cincuenta

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Bajaba después de una breve ducha y dejaba a Seokjin que se pusiera cómodo, yo comenzaría con la cena. Spaghetti con salsa boloñesa, no era un gran chef, pero nadie había muerto después de probar mi comida.

Estaba muy sumido en comenzar por cortar la cebolla, pero no sin antes poner música para relajar el ambiente, me sentía bien ¿Por qué reprimirlo?.
Con la cuchilla en mano, tarareando la canción de Lauv, estaba listo para comenzar.

—I'm so tired of love songs, tired of love so-...

— ¡No, no, no! —Seokjin llegaba a la cocina y con sus manos extendidas me ordenaba no continuar—. Yo lo hago

—Pero es mi casa, yo debería atenderte —respondía en puchero con la cuchilla hacia arriba.

Él sonreía y se acercaba para quitarme la cuchilla con cuidado—. Dame eso, yo me encargo. Tú cortas la cebolla muy gruesa

—Ah, Hyung —respondía—. La haré más pequeña

— ¿Porque mejor no abres el vino y me cuentas tu día? —me sacaba de mi lugar—. Yo haré la cena y tú... Mirame bonito.

Me daba un corto beso en los labios y eso era suficiente para obedecer. Abría el vino y servía una copa para cada uno, al girar me había percatado de la escena frente a mis ojos.

Mi casa, mi cocina. Buena música de fondo, yo sosteniendo dos copas de vino y un hombre increíblemente sensual frente a mi, cocinando y sin remera. La espalda de Seokjin se veía perfecta, los pantalones poco más abajo de su cintura y su cabello húmedo eran un pecado capital.

«Ya estás volando de nuevo, Taehyung»

Sacudiendo mi cabeza y me paraba detrás de él dejando su copa al lado y bebiendo de la mía, luego comenzaba depositar besos en su espalda. No lo había podido evitar, era su culpa por seguir sin remera y tan sensual en mi cocina.

—Tae... —suspiraba.

—Perdón, mejor amigo —exclamaba riendo.

—No digas eso, ni tú ni yo creemos ese título —seguía cortando.

Me quedaba unos segundos pensando en esa frase y bebía el vino de mi copa, lo acababa y volvía a servirme mientras él me miraba de reojo y sonreía.

— ¿Ya no soy tu mejor amigo? —preguntaba acercándome a él, mientras ponía la copa en la encimera y me colgaba de su cintura descansado mi mentón en su hombro.

Él reía—. Siempre serás mi mejor amigo, pero creo que rebasamos más allá de ese título.

Mi corazón estaba intentando acelerarse dentro de mi pecho, pero necesitaba calmarlo. Volvía a besar su espalda, sus hombros. Solo quería sentir su aroma y besar su piel sin entorpecer lo que hacía, pero luego de estar algo ensimismado en lo que le estaba haciendo, había notado que él se había detenido y solo estaba disfrutando lo que le hacía.

—Continúa —exclamaba, yo obedecía pegándome más a su espalda—. Tae...

—Lo lamento —exclamaba depositando un beso—. Lamento todo lo sucedido con Hyungsik—seguía besando—. Lamento no haber estado contigo estos días... —con mi lengua trazaba círculos en su piel, él tiraba su cabeza hacía atrás apoyándose apenas en mi hombro—. Me sentí responsable de tu estado —abrazaba su cintura y él descansaba su cabeza en mi hombro, ya no sabia quien se estaba apoyando en quién—. Lo lamento, Hyung —exclamaba, mientras mordía apenas su lóbulo.

¿Como habíamos llegado a éste estado?, no lo sabía con certeza. ¿Me molestaba?, no, claro que no.

Me encontraba descansando entre sus brazos y el calor de su cuerpo golpeaba en mi espalda, me había aprisionado más a su cuerpo.
Lamentaba todo lo sucedido, ya lo sabía, pero lo había repetido tanto que solo lo había dejado porque él necesitaba decirlo más de lo que yo necesitaba escucharlo.

