Buenas noches, Ava

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Todos los niños tienen o han tenido miedo a los seres sobrenaturales: fantasmas, monstruos...los niños de mi edad rastreamos nuestra habitación todas las noches, antes de irnos a dormir: miramos bajo la cama, dentro del armario y en los cajones.

Vivo en una bonita casa de campo, situada en Nueva Escocia, Canadá. Tengo ocho años. Es verano del año 1995. Mamá, me llama:

— ¡Ava! ¡Ya es tarde, te tienes que ir a dormir!

Me voy a mi habitación, que es muy oscura, cierro la puerta y me pongo el pijama. De repente, cuando ya estoy a punto de ir a lavarme los dientes, me entra una sensación muy extraña. Siento como si no estuviera sola. Un escalofrío recorre mi espalda y siento cómo el miedo se apodera de mí.

Empiezo a rondar por mi habitación, abriendo cajones y estantes. Finalmente, miro bajo mi cama y es entonces cuando doy un grito agudo y ensordecedor. El fantasma grita también. Sale disparado de mi cama y se mete dentro del armario. Yo estoy temblando de miedo.

Me acerco lentamente, temerosa. Justo cuando llamo a la puerta, el fantasma grita desesperado:

— ¡No me mates! ¡No me mates!

No me lo puedo creer: ¡el fantasma está más asustado que yo! Abro la puerta del armario y él vuelve a salir disparado contra una de las esquinas de mi cuarto. Allí, se sienta, lleno de pánico, contra la pared, en el suelo, con la cabeza puesta sobre las rodillas y los brazos cruzados. Parece una bolita:

— No me mates, por favor— repite.

— No puedo matarte— afirmo— tú ya estás muerto.

— No me pegues, por favor, no me hagas daño.

— No lo haré— le respondo, con una sonrisa sincera— soy una buena niña. Además, tú también me has asustado a mí.

Quiero darle un abrazo, pero se aparta:

— Tengo miedo de los humanos, por favor, no te me acerques— tiene la voz bastante grave.

Lo inspecciono de arriba a abajo y es entonces cuando le quito la capucha que lleva puesta y me doy cuenta de que es una chica.

— ¿Como puedes tener miedo de los seres humanos si tú también fuiste humana?

— Eso da igual— me dice, preocupada. En ese momento me da la impresión de que intenta taparme algo, ocultármelo.

— No da igual, explica— exijo.

— Es que tengo miedo de que las cosas sigan igual que en mi época— me responde. Parece avergonzada de sí misma.

— Las épocas cambian, los pensamientos de las personas también— le respondo, sonriendo.

Se queda callada durante unos segundos, meditando si decírmelo o no. Y luego, comienza:

— Viví hace cientos de años, en una época en la que los reyes tenían el poder de todo i mandaban a todos— dice mientras yo me voy acomodando en el suelo, delante suyo, para escuchar bien la historia— Si no estabas de acuerdo con ellos, te castigaban muy fuerte. Era una época en la que existía una endermedad llamada “La peste negra”, donde los matrimonios eran por dinero y no por amor, y donde la homosexualidad estaba mal vista. Yo...lo era, y me maldecía per serlo. Yo era...lesbiana. Y ho tapaba...hasta que me descubrieron besando a otra chica, y a las dos nos vino lo peor. Por eso tengo miedo de los humanos. Son seres crueles— me dice, llorando— por culpa de ellos, soy como soy. Por culpa de ellos, soy...

— ¿Un espíritu?— pregunto, terminando así su frase.

— Sí— me contesta ella.

— Es muy triste que te hicieran eso. ¿Cómo te llamas?— le pregunto.

— Margaret— me contesta.

— Pues Margaret— le digo— en tu tiempo te trataron como una enferma mental, pero ahora...eres una heroína. Eres mí heroína.

Pasados unos segundos de sonreír en silencio mirando hacia abajo, ella vuelve a alzar la vista y me pregunta:

— ¿Y tú? ¿Tú cómo te llamas, bonita?

— Me llamo Ava— le contesto.

— El nombre más bonito que he escuchado jamás— me responde— ¿Qué edad tienes?

— Tengo ocho años.

— Yo tengo más de cuatrocientos años— me contesta, riendo un poco— pero aparento dieciocho, ¿verdad?

— Sí— respondo— es verdad.

En ese momento intentamos abrazarnos, pero no podemos. Ella es aire y yo la traspaso.

— No podemos abrazarnos— me afirma.

— Sí que podemos— le contesto— levanta la mano...y ahora bájala dibujando una "s" en el aire, lentamente— digo mientras las dos hacemos ese gesto con la mano— Bien, esto representará nuestro abrazo.

Margaret vuelve a sonreír:

— ¿Sabes, Margaret?— le digo mirándola a los ojos— yo acepto a todos, porque todos somos personas.

— Lo somos— me contesta ella.

De repente, alguien llama a la puerta y mi nueva amiga se mete bajo la cama bien escondida. Mamá, entra en mi habitación:

— Ava, ¿Todavía no te has ido a dormir?

— Ya voy— respondo.

Ella sonríe y cuando está a punto de cerrar la puerta, le digo:

— Mamá...

Ella vuelve a asomarse y dice:

— Dime, querida.

— ¿Puedes decirle a la mami que venga también a darme un besito de buenas noches?

— ¡¡¡Abigail!!!— grita mamá— ¡dice nuestra hija si puedes venir a darle un beso para irse a dormir!

— ¡Ya voy!— grita ella desde la cocina.

Pasados unos minutos, mami llega a mi cuarto:

— Buenas noches, mi vida, sueña con angelitos— me dice.

— Buenas noches, mami— le contesto.

Acto seguido me da un beso en la frente y luego se marcha. Entonces Margaret, que lo ha oído todo, sale de debajo de la cama, feliz:

— Tengo dos madres— le digo— no están casadas, porque de momento, no pueden. Pero sino sí que lo estarían.

— Ya lo he visto y me encanta que tengas dos madres— me dice, y después de darme un beso en la frente, añade— creo que eso es lo que hace que tengas la mente muy abierta.

— ¿Vendrás mañana a verme?

— Mañana y todos los días.

— Guay, buenas noches, Margaret.

— Buenas noches, Ava.

Nota:

Hola! Este es mi segundo cuento! En teoría estaba inscrito en un concurso, por eso no lo publiqué aquí, pero debido a la situación no se ha podido realizar el concurso, de modo que aquí está. Espero que os guste!! Feliz día del libro!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro