3: ¡Aún creo en tí, Papyrus!

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Gif hecho por muzzachambers en Tumblr.

(Género: Horror)

(Audiencia: Cinnamon; PG-14, debido a leves menciones de 'gore'.)

(Tengo entendido que esto estará basado en el AU 'Horrortale' (?) Sinceramente, nunca he leído acerca de ese AU. Solo este Gif y me inspiré a crear este one-shot.)

(Primer intento de segunda persona en Español.)

~~~~~

    Corrías hasta más no poder, intentado llegar hacia donde él antes de que fuera demasiado tarde. Nunca antes lo habías visto reaccionar de tal manera, lo cual llevó a un triste y desafortunado acontecimiento. Lo que sí tenías seguro en tu mente era que todavía creías en él. A pesar del desastre que había causado, todavía lo querías, y tenías que rescatarlo de su bestialidad. Tenías que hacer que tu amigo regresara tal y como lo era antes.

     Pasaste por el eterno bosque nevado, en donde habías conocido ambos a él y a su hermano de baja estatura. Veías como la nieve se tornaba cada vez más rojiza al seguir adelante, y, luego de mucho correr, podías sentir el olor aumentar. Estabas cerca de tu destino, y sólo faltaban unos pasos más.

     Un grito se oyó a lo lejos, causando que tus piernas se esforzaran aún más por llegar. Finalmente, llegaste a tu destino, y este era tan horripilante como lo esperabas que fuera.

     Delante de tí podías ver a un humano arrodillado en la nieve, con sus temblorosos brazos cubriendo el tope de su cabeza. Lo miraste algo extraño, pues no había nadie cerca, excepto por la nieve y las pequeñas casas acogedoras, en donde habías creado tantos amigos. Las preguntas formándose en tu mente fueron prontamente contestadas, al ver como un árbol de Navidad era lanzado hacia el indefenso y temeroso humano.

     Té mantuviste paralizadx, y sin saber cómo reaccionar a tal espectáculo. Podías ver como el pequeño y delicado cuerpo del humano estaba destrozado por los filosos adornos y cristales provenientes del árbol. Su cráneo se había fracturado y podías ver como su cabeza sangraba. El pesado tronco del árbol fué demasiado para él. Tanto su cuerpo como su cara estaban destrozados, y entre más mirabas esto, más escalofríos sentías.

—¡Papyrus! ¡Por favor, ven a dónde mí! ¡No sigas haciendo esto! —gritaste tan fuerte como podías, intentando que el antes inocente y amigable esqueleto se diera frente con usted. —¡Estás destrozando todo lo que amas!

     De repente, empezaste a ver los árboles agitarse y la nieve caer de sus hojas. Detrás de los árboles apareció el esqueleto por el cual tanto habías esperado. Una vez encontrándose con tu mirada, su gran sonrisa su expandió en una forma algo inusual. Era como si tuviera algo en su mente. Podías ver como su figura se acercaba cada vez más, hasta finalmente detenerse frente a usted.

—Hu... ¿Humanx? —preguntó él, su voz distorsionada y apenas entendible.

     Su voz se había perdido, desde que había decidido cometer tales actos. La voz llena de energía y esperanza era ahora sólo unos gruñidos y rugidos. Apenas le reconocías su voz, y sentías que su figura se hacía cada vez más grande y amenazadora. Sin embargo, con tus temores, decidiste ofrecer tu mano hacia él. Simplemente, no podías huir y dejar a tu amigo en este horrible estado.

—Empezemos todo esto de nuevo, ¿vale? Prometo que te ayudaré a salir de esta pesadilla. —ofreciste, dejando que una sonrisa pequeña y cálida adornara tu rostro.

—N... No... ¡No! —rugió él, su contestación apenas llegando a tus oídos.

     Su voz era fuerte, pero apenas podías entender lo que quería decirte.

—Vamos... Sé que los humanos no han sido del todo muy amistosos, ¡pero lo intentaremos nuevamente! —le sugeriste, estirando tu brazo más hacia donde él. —Volveremos a cocinar espaguetis, ¡tal como en los viejos tiempos!

     El antes energético esqueleto se mantuvo callado, mientras te miraba fijamente. Su mirada se tornaba cada vez más intensa, y de repente querías dar unos pasos hacia atrás. Te estabas intentando mantener determinadx, pero su gran figura esquelética y las negras cuencas de sus ojos amenazaban con arrebatar tu valentía y determinación.

¿Y cuando tú estabas por pulverizar  mi cráneo, acaso le diste pesar a mis palabras? —susurró una extraña voz, haciendo que tu mirada se desviara del esqueleto.

     Recorriste tu mirada por todo el pueblo de Snowdin, encontrándote sólo nieve, hogares y destrucción. Rápidamente regresaste a tu mundo, llevando tu mirada hacia donde esperabas encontrar el esqueleto. Él ya no se encontraba más frente tuyo, lo cual llevó a que el miedo recorriera por todo tu cuerpo. Miraste por todos lados, intentando encontrarte con él. Lo llamaste nuevamente, pero nadie vino.

—¡Papyrus, por favor! ¡No sigas así! ¡Quitarle sus vidas nunca te dará fruto! —llamaste, pero no hubo respuesta.

     Lo único que escuchabas era el fantasmagórico soplar del viento, y podías ver como ver como el frío aumentaba. Literalmente.

     El frío había causado una gran tormenta de nieve. Ahora sólo podías ver y sentir frío. Sólo podías ver como el frío atacaba tu cuerpo y sentir como este se debilitaba cada vez más, al pasar los segundos. Intentabas luchar por salir de este aprieto, pues no podías dejar que Papyrus corriera muy lejos.

     Después de mucho batallar en contra de la tormenta, tu cuerpo se rindió. Caíste al suelo, pero, para tu suerte, este no estaba echo de nieve. Quedaste justo sobre los cristales y adornos rotos de aquel famoso árbol de Navidad. Tu cuerpo había caído justo en frente del cadáver de aquel humano, quien ya estaba arropado por nieve y sangre, lo cual causó un fuerte grito de tu parte.

     Luego de dejar escapar tu grito, pudiste escuchar como los árboles se movían nuevamente, y como una sombra se acercaba cada vez más hacia tu cuerpo caído. Viendo a quién le pertenecía aquella sombra, tu cara se iluminó. Papyrus había regresado, y tenía su usual y, lo que pensabas que era, verdadera sonrisa.

     El esqueleto te ofreció su mano, la cual tomaste sin mucho pensar. Su mirada era mucho más amigable, y no parecía querer lastimarte. Era como si está tormenta hubiese lo hubiese cambiado. Parecía estar regresando a su verdadero ser.

     Una vez tener un firme agarre de tu mano izquierda, su mano libre tocó tu estómago. Viendo tal acción, empezaste a sentirte incómodx, y ahora intentabas soltarte de su agarre. Él no aflojó su mano y, en cambio, podías sentir sus afilados huesos hincar tu vientre. En él parpadear de un ojo, estos lo perforaron justo en el centro, causando que una gran ola de dolor recorriera por todo tu cuerpo.

      Tanto fué la sorpresa, que ningún grito pudo escapar de tus labios. Podías sentir como algo cálido y pegajoso corría por tu estómago, y como tu visión se iba disminuyendo al pasar los segundos. Queriendo demostrarle que aún no te habías rendido, forzaste una sonrisa, mientras intentaste soltar tus últimas palabras.

—Aún... puedes... —tomaste un gran respiro, sintiendo como tu alma lentamente escapaba de su forma física. —Cambiar...

Tu determinación es admirable... y algo estúpida también. —Fue lo último que escuchaste, mientras dabas tu último suspiro.

Fin

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro