veinte

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Al día siguiente sentía como un brazo rodeaba mi cintura.

Seokjin Hyung me estaba abrazando y su respiración chocaba en mi nuca.
Era imposible no sentirme bien entre sus brazos, y ahora agradecía haberme despertado antes que él, pero debía salir de esa cama.

Con delicadeza me lo quitaba de encima, pero al momento de levantarme me jalaba hacía él de nuevo dejándome boca arriba, envolviendo mi cuerpo con su pierna y su brazo rodeando mi rostro.

Ya estaba duro, no quería mirarlo y miraba el techo, pero su respiración golpeaba en mi oreja, para mí sorpresa comenzaba a removerse y había puesto su nariz en mi cuello y me olía dormido.

Estaba buscando mi olor mientras me apretaba con su pierna y empujaba mi cabeza más cerca de él. Yo me encontraba con los ojos tan abiertos que estaba seguro no haber pestañeado ni una vez.

El movimiento había seguido, Seokjin estaba restregando  su cuerpo en el mío, con su mano acariciaba mi rostro para bajar a mi pecho y su pierna estaba restregando mi polla que a estas horas de la mañana de blanda no tenía nada.

Sin mencionar que su rostro estaba pegado al mío, yo me encontraba asustado y muy excitado, pero muy asustado.
Así que volteaba apenas mi rostro para verlo, lo tenía tan cerca y encima había vuelto a subir su mano para acariciar el cabello de mi nuca.

«Taehyung calma tu cuerpo y muévete, mierda»

Rjabia relamido mis labios al ver los suyos, como es que se levantaba con esa boca al rojo vivo, o sea ¿Quieres calmarte un segundo?.
Mordía mi labio para contenerme de hacer algo estúpido como intentar besarlo, esta situación y el sueño húmedo de anoche con él no me ayudaban en mi papel de amigo.

Solo después de unos segundos que se me habían hecho eternos, él volvía a moverse, me soltaba y retornaba a su lugar posicionándose boca abajo.

Seguía dormido y yo largaba un suspiro increíblemente sonoro. Luego su alarma me hacía dar un tremendo salto en la cama.

—Lo shiento, lo shiento —murmuraba contra su almohada y manoteaba su móvil para desactivarla.

— ¿Quién pone alarma un sábado? —exclamaba a un lado de él.

—Creí haberla desactivado —seguía boca abajo y mirando al lado contrario de donde yo estaba.

— ¿Hyung?

—Dime

— ¿Puedo usar tu ducha?

Con su mano señalaba a la puerta del baño, pero no giraba su rostro a mi dirección—. La puerta de ahí, elige el toallon que desees

—Gracias —me había destapado para levantarme mientras él agregaba:

—En la cajonera hay una cajita envuelta —seguia mirando en dirección contraria a mi.

—Si, la veo

—Es el regalo que jamás le di a Seon, úsalo es tuyo

— ¿Qué es? —preguntaba confundido.

—Ropa interior, un bóxer. Quedatelo —se escuchaba algo dormido y ronco aún.

—Tenia pensado lavar mi bóxer y andar sin ropa interior por tu casa —exclamaba riéndome.

—Taehyung...

—Lo siento, lo siento —tomaba la cajita y le agradecía—. Gracias, iré a...

Con su mano me echaba para que fuera a ducharme y dejará de hablarle.

Realmente necesitaba esa ducha, al ver mi cuerpo necesitaba también otra cosa que no tendría por culpa de tener a Seokjin restregandose en mi cuerpo.

Mientras me enjabonaba, mi sueño húmedo volvía a mí.

«Tienes que calmarte, hombre»

Sabía que muchos dicen que debes pellizcarte para diferenciar un sueño de la realidad, pero recuerdo haber hecho eso de niño y me había dolido igual en el sueño.

Así como ahora recordaba la boca y la lengua de Seokjin en mis dedos, eso no ayudaba a calmarme y no me iba a permitir tocarme mientras pensaba en él.

Ya sería tocar fondo, aunque me provocará de todo, no lo haría, pero necesitaba relajarme y pensar en otra cosa.

«No lo hagas, Taehyung»

Escuchaba música a lo lejos, Seokjin se había levantado, ya no se encontraba en la habitación. Sali de la ducha y comenzaba a secarme.

Me lo repetía una y otra vez, no lo hagas, no lo hagas, pero ahí me encontraba bajando la mano a mi entrepierna poseído por el recuerdo de ese maldito sueño y la cercanía reciente de él.

