;

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Mi móvil sonaba mientras me colocaba los zapatos, era sábado y tendría un almuerzo con un amigo y compañero del trabajo.

— ¿Quién es? —soltaba en broma

Estoy yendo al restaurante, no me hagas esperarte —exclamaba.

—Ya hombre, en diez minutos estoy ahí.

Cortaba la llamada para dirigirme al restaurante que me había citado. En el auto había puesto buena música para ambientar más que nada mi humor.
Choi era uno de los tantos que había sido enviado conmigo a Orlando, nos habíamos vuelto más cercanos al llegar aquí y los viernes se habían vuelto los días especiales para ir a su casa y cenar con su familia.

Me sentía menos solo.

El lugar se veía caro y agradable, entraba directo para dirigirme a la recepcionista.

— ¿Nombre?

—Kim Seokjin —respondía con las manos en los bolsillos, mirando el lugar. Estaba repleto.

—Mesa en la terraza. ¡Andrew! —llamaba a uno de los meseros—. Lleva al señor Kim a la terraza. La mesa es la veintisiete.

El joven asentía y me guiaba escaleras arriba. El día era hermoso y almorzar en la terraza se me hacía genial. Mientras me acomodaba sacaba mi móvil para tomar alguna que otra foto, ya que la vista era preciosa.

Mi móvil sonaba otra vez.

—Ya estoy aquí, Choi

Perfecto, estoy llegando y cambia esa cara. No quiero almorzar viendo tu usual puchero en el rostro

—Vete a la mierda y apresúrate que muero de hambre —finalizaba la llamada para sonreír.

Mi estadia aqui había sido interesante. Pero noe sentía tan solo dentro de todo. Mi madre no dejaba de hacer vídeo llamadas constantemente, Seon y Dae no se habían olvidado de mí.

Y Taehyung, lo último que habíamos hablado había sido que estaba muy bien en su nuevo trabajo. No sabía si estaba con alguien, pero ya no hablábamos tanto como al inicio. Así que existía la posibilidad de que algún afortunado estuviera obteniendo su atención.

Dolía, pero él se merecía ser feliz y no era salubre para ninguno seguir en contacto. Solo había dejado que las charlas nocturnas se fueran de a poco escurriendo de mis manos como agua. No me molestaría que dejara de hablarme por alguien más. Podía entenderlo.

Los minutos pasaban y Choi no llegaba,  pero un mensaje me confirmaba que el tráfico del sábado lo tenía retrasado.

— ¿Desea pedir una entrada? —el mesero Andrew volvía con el menú.

—Mi amigo está cerca, puedo esperar unos minutos más —me sonreía para luego retirarse.

Me habia quedado sentado en silencio disfrutando de los rayos del sol sobre mi rostro, casi comenzaba a dormirme porque el clima era exquisito, pero unas manos me tapaban los ojos.

—Choi, tu esposa se molestará por esto —mencionaba divertido.

—No soy Choi —retumbaba la frase en mis oidos.

Rápidamente me ponía de pie para girar y ver al portador de aquella voz. Sentía mi corazón a punto de salir de mi pecho.

— ¿Tae? —exclamaba falto de aire.

Su sonrisa cuadrada, su cabello azabache poco más largo y unos lentes adornaban su rostro.

— ¿Me vas a abrazar o te me vas a quedar viendo?.

Quitaba la silla del camino para tomarlo fuerte de la cintura. Tirando de él para aspirar su aroma. Taehyung había enrollado sus brazos en mi cuello.

—Joder, hueles exquisito —mencionaba con mi nariz en el hueco de su cuello.

—Idem —respondía y podía sentir como pegaba descaradamente su nariz a mi pelo.

Acto seguido por un exquisito escalofrío que había echado tanto de menos. El abrazo estaba siendo bastante largo, pero se debía a que no podía creer tenerlo frente a mi. No me había dicho que vendría, no había dado indicios de una visita. Absolutamente nada.

Mi corazón martillaba y podía sentir que el de él igual.

Lo soltaba lentamente para acunar su rostro en mis manos y mirarlo detenidamente.

— ¿Tengo algo en la cara? —decía divertido.

—No me dijiste que vendrías

—No hubiera sido una sorpresa —respondía.

Tenía una ganas terribles de besarlo, pero eso sería un poco desubicado, no estábamos en esa página. Aunque sus ojitos seguían teniendo esa galaxia aparte al verme y estaba seguro que los mios también.

Me contenía y besaba su mejilla.

—Siéntate  —pedía soltandolo a duras penas—. ¿Cómo es qué-...Choi lo sabía?

—Sin él no hubiera podido armar esta sopresa —respondía acomodándose.

Joder, me quitaba el aliento.

—No puedo creer que estés aquí

—Es Orlando, quiero ver Disneyland —decía dulcemente.

Andrew el mesero, aparecía nuevamente.

— ¿Listos para ordenar? —Taehyung asentía por ambos y pedía por él y por mí.

Yo todavía seguía en el aire intentando calmar los nervios, pero aprovechaba a verlo en silencio, hasta que el mesero desaparecía nuevamente.

—Te ves genial —exclamaba como podía.

