37; LA REINA Y LA HEREDERA

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LA REINA Y LA HEREDERA

La tensión se podía sentir en el aire, toda la fortaleza roja estaba en alerta y los sirvientes caminaban en las puntas de sus pies, todos evitando cruzarse con la princesa heredera y su familia. Esa mañana la princesa había llegado a la fortaleza montada en Dhagara, sus otros tres dragones la acompañaban, y apenas la vieron todos pudieron notar que no estaba de buen humor. Su esposo también estaba con ella, pero su rostro se mantuvo sin emociones y sólo ordenó una audiencia con el rey. Nadie sabía lo que estaba pasando, pero susurros comenzaron a correr cuando la reina también fue llamada a la sala del trono. La princesa Rhaenyra y su esposo también fueron llevados a la audiencia, pero ningún miembro del consejo del rey asistió, ni siquiera Lyonel Strong fue llamado.

Tras las puertas cerradas de la sala del trono la princesa heredera sentía que le hervía la sangre, hace apenas unas horas atrás había recibido una carta de Aemond contándole sobre los planes de su padre de enviar a Daeron a Oldtown. Se supone que Daeron se iría ese mismo día y ella no pudo ignorar su instinto materno. No iba a permitir que su hermano creciera lejos de su hogar, menos cuando aún no había reclamado un dragón. Daemon, Rhaenyra y Laenor estaban de pie detrás de Cerys mostrando su apoyo en silencio, Alicent estaba de pie frente a ellos con la mirada en el suelo. Desde donde estaba Cerys podía ver las lágrimas secas en sus mejillas, pero no pudo sentirse mal por la mujer.

Las puertas de la sala fueron abiertas y el rey ingresó apoyado de su bastón. El corazón de Cerys dolió al ver a su padre tan maltratado por la edad y la enfermedad. Hace unos meses atrás habían tenido que amputarle un brazo y desde entonces la princesa había comenzado a temer despertarse un día a la noticia de su muerte. Pasó varias mañanas llorando en brazos de su esposo cuando no podía soportar pensar en eso.

—Hija—el rey se sentó en el trono mirando a su hija mayor—, ¿Se puede saber por qué has pedido una audiencia? Sabes que eres...

—No puedes enviar a Daeron a Oldtown—Cerys lo interrumpió moviéndose hacia el centro—, no dejaré que lo hagas.

—El tema ya fue discutido, hija—el rey miró a su esposa—. Aunque no sé cómo te pudiste haber enterado, era un tema que solo discutí con mi esposa.

—Eso es lo de menos—la princesa miró a Alicent por un segundo encontrándose con sus ojos llenos de lágrimas—. Daeron es un Targaryen, no debería crecer lejos de casa, es un príncipe y...

—No creo tener que discutir esto contigo, hija, Daeron y Jacaerys no se llevan muy bien...

—¿Por eso vas a dejar que crezca lejos de su familia?—ella volvió a interrumpirlo. —Deja que Daeron sea mi copero, vivirá en Dragonstone conmigo y podrá ver a sus hermanos cuando lo desee, tenemos varios dragones sin jinete, él puede...

—Hija—su padre la detuvo.

—No—Alicent se enderezo—, no dejaré que te lleves a otro de mis hijos, el lugar de Daeron es junto a su madre.

—Solo quiero lo mejor para mi hermano—Cerys se giró para mirarla de frente—. Si mi padre quiere enviarlo a una casa grande, no dejaré que sea enviado lejos de su familia.

—Ya me quitaste a Aemond, no dejaré que me quites a Daeron—la reina dio un paso adelante—. Daeron tiene que quedarse en King's Landing, si no se lleva bien con los hijos de la princesa Rhaenyra ella puede irse a Driftmark con su esposo.

Un silencio tenso se formó en la sala. En parte Alicent tenía razón, Laenor era heredero de Driftmark, él y Rhaenyra tendrían que estar viviendo con los Velaryon en High Tide. Sin embargo, ambos habían decidido vivir en King's Landing para tener vigilados a la reina y todos los que quisieran oponerse a Cerys.

—Si mi hermana quiere seguir viviendo en King's Landing ella se quedará aquí—la peliblanca apretó sus manos a su costado para evitar golpear a la reina—. Aemond decidió ir a Dragonstone por cuenta propia, nosotros no lo forzamos, no es bueno que Daeron crezca tan alejado de su familia.

—¿No es bueno?—Alicent dejo salir una carcajada amarga—¡Yo decido lo que es bueno para mi hijo!

—Alicent, Cerys, es suficiente—el rey se puso de pie.

—¿Decides lo que es bueno para tu hijo?—Cerys ignoró a su padre—¿Qué hay de Aemond? ¿O Aegon? ¿Acaso alguna vez te preguntaste por qué buscan refugio en otras personas?

—¡Mis hijos están bien aquí!—Alicent dio otro paso hacia adelante—¡Junto a mi! Te llevaste a Aemond de mis brazos cuando apenas era un bebé, no actúes como si no estuvieras buscando destruirme.

—¡No todo gira a tu alrededor!—el rey comenzó a descender de las escaleras—¡Solo quiero lo mejor para ellos!

