veintisiete

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Deseaba llevarlo a ese punto en particular donde se pondría tan caliente que no podría controlarse. Sabía como hacerlo en persona, sabía cómo jugar con los roces que por un año para él habían sido inocentes mientras que yo me quemaba por dentro.

Quería que ardiera de deseo, como yo lo había hecho por todo un año desde el día uno en que lo conocí. Escuchaba como su respiración se había vuelto más pesada, pero aún no contestaba.

— ¿Hyung? —preguntaba susurrando—. Vamos, tengo muchas ganas —el plan era hacerme desear desde el otro lado del teléfono.

Pero mi polla comenzaba a endurecerse ante la respiración pesada de Seokjin, él estaba lejos, pero al oírlo mi cuerpo recordaba todas esas veces que me había quedado a dormir en su casa y en su cama.
Recordaba a la perfección cuando estaba dormido y solía meter su nariz en mi cuello y aspiraba levemente mi aroma.

Lo había hecho varias veces.

Tae —su voz era temblorosa.

—Hyung —murmuraba de vuelta.

Te recuerdo más que preparado en aquel armario —exclamaba en un susurró.

Diablos, Seokjin daba en cada parte correcta de mi cuerpo con esa frase. Me había hecho volver a aquel momento.

—Fuiste malo, Hyung —exclamaba.

¿Me creerías si te digo que realmente quería probarte? —«¿Kim Seokjin acababa de decirme eso?»

Me había obligado a sisear mientras me sentaba en la cama y una tonta sonrisa cuadrada se dibujaba en mi rostro.

— ¿En serio querías hacerlo? —preguntaba incrédulo.

Si, pero fui cobarde y terminé tirando mis ganas en el beso que me había robado Irene

— ¡Lo sabía! —exclamaba.

Si, bueno mientras la besaba tenías esa mirada tan intensa. ¿Por qué me veías así? —preguntaba curioso.

—Porque te deseaba —un silencio se hacía presente nuevamente—. Te deseo —me corregía de inmediato.

¿Qué reprimias cuando mordías tu labio? —Kim Seokjin estaba curioso, preguntón, juguetón. Me agradaba.

—Reprimía las ganas de besarte y morderte —cerraba mis ojos invocando la imagen mental más sensual que tenía en mi memoria de él. Esa donde Irene devoraba su cuello mientras que él entrelazaba sus dedos con los míos—. Eres jodidamente sensual, Hyung —dije sin pensarlo dos veces.

Luego de esa frase largaba una especie de suspiro acompañado de un apenas audible gemido. No era la primera vez que un hombre me decía eso, ya me había pasado, pero me provocaba rechazo.

Taehyung no me provoca eso, me provocaba ese placentero escalofrío que hacía rato no sentía. Ni siquiera me había sentido así en esos encuentros que había tenido con esas mujeres aún después de conocerlo, nosotros seguíamos teniendo momentos que ponían en duda más de una vez lo que yo quería.

Mi piel se erizaba con la combinación de su voz, su respiración y sus palabras. Me hacía estar en un estado de éxtasis, era nuevo, todo estaba siendo nuevo.

— ¿Por qué nunca lo intentaste? —preguntaba con mis ojos cerrados metiendo mi mano bajo mi camiseta y para sentir el calor que emanaba de mi propio cuerpo.

—Tenía miedo, Hyung —decía en un leve murmullo.

—Creí, después de este tiempo que no querrías saber nada de mi —exclamaba, aún seguía sorprendido de estar hablando con él.

Así era.

De repente me sentaba en la cama—. ¿Por favor dime qué le pediste el número a Seon y no que él te lo dió a la fuerza? —le había dado una orden simple.

Si Seon le había dado el número él no tenía ganas de pedirlo, y yo deseaba que fuera natural. Si no solo sería confusión más no un verdadero anhelo de arreglar algo.

No se lo pedí —contestaba en seco.

«Mierda»

Cuál era el punto de esta conversación, estaba siendo forzada, no debería ser así.

—Le rogué que no te lo diera a menos qué estuvieras listo y realmente quisieras hablar conmigo —lloriqueaba quejándome en el teléfono.

Tampoco me lo dió, fue algo particular —hablaba más relajado—. Me enteré que tenía tu número, luego camino a casa el bastardo había dejado su móvil frente a mi y me había dado su clave para desbloquearlo

—Oh —era todo lo que podía articular.

Fue mi decisión tomar su móvil y enviarme tu número. ¿Eso es válido en tu cálculo? —preguntaba con una leve risa.

—Si, lo es —exclamaba relajado.

¿Cuando volverás? —preguntaba sin tantas vueltas.

—Aún no me dicen —si antes quería volver a Corea ahora me encontraba anhelandolo con fuerza.

Quiero verte, Hyung —se escuchaba tan decidido que me había entrado algo de temor.

—También quiero verte ¿Pero que pasa si...? —la pregunta se me quedaba en la punta de la lengua.

¿Si qué? —preguntaba impaciente.

—Si no es lo que pensabas, si yo no... No logro ser lo que estés necesitando —todo era nuevo para mí.

Lo último que quería era salir corriendo a causa de mis miedos, quería seguirle el paso y dejarme llevar.

Sus pequeñas dudas comenzaban a florecer.

Había estado en su lugar cuando era más chico, pero recién comenzaba en todo el tema del romance. Tenía que tener en cuenta que él venía de una vida heterosexual bastante activa.

«Tienes que tomartelo con calma, no vaya a ser que lo asustes»

—Tranquilo, Hyung —respondía más relajado y cambiando el tono en mi voz—. Iremos paso a paso.

Él suspiraba y yo no podía verlo, pero podía ponerle la firma y estar seguro de que me brindaba esa sonrisa pacífica donde cerraba sus ojos y solo asentía.

Hacía tanto que no lo veía y estos últimos meses estuve paseando por diferentes bocas, cuerpos y ninguno había logrado que me sintiera como me sentía ahora.

Él tenía un poder indescriptible sobre las sensaciones de mi cuerpo, y ni siquiera estaba siendo osado, estaba intentando mostrar su interés, pero a éste nuevo Seokjin lo había esperado por tanto tiempo que lo tenía ahí, bueno casi.

—No eres el único que está inquieto —respondía.

No quiero que puedas llegar a cansarte... —decía suavemente.

—Hyung, estuve un año siendo tu amigo. Podemos tomarnos esto con calma.

Me sentía aliviado al oírlo.

De todos modos entendía el camino que quería tomar con la llamada, pero yo me había sentido como un imbécil.

—Lo siento, ya arruiné este llamado ¿Cierto? —preguntaba consternado.

Necesitas descansar —exclamaba—. Hagamos un cosa

—Si, lo que tú digas —respondía.

Descansa, lo necesitas

— ¿Pero cuando volveremos a hablar? —preguntaba preocupado.

Apenas te despiertes, total será sábado o domingo aquí y allí sábado, tenemos tiempo. Descansa

— ¿Me atenderas? —me daba pereza cortarle, pero parecía que no estaba siendo interesante para él.

Si, lo haré —decía riendo por lo bajo.

—Hasta mañana, Taehyung-ssi —exclamaba sin más que agregar.

Hasta mañana, Hyung. Esperaré por tu llamado —luego me encontraba solo de nuevo en el silencio de mi habitación.

«Tienes que pensar menos y dejarte llevar más»

Arrojaba el teléfono y soltaba el estrés en un sonoro suspiro, igual si necesitaba descansar. Ahora solo me quedaba bajar la ansiedad y confiar en que la próxima vez que lo llamara, él estaría disponible y con ganas de seguir hablando conmigo.

Creo que este capítulo podría haber sido mejor. Sepan disculpar.

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