—Tú te ves hermoso —decía confiado y dulce.

—No lo puedo creer, yo-... Seon no me dijo nada

—Tampoco lo sabía. Es pésimo para guardar secretos —exclamaba y me miraba tan bonito.

Por dios, como lo había extrañado.

— ¿Cuánto tiempo gozaré de tu visita?

— ¿Recien llego y ya quiere gozar, Kim? —exclamaba divertido haciéndome sonrojar—. Quería agradecerte

— ¿Por qué? —preguntaba confundido.

Levantaba la manga de su camiseta y me mostraba el brazalete que le había dejado a Seon para que se lo entregara al irme.

—Hubiera sido genial si tú me lo dabas —el mismo era de oro blanco con dos anillos entrelazados. No me arrepentía ni un poco de su significado.

—Sabes, por un momento supuse que Seon se había olvidado de dártelo porque en los mensajes jamás dijiste nada —exclamaba.

Seon me había confirmado que no lo había olvidado, que se lo había entregado, pero como Taehyung no me había dicho una sola palabra al respecto, mis suposiciones habían sido que quizás él no estaba usándolo.

—Hyung —como había extrañado oír en persona su "Hyung" una vez más—. Es un regalo demasiado hermoso para agradecer por mensaje, audio o videollamada. Merecía un agradecimiento en persona —levantaba sus cejas reiteradas veces, pero rápidamente añadía—. Con un par de meses de retraso, pero lo importante es llegar ¿No? —mencionaba con tono divertido, haciéndome reír.

—No puedo creerlo, en serio —lo observaba unos momentos en silencio y él igual.

— ¿Eres feliz? —preguntaba.

— ¿Laboralmente hablando?  —replicaba—. Mucho

— ¿Personalmente? —insistía.

Me encogía de hombros—. Resistiendo.

La comida llegaba interrumpiendo el momento.

— ¿Cuándo llegaste? —preguntaba.

—Oh, hace dos días. Quería asentarme antes de verte

— ¿Estás de vacaciones? ¿Cuánto tiempo voy a disfrutarte?.

Él sonreía mientras llenaba su boca de comida y hacía un puchero al masticar.

«¿Puedo detener el tiempo? ¿Justo aquí?»

— ¿Cómo va el trabajo? —preguntaba, evadiendo mi pregunta.

—Bien, seguimos incorporando gente, pero vamos bien ¿Y tú?.

Limpiaba su boca para luego contestar.

—Bueno, yo estoy aquí porque es un viaje laboral —respondía.

—Eso es increíble. Aunque me dueles, supuse que te habían dado días y pensaste en visitar a tu buen amigo —exclamaba con una sonrisa ladina tocando mi pecho fingiendo un dolor.

Él respondía con una dulce carcajada.

«Vuelve a reírte así otra vez, por favor»

—Mi viaje es pura y exclusivamente laboral —repetía dulcemente.

— ¿Tu empresa tiene gente aquí en Orlando? —preguntaba dando una mordida a mi carne asada.

Él bebía un poco de su vino y luego respondía.

—Mi viaje laboral consiste en buscar un nuevo empleo.

Casi me ahogaba por brindarle toda mi atención.

— ¿Cómo dijiste? —preguntaba.

—Verás, tenía un buen trabajo, pero se estaba volviendo monótono. La casa que había comprado era aburrida y Orlando tiene a Disneyland.

Simulaba una balanza en sus manos que caía a favor de Orlando.

Mi corazón se había acelerado de nuevo. Lo seguía mirando, quizás era el día de los inocentes y Taehyung estaba jugando conmigo, pero no, Taehyung no haría eso.

— ¿Tú qué?

—Decidí dejar de ser un marica, Hyunjin me lo repitió unas diez mil veces en todo este tiempo, sabes. Descubrí que no me gusta darle la razón —decía divertido, pero yo seguía asimilando sus palabras.

— ¿Tú viniste por un trabajo aquí?.

Otra carcajada salía de sus labios—. No. Vine por el hombre que amo. Vine por ti —respondía sin un rastro de burla—. ¡Oh! y Disneyland.

Segundos después me ponía de pie para acortar la distancia y él se levantaba de su silla esperando por mi en su lugar.

—Yo creí que tu vida estaba en Corea —mencionaba frente a él.

—Si, también me esforcé por creer eso. Casi ocho meses ¿Resisti bastante, no? —sus manos descansaban en sus bolsillos, pero tenía una mirada que gritaba una disculpa.

—Casi lo dejo todo por volver contigo —le respondía.

—Me llegaron rumores —exclamaba—. Pero eso hubiera sido estúpido y un terrible desencuentro ¿No crees? —sonreía, más yo seguía viéndolo en silencio—. Por favor di algo

Acortando la distancia y acariciando su mejilla agregaba:

—Te amo, te amo, te amo y voy a llevarte a Disney las veces que quieras.

Él esbozaba una sonrisa y rápidamente colocaba su mano en mi nuca acercando su rostro al mío y susurraba en mis labios—. Cuando hablaba de Disneyland me refería a tu cama —soltaba sellando aquello con un beso, pero alejándose me susurraba una vez más —. Te amo, Kim SeokJin.

Fin.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro