Tú, ¿lo conocerías?

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Prometo que no era mi intención, pero 😅


🚨ATENCIÓN🚨


En este capítulo encontrarás contenido adulto. Si no quieres/puedes leer este tipo de situaciones, lee hasta el banner de +18 antes de pasar a las últimas seis líneas del capítulo (tienen información relevante). Si no es así, adelante    💖💖💖







Miró a Nalbrek preparar la comida. Después de aquellos dos días, Nal, de nuevo, tenía un aspecto débil y, si bien, nunca lo había pensado, al parecer prefería que su compañero tuviese unos buenos pectorales y brazos, no un par de palos. Era difícil admitir que te protegiese alguien que tenía menos músculos que tú.

Pero como aquello no era culpa de Nalbrek, guardó aquellos pensamientos en un lugar muy profundo y siguió con el cuero.

—Nal, ¿tú qué crees que habrá sido de Hilmar y el humano? —le preguntó rompiendo el silencio.

—¿Te preocupan?

—El humano nos ayudó. Si los alfas se han dado cuenta de su traición, no será divertido para ellos.

—Lo cierto es que no lo sé. No creo que sospechen, lo único que señalaría que sabías lo que iba a pasar, fue que escondiste nuestro equipaje en el bosque y no creo que los alfas lo sepan, deben pensar que te lo llevaste cuando huiste de la ciudad. Y si no tienen motivos para sospechar, ellos estarán a salvo —le aseguró.

—No sé si en ese lugar se puede estar a salvo —murmuró.

—Yo tampoco, pero acercarnos a esa ciudad está fuera de toda discusión. Solo podemos esperar que estén bien, que se den cuenta de lo peligroso que es ese lugar y decidan marcharse.

—¿Pero Hilmar lo hará? —le preguntó al recordar lo que su pareja le dijo de la manada y su manera de atar.

—Es muy difícil para Hilmar salir por sus propios medios, pero tiene una ventaja sobre los demás. Su conexión con Rishi es muy fuerte, tanto que la manada no ha sido capaz de dañarla y Rishi no es un lobo, por lo que puede ver las cosas con más frialdad. Pero me preocupa que la manada trabaje para separarlos.

—A mí también —aceptó—. Pero, como dices, no hay mucho que podamos hacer desde aquí.

—¿Sabes? Una parte de mí estaba pensando cómo detenerte si decidías ir a la ciudad para salvarlo.

—¿Y por qué habría de hacerlo? Es cierto que me preocupa, pero es un adulto que tomó sus decisiones. Mi único deber es hacia ti y tú ya me das demasiados problemas —añadió.

—Pero él fue tu primera elección como pareja.

—Ya hablamos de esto en la tienda —le recordó.

—Cierto. Pero me preocupa —añadió más bajo.

—¿Te preocupa?

—Sé que solo me llamaste porque Hilmar no respondió.

—Espera. ¿Crees que te elegí a ti porque Hilmar eligió a otro? —le preguntó con precaución.

—Fuiste a buscarlo a él, no a mí.

—Desde luego que fui. Ese idiota se iba a unir a un humano a pesar de ser un lobo, ¿cómo iba a quedarme de brazos cruzados viendo eso?

—¿Me estás diciendo que decidiste sacrificarte uniéndote a alguien que no te gustaba para evitar que se uniese con un humano?

—Por supuesto que no. Hilmar era mi mejor amigo y me gustaba así que no era un sacrificio tan grande —le recordó—. Por eso pensé que merecía la pena el precio. Pero él eligió al humano.

—Y por eso me elegiste a mí.

—Y a pesar de ir a buscarlo a él te llamé a ti —lo corrigió—. Después de todo, mi imagen sobre ti era pésima. Lo único que sabía de ti es que eras el chico raro del pueblo, alguien que pasaba semanas solo perdido en el bosque, señalaba a la gente con el dedo y les decía quién era su pareja y que, para colmo, no hacía más que decir que yo era su pareja a pesar de que apenas hablábamos convirtiéndome en el hazmerreír del pueblo, yo diría que de todo el bosque, haciendo que mi parte humana te odiase por tu insistencia. Eso sin contar con que eres más lento que yo y no lo bastante fuerte como para que mi parte animal te considerase como marcador. Y, a pesar de todo, fue a ti a quién llamé —le recordó.

—Yo solo no entendía qué tenía de malo hablar de los hilos de unión hasta que no crecí, pero ya era demasiado tarde y todos lo sabían.

—Ahora lo comprendo, pero en esa época yo solo sabía que los demás no dejaban de burlarse de mí por lo que me decías, a pesar de lo cual tú no te detenías.

—Creo que te debo una disculpa.

—Yo también lo creo. Pero como pasó hace tiempo y ahora entiendo lo que ocurrió, no es necesaria.

—Gracias. Y en cuanto a mi velocidad, no soy tan lento.

—Sí, claro —asintió.

—La última vez que corrimos, gané.

—Haciendo trampa —puntualizó. Estaba seguro de que lo hizo.

—No hice trampa —negó—. Salimos a la vez y yo llegué antes. Y, en cuanto a mi fuerza, es cierto que ahora no estoy en mi mejor momento —admitió—. Pero me volveré a poner en forma —le aseguró.

—Nal, es normal que estés más débil ahora, has pasado por mucho —le recordó—. Lo sorprendente es que no hayas necesitado más friegas para recuperarte después de estar atado tanto tiempo.

—Eso es porque soy fuerte —asintió.

—Sí, eres fuerte —admitió poniendo los ojos en blanco. Orgullo de lobo.

—¿Entonces ahora te gusto yo más que Hilmar?

—Nalbrek, ¿quién es mi pareja?

—Yo.

—¿Y a quién llevo sacando de problemas desde que lo acepté?

—A mí.

—Y lo más importante, ¿quién me la mete?

—Yo.

—Pues deja de preguntar cosas obvias. Tú me la metes, él no. Fin de la historia.

—¿Entonces puedo hacerlo?

—¿Hacer qué?

—Meterla —contestó Nalbrek.

—¿Quieres hacerlo? —le preguntó serio y este asintió serio también.

—Sería la primera vez desde que se supo que los afrodisiacos tenían amanas que lo haría sin estar atado. Quiero comprobar si puedo o aún es necesario que me ates.

—Según Sarnat, deberías poder controlarte y aunque la parte de que puedes intentar matarme no me agrada, prefiero comprobarlo ahora que aún no estás en tu mejor momento.




Y aquí comienza el +18. Gracias por su colaboración 💖






Se levantó dirigiéndose a las bolsas que llevaron revolviendo en una de ellas hasta que lo encontró.

—¿El narcótico? —le preguntó y él asintió poniendo la caja abierta cerca de la cama. Sarnat se lo dio por si Nalbrek se ponía violento. Si lo pinchaba, este caería dormido al instante.

—Desde que saliste de la cueva, no has tenido ningún ataque de agresividad, pero no sabemos cómo puede reaccionar tu cuerpo cuando vuelvas a tener el control al copular así que lo haremos poco a poco. Primero déjame estar a mí arriba, si sientes que puedes controlarte, lo haremos como siempre —le propuso quitándose la ropa y Nalbrek asintió imitándolo.

—En caso de que pierda el control y me vuelva peligroso, mátame.

—Claro. Como que voy a echar por la borda dos días de trabajo con tu polla dentro así como así. Si intentas algo, te dejaré inconsciente, te colgaré de los huevos y, luego, esperaré a que te despiertes.

—Dime que es una broma.

—Tú intenta hacer algo más que metérmela y verás si bromeo o no.

—Ahora creo que no se me va a poner dura —le advirtió.

—Vamos, Nalbrek, soy tu pareja. Si no reacciona ante mí y deja de tener utilidad, me aseguraré de que no vuelve a ser de utilidad para nadie.

—Eso no me ayuda —se lamentó Nalbrek.

—¿Sabes que eres muy delicado? —le preguntó poniéndose a horcajadas sobre él—. ¿Puedes segregar feromonas?

—Podía hasta que amenazaste con colgarme de los huevos —al oírlo, chasqueó la lengua disgustado—. Aquí deberías decir que solo estabas bromeando —le advirtió.

—¿Eso ayudaría?

—Ahora no.

—Está bien. Siempre tengo que hacerlo yo todo —murmuró disgustado alargando la mano para empezar a masturbarlo, pero antes de poder comenzar, Nalbrek le sujetó la mano, sorprendido.

—¿Qué haces?

—Ponértela dura.

—¿Con la mano?

—Me niego a hacerlo con la boca —le advirtió—. ¿Por qué has reaccionado?

—Por nada —le aseguró Nalbrek—. Pero esto es... raro —le dijo por fin.