Luego comenzzaba a besar mi cuello de manera dulce, pero añadiéndole presión con su lengua sobre mi piel. Tenía ésta de gallina por todas las sensaciones, y había sentido un calor inundar toda la cocina cuando Taehyung comenzaba fregarse contra mi cuerpo.

— ¿Qué estamos haciendo? —preguntaba en un momento.

—Lo mismo me pregunto yo —le replicaba volteandome para verlo—. Déjame terminar la salsa y continuamos, sino quedará todo aquí encima —él intentaba recomponerse, mientras bebía lo que quedaba de mi copa y le pedía otra mientras ponía lo que faltaba en la cacerola para que la salsa comenzará a cocinarse junto con la carne.

— ¿Quieres tú remera? —preguntaba viéndome desde lejos.

— ¿Te molesta que ande así por tu casa? —preguntaba divertido.

—No, pero es tentador —decía mientras me observaba sensual y bebía de su copa.

Me encargaba de poner el agua a hervir y volvía a su lado tomando el vino de mi copa. Él me regalaba una mirada lasciva y de mi rostro bajaba por todo mi torso para observarme con detenimiento. Pegándome a su cuerpo tomaba la botella y volvía a servirme.

—Tae —estaba frente a él y había tomado su cintura, él estaba apoyado en la encimera y me observaba embelesado con sus ojitos café—. Tae, tienes esa mirada...

— ¿Que mirada? —preguntaba divertido.

—Pareces enamorado —mencionaba sin titubear.

—Hyung... —decía en un puchero y bebía de su copa.

—Taehyung, deja eso —él había tomado una cantidad considerable en menos de quince minutos—. Te necesito lucido para lo que voy a decir

—Okey —exclamaba y yo asentía con una expresión de interrogación—. Si, está bien

— ¿Hace cuanto llevamos haciendo esto? —preguntaba. Aún seguía frente a él, no tenía intenciones de moverme, lo quería cerca—. Respóndeme

—No lo sé, un tiempo ya —miraba a todos lados y muy poco tiempo me sostenía la mirada.

—Bien sabrás que yo no hago esto más de tres veces. Quizás cuatro, pero eso es todo —mencionaba firme.

Él asentía—. Si, lo sé Hyung.

Suspiraba intentando relajarme, no me echaría atráa. Debíamos hablar.

—Cuando se trata de sexo, no robo tiempo de más a la otra persona y mucho menos que roben el mío —lo veía tragar y asentir, pero seguía mirando el piso—. ¿Entiendes a donde quiero llegar, Taehyung?

—Quieres que dejemos follar. Lo entiendo y lo acepto —finalmente me miraba para luego intentar escapar de mi, pero lo volvía a poner en su lugar.

Seokjin quería terminar todo, lo entendía realmente lo hacía. No podíamos seguir más tiempo con esto, era insano.

—Entendí tu punto y lo respeto, ¿Pero me dejarías ir? —la garganta se me estaba cerrando—. Por favor

— ¿Dónde estamos? —preguntaba.

Fruncía el ceño confundido—. ¿A qué te refieres?

— ¿A dónde estamos? —repetía.

Inocentemente y algo confundido respondía—. En mi casa.

Él sonreía—. Exacto ¿Tú crees que yo vendría a tu casa a pedirte que por favor dejemos de tener sexo?

—Siempre me diste a entender que nuestra amistad era importante para ti —exclamaba. No me extrañaría que Seokjin viniera a cocinarme para terminar lo que sea que teniamos—. Quieres terminar esto con una buena cena, es algo propio de tí —exclamaba encogiéndome de hombros.

Él negaba con su cabeza intentando reprimir una carcajada—. ¿Siempre fuiste tan negativo con las personas que intentan acercarse de una forma más allá del sexo o solo eres así conmigo?

—No entiendo —mencionaba en seco.

— ¿Por qué siempre esperas lo peor conmigo? —preguntaba.

—No es eso, tú dijiste eso de que más de cuatro veces no repites con una persona. Quieres acabar esto porque ya llevamos un tiempo haciéndolo y te cansaste —intentaba liberarme, pero me volvía a mí lugar otra vez e obligaba a suspirar algo irritado—. Oye, lo entiendo ¿Si? —exclamaba casi en un hilo de voz.

— ¿Qué es lo que quiero terminar? Según tú

—Esto, Hyung —nos señalaba a ambos.

— ¿Qué es esto? —me imitaba, pero más exagerado.

—No lo sé. Detestas la palabra folla-amigos —respondía nervioso.

—Por supuesto que la odio. Somos mejor que eso —respondía.

— ¿A qué te refieres con que somos mejor que eso? —preguntaba finalmente. Siempre lo decía y no lo entendía.

—Miranos, Taehyung —tomaba mi rostro entre sus manos y repetía—. Miranos... —era en un susurro que me habia provocado un escalofrío en toda la espina dorsal—. Siempre fuimos más que eso

—Porque éramos buenos amigos antes del buen sexo —mencionaba nervioso.

—Quiero saber si quieres llevar las cosas al siguiente nivel —me soltaba las palabras sin previo aviso y se alejaba para volver su atención a la salsa y comenzar a depositar el spaghetti en el agua ya hervida.

Quedaba recalculando un tiempo, hasta que finalmente me daba media vuelta para servirme otra copa de vino.

— ¡Ni se te ocurra! —me ordenaba su voz—. Deja de tomar por nerviosismo.

«Mierda»

Seguía congelado, aún de espaldas a él y lo escuchaba acercarse, apoyaba su cuerpo en el mío con sus manos a los lados.

—Hyung... —esa palabra encerraba muchas preguntas y afirmaciones que solo él entendía. No importaba de qué estuviésemos hablando, si él decía algo y yo respondía "Hyung" él me daba la respuesta que necesitaba.
Como si leyera mi mente y no tuviera que hablar tanto y ahogarme con mis palabras.

— ¿Qué? —preguntaba—. Oye... —suspiraba y apoyaba su frente en mi nuca—. No tienes que responder ahora o mañana. Solo piénsalo y luego dime qué quieres hacer.

«¿Qué "que quiero"?. Lo quiero todo, maldita sea»

Me daba vuelta para mirarlo a los ojos—. ¿Y si ... Y si no funciona?

— ¿Y qué tal si? —me tiraba otra pregunta.

—Hyung...

—Tae, soy un hombre al que le gustan las relaciones serias, y contigo es algo que quiero intentar porque básicamente ya cruzamos todos los límites —exclamaba e internamente yo saltaba. Exteriormente estaba en babea, posiblemente cagado en mis pantalones—. No quiero seguir despertando contigo saltando al otro lado de la cama porque estuviste toda la noche abrazado a mi y quieres disimular al despertar.

¿Estaba soñando? quizás estaba soñando, porque habían sido dos semana en la que había sido un jodido cretino y él aparecía a ser todo lo contrario conmigo.

—Ir más allá implica dejar de tratarme con un hermano en público —exclamaba.

— ¿No me digas? qué loco, no lo había pensado —respondía con sarcasmo—. Ir más allá implica hacer lo que estamos haciendo sin estar en una constante actitud defensiva. Tae... Nos sale natural ser más que solo folla-amigos. Y cruzamos todos los límites de los mejores amigos, solo piénsalo, pero yo quiero llevar esto al siguiente nivel contigo. Si tú no lo quieres o tienes miedo, lo entiendo, pero tampoco tiene mucha gracia hacer esto. Te esperaré a que decidas, ahora solo continuemos, tengo mucha hambre —se alejaba dejándome respirar de tantas palabras e información—. ¿Puedes darme una remera? me está dando frío.

Asentía corriendo escaleras arriba, él sabía que necesitaba salir de ahí y agradecía que me conociera tanto, porque necesitaba calmar todas las sensaciones de mi cuerpo y los sentimientos de mi interior.


Sepan disculpar, esta esclava tuvo que meter doble turno en la ofi TT.TT.

¿Cuánto amor recibirá Jinnie?

Por cierto, me duele el pulgar (ojalá no se extienda a toda mi mano), ya saben que mi tendinitis no me deja en paz.

Con amor, niñita, sepan disculpar.

Si ven un error, saben que luego corrigo.

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