Capítulo 1: Tristán

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El día era perfecto el sol brillaba después de una larga temporada de lluvias, la brisa de la tarde era reconfortante, el canto de las aves alegre y vivo daba un ambiente de tranquilidad al hermoso paisaje del bosque de verano.

La familia real iba pasando en su carruaje, platicaban amenamente los padres del joven príncipe de apenas 4 años de edad, sobre lo qué pasó ese día que estaban terminando su recorrido por todo el reino que decidieron hacer, después de que se enteraron que hace una semana una de las aldeas de su reino fue atentada y quemada por unos bandidos, sin dejar sobrevivientes según, los cuales tres días después fueron encontrados y ejecutados.

Después de la ejecución decidieron que la mayoría de los guardias que los acompañaba se fueran, dejando solo con una escolta de 5 caballeros y dos sirvientes con ellos.

Volviendo al momento en el que ellos estaba en el camino de regreso al palacio.

Como se esperaba el camino estaba despejado y solo se oía el tranquilizante sonido del bosque las ruedas del carruaje y las pesuñas de los caballos sobre la tierra al andar, un ambiente muy tranquilo y calmante para los presentes.

Pero ese ameno ambiente se fu desapareciendo cuando los sollozos de un niño se empezaron a escuchar un poco lejos, pero iban aumentando cuando más caminaban, hasta que a un par de metros se encuentran a un niño re trancado en un árbol cubriendo su cara entre sus rodillas y brazos llorando.

Al inicio tenía planeado pasarlo de largo, ya que creían los adultos que ese chiquillo se había lastimado y que sus padres fueron por algo para curarlo, o solo quería estar solo para desahogarse sin que sus amigos o padres lo vieran en ese estado, pero estaban más alejados de la realidad de lo que creían los mayores.

El único que le entro la curiosidad de saber que le pasaba a ese niño no fu ni nada más ni menos que al joven príncipe el cual se notaba en su mirada la preocupación en sus ojos esmeralda, al ver al chico en ese estado de tristeza, no podía llegar a ver los ojos con lágrimas que además de ser cubiertos por sus rodillas y brazos eran igual tapados por los mechones azabache del niño.

Y mientras que se empezaban a alejar poco a poco del azabache el pequeño príncipe Izan, en un acto impulsivo quito el seguro de la puerta del carruaje, logrando abrir  la puerta para así salir corriendo al chiquillo que yacía llorando en el camino.

Cuando el pequeño rubio salto del carruaje de forma inesperada espantando a sus padres al momento, paso entre los caballeros los cuales se sorprendieron al ver al pequeño príncipe fuera del carruaje, pero este ignoraba a todo los adultos, porque su meta era saber que le pasaba a ese joven azabache, que de una forma se notaba era mayor que el por un par de años pero no estaba seguro.

Ya más cerca del niño se acercó con cuidado para no asustarlo con su presencia, porque sentía que en su estado que alguien llagara de una forma tan espontanea sería malo y tal vez no tendría la confianza para decirle que era lo que le pasaba en ese momento.

Se posiciono enfrente de el sin hacer mucho ruido y se le quedo observando para ver si se empezaba a percatar de su presencia...

Unos momentos antes de que la familia real pasara por donde se encontraba el azabache, este mismo se encontraba recolectando un par de bayas silvestre, desde hace una semana después del ataque de los bandidos el joven Tristán de apenas 6 años de edad se quedó sin familia alguna, ya que todos sus parientes vivían ahí en su ahora destruida aldea.

Muchos creían que no hubo ningún sobreviviente de esa  catástrofe, pero lo que no contaban es de que el pequeño Azabache se hubiera ocultado en un tronco hueco húmedo que impidió que el fuego lo quemara, en el cual desde un pequeño orificio vio la gran masacre que hicieron esos bandidos en su aldea.

Después de  esa catástrofe el pequeño se quedó en estado de shock no podía creer lo que acababa de pasar y ver, y menos saber que era el único que sobrevivió al atentado.

En ese momento que sostenía unas moras, llego a la mente del niño, como él y su madre todas las tardes iban a su jardín para cosechar un par de bayas para venderlas o para preparar pasteles de los que tanto le gustaban, su cálida sonrisa que la misma se te contagiaba, su aroma a rosas y a roció, su delicada figura tan fina digna de una dama, sus movimientos delicados al curar heridas o en el jardín, también paso a su mente su padre un hombre grande y fuerte que uno pensaría que de un golpe mataría a un hombre, pero ese señor ni era capaz de matar a una mosca, era alguien que valoraba la vida y mucho, aun así sabia maniobrar la espada y hasta le enseñaba a si hijo como debía hacerlo sus manos podrían parecer ásperas por el trabajo duro que hacía en la aldea como construir, cortar leña, entre otras actividades, pero no lo eran, eran suaves y llenas de amabilidad, su aroma era al roble con un toque de pino y piedra tallada, más que tenida una mirada que sabía expresar muy bien sus sentimientos.

Recordaba como pasaban las noches frías de invierno alado de la chimenea abrazados en familia, las noches en que su padre le contaba historias, como ayudaba a su madre en la cocina, más y más recuerdos venían a su mente de su familia, hasta el punto en que unas lágrimas traviesas empezaron a salir de sus ojos cafés avellana, las cuales no podía detener.

Guardo las moras en un bolsillo de su pantalón, para salir de ese lugar lleno de arbustos de bayas, que en ese momento le estaban llenando de recuerdo de su familia, la cual estaba ya muerta, estaba solo, y lo sabía, no tenía a nadie, las lágrimas iban aumentando, y a pesar de que se sintiera débil de esa forma, no quería que pararan porque muy en el fondo sabía que tenía que desahogarse de alguna manera.

Una vez lejos de ese lugar, llego a un camino el cual estaba vacío, así que se recargo en un árbol para estar más cómodo oculto su rostro entre sus rodillas y brazos y se puso a llorar, sentía como las cálidas lágrimas se deslizaban de sus rostro para luego caerse al suelo una por una, sus sollozos se podían oír clara mente por la  falta de ruido del lugar, aun así no se detenía.

En un momento dado llego a escuchar el galope de los caballos, el sonido de un carruaje  acercándose y el hablar de unas personas, pero aun así lo ignoro, no le interesaba para nada que lo vieran en ese estado ese momento, ya que sentía de la mejor forma para que le importara la opinión ajena a su persona.

Esos sonidos se hacían cada vez más fuerte como pasaba el tiempo, hasta que lo llego a escuchar a su lado de forma muy cercana, pero como iban pasando el sonido se iba alejando poco a poco de forma muy leve.

No le importo para nada que los que pasaran lo ignoraran, además de que quería estar solo en ese momento, pero en eso oyó como unos pequeños pasos acelerados se dirigían asía él y poco a poco se iban alentando mientras más cerca estaban, al inicio no quiso voltear a ver de quien era, no le importaba para nada, hasta que los dejo de oír enfrente de él, para luego sentir una mirada dirigida a su persona.

En un inicio la ignoraba pues no pensaba que era importante, hasta que un rato después de que siguiera, se dignó de levantar un poco su rostro para encontrarse con la mirada curiosa y preocupada de unos ojos tan verdes como las esmeraldas, de un pequeño rubio que a su parecer era menor que él...

El choque de miradas fue  tan intenso que ninguno de los dos quería romper ese ambiente que se formó, ignorando todo lo que pasaba a su alrededor, los guardias sirvientes y los reyes se quedaron en silencio al ver lo que el pequeño príncipe hacia sorprendiéndose a la vez, de cómo el otro niño se empezaba a calmar y empezaba tomar confianza para dejar de llorar una vez.

El príncipe al ver que el oji-avellana se calmada se incoó para estar a la altura actual del joven, y darle una cálida sonrisa, la cual ocasiono que el azabache se sonrojara de forma muy leve sin que se le notara tanto en eso escucha como el rubio le empieza hablar.

—Oye, oye —Al ver que el otro chico ya le estaba poniendo atención decidió continuar— ¿Por qué estabas llorando y tu padres?

—E-ellos están... están, muertos, por eso lloro.

—Lo lamento no lo sabía.

—No importa tu solo querías saber porque lloraba.

—Pero entonces no tienes más familia.

—No

— ¿Pero cómo eso es posible?

—Es porque toda mi familia vivía en la aldea que fue quemada hace una semana.

Los adultos al escuchar eso no lo podían creer hubo un sobreviviente del atentado y no lo sabían, en eso empezaron a poner mucha atención a la charla de los niños para enterarse de lo sucedido.

El joven azabache le conto todo lo que le había sucedido hasta ahora al príncipe el cual se sentó a un lado de el para poder escuchar mejor, de cómo fue que se ocultó en el tronco porque sus padres le dijeron que lo hiciera, como su padre lucho contra ellos, de como los vio morir, el gran shock que sintió al ver a todos los que conocía muertos, como el primer día se durmió entre los escombros, de cómo les coloco una flor a cada uno de los cuerpos de todos los fallecidos al día siguiente antes de irse, de cómo estuvo sobreviviendo atreves de bayas y nueces, y hasta por qué lloraba al recordar a su familia al momento en que lo encontraron

—...Y esa es toda la historia.

—Valla que has sufrido mucho.

El silencio se izó presente entre ambos niños, aunque de una forma no era para nada incomodo, mientras que el rubio se ponía a pensar con detalle de todo lo que le había sucedido al azabache este empezó a formar una pequeña sonrisa al sentir que un gran peso se esfumaba de sus hombros, y sentir la compasión del pequeño rubio que tenía su lado, en eso una pregunta le vino a su mente y era cual era el nombre de ese niño. Por el momento aún no se había percatado de la presencia de los adultos, que se encontraban atrás de ellos que igual que el oji-esmeralda, pusieron atención a la historia del azabache, sintiendo compasión total asía el niño y a la vez culpables al pensar otros motivos de porque lloraba o por no tener la mas mínima preocupación asía un niño que lloraba solo en un camino del bosque.

—Una pregunta—dijo el azabache después de un rato.

—Y ¿cuál es esa pregunta?

— ¿Cuál es tu nombre?

—Mi nombre es Izan, príncipe de este reino.

—No lo puedo creer eres el príncipe— en eso el azabache se levanta de golpe para ver de mejor forma al pequeño rubio que igual se paró—como es que no me di cuenta, perdóneme su alteza.

La repentina acción del niño enterneció a los presentes, pues de una forma se notaba que fue bien educado, en eso igual el joven Tristán se da cuenta que todo el tiempo lo estuvieron viendo, no solo el príncipe sino que igual unos caballeros, unos sirvientes y hasta los reyes, lo que ocasiono que tuviera una pena muy grande haciendo que se enrojeciera de la vergüenza, ese acto enterneció a los adultos aún más y al pequeño príncipe izo que  se empezará reír llamado su atención.

—D-de que te estas riendo.

—jajaja perdona es que... jajaja tu rostro es muy cómico, mas que no es necesario que seas muy formal con migo, amigo.

— ¿Amigo?

—Si amigos... aunque no creo que podamos ser amigos si no se tu nombre ¿Cuál es?

—haaa, mi nombre es Tristán.

—Es un nombre muy lindo.

—El tuyo igual es muy lindo.

Los dos chiquillos se empezaron a reír, quitando de esa forma toda la tensión que había en un inicio, el joven príncipe se acercó a sus padres para preguntarles si podían aceptar que Tristán fuera con ellos, y como no lo aceptarían después de oír su historia y saber que era real ya que no todo el mundo sabía que era cierto que en todos los cuerpos de los difuntos de la aldea se encontraba una flor, lo que mostraba que su historia era real y no una charlatanería de un niño huérfano cualquiera (sin ofender a los huérfanos).

De esa forma acogieron a Tristán, el cual hizo un juramento ese día al ver la gran inocencia y amabilidad del príncipe la cual era que lo protegería fuese como fuese no importa cómo, nunca dejaría que nada malo le pasara al joven príncipe Izan, si eso significara dar su propia vida, lo aria.

Esto daría inicio a una gran historia de formas inimaginables.

CONTINUARA...

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Espero que le gusta esta historia, y sea de su agrado, que hasta contiene personajes originales.

Pues gracias por leer, Con esto me despido.

Adiós XD

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