—¡Yo soy su madre, yo sé lo que es mejor para ellos!

—No me hagas reír—Cerys se rio amargamente—, ¡Lo único que sabes hacer es llenarles la cabeza con tu veneno!

Alicent se movió antes que cualquiera pudiera reaccionar, la reina levantó su mano para golpear a la princesa, pero Cerys pudo agarrar su mano a tiempo. Las dos se miraron con ira ardiendo en sus ojos, el odio que sentían la una por la otra saliendo de sus cuerpos en olas.

—¡Suficiente!—el rey buscó a su hermano con la mirada y se encontró con una sonrisa divertida decorando su rostro. —Daemon, saca a Cerys de aquí.

—No tienes ningún derecho—Alicent sacudió sus brazos intentando liberarse del agarre de Cerys—, son mis hijos, yo los crío como se me plazca.

—Son mis hermanos—le recordó Cerys con rabia—, no voy a dejar que hagas sus vidas miserables.

—¿Qué bueno puede enseñarles una mujer deshonesta?—los ojos de la reina brillaron con odio. —Una mujer que se metió con un hombre casado y le dio dos hijos bastardos.

Daemon, que se había movido para ir por su esposa, detuvo sus pasos al escuchar las palabras de Alicent. Sintió ganas de desenfundar su espada y matarla ahí mismo, pero sabía que no era oportuno meterse entre dos madres enojadas.

—Mis hijos no son bastardos—Cerys soltó las manos de Alicent con fuerza haciéndola retroceder varios pasos—, no voy a permitir que hables de ellos de esa forma.

El rey intentó dar un paso hacia ellas, pero el sonido del metal siendo desenfundado llenó el salón. Cerys apretó con fuerza la empuñadura de su daga blanca, sus ojos estaban clavados en Alicent que dio un paso atrás con miedo.

—Me juzgas por haberme metido con alguien casado, pero ¿Qué hay de ti?—la princesa dio un paso hacia el frente. —¿Acaso no estabas prácticamente prostituyendote con mi padre?

Rhaenyra abrió los ojos sorprendida y Laenor la miró igual de sorprendido, una cosa era ponerse a discutir frente al rey e incluso amenazarse, ¿Pero acusar a la reina de tal cosa? ¿Y llamar a los nietos del rey bastardos? Definitivamente habían cruzado demasiadas líneas ese día.

—¡No voy a permitir que me hables de esa forma!

Con la adrenalina del momento Alicent se olvidó de la daga y avanzó hasta Cerys, las dos volvieron a chocar, pero esta vez el filo del acero valyrio estaba contra la garganta de la reina. Solo entonces Daemon se preocupó. Su hermano parecía a punto de colapsar por el estrés y las mujeres estaban a nada de matarse entre ellas mismas, pero no sabía a quién ayudar primero. ¿Ayudaba a su hermano? ¿Intervenía en la pelea?

Alicent respondió a sus preguntas.

—¿Cerys?—la voz de la reina sonó preocupada—¿Qué sucede?

La princesa soltó la daga con una expresión de dolor formándose en su rostro. Cerys dio un paso atrás sin soltar el brazo de Alicent y con urgencia levantó la falda de su vestido al sentir algo mojado comenzar a bajar por sus piernas. Cuando la princesa dejó caer la falda otra vez todos jadearon con horror al ver la sangre manchando su mano.

—Ve por un maester—Rhaenyra le pidió a Laenor corriendo hacia su hermana.

Daemon rodeó la cintura de su esposa con un brazo cuando la vio a punto de desfallecer frente a él, sus ojos no se podían despegar de la mano manchada de sangre. Rhaenyra apareció a su lado y le dijo algo, pero él no lo escuchó muy bien, su cabeza no dejaba de reproducir los peores escenarios, pero sabía lo que estaba pasando.

—¡Daemon!—Rhaenyra le sacudió el hombro—¡Llevala a su habitación!

Sin dudarlo él se agacho para poder cargar a su esposa y los tres salieron de la sala del trono sin decir nada más. El rey se movió para seguirlos, pero antes se detuvo a mirar a su esposa, la reina estaba inmovil en su lugar y lucía más pálida de lo normal. Con un suspiro de cansancio el hombre siguió su camino a la salida ordenandole a ser Criston que acompañará a la reina a sus aposentos.

La fortaleza estalló en caos. Los sirvientes corrían de un lado a otro, todos preocupados por lo que estaba sucediendo. La princesa heredera estaba siendo atendida por varios maesters, la reina se había desmayado en el pasillo que llevaba a sus aposentos, y el rey casi sufre el mismo destino que su esposa. Fuera de la fortaleza los rugidos de cuatro dragones se podían escuchar y los cuidadores del pozo podían asegurar que eran rugidos de dolor, pero le aseguraron a los príncipes que no era nada. Los hijos del rey y los hijos de la princesa Rhaenyra estaban en el pozo cuando se desató el caos en la fortaleza, la única que parecía consternada por los rugidos era Helaena que no dejaba de ver en dirección de la fortaleza con una mirada triste.

—¿Qué sucede?—Daeron miró a su hermana. —Pensé que estar con Dreamfyre te haría bien.

—Ella no va a llegar—murmuró la niña.

Su hermano la miró con confusión, pero no pudo preguntar a qué se refería. En ese momento un dragón aterrizó en el patio llamando la atención de todos. Sunflare chilló mientras se inclinaba para dejar que su jinete descendiera de su lomo, los niños vieron como Viserys se bajaba y la dragona emprendía el vuelo nuevamente.

—¡Viserys!—Jacaerys corrió hacia su primo sonriendo.

—Hola, Jace—el mayor acarició el cabello de su primo—. ¿Qué están haciendo?

—Eso deberíamos preguntar nosotros—Aegon lo miró con sospecha—, ¿Qué haces aquí?

—Mamá y papá salieron con urgencia, pensé que algo malo había pasado.

—Pasó algo muy malo—le aseguró Helaena—, ella no vendrá—repitió.

—Mis principes—ser Criston llegó junto a ellos—, la reina solicita su presencia.

Los cuatro hijos del rey se despidieron de sus sobrinos, pero antes de irse Helaena tomó el brazo de Viserys.

—Lo siento—susurró—, deberías buscar a tu madre.

Viserys la miró algo extrañado, pero la preocupación comenzó a crecer en su interior. ¿Algo le pasó a su madre?

—Los veo después—se despidió de sus primos.

Ser Harwin miró al príncipe cuando pasó corriendo frente a él, pero no hizo nada para detenerlo. Viserys corrió hacia donde guardaban los caballos y pidió uno con urgencia, apenas recibió el animal se montó e ignoró las palabras del guardia que se ofrecía a llevarlo. En su camino pasó el carruaje donde iban sus tíos, iba tan rápido que por un segundo temió caer, pero el miedo por su madre lo superó. Cuando llegó a la fortaleza se bajó tan rápido que acabó de rodillas en el suelo, pero se repuso de inmediato.

Varios sirvientes que se cruzaron en su camino lo miraron con tristeza y eso no hizo más que aumentar su preocupación. Sus pies lo llevaron hasta el pasillo donde sabía que estaba la habitación de su madre, apenas giró en esa dirección pudo distinguir a su tío Laenor fuera de la puerta. El hombre estaba mirando el suelo y Viserys tuvo el impulso de llamarlo, pero la puerta fue abierta y de la habitación salió su tía Rhaenyra. Desde donde estaba él pudo notar que estaba llorando mientras le decía algo a su tío antes de que se abrazaran. Las alarmas se encendieron en su cabeza.

—¿Tía?—llamó con la voz temblorosa.

Ambos se separaron de inmediato al escucharlo.

—¿Viserys?—Rhaenyra se acercó a él—¿Qué haces aquí?

—¿Dónde están mis padres?—sus ojos fueron hacia la puerta que se abrió otra vez dejando salir a doncellas que cargaban trapos manchados de sangre—¿Qué sucedió? ¿Dónde está mi mamá?

—Cariño...

Antes de que pudieran decirle algo más, Viserys corrió hacia la puerta antes de que se cerrará. Apenas ingresó en la habitación distinguió el llanto amortiguado de su madre, habían algunos maesters alrededor de la cama y uno de ellos le estaba diciendo algo que no lograba entender a su padre.

—Papá—llamó.

—Viserys—Daemon miró a su hijo—, ¿Qué haces aquí?

—Pensé...—los ojos de Viserys fueron a su madre—¿Qué sucedió?

Su padre le susurró algo a su madre y la recostó en la cama pidiéndole a los maesters que se fueran antes de acercarse a su hijo.

—Hijo, no deberías estar aquí—Daemon bloqueo la vista que su hijo tenía de la cama—, estabas a cargo de tus hermanos.

—¿Mamá está bien?

Daemon suspiró con cansancio, ¿Cómo se supone que iba a decirle a su hijo que su madre madre acababa de perder un bebé? No era un tema nada fácil de tratar con un niño.

—Ve con ella—decidió decirle al final—, te necesita.

Su hijo mayor asintió y él lo siguió con la mirada hasta que se trepó en la cama susurrando algo a su madre. Una pequeña sonrisa que no llegó a sus ojos apareció en el rostro de Daemon viendo como Cerys abrazaba a su primogénito y besaba su frente. Sabiendo que su hijo sería suficiente consuelo para su esposa salió de la habitación, había tenido que ser fuerte para ella, pero no podía ignorar el dolor en su pecho por mucho tiempo. También necesitaba sacar su dolor.

■■■■

NOTA:

Es la una de la madrugada, auxilio.

En el capitulo que sigue sabrán el futuro de Daeron, y se hablará sobre Aegon reclamando a Sunfyre (y Daeron a Tessarion).

El apartado anterior lo hice porque alguien me pidió una lista de los hijos. Me costó mucho encontrar un fancast para Daeron, al final me decidí por Toby Regbo porque ya me estaba comenzando a doler la cabeza de tanto pensar.

Espero les haya gustado, gracias por leer, lu.

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