«Mierda, Seokjin»

Carajo, ahí me encontraba haciendo lo que no quería y algo totalmente nuevo, ya que jamás me había tocado por culpa de alguien que conozca en realidad. Solo me tocaba usando diferentes incentivos, pero por alguien de carne y hueso cercano a mi.
Solía utilizar otros métodos cuando quería darme atención, y si estaba con alguien me desquitaba con esa persona.

Joder, esto era nuevo.

—Ah, mierda.

Me estaba mordiendo el labio para no gemir en su maldito baño y por su maldita culpa.

—Ah, Seokj-jin...ah —genial, me había hecho gemir su nombre.

«¿Qué tipo de embrujo me ha hecho?»

Una vez que mi cuerpo había sucumbido ante los placenteros escalofríos que ese orgasmo me había causado, realmente sentía que había dejado muchas cargas.

Si suena ridículo, pero a la vez tiene sentido. Luego me sentía asqueroso.

Me relajaba y al salir, encontraba que su cama ya estaba tendida y había un pantalón deportivo marca puma, negro y con rayas blancas a los costados.

Seokjin me lo había dejado para vestir más cómodo, así que lo tomaba y disfrutaba la tela de algodón en mis piernas. Había dormido toda la noche con ese pantalon ajustado, necesitaba andar con algo más suelto.
Luego de estar presentable me dirigía a la cocina y ahí estaba él, había hecho café y estaba sacando las tostadas.

—Hasta que saliste —decía sin voltear.

Sentía mis mejillas arder al recordar el sueño, el despertar y encima lo que había hecho recientemente en su ducha.

«¿Cómo voy a mirarlo ahora?»

Seokjin se volteaba y ponía un plato con todas las tostadas, aún no me había mirado, creo porque yo no podía levantar mi vista, me sentía sucio.

Ya sentados, él estaba sumergido en su teléfono—. Toma, puedes untar lo que quieras en él —me señalaba la mermelada, queso y mantequilla de maní.

—Gracias —mi voz tenía ese tímido tono—, y gracias por los pantalones

—Supuse que querrías estar más cómodo —y ahí cruzabamos miradas.

Yo me había sonrojado y lo había dejado de mirar rápidamente, la extraña sorpresa fue que él también se había sonrojado al verme.

—El sueño te ganó anoche —exclamaba untando una tostada.

—Si, fui un pésimo amigo. Lo siento —tomaba un sorbo del café.

—Espera, ten cuidado está c-...

—¡Ah...zta cadiente!

—Caliente —decía después de mi—.
Tae...

—Está bien  —el clima se había relajado—. Gracias de nuevo por los pantalones, pero no me quedaré mucho tiempo.

Me miraba sorprendido—. ¿Tienes cosas que hacer? —preguntaba mirándome fijo.

Mirando al techo pensando terminaba exclamando—. No la verdad no. Pero no voy a quedarme de vago aquí todo el día, Hyung

—Seon y Dae vienen al almorzar
¿Por qué no te quedas?, bah si quieres.

Un día de chicos me servirá y así vería a Seokjin como uno más.

—De acuerdo, tengo el flojo. Me quedo.

—Genial.

Taehyung había aceptado mi invitación, habíamos preparado un poco de todo para  comer con Seon y Dae.

—Oye, están llegando ¿Te encargas de abrirles?. Voy a tomar una ducha

—Si, Hyung.

No me había duchado desde que había despertado porque Tae me había ganado de mano. Sin mencionar que no quería moverme de la cama, porque me había despertado con un problemita.

Me sentía algo avergonado con Taehyung, resultaba que antes de volver a mi lugar ésta mañana en la cama me había despertado cuando me encontraba apretando a Tae.

No había abierto mis ojos, pero claramente lo había atraído hacía mi, y me estaba frotando contra él adormilado.
Cuando había recapacitado en lo que estaba haciendo, había vuelto a mi lugar y luego la alarma sonaba, él ya estaba despierto intentando soltarse de mi agarre.

No podía voltear a ver su rostro hasta luego en el desayuno. Este despertar juntos había sido totalmente diferente al anterior.

«Pobre chico, me estoy comportando como un imbécil. No sé cómo me soporta»

Taehyung estaba sacando un lado de mi personalidad que ni yo conocía, me sentía extraño y bien. Aunque ésta mañana se me había ido la mano, temía que se hubiera sentido incómodo o enojado.

Menos mal que no había sucedido, necesitaba comportarme.

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