Beni se le acercó preocupado al verlo en ese estado tan deplorable. Había palidecido como la cera y se mareó de repente, retrocediendo con torpes pasos hasta caer sobre el banco.
El niño fue corriendo hacia él.
— ¿Estás bien, Ani?
Dándose por vencido y sintiendo lágrimas brotar por sus ojos de completo horror por lo ocurrido, por lo que él mismo había provocado, negó rotundamente con la cabeza y cubrió su maltrecho rostro con dolor.
Luego, miró con inusitada tristeza al infante, quien lo observaba en silencio, con la preocupación grabada en esa expresión confundida que mostraba.
— Dime, pequeño— empezó con voz temblorosa, no sintiéndose merecedor de llamarlo por su nombre— . Tú buscas a tus padres, ¿verdad...?
El niño asintió, ladeando la cabeza, sin comprender qué tenía que ver su repentino cambio de actitud con sus padres.
Eso solo desgarró por dentro a Ancor.
Su mirada ingenua, confundida, cándida, sin poder percatarse de la dura y cruel verdad, le destrozó por completo. Lo desarmó totalmente.
Esta vez fue Ancor quien lloró amargamente, mientras Beni le abrazaba suavemente, intentando consolarlo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro