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👑🍷Inocente y perversa.🍷👑

tal vez...

Tal vez nunca fue algo, tal vez fue el amor que dio paso al odio. Tal vez no fuimos los dos. O tal vez... No éramos almas gemelas.

Angeles Carrasquero 💜✍🏻👑.

Jhose.

Las horas pasan y al abrir mis ojos encuentro a una Victoria con cabellos revueltos y acostada sobre mi pecho, en serio ¿Ella no era la que no iba a dormir así? Veo como respira tranquilamente mientras acaricio su cabello, lo menos que quiero en este entonces es despertarla.

Le acaricio su mejilla y veo el moretón poco a poco eliminarse, aún sigue visible pero no tanto como lo tenía ayer. Me da tanta rabia verla golpeada y que yo no pudiera hacer nada en ese momento, no estaba aquí sino ese mismo día hubiera explotado el castillo entero con las personas.  En verdad la quiero, y mi deber es protegerla hasta que ella misma pueda hacerlo, aún sigue pequeña para mí pero eso no me quita el deseo que le tengo.

La aparto lentamente de mí sin despertarla, la dejo a un lado  mientras me levanto de la cama. Camino hacia la ventana para ver a través de ella, hay personas y algunos monarcas en el palacio, supongo que debe haber reunión por lo del futuro rey; me encamino hacia la puerta para llamar a los guardias.

Al llegar la abro y puedo divisar a dos guardias en la puerta quien hacen una reverencia al verme.

—Buenos días, majestad —dicen al unísono y me observan —¿Que se le ofrece?.

—Días, buenos los pensamientos que tengo y el hambre que cargo —espeto sin mirarlos —traigan el desayuno a la alcoba y no tarden, odio esperar.

Ellos asienten y bajan rápido, cierro la puerta mientras me voy directo al cuarto de baño. Al llegar me desvisto y al quedar completamente desnudo entro a la ducha, la agua está bien mientras caen sobre mi cuerpo y relaja mis muslos. Al terminar el baño tomo dos toallas, una para envolverla en mi cintura y la otra para secar mi cabello cosa que lo hago con prisa mientras me encamino hacia el armario donde comienzo a tomar ropa, escojo un pantalón  oscuro que hace conjunto con mis zapatos y  con una camisa azul, las pongo sobre el tocador mientras dejo caer la toalla al suelo para colocarme el boxer y luego la ropa.

—Lindo trasero —la escucho decir a mi espalda.

—¿Me calificas el delantero también? —bromeo y recibo una almohada como ataque de su parte. —Tranquila, algún día lo vas a calificar mejor.

Me subo el pantalón mientras me siento en la cama, el tubo liso pasa por los largas piernas y llagan a su fin, abrocho mi pantalón y busco la camisa y se la lanzó a Victoria como parte de mi ataque.

—¿esos son los buenos días que me das? —inquiere ella tomando la camisa.

—¿Y con que derecho me lo exiges cuando tú fuiste la primera en hablarme diciendo que mi trasero era hermoso? —discrepo y ella rueda los ojos —bueno, eso sí fueron buenos dias para mí.

Ella ignora mi comentario y procede a ponerme la camisa mientras me quedo quieto esperando a que termine para levantarme. Junta cada botón mientras termina de acomodar el cuello de mi camisa. Al terminar me observa con una sonrisa y acaricia mi barbilla.

—Gracias. —le agradezco y me levanto para peinar mi cabello, mientras busco el peine la veo a ella caminar hacia la ventana —creo que hay una reunión con otros monarcas de los reinos o eso pienso.

—Seguramente, puede que vengan también por lo del futuro rey —asiente ella y me deja de mirar mientras se mantiene mirando la ventana —¿Crees que el príncipe Gael quiera casarse? Digo, es demasiado joven para eso.

—Es el destino que tiene cada monarca, o se casan o pueden despedirse de la corona —alego acomodando mi camisa, vuelvo la mirada al espejo —Y bueno, no lo considero muy joven. Recuerda bien que tú sí eres joven y también estás...—me interrumpo sin saber cómo formular la palabra, ella me mira ansiosa esperando por mi respuesta —algo así.

—Lo de nosotros es mucho más diferente —hace hincapié en la palabra y levanta las cejas —, lo de nosotros es estar por siempre y ser libres cuando deseemos sin embargo no podemos separarnos. Es, bueno, algo así como lo dices tú.

—Es casi lo mismo victoria —opto por verla —Es estar juntos hasta que la muerte nos separe.

Ella iba a responder pero la puerta es tocada dos veces, así que ella asiente para ir a abrirla.

—buenos días, majestad —hablan los guardias —aquí está el desayuno que pidió el rey.

—Gracias. —ella les sonríe y toma el desayuno para ponerlo en la cama.

Me doy la vuelta luego de peinarme y me siento en la cama para consumir lo que he pedido, tomo algunas de las uvas y me las meto en la boca mientras tomo un poco de vino, Victoria se me queda mirando y se sienta sobre mi regazo, parece una menor de trece y no de quince. Toma un poco de postre y se lo lleva a su boca luego toma una uva y me la mete a mí. Mientras mastico me llega el olor de su perfume, Jasmín, madera—de algún árbol—Miel e incienso.

—¿Qué opinas en cambiar las leyes? —saca el tema de repente y yo la observo con curiosidad.

—¿cambiar las leyes? —repito lo que acaba de decir  metiendo una uva en mi boca y fruncí el ceño —eh, sabes que si se pueden cambiar, excepto las de Celestina ni los antiguos reyes.

No entiendo por qué quiere cambiar las leyes, es completamente extraño. Nadie se ha quejado de las leyes como para decidir cambiarlas ahora, digo, las leyes de los antiguos dioses que gobernaban este mundo, esas leyes son las únicas que no se pueden cambiar, sean buenas o malas no se pueden. Las leyes de Celestina son las que más hay que cumplir así sean absurdas, cualquiera que no pueda cumplirlas irá directo al mayor castigo.

—Sé que es ridículo, pero, ¿Qué tiene lo de los cementerios? —acusa y ahora sé cuál es la curiosidad. —las chicas no podemos ver lo que hacen con los cuerpos mientras que ustedes si pueden. Es injusto.

—Injusto o no tienen que cumplir con eso —refuto y me llevo la cuchara a la boca, mastico con calma y a mi manera —¿Y sabés qué? Mientras nosotros hacemos eso ustedes si pueden ver o hacer otras cosas que nosotros no.

—explicate. —exige ella cruzándose de brazos y voltea a verme.

—Es obvio que nosotros los hombres no podemos ver los regalos de navidad mientras que ustedes si, es completamente ridículo —me resisto y dejo de verla —ustedes pueden ver los regalos pero nosotros ni siquiera no.

En eso es cierto, los antiguos testamentos de Cristopholis tienen la ley que dice que ningún hombre de las naciones u otras dimensiones pueden ver los obsequios en navidad hasta un gran período de tiempo, es decir, esperar unos meses. Es de gran mala suerte hacerlo.

Considerando esta ley si me apetece cambiarla salvo que no puedo hacerla ya que como explique "no se pueden cambiar ni renovar las leyes de los antiguos reyes" parece algo simple pero puedes ir a la orca por desobedecer tal ley y nadie en este momento quiere morir tan rápido así que nos resistimos y cumplimos con todo.

Ella va a refutar pero tocan la puerta, de inmediato ambos nos miramos y ella les grita que la abran, en eso la puerta se abre dejándonos ver al consejero de la reina con las manos hacia atrás y postura recta. Él se reverencia ante nosotros y nos da buenos días.

—Majestades, disculpen —se acerca hacia mí —se necesita la presencia del rey en la oficina de la reina.

—Vale, estaré dentro de unos minutos. —le digo para que se largue cuanto antes, carraspeo —Debo terminar mi desayuno.

—Con permiso sus majestades —vuelve a hacer otra reverencia y se va del lugar.

Esto de estar en este reino me desespera y cuanto antes debería irme, pero no hasta completar mi objetivo, sin embargo tengo que averiguar un par de cosas e investigar más acerca de cosas en las próximas naciones, al parecer todas ocultan un pequeño secreto que para bien, la reina ni yo sabemos que se trata.


Al terminar de desayunar me voy a levantar pero victoria no lo hace, sigue sentada en mi regazo y come lento, siempre es así, aplasta más su culo a mis piernas y de inmediato no puedo resistir, pero claro, la niña inocente siempre hace algo que me quita la tranquilidad.

—Vicky, tengo que ir para la reunión —le susurro al oído y pongo mis manos en su cintura para levantarla, sin embargo se resiste, yo suspiro —hablo en serio.  Levanta tu culo de mis piernas ahora.

—¡Eres un necio, déjame terminar mi desayuno! —se queja sin moverse, empieza a comer más rápido por lo que me cruzo de brazos y pego mi frente a su cabeza, ella suspira cuando termina de comer y se levanta —¡Ves! Te dejas manipular fácil, eres un débil.

Camina hacia el cuarto de baño mientras en el camino se quita la pijama, la confianza entre ambos es demasiado, con la única diferencia que jamás la he visto desnuda, no, soy respetuoso en esa parte le permito que se quite la ropa delante de mí y se quede en ropa interior pero más allá no. Esta muy pequeña todavía y yo estoy más grande. No sería hermoso vernos así, una menor de quince con un mayor de dieciocho.

Ella llega al cuarto de baño y allí escucho como cae el agua, en serio, está chica no espera a llegar bien. Me levanto tomando los platos y dejándolos en una mesa, tomo de la mesita de noche unos anillos y me los coloco uno a uno, son pesados pero me gusta usarlos. Voy directo al espejo para verme, la idea de usar ropa azul no siempre es la mía, victoria me hizo la gracia de traer ropa azul y sabe cuánto odio ese color.

Busco entre mis cosas mi corona pero no la encuentro por ninguna parte, rebusco entre la mesa y el suelo para ver si se cayó pero no hay nada, confundido voy hacia donde está victoria en el cuarto de baño, ya debió de haber terminado. Al entrar me llevo la sorpresa de que aún se está bañando por lo que me doy la vuelta para no verla. Hay que respetar, ella de su parte soltó una risa, odiosa risa.

—¿Has visto mi corona? —le pregunto con los brazos cruzados sin voltearme a verla. Frunzo el ceño —no la encuentro por ninguna parte.

—¿Estás seguro que no quieres bañarte? —pregunta de repente y yo suelto un «¿Qué?» a lo que ella suelta otra risa —¿Te parece si jugamos a la mamá y al papá?

—No me gusta ese juego —niego porque no quiero caer en su juego, suspiro lentamente mientras sonrío para mí mismo —¿Como es que eres tan inocente y perversa al mismo tiempo?.

—¿Como así?

—No estoy jugando victoria —le reprendo con tono serio, estos juegos de niños no me gustan.

—Yo tampoco, Jhose. —niega ella, la agua a parado por lo que me doy la vuelta y está envuelta en una toalla, me mira con ojos brillosos y camina hacia mí —¿Por qué temes?

—Eres una niña, perversa pero lo sigues siendo —le respondo y tomo sus mejillas en mis manos, se sienten frías por el agua, acaricio mesa parte suave —Y no es que no quiera, simplemente estoy mayor para ti aún. ¿entiendes niñita?

Ella arruga la nariz, se acerca más y me da un abrazo, se lo devuelvo porque me gusta este tipo de afecto, y lo necesito. Siempre he querido ser abrazado cuando se puede y más por ella, ambos estamos en las mismas, pues aunque ella tenga familia vive lejos de ellas. Estar en un mundo como este no permite ir a otro mundo, el planeta tierra o como sea que lo llamen. Le doy un beso en su cabello, ella huele a jabón y champú, y es cuando me doy cuenta de un detalle.

Su cabello mojado.
Ha mojado mi camisa azul.

Me separo de ella con cuidado y veo mi camisa, está toda mojada por lo que ella suelta una carcajada y se echa hacia atrás, lo ha hecho a propósito, se está vengando por llamarla niña. Esa pequeña me las va a pagar todas, una por una.

—¿Por qué caes tan rápido? —pregunta cuando me ve mirándome la camisa, ella hace un mohín —Lástima, aquí el agua está bien.

—Y el calor también ¿No? —inquiero quitándome la camisa, veo como ella me observa hasta que quedó sin ella, luego me bajo el pantalón para quedarme completamente en bóxer, al quitarme el resto de las prendas las dejo a un lado y me acerco lentamente hacia donde está victoria que me observa con una expresión rara —¿Deseas que me quite la última prenda majestad?

Giro y el agua empieza a caer de la ducha, mi cabello es el primero en mojarse luego empieza mi cuerpo, veo a Victoria quedarse pasmada sin decir nada y solo me observa, y sobre todo aún no se ha quitado la toalla.

—Mejor quítate la toalla —vocifero restregando mi cabello con las manos, victoria aún se queda estática sin decir una palabra me volteo hacia ella  —¿qué? Siempre me has visto casi desnudo, eso no es sorpresa.

—No es eso —replica ella aún sin quitarse la toalla y alza las cejas —es que, me da pena bañarme contigo.

—fuiste quién me invitaste —le recuerdo el juego y ella asiente mirando el piso —Y tranquila, por mí no importa, no me voy a reír de ti ¿Algún problema o te falta parte de arriba?.

Ella me saca el dedo de el medio y se quita la toalla, en verdad si tiene la parte de arriba de la ropa inferior, ella se va acercando lentamente a la ducha mientras yo sigo lavando mi cabello, se pone frente de mí y empieza a jugar con el agua ¿En serio no tuvo infancia? Al parecer no. Me río de ella por lo bajo y ella voltea a verme.

—¿De qué te ríes? —cuestiona ella con el ceño fruncido.

—Eres tan... —iba a responder pero ella se cruza de brazos.

—inocente, infantil, insegura, ingenua las cuatro "i" —numera ella y me da la espalda, se ha enojado tan rápido hoy, veo que el mal humor ya se ha vuelto su amigo también —siempre lo mismo, mejor cambia de frase, es patético ya.

—¿Patético? Por favor victoria, ambos sabemos quién es la que quiso este juego —murmuro acercándome a ella y cortando la distancia, me pego a su espalda y ella se tensa al sentirme más cerca, me acerco a su oído para susurrarle —Y me has provocado.

Ella no dice nada solo se queda quieta, sonrío y empiezo a dejar besos por su espalda, tomo su cabello y lo echo a un lado, empiezo a besar sus hombros con delicadeza mientras la piel de ella se va erizando, voy hacia su cuello otra vez y con mis manos acaricio su cintura. Ella se voltea para mirarme y es donde empiezo a besar cada parte de su cuello, bajo a su clavícula donde la muerdo un poco, bajo hacia la parte de su pecho, solo les doy un pequeño beso sin ir más allá.  La tomo de la cintura para besarla, ella enrolla sus pies al rededor de mi cintura y es la primera en dar el paso, me besa lentamente y yo hago lo mismo, sus manos pasan a sostener mi cabello y la sigo besando.

—Hasta aquí —le susurro al separarnos, nuestras narices se rozan y tenemos la respiración acelerada, la veo a los ojos y es que no me puedo pasar más de un beso, no ahora. —Tengo una invitación que asistir con la reina.

—¿Ya me eres infiel con la reina? —bromea ella y yo vuelvo a besarla, cada parte de mí empieza a calentarse, y mi muchacho amenaza.

Lentamente la voy bajando de mi con cuidado y una vez ya me abraza de nuevo, puedo sentir el calor en mi entrepierna y su corazón acelerado, acaricio su cabello.

—No le sería infiel a la que me pone firme —ella se separa se de mí y se me queda mirando —eso puedo asegurarlo.

—Sí, lo sé —responde ella sin quitar la vista de encima —ademas, ¡Hola! Él también me cae bien.

Frunzo el ceño ¿A quien se refiere? ella sonríe y me señala mi boxer, por lo que inocentemente bajo la mirada a mi erección y vuelvo la mirada a ella, abro la boca y los ojos con fingida sorpresa, ella se ríe y corre afuera de del cuarto de baño, sonrío y niego lento.

Es inocente y perversa.

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Wenassssssss.

Mi gente latina y hermosa gracias por los 1K no saben cuánto se los agradezco ...!

¿como se sienten?

Bueno mi gente, perdí mi contraseña de Facebook (como siempre) y no tengo acceso al correo ni el número telefónico... ¿hermoso verdad?

Así que no se asusten si desaparezco...

No me extrañen.

BeBaN AwUiTa.

AHORA ME VEN...

. (Foto de su rey) 😍

AHORA NO ME VEN...

Besos de Monarquía<3

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