𝗖𝗶𝗻𝗰𝗼: Ante lo desconocido

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"Estoy en busca de respuestas, pero en su lugar,

solo encuentro más dudas". 

    Sacudió sus cabellos castaños y después, los peinó hacia atrás con ayuda de sus dedos, dejando su cabeza caer lentamente contra el enorme tronco del pino donde se encontraba reposando. Cerró sus ojos, permitiendo que la tensión en sus hombros cayera y su ser fuera invadido por la paz que le era transmitida al estar dentro del lugar que podía ser considerado como su hábitat, pues así como los Quarius se sentían completos al entrar en contacto con las bravías olas del mar o también como los Gélida cuando se rodeaban de climas fríos, los Terra-Natura se encontraban a sí mismos dentro del bosque, ya que ellos nacieron de la naturaleza y esta siempre será su hogar.

Jaeyun debe admitir, que cuando recién recibió el llamado de Hoba-Cabana y se le permitió ingresar al bosque, sintió temor. Hoba es un lugar desconocido para muchos, el cual esconde muchos secretos y resguarda un sinfín de criaturas consideradas como altamente peligrosas, sin embargo, en cuanto él dejó atrás la incertidumbre que lo abrumaba y se enfocó en el deseo que impulsaba a sus pies a correr directo al bosque, el llamado en su corazón siendo respondido con el primer paso que dio dentro de Hoba lo hizo sentir completo de nuevo. Después de todo, aunque su magia estuviera rota y su conexión con la naturaleza se encontrara en un punto tenso, él aún era un Terra-Natura y como tal, siempre respondería ante ella.

Unos movimientos a su lado llamaron su atención, se incorporó rápidamente sabiendo de quien se trataba, pues el olor intenso a hierbas aromáticas y un toque de barro eran un símbolo que permitía su identificación. Escuchó un par de ramas crujir y arbustos ser sacudidos con brusquedad, posteriormente, unos bufidos ininteligibles lo hicieron soltar unas ligeras risas.

—Hola, Layla —saludó a la enorme criatura que se plantó al frente suyo, aquella Lignum Tenarre gruñó en respuesta, haciendo a Jaeyun sonreír.

La primera vez que se encontraron, estuvo a punto de huir despavorido, pues los mitos acerca de los Lignum eran tantos que revolvían tu mente al punto de no lograr si quiera memorizar uno y quizás, muchos de estos tenían cierta pizca de verdad. Su presencia atemorizante tampoco ayudaba a mitigar todas las creencias ya que, al poseer una altura cerca de los cuatro metros en un Lignum adulto y dos en un Lignum joven, unos ojos similares a un pozo profundo completamente carentes de color y una anatomía diferente y peculiar en cada uno de ellos, eran capaces de ponerte a temblar con solo escuchar su nombramiento.

En el caso de aquella criatura, a la que Jaeyun nombró Layla al notar que después de su encuentro, esta parecía seguirlo en silencio cada que él ingresaba a Hoba, era apenas una bebé que llegaba cerca de los dos y medio metros de altura y poseía una piel con la textura idéntica a la de un tronco de un árbol, que estaba teñida por un intenso color café obscuro, el cual se adaptaba al entrar en contacto con alguna superficie del bosque, una habilidad camaleónica que le daba el título a los Lignum de "las criaturas más peligrosas en Hoba", pues esta habilidad era su preferida para espiar y atrapar a aquellos que se atrevían a ingresar al bosque sin autorización.

La Lignum la empleó en su primer encuentro con Jaeyun, sacándole un buen susto al de hebras castañas e infundiéndole terror al ver a la entidad esquelética plantarse frente a él y analizarlo con sus cuencas vacías, sin embargo, al observar detenidamente al chico, bajó la guardia, cambiando su atemorizante aspecto a uno más tranquilo. Las púas que cubrían la coraza cargada en su espalda se redujeron y en su lugar, dejaron crecer pequeñas plantas con flores a punto de eclosionar, los cuernos punzantes a cada lado de su cabeza desaparecieron y en su lugar, dejaron una única ramita ubicada a su costado derecho donde Jaeyun disfruta colocar pequeñas lianas y una que otra flor para divertirla y para finalizar, las cuencas antes vacías que poseía pasaron a resplandecer en un brillo verde parecido al que pintaba aquella magia de la que solía disponer, causando cierta fascinación en el brujito.

Aunque este desconocía el verdadero significado de ese detalle.

—Es bueno verte, Layla —Jaeyun sonrió en grande al sentir como la entidad palmeaba su cabeza con su extenso brazo casi idéntico a una delgada ramita. Por alguna razón, la criatura tenía una afición por juguetear con sus cabellos castaños y él no protestaba, pues le parecía un gesto adorable y cada que ocurría, la Lignum dejaba pequeñas florecillas enmarañadas en estos.

Dio un ligero brinquito al escuchar una campañilla resonar a lo lejos. Reconoció el sonido al instante, Layla soltó un pequeño gruñido antes de separar sus peculiares manos de la cabellera de Jake.

—Lo siento, Layla —se disculpó con la criatura, quien lo observaba mientras se dedicaba a recoger sus pertenencias —. Los guardianes me llaman, debo irme.

Ante la mención de los guardianes, el pequeño diente de león que estaba justo encima de su cabeza se erizó, Jaeyun rodó los ojos con una sonrisa asomándose entre sus labios al recordar la divertida relación que existía entre uno de sus mentores y la criatura.

—Layla, sabes que Namjoon tiene razón de estar molesto, destrozaste su colección de cactus y eso no estuvo bien.

Ahora el diente de león fue agachándose lentamente, denotando tristeza.

—No me vas a manipular con ese dientito de león triste y los ojitos de perrito arrepentido, sé tus trucos de memoria —le regañó, a lo que la criatura soltó un sonido parecido a un bufido.

Jaeyun se colocó de nuevo su morral café repleto de sus pertenencias sobre su hombro y con una mano, se despidió de la Lignum.

—Nos veremos pronto, Layla —contempló como esta comenzaba a alejarse hasta perderse entre los mismos arbustos de los que había salido, después, dio media vuelta y se encaminó al lugar de su llamado. Una sonrisa adornaba su rostro a la vez que tarareaba una melodía en su mente, saludó con un asentimiento a un grupo de espíritus Tenarre con los que se topó en el camino y aceleró la marcha al intercambiar miradas por instantes con otros Lignum adultos, pese a que mantenía una amistad entablada con una de ellos, el resto poseía un aura que le gritaba "aléjate", así que Jaeyun optaba por mantenerse retirado a una distancia bastante prudente.

Pasos más adelante, se detuvo frente a un pequeño cultivo ubicado en la parte trasera de la cabaña. Tomó su mochila y de ella extrajo un par de frasquitos de vidrio que llenó con suma delicadeza de porciones de sus preciadas hierbas, asegurándose de dañarlas lo menos posible ya que las requería para sus preparaciones y estas debían encontrarse en las mejores condiciones para óptimos resultados. Cuando terminó su labor, sonrió satisfecho antes de devolver los frascos a su bolso.

—¡Jake! —El chico de orbes hazel volteó sorprendido ante el repentino llamado, notando a un joven de cabellos rubios y labios abultados aproximársele —. Te estuve buscando por un largo rato ¿Estás listo para tus clases de sanación?

Asintió con ojos brillantes, mostrando los frascos hacia el mayor.

—¡Más que listo! Acabo de recolectar todos estos ingredientes de mi jardín, ¡Míralos bien, Jimin! —Los alzó con euforia entre sus manos. —Que yo mismo los planté y coseché —dijo orgulloso, el rubio sonrió enternecido.

—¡Muy bien, Jake! —Lo felicitó, dándole unas cuantas palmadas en el hombro.

—Es bueno ver que aun tienes tu buena mano con los cultivos, debo reconocer que eres bastante habilidoso en ello, aunque yo soy mejor —el Terra-Natura mayor bromeó y Jaeyun le sacó la lengua en un gesto infantil como respuesta. Ambos rieron hasta que Jimin dirigió su mirada de reojo a los cabellos castaño claro del pecoso.

—¿Cómo está Layla? —ambos bendecidos de la naturaleza ingresaron a la cabaña a paso lento, ubicándose frente a uno de los cubículos que resguardaba múltiples herramientas para sus preparaciones mágicas, el más joven depositó los frascos en una repisa antes de responder.

—Ella está bien, aunque sigue refunfuñando cada que los menciono a ustedes —Jimin carcajeó.

—Veo que continúa resentida con Namjoon —dijo, tomando un par de cazuelas de barro y frascos con líquidos verdes en su interior.

—Es una bebé algo berrinchuda, pero después se le pasará y repararé el desastre que causó.

—Créeme, Namjoon también lo es —musitó rodando los ojos, Jaeyun no pudo contener la risotada que salió de sus labios ante las palabras de su mayor —. No le cuentes que he dicho eso, ¿Está bien? Hará un drama si se entera.

El chico hizo una seña que indicaba "mis labios están sellados" y Jimin soltó un suspiro aliviado. Volvió a su trabajo, abriendo sus frascos y aspirando hondo al sentir la fragancia desprendida de aquellas hierbas aromáticas golpear contra sus fosas nasales, después, tomó un poco de Salvia rosmarinus entre sus manos y la vació en un mortero, comenzando a triturarla tras haber alzado las mangas de su chaqueta gris.

Jimin lo acompañaba, pero en su lugar, él se encargaba de verter las sustancias líquidas en un pequeño caldero expuesto al fuego lento, las revolvió con ayuda de una cuchara de madera e instantes más tarde, la dejó a un lado dedicándose a observar a su aprendiz, quien estaba ajeno a su mirada pues se encontraba sumergido en su labor, al punto de murmurar pequeñas cosas que él no alcanzaba a comprender. Sonrió con ternura.

—Jake, acércate un segundo —el mencionado obedeció, plantándose frente al rubio —. ¿Has revisado el regalo que Layla te dejó hoy?

Jaeyun lo miró extrañado, hasta que en unos segundos algo en su mente hizo clic y llevó una de sus manos a su cabello sacudiéndolo con lentitud. Vio con atención las pequeñas florecillas blancas que caían de su cabello, las cuales se apresuró a tomar entre sus manos una vez que salieron de sus hebras enredadas.

Las contempló con detenimiento.

Erica arborea —salió de sus labios en cuanto logró identificar la familia perteneciente a estas. Jimin asintió.

—¿Conoces el significado de estas flores? —Jaeyun negó tímidamente a lo que el mayor bufó. —Adivino, Namjoon te enseñó sus nombres, pero olvidó los significados —asintió.

—¡Por Merlín! Ese guardián es tan despistado —masculló.

—Ese guardián está aquí, Jimin.

Ambos chicos se sobresaltaron ante la repentina aparición del mayor de los tres, Jake llevó una mano a su pecho sintiendo sus aceleradas pulsaciones mientras Jimin le dedicaba una sonrisita nerviosa a su pareja.

Namjoon rodó los ojos antes de sonreír negando con su cabeza.

—Eso te lo dejo a ti, Jimin, después de todo, ambos son de la misma clasificación, lo instruirás mejor que yo con la vida verde.

Jimin abrió la boca en un gesto de falsa ofensa.

—¡Pero tienes un jardín enorme, literalmente Hoba Cabana está llena de verde gracias a ti! —Exclamó, Jaeyun rio observando a la pareja de mayores, quienes apreciaba en demasía, pues en cuestión de un año, se transformaron en hermanos mayores para él.

Namjoon se alzó de hombros.

—Supongo que el ser un Terra me dio cierta habilidad en ello, pero no estoy tan especializado como tú —Namjoon hizo un puchero con esperanza de persuadir al más bajo.

Jimin soltó un suspiro cansado, rindiéndose ante el moreno.

—Está bien, yo le enseñaré todo sobre la teoría y creación de las pociones y tú le enseñaras sobre combate ¿Contento?

El mayor asintió mostrando sus hoyuelos y se alejó revolviendo las cabelleras de ambos chicos.

—A veces me cuesta creer que él es el protector de todo Hoba.

—A mí también —Jimin concordó, ambos se miraron conteniendo sus risas cuando un "Escuché eso" llegó a sus oídos. Al calmar su risa, Jaeyun volvió a dirigir sus orbes que danzaban entre dos tonalidades de color a las flores en forma de pequeñas campanitas que aguardaban pacientes entre sus manos.

Jimin las señaló y comenzó con su explicación.

—Erica arborea, comúnmente conocida como Brezo Blanco, es una poderosa planta cargada de energía protectora para los brujos —con una mirada de reojo, le pidió autorización para tomar una florecilla, Jaeyun asintió y se las tendió, el de ojos esmeralda sostuvo una entre sus dedos y la alzó, quedando expuesta ante la mirada de ambos practicantes de magia.

—Es uno de los principales ingredientes para las pociones de defensa y si Layla te los dio, significa que está buscando darte protección frente a un peligro por venir.

Jaeyun se mantuvo pensativo mientras veía como el chico arrojaba la florecita al caldero que había comenzado a burbujear, la sustancia espesa en su interior resplandeció en cuanto el brezo se sumergió y cambio su tonalidad de un verde profundo a un suave dorado.

Jaeyun dejó caer el resto de las florecitas en un pocillo de cristal situado al lado de unos frascos y otros menjunjes.

—Jimin —lo llamó, el rubio hizo un ruido indicando que se encontraba escuchando. El pequeño moreno de lentes redondos intentó ordenar las dudas revueltas en su mente que acababan de surgir antes de continuar.

—Cuando ingresé a Hoba por primera vez, conocí a Layla y cuando me miró, sus ojos brillaron del mismo verde que los míos.

Contó con lentitud desviando la mirada, recordando todos los hechos ocurridos la primavera pasada, pero después, sintió un escalofrío recorrer su bajito cuerpo al traer a su mente otra memoria.

Jimin lo oteó severo.

—Y el otro día, un grupo de Lignums adultos me siguieron hasta que salí de Hoba —continuó, abrazándose a sí mismo al rememorar el miedo que lo invadió ante el repentino acecho de las criaturas, pues, aunque trataba de no dejarse llevar por los rumores, aun existía una parte en el que se sentía intimidada —. ¿Sabes si es algo normal o debería comenzar a preocuparme por ello?

—¿Qué crees tú, Jake? —Dejó la preparación reposar al haber extinguido el fuego con un movimiento de su mano destellando en colores verdosos y se volteó en dirección al brujo joven, quien se encontraba mordiendo su labio.

Jaeyun se sentía abrumado pues Hoba era como una caja de sorpresas para él, su mente se debatía entre dejarse llevar por las creencias que le fueron infundidas desde niño o comenzar a cambiar su visión y alejar el terror para iniciar a formar su propio criterio, pues si bien muchas veces se sintió intimidado por aquellas míticas criaturas, ninguna atentó contra él, solo se limitaban a merodear a su alrededor y hasta en cierto punto, sentía como si lo estuviesen cuidando.

—Yo...—titubeó —. No lo sé. Son intimidantes, pero jamás me han hecho ningún daño e incluso, a veces siento que me cuidan.

Murmuró para sí mismo, sin embargo, Jimin alcanzó a escuchar sus palabras.

Una sonrisa se pintó en sus labios.

—Ahí está tu respuesta.

—¡Espera, Jimin...! —Hizo el amago de detener al mayor, pero para su desgracia, su instructor usó un hechizo de transporte y se desvaneció frente a sus ojos, dejándolo con nuevas dudas y un sentimiento de extrañeza en su interior.

Parecía que la incertidumbre ante lo desconocido lo atormentaría por un largo rato.







Sus orbes escarlata se nublan cuando logra divisar una cabellera castaña a lo lejos perdiéndose en el interior del frondoso bosque sellado, quiere correr, implorarle por que retroceda y huya lejos. Desea fervientemente poder sacarlo de toda la situación que desconoce se encuentra justo en medio, sin embargo, por más que su corazón lo anhele, es incapaz de hacerlo.

Se deja caer al suelo, impactándose en él con brusquedad, importándole poco si su pulcro uniforme del Colegio Moonblood se arruina por su arrebato, se siente impotente, pues a pesar del gran poder que esconde en su interior, no puede usarlo, no en contra de aquellos que lo mantienen controlado cual marioneta.

Quiere gritar hasta rasgar su garganta, buscar al hechicero pálido que está codo a codo con él, pedirle ayuda y decirle todo, pero sabe que en cuanto la más pequeña palabra que contenga algo de la inmensa verdad oculta salga de su boca, ramas comenzarán a crecer desde su interior, rasgándolo desde dentro y él, como muchos de los enfrascados en tal embrollo, está asustado.

Tiene miedo de morir, porque ha pasado toda su vida atado a una cadena que siente que no ha vivido realmente.

Así que se mantiene en silencio, observando todo lo que sucede alrededor con un nudo en su garganta.

Sabe que su silencio va a costarle caro. En el pasado ya lo mantuvo y pagó el precio duramente. Ahora hay una oportunidad, una ventana pequeña por la cual puede atravesar a buscar su tan ansiada libertad. Él quiere ser más que un Ignis del que todos temen o miran con repudio, sin embargo, sabe que será sumamente complicado en cuanto la bomba estalle y lo inevitable ocurra.

También, pase lo que pase, sus nuevos amigos van a odiarlo, porque él les mintió.

Heeseung es consciente de lo que ocurrió con Sim Jake hace cuatro años y aunque Sunghoon se lo cuestionó, él negó todo y sabe que muy seguramente cuando se entere, va a odiarlo por todas y cada una de sus mentiras.

Lee Heeseung es un traidor introducido entre los aprendices, a la espera de que el caos se desate para desempeñar el rol para el que tanto fue entrenado. Sin embargo, su moral se encuentra dividida de manera inquietante, su cerebro le grita: "cállate, simplemente obedece", pero su corazón exclama "no, estoy cansado de ser solo un peón". Cada una de las acciones que puede llevar a cabo optando por seguir alguno de esos dos pensamientos son frenadas únicamente por el temor en su interior, miedo a perder la vida en ello y la decepción que seguramente se plasmará en los orbes de sus seres queridos cuando conozcan el papel que desempeña en ese inmenso juego de ajedrez.

Sunghoon lo odiará, Soobin lo mirará con dolor y Taehyun seguramente le propinará un buen golpe, el cual, más que causarle dolor físico, hará a su cansado corazón sufrir, porque se ha encariñado con aquel trío tan bizarro en tan solo poco tiempo, quizás se deba a que no se encuentra acostumbrado al cariño y ellos no han parado de dárselo a su muy peculiar manera o pueda ser porque ellos son de los pocos que lo miran como un simple mágico más. No alguien a quien temerle o alguien bajo su merced, no, para ellos simplemente es Heeseung, un compañero y poco a poco, un buen amigo.

—No quiero quedarme solo, no otra vez —murmura, sintiendo sus ojos escocer al ser azotado por una oleada de recuerdos que no hacen más que aumentar la pesadez en su pecho. Lleva sus manos hacia su cabeza, apretando su sien. Los recuerdos se proyectan en su cabeza como vívidas imágenes: un pequeño con enormes gafas tendiéndole la mano con una sonrisa y detrás de él, refugiado en la espalda del mayor, se encuentra un tímido pálido pronunciando su nombre en un susurro, después, él sonríe, aceptando los saludos de ambos y a partir de ese momento, se vuelven inseparables.

Se ve feliz, puede escuchar sus propias risas alegres después de cometer alguna travesura al lado de Jake y Sunghoon, rememora las noches de juego en su hogar y las tardes de lectura en casa del pecoso de lentes, donde los tres pasaban horas perdiéndose entre palabras que ni siquiera eran capaces de pronunciar por sus cortas edades pero que les sacaban carcajadas al encontrar que sonaban graciosas. Pasó solo seis meses al lado de Jake y Sunghoon y solo eso bastó para encariñarse de sobremanera a tal grado de nombrar aquel corto periodo de tiempo como los momentos más felices de su vida.

Pero así como la felicidad llegó repentinamente con la aparición del par, despareció de golpe con la simple llamada de sus propios destinos, cuando el lado gélido dentro de Sunghoon comenzó a despertar, desatando su caótica magia y con ello, dotes diferentes surgieron en Jake para nivelar la balanza, descubriendo que él sería quien cargaría con el título de líder del bosque Hoba en un futuro no muy lejano y él fue reclamado por el bravío fuego en un llamado tardío, pues a sus diez años fue declarado como Ignis, obligándolos a tomar caminos distintos hasta que colisionaron cuatro años después, desatando un caos que hasta la fecha, los sigue atormentando a cada uno de ellos.

En un impulso de valentía o quizás, de extrema estupidez, se deja llevar por su propio corazón, sucumbiendo ante sus deseos. Se incorpora de golpe y suelta un profundo suspiro antes de colocar su mano al frente, la cual al rozar con el límite del bosque es detenida en el aire por una energía verde. Siente el rechazo de Hoba, sin embargo, no se rinde, empuja con fuerza, dejando las llamas salir de sus palmas, las cuales empiezan a luchar contra la resistencia de la naturaleza.

Ai, Sim Jaeyun, dux of Hoba and rex natura.

No piensa en las consecuencias ni repara en el dolor interno que lo invade cuando finalmente tal oposición cede, haciendo que él sea levemente empujado al frente.

Ai elixe you from et silva and et damnabunt you ot silence —comienza a sonar dentro de sus memorias, se trata de un fragmento del pasado.

Decide no perder el tiempo, pues sabe que es cuestión de minutos para que las criaturas que custodian el bosque salgan en su persecución. Se endereza sobre sus rodillas y da un manotazo hacia el frente, que lo hace desvanecer en el aire y aparecer a espaldas del brujo de cabellos castaños dejando una pequeña estela roja detrás. Jake no repara en su presencia por estar embelesado por un suave murmullo en el viento que llama su nombre.

At et primum stilla of truth spilled, erit anima tua taken —Heeseung está a punto de exclamar que se detenga, pero una sensación horripilante ataca su garganta, haciéndole sentir como si tuviera púas rodeándola. Cae sobre sus rodillas, rindiéndose ante el dolor. El rechazo del bosque vuelve a hacerse presente, pero él se niega a desistir a pesar de que las ramas han comenzado a hacer añicos sus entrañas y su piel se ha apagado en un tono grisáceo que lo alarma.

Jake alza su mano, fascinado por la débil capa de energía que cubre las profundidades ocultas del bosque. Esta suelta pequeños destellos a medida que se encuentra más cerca y en ese instante, no puede evitar preguntarse por qué no había reparado en tal anomalía dentro de Hoba. ¡Había pasado un centenar de veces por el camino al costado a la izquierda y jamás lo notó! Hasta hoy, que una extraña atracción y una vocecita a penas audible lo llevó a internarse al lado contrario del arbolado.

—... and prisoner of et facti sunt rami —la memoria llega a su fin, acabando de rememorar su condena, pese a eso, Lee alcanza a arrastrarse hasta Sim y tomarlo de la mano. Sin embargo, ya es tarde, pues la extremidad contraria ya ha entrado en contacto con la débil capa translucida. Un tenue brillo comienza a delinear la palma del moreno y después, el resplandor crece de golpe y se expande recorriendo toda la superficie en una onda de energía, causando que el suelo bajo sus pies se estremezca y varios alaridos de distintas procedencias resuenen contra sus oídos.

Heeseung solloza, captando finalmente la atención de Jake. Por desgracia, antes de que alguno de los dos pueda decir algo, el verde domina los orbes de Jake y después, consume el rojo de los escarlata del Ignis.

El brujo logra reaccionar después de unos segundos en medio de su confusión al ver a Heeseung ahí, rápidamente lo toma del hombro y pronuncia:

Foras there —tras sus palabras, su mano se rodea de verde y pronto, la tonalidad cubre también a Heeseung, hasta que lo rodea por completo y desaparece, sacando al Ignis del bosque justo en el tiempo límite, dejándolo a las afueras de este en la inconsciencia producto de tanto dolor físico atravesado. Mientras, Sim da una profunda respiración una vez que el pelirrojo se encuentra a salvo, posa ambas manos a sus costados y se voltea para encarar al grupo de criaturas que han salido de entre los árboles, sin embargo, su ceño se frunce al notar que tan pronto él se da la vuelta, todas se inclinan ante él.

El bosque Hoba finalmente había reconocido a Sim Jake como su nuevo líder.

Tan pronto como apareció, el verde de sus orbes se apaga y él también cae en la inconsciencia.


*Salvia rosmarinus: Nombre científico del Romero.

*Erica arborea (Brezo blanco): 

*Yo, Sim Jaeyun, líder de Hoba y rey de la naturaleza, te exilio del bosque y te condeno al silencio. A la primera gota de la verdad derramada, tu alma será tomada y prisionero de las ramas te convertirás.


Corregido: 2023.

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