39; PENTOS

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

1x39

PENTOS

El castillo estaba en movimiento desde muy temprano esa mañana. Días atrás había llegado una carta de Laena Velaryon pidiendo la ayuda de Daemon y Cerys en Pentos para detener una guerra que estaba acabando con inocentes. En cualquier otro escenario Cerys se hubiese negado, su estatus como heredera no le daba la libertad de unirse a una guerra en las ciudades libres, pero pudo ver el brillo emocionado en los ojos de su esposo y acabó aceptando prestar a Vhagar. Según lo que Laena les había contado Baela estaba enferma por lo que ella no podía unirse a la batalla sobre Stormfyre dejando que los enemigos de los príncipes de Pentos actuarán. El único problema que habían tenido era el viaje ya programado a King's Landing para el nacimiento del tercer hijo de Rhaenyra y Laenor, su hermana estaba pronta a dar a luz y ellos querían estar a su lado cuando eso pasará.

—Irán a Driftmark y se quedarán con sus abuelos unos días antes de partir a King's Landing—Cerys pasó la mirada por sus siete hijos—. Viserys, eres mayor, confió en ti para que ayudes a Haizea con el cuidado de tus hermanos.

—No le causen problemas a sus abuelos—Daemon acarició la cabeza de Haelyn—, y cuando lleguen a King's Landing no vayan a destrozar la fortaleza.

—¿Llevaremos nuestros dragones?—Daeron se meció en su lugar conteniendo su emoción.

—Claro que sí—Rhaella se giró para mirarlo—, nunca dejaría a Hellfyre.

—Aiyana, cuida bien de Caníbal, no dejes que se coma a nadie—la niña asintió con una sonrisa—. Vermithor y Dhagara irán con ustedes hasta Driftmark, no vayan a molestarlos.

—¿Y Drakon?—Jaehaerys miró al dragón rojizo volando sobre ellos.

—Él se quedará aquí.

Después de besar las mejillas de todos sus hijos, y que Daemon les advirtiera que sir Erryk iba a seguir entrenandolos, la pareja partió hacia Pentos. Detrás de ellos el rugido de los dragones sirvió como despedida. Caraxes chillo pasando junto a Vhagar con velocidad, Cerys solo pudo poner los ojos en blanco.

¡Más rápido, preciosa!

Vhagar dejó salir un gruñido y aumentó la velocidad de su vuelo. Por su edad y su tamaño la dragona era más lenta que Caraxes, pero eso no quería decir que no podía alcanzarlo. El viaje les tomó casi tres días sin detenerse, por las noches cuando el sueño era más grande que cualquier cosa Cerys podía dormir sin problema, Vhagar era lo suficientemente grande como para confiar en que si estaba por caer tendría tiempo para sostenerse de algún lado antes de morir. Además, Vhagar nunca la dejaría caer, el vínculo que tenían era igual de fuerte que el vínculo de Cerys con Dhagara.

Cuando por fin llegaron a Pentos se les permitió aterrizar a sus dragones cerca de la costa detrás del palacio. Stormfyre los recibió con un rugido, pero no se atrevió a acercarse mucho a ellos por la enorme presencia de Vhagar. De la misma forma, los encargados de recibirlos no se atrevieron a acercarse, sus ojos puestos sobre la enorme dragona que sacudía el suelo bajo su peso. Ciro, el esposo de Laena, estaba entre los hombres y mujeres que esperaban con ellos. Daemon se bajó de Caraxes y se apresuró para ayudar a su esposa a descender de su dragón, ambos príncipes avanzaron entonces hacia la comitiva de bienvenida con sonrisas amables en el rostro.

—Ciro—Daemon saludo al que se había convertido en un buen amigo en los últimos años.

—Daemon—el señor de Snowoods lo saludo—, princesa.

—Mi Lord—Cerys pasó su mirada a las personas detrás de Ciro.

—Permítanme presentarles al príncipe de Pentos.

Presentaciones y saludos amables fueron intercambiados, todos comentando en la belleza de los dragones y uno que otro en la belleza de la princesa. Daemon estuvo de acuerdo con cada uno de ellos recalcando que su esposa era la mujer más bella de los siete reinos. Ciro y Cerys tuvieron que ocultar sus ganas de reírse de los celos del príncipe.

—Como bienvenida le hemos preparado comida para sus dragones—el príncipe de Pentos señaló unos cerdos.

—Creo que yo debería encargarme—comentó Cerys al ver a los hombres temblar del miedo frente a Vhagar—, Vhagar no disfruta la presencia de extraños.

La peliblanca se encargó de alimentar a la dragona que enrollo su cola alrededor de su jinete una clara señal de que no confiaba en las personas que las miraban con admiración. Caraxes si fue más amable y dejó que otras personas lo alimentarán gruñendoles cuando se acercaron de más. Después de asegurarse que Vhagar estuviese bien acomodada Cerys y los demás ingresaron al palacio donde más personas los saludaron con amabilidad. Pudieron ver a Laena y las niñas antes de ser llevados a una habitación donde podrían descansar, la hija de los Velaryon se mostró agradecida por la presencia de su prima y su tío, y ni se diga de Rhaena que no tardó en acaparar toda la atención de sus tíos.

La habitación que se les fue brindada era espaciosa y muy lujosa, Daemon no tardó mucho en caer rendido por el cansancio y Cerys lo siguió pocos minutos después. Se despertaron cuando el sol ya se había ocultado, una sirvienta les avisó que servirían la cena en pocos minutos así que los dos tuvieron que dejar sus ganas de dormir de lado. Cerys se vistió con un vestido rojo que se ajustaba perfectamente a la parte superior de su cuerpo dejando que la falda cayera suelta a sus pies, era un vestido sin mangas, de sus hombros caía una tela de un rojo más suave que era sujetada por los emblemas de las casas Targaryen y Arryn. De su cintura colgaban cadenas de plata que sostenían sus dagas y de su cuello colgaba un collar de acero valyrio con una piedra de ónix en medio rodeada de pequeños rubíes, uno de los tantos regalos de Daemon. Arregló su cabello en una sola trenza que decoró con pines de plata en forma de dragones, regalo de Rhaenyra y Laenor.

Tan hermosa como siempre, mi vida—Daemon tomó la mano de su esposa dejando un beso en ella—. No me culpes si asesino a alguien hoy.

—Por mucho que me gustaría que asesines a alguien en mi nombre, hoy no será el día, querido.

Cerys besó a su esposo antes de salir de la habitación. Ambos fueron guiados por un caballero hasta el salón donde los esperaban sus anfitriones. Cuando anunciaron su presencia y las puertas fueron abiertas todos posaron su mirada sobre ellos y los susurros no se hicieron esperar. Daemon llevó su mano libre a la empuñadura de Dark Sister enviando miradas de advertencia a los que miraran a su esposa de más.

—Prima—Laena se acercó a ellos vistiendo de blanco y el azul característico de la casa Velaryon—, te ves hermosa.

—Lo mismo digo de ti, prima—Cerys soltó la mano de Daemon para abrazar a su prima.

—Nuestros ojos han sido bendecidos con la presencia de más bellezas valyrias—el príncipe de Pentos se acercó a ellos sonriendo—, espero que la celebración sea de su agrado.

El resto de la noche la pasaron hablando sobre la guerra y los pasos que debían tomar mientras saludaban a todas las personas que se acercaban a hablar con ellos. Hay que recalcar que todos pedían poder ver a los dragones e incluso acercarse a ellos, Cerys estaba segura que Vhagar incendiaría Pentos si tanta gente se le acercaba.

Laena les explicó que los grupos que se levantaban contra el príncipe de Pentos eran quienes apoyaban a la triarcada y su regreso, pero al príncipe no le interesaba meterse en esa guerra, menos sabiendo que King's Landing y Driftmark estaban involucrados. El plan era atacar a la mañana siguiente, sabían que para ese momento ya debían saber sobre la llegada de los dos dragones y estarían huyendo apenas saliera el sol. Según Laena ya habían enviado soldados a pie que los detendrían hasta que los dragones llegarán, era un plan sencillo, pero sólo acababa con la amenaza en Pentos, no con el problema. Por eso acordaron que tras el ataque Cerys regresaría a casa y Daemon se quedaría con ellos para acabar con el problema de raíz. Está de más decir que esa noche no tomaron tanto vino como les hubiese gustado.

Tal como habían planeado, los dragones emprendieron el vuelo cuando el sol apenas comenzaba a asomarse en el horizonte, los dos volando sobre las nubes para pasar desapercibidos. Cuando alcanzaron el lugar de la batalla Vhagar gruño descendiendo, Cerys la guió hasta el ejército enemigo sonriendo cuando comenzaron a gritar anunciando la llegada de los dragones. Una vez pasaron sobre ellos Cerys hizo a Vhagar dar la vuelta.

—¡Dracarys!—gritó Cerys.

Vhagar rugió antes de escupir fuego alrededor del ejército enemigo dejándolos encerrados en una jaula de fuego abrazador. Caraxes chillo aterrizando en medio del campo de batalla dejando que Daemon se baje para unirse a la guerra. Sin perder a Daemon de vista Cerys guió a Vhagar para que quemara a los que habían logrado escapar, la dragona siguió cada una de las órdenes claramente feliz de poder estar en una guerra, aún si era corta. Vhagar aterrizó fuera de la jaula que había creado y avanzó pasando sobre el fuego, sus patas aplastando los cuerpos calcinados que estaban esparcidos por el suelo. Cerys escaneó el lugar con la mirada mirando como hombres agonizaban entre las llamas y no pudo evitar sonreír. Sin embargo, la sonrisa duró poco. Un dolor agonizante se extendió por su hombro sacándole un gemido de dolor. Vhagar giró su cuerpo escupiendo fuego hacia el lugar de donde había sido disparada la flecha, su rugido hizo sacudir el suelo y no dudó en alzar el vuelo buscando poner a su jinete a salvo.

Cerys agarró la flecha e intentó sacarla de su hombro, pero solo logró que el dolor empeorara. Vhagar gruño volando de regreso al palacio con rapidez. Cuando llegaron Cerys se bajó con dificultad, los guardias que cuidaban a los dragones comenzaron a pedir ayuda tratando de acercarse, pero Vhagar se movió ocultando a su jinete bajo su ala rugiendo en advertencia. Laena fue una de las primeras en aparecer con el rostro lleno de preocupación, cuando ella intentó acercarse Vhagar la dejó llegar hasta Cerys.

Daemon llegó minutos después, bañado en sangre y con un par de heridas, pero se rehusó a ser atendido sin antes haber visto a su esposa. Cuando le dejaron verla, Cerys estaba sentada en la cama de Laena con el hombro vendado y una mueca de desagrado en el rostro mientras su prima hablaba con el maester que la había atendido.

—No es nada grave—le aseguró Cerys—. Ve a darte un baño antes de acercarte, hasta acá apestas.

—Casi caigo de Caraxes por venir a verte lo más pronto posible, ¿Y así me tratas?—Daemon dejó su espada apoyada en una silla.

—Por favor que preparen un baño para mi esposo—le pidió a la sirvienta que estaba acomodando sus almohadas, ignorando por completo a su esposo.

—Ve a darte un baño, yo me quedaré con ella—Laena dio un paso alejándose de su tío—, de verdad apestas.

Sin poder discutir con las mujeres Daemon abandonó la habitación para irse a bañar, la verdad era que si apestaba y quería darse un baño, pero no pensaba reconocerlo frente a ellas.

■■■■

NOTA:

Dije que en este sería el nacimiento de Joff, pero necesitaba una excusa para sacar a Daemon de la equación por ciertas cosas...ya verán en el que sigue.

No sé cuando pueda actualizar porque ando escribiendo cuando se supone que debería estar trabajando en mis examenes semestrales y mañana tengo uno así que quizás no publique mañana.

Si tienen alguna duda, o alguna teoría, no duden en dejarla aquí.

Espero les haya gustado, gracias por leer, lu.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro