caminar junto a Draco Malfoy. Briar dejó escapar un suspiro y desenlazó los brazos de los gemelos y murmuró:

—Nos veremos en la escuela, necesito hablar con Livius.

En el instante en el que ella se acercó a Livius, Draco la miró con aire satisfecho. Briar lo ignoró, mirando a su hermano.

—¿Estás bien, Livvy? —preguntó ella. Livius asintió y Briar se sintió aún más aliviada—. ¿El dementor llegó hasta la parte del tren en la que estabas?

—No, pero se sentía el frío —dijo Livvy—. ¿Estás bien?

—Sí, estoy bien. Fui en busca de papá cuando sucedió, y estaba en el mismo compartimento que Harry —dijo Briar. Livius asintió a lo largo—. El dementor entró en el nuestro. Creo que Harry se desmayó, pero no lo culpo...

—¿Potter se desmayó? —preguntó Draco.

Briar levantó las cejas.

—¿Por qué estás aquí? —dijo ella—. Eres cómo una versión estirada de Darth Vader. Cómo su nieto.

Draco la ignoró. Livius resopló ante la mención de Star Wars. Ella estaba a punto de coger el brazo de Livius y alejarle de Draco, por lo que podría continuar la conversación sin él, pero Draco ya había visto a Harry, Ron y Hermione.

—¿Te has desmayado, Potter? ¿Es verdad lo que dice Lupin? ¿Realmente te desmayaste?

Draco empujó a Hermione, bloqueando el camino de Harry hacia la escuela.

—Lárgate, Malfoy —dijo Ron.

—¿Tú también te desmayaste, Weasley? ¿También te asustó a ti el viejo dementor, Weasley?

Briar y Livius se acercaron, con Livius mirando por encima del hombro para mirar a su padre. Briar, por el contrario, parecía estar cerca de estrangular a Draco.

—Sí hubiera estado cerca de ti, perdedor, te habrías mojado —dijo Briar. Livius se burló de la expresión del rostro de su amigo.

Había pocas veces en las que le gustaba ser Vidente. Ser capaz de hacer referencias a las cosas que todavía tenían que ser creadas era una de sus partes favoritas sobre eso.

—¿Hay algún problema? —preguntó Remus.

Briar miró a Draco. Ella se veía tan presumida cómo lo había estado él hace un minuto.

—Oh, no, eh... profesor —dijo Draco. Se alejó, y Livius fue con él, los dos se dirigieron hacia Crabbe y Goyle. Briar miró a un lado y vio a Livius caminar más lejos de Draco, contento por hablar con Blaise Zabini.

—Es una perra, y piensa que el mundo gira a su alrededor —dijo Briar. Cuando Remus frunció el ceño, al otro lado, los gemelos rieron. Briar se preguntó porque estaban detrás de ella, teniendo en cuenta que había estado delante cuando ella los dejó.

Remus les dejó para sentarse con el resto de profesores. Fred y George, tan pronto cómo Remus se fue, entraron en una conversación en voz baja acerca de si ella todavía tenía el mapa del merodeador. "Claro que sí," fue lo que les dijo.

Ella no obstante, mencionó que sus padres estuvieron a punto de verlo, únicamente porque sabía que si se enteraban, ella lo mencionaría delante de sus padres y ellos averiguarían quién había hecho el mapa.

Entraron en el Gran Comedor y continuaron hablando sobre el mapa en un susurro, mientras que la clasificación empezó. Briar continuó mirando detrás de Fred, ya que podía ver a Livius felizmente en la mesa de Slytherin hablando con Pansy Parkinson y Blaise Zabini. Briar se dio cuenta de que los asientos se habían cambiado de forma discreta en la mesa de los profesores, de manera que Laurel y Remus pudieran sentarse juntos. Lee también se dio cuenta, y exclamó lo lindo que era.

Harry, Ron y Hermione aparecieron por el final de la selección. A medida que tomaron sus asientos en la mesa de Gryffindor, Dumbledore se puso en pie para hablar.

—¡Bienvenidos a un nuevo curso en Hogwarts! Tengo algunas cosas que deciros a todos, y como una es muy seria, la explicaré antes de que nuestro excelente banquete os deje aturdidos... como todos sabéis, después del registro que ha tenido lugar en el expreso de Hogwarts, tenemos actualmente en nuestro colegio a algunos de los dementores de Azkaban, que están aquí por asuntos relacionados con el Ministerio de Magia. Están apostados en las entradas a los terrenos del colegio, y tengo que dejar muy claro que mientras estén aquí nadie saldrá del colegio sin permiso. A los dementores no les puede engañar con trucos o disfraces, ni siquiera con capas invisibles. No está en la naturaleza de un dementor comprender ruegos o excusas.

»Por lo tanto, os advierto a todos y cada uno de vosotros que no debéis darles ningún motivo para que os hagan daño. Confío en los prefectos y en los últimos ganadores de los Premios Anuales para que se aseguren de que ningún alumno intenta burlarse de los dementores. Por hablar de algo más alegre. Este año estoy encantado de dar la bienvenida a nuestro colegio a dos nuevos profesores. En primer lugar, el profesor Lupin, que amablemente ha accedido a enseñar Defensa Contra las Artes Oscuras.

En un primer momento, hubo un aplauso aislado. Entonces, tanto Briar cómo Livius estallaron en aplausos, haciendo que los gemelos aplaudieran y Lee y los Gryffindors y Slytherins se dieron cuenta de que pasaba. Algunos Ravenclaw comenzaron a aplaudir ya que Briar solía sentarse con algunos de ellos en clases el año anterior. Briar vio como en la mesa de Hufflepuff su otro amigo, Cedric Diggory, estaba aplaudiendo y alentando a los otros que lo rodeaban a aplaudir también. Briar y Cedric se miraron; ella sonrió, mirando agradecida.

—En cuanto al último nombramiento —dijo Dumbledore una vez los aplausos de calmaron. Briar seguía sonriendo, cómo Livius. En la mesa de los profesores, Laurel sonreía felizmente hacia Remus—. Siento deciros que el profesor Kettleburn, nuestro profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas, se retiró al final del pasado curso para poder aprovechar en la intimidad los miembros que le quedan. Sin embargo, estoy encantado de anunciar que su lugar lo ocupará nada menos que Rubeus Hagrid.

La mesa de Gryffindor, de nuevo, fue la que aplaudió con más fuerza.

—Bien, creo que ya he dicho todo lo importante —dijo Dumbledore—. ¡Que comience el banquete!

Las fuentes doradas y las copas que tenían delante se llenaron de pronto de comida y bebida. Briar, en un momento dado, tuvo una leve conversación con Livius, desde la mesa de Gryffindor a la de Slytherin, hasta que Fred y Lee la regañaron cuando los de segundo año se sentaron a ambos lados. El argumento en sí mismo, y las miradas de pánico de Fred y Lee, causaron que Briar y George estallaran en risas.

—Oro —dijo George—, comedia de oro.

—¿Has visto la mirada de miedo que tenían? —dijo Briar. Ella y George se inclinaron, riendo todavía—. Oh, poderoso de segundo año, no me hagas daño, soy un frágil de quinto año.

—¡No quiero haceros daño! —dijo George. Fred y Lee se tornaron de rojo. Frente a ellos, Briar y George no dejaban de reír—. ¡Honestamente, señores míos, no hay necesidad de usar tal fuerza en una persona tan débil como yo!

—Puede oíros —dijo Lee.

George y Briar miraron a los de segundo año a cada lado. Ambos compartieron una mirada y rodaron los ojos al mismo tiempo.

—Oh, sí, tengo miedo de un maldito de doce años —dijo Briar—. Por favor. Mi padrino al parecer es un asesino. Estoy muy asustada.

—He visto coles más temibles que ellos —dijo George.

—¿No le tiramos una col congelada a Quirrell? —dijo Briar—. Tenía a Quien-vosotros-sabéis pegado en la cabeza. Es bastante aterrador pensar que le tiramos la col a él.

Fred frunció el ceño.

—Lo hiciste tú, Briar.

—No, lo hicimos todos —corrigió Briar.

George frunció el ceño.

—No, pensaste que la bola de nieve era más pesada de lo habitual y no te diste cuenta de que era una col congelada hasta que se volvió verde.

—No, lo hicimos todos —dijo Briar. Fred y Lee levantaron las cejas—. Está bien. No creo que Quien-vosotros-sabéis sea capaz de recordar quién le lanzó una col y quién lanzó bolas de nieve. Y con eso, asesinará a dos de nosotros. Freddie, Georgie, ¿quién va a hacerlo? Les sugiero que hagan un espantapájaros realista y dejar que lo mate.

George asintió.

—Tienes suerte, Lee. No te quedaste en la escuela durante Navidad ese año —dijo. Fred y Briar asintieron. Mientras lo hacían, chocaron sus copas—. Briar, ¿piensas que tu padre enfermará con mucha frecuencia? ¿Tendremos sustitutos a menudo?

—Bueno, me imagino que intentarán buscar alguno —dijo Briar—. Pero mi madre es posible que acepte y enseñe la lección ella misma.

—Entonces —dijo Fred— el señor y la señora Lupin enseñarán Defensa Contra las Artes Oscuras.

Briar le tiró un pedazo de brocoli a la frente y dijo:

—Ella no cambió aún su apellido, duh.

✪ ✪ ✪ ✪

Esa noche, Briar se había puesto el pijama de la Princesa Leia — el que tenía dibujos animados realizados en un patrón — en el momento en el que Angelina Johnson dejó de desembalar. Angelina y Briar eran buenas amigas. Por eso Briar se sentía inclinada a emparejarla con Fred. Al menos, cómo los dos eran sus amigos, podría buscar alguna manera de emparejarles.

Briar llevó a Angelina hasta su cama y sonrió maravillosamente.

—Angelina, querida Angelina —dijo. Angelina frunció el ceño—, ¿cómo te gustaría salir con el gallardo de Fred Weasley?

Angelina frunció aún más su ceño.

—¡Es agradable a la vista! ¿Quién no querría mirarle esa linda cara? —dijo Briar. Junto a ella, Angelina estaba confundida. Katie Bell rió por el fondo—. Aquí... hice una presentación, estas son las razones por las que Angelina tiene que salir con Fred Weasley —se aclaró la garganta—. Yo, Briar Lupin, prometo ayudar a mi mejor amiga a conseguir la atención de uno de mis mejores amigos.

—Te das cuenta de que no me gusta, ¿verdad?

Briar sonrió.

—Eso está en proceso.

—No, Briar —dijo Angelina—. Realmente no me gusta.

—¿Ni siquiera un poco? —preguntó ella. Angelina negó con la cabeza—. ¿Ni siquiera cuando señala cosas en la tienda que podrían gustarte? —Angelina negó con la cabeza—. ¿Ni siquiera le hecho de que da grandes abrazos? —Angelina frunció el ceño—. ¿Ni siquiera el hecho de que él...?

Angelina frunció el ceño.

—No, por última vez, no me...

—¡Te gusta George! —exclamó ella.

Alicia Spinnet entraba en la habitación en ese momento. Sus ojos se habían abierto mientras Briar señalaba a Angelina y Katie no trataba de reírse en la cara de Angelina. Todo parecía haberse congelado, hasta que Alicia empezó a reír y Briar se pasó una mano por el pelo.

—Bueno, lo siento Angie, no habría hecho nada si hubiera sabido que te gustaba otro —dijo Briar. Angelina todavía estaba sentada en la cama de Briar, con el ceño fruncido—. Realmente lo siento. Te gusta George, ¿no? Pues no lo veo.

Katie dijo:

—Estoy segura de que acabas de hacer un soneto sobre su gemelo.

—Eso es mostrar la manera de que alguien le pueda gustar —dijo Briar—. Y no era un soneto. Era un triplete de ejemplos. Un soneto tiene catorce líneas.

Angelina levantó las cejas y asintió. Briar rodó los ojos cuando Angelina se levantó para sentarse en su propia cama, en el mismo lado que Alicia y Katie. Mientras que las otras tres chicas discutían sobre quidditch, Briar sacó uno de sus libros, de modo que pudiera ocultar el mapa del merodeador detrás. En voz baja, murmuró "juro solemnemente que mis intenciones no son buenas" mientras que las risas de Alicia y Katie aumentaban y su murmullo era mascarado.

El mapa apareció. Briar lo observó sin rumbo, ya que era mejor que hablar sobre quidditch o revisar las clases que casi no disfrutaba o entendía, pero era demasiado terca para decir que necesitaba ayuda. Sus padres no necesitaban saber que pensaba mucho sobre la revisión, o por lo general tenía que enseñar de nuevo el trabajo de clase, porque era raro no hacerlo la primera vez. Ella tenía notas. Era lo único que le importaba.

Briar, después de un tiempo, planeó cerrar el mapa y lavarse los dientes. Pero, antes de que pudiera guardarlo, su mirada se posó en la sala común de Gryffindor y un nombre en particular.

PETER PETTIGREW

—¿Qué demonios?

Alicia repitió:

—¿Qué demonios?

Briar levantó al vista y sonrió.

—Merlín era tonto —dijo. Alicia y Katie compartieron miradas confusas—. Voy a lavarme los dientes, chicas.

A pesar de que ya no tenía el libro en las manos, ella mantuvo el mapa debajo de su sudadera. Tan pronto cuando entró en los baños, Briar se encerró en un cubículo, apoyando la espalda en la puerta mientras verificaba dos veces el nombre, luego una tercera vez, una cuarta vez...

Todos los años Laurel dudaba de que Sirius fuera culpable de asesinato cuando los dos pensaron que había sido Peter. Por supuesto, Laurel no lo dijo hasta que el vino tinto le dio el valor para hacerlo — su padre se obligó a hacer frente a la pérdida de todos sus mejores amigos a la vez. Laurel no quería impulsar la idea alrededor de Remus a menos que su cerebro estuviera impregnado de alcohol que ella no creía haber terminado.

Briar pensó en los periódicos y cómo era volver a contar la historia de que Sirius Black había matado a Peter Pettigrew y él sólo dejó un dedo.

Sirius Black era inocente, y por alguna extraña razón, el culpable estaba en Hogwarts.

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