—Lo sé.

—Y el que parezcas acostumbrado, lo hace aún más raro.

—Es que ya me he acostumbrado. ¿Sabes cuántas veces he tenido que hacerlo desde que te saqué de la ciudad? Por tu culpa soy un experto.

—¿Me has estado masturbando?

—Era lo único que podía hacer para ayudarte —asintió.

—¿Llegaste hasta ahí para ayudarme?

—Desde luego, eres mi pareja y te dije que te sacaría —le recordó—. Yo estaba dispuesto a morir por ti, así que ¿por qué no iba a masturbarte?

—Conozco a mucha gente dispuesta a morir por otros, pero a nadie capaz de masturbarlos.

—¿Estás intentando decir algo?

—No, es solo que me sorprende que hayas sido capaz de hacer algo así.

—Yo haré todo lo necesario para ayudarte, nubecita, ya te lo dije. Y si lo que tengo que hacer es masturbarte o dejar que me la metas dos días seguidos, lo haré. ¿Qué haces? —exigió sorprendido cuando Nalbrek lo atrajo hacia él apretándolo.

—Abrazarte. Hilmar dijo que, a veces, no podía evitar abrazar al humano y creo que ahora lo entiendo.

—No me trates como a un humano —le advirtió haciendo fuerza para que lo soltase.

—Es que estoy tan feliz se saber que, en realidad, sí que te importo —le dijo apretándolo con fuerza, así que suspiró dejándolo hacer.

—Nalbrek, eres mi pareja, te elegí a ti entre todos. Ten un poco más de confianza en ti. En mí.

—Lo intentaré —asintió mientras comenzaba a segregar feromonas y él estuvo a punto de suspirar de alivio ya que no quería usar activadores en ninguno de los dos. Demasiado arriesgado.

Se alejó de él poniéndose encima de su excitación preparándose para bajar cuando notó algo y, al levantar la cabeza, descubrió a Nalbrek observándolo.

—¿Qué? —le preguntó a la defensiva.

—Nada. Solo pensaba que a esto también pareces acostumbrado.

—Han sido dos días de práctica —asintió volviendo a bajar cuando se detuvo—. ¿Podrías dejar de mirarme así?

—No pretenderás que cierre los ojos, ¿verdad?

—Está bien —le dijo dándose la vuelta para darle la espalda. Al menos así no se verían la cara.

—¿Estás seguro de eso? —lo detuvo Nalbrek.

—Yo solo quiero que no me mires así —se lamentó girándose y es que, tal y como decía Nalbrek, era peligroso darle la espalda la primera vez que lo iban a hacer sin atarlo.

—Miraré otra parte —le aseguró Nalbrek mirando hacia la pared.

—Eso es todavía más raro —le advirtió y es que así parecía que iba a hacer algo indebido—. No es la primera vez que me ves. Además, ya soy un adulto —añadió más para sí mismo que para Nalbrek—, un adulto que va a copular con su pareja. No hay nada de qué avergonzarse.

Se volvió a poner sobre Nalbrek sintiendo como sus feromonas empezaban a afectarle haciendo que su entrada cediese para aceptar a su pareja, por suerte, en esos dos días había cedido lo suficiente como para que bajar no fuese problema.

—¿Qué tal? —le preguntó apretando los dientes para no gemir.

—Diferente —contestó Nalbrek—. ¿Podría meterme yo? —inquirió mientras los ojos empezaban a tener un tinte rojo.

—No —rechazó deteniéndose cuando llevaba la mitad—. ¿De verdad estás bien? —se obligó a preguntarle mientras frenaba sus feromonas e intentaba no responder a las de Nalbrek.

—Mentiría si dijese que no siento ese impulso de morderte, pero puedo controlarlo —negó respirando hondo mientras los ojos se volvían un poco más blancos.

—¿Cojo la droga?

—No. La idea de hacerte daño está, pero es solo una idea lejana a la que nunca haría caso, así que continúa porque más que atacarte, voy a empezar a moverme —le advirtió.

—Está bien —aceptó comenzando a bajar de nuevo hasta que se detuvo.

—¿Ya? —le preguntó Nalbrek decepcionado.

—Sí. Mi culo dice que hasta aquí y, en este momento él es quién manda —le advirtió comenzando a moverse de arriba abajo.

—Es que preferiría un poco más.

—Y mi culo preferiría menos —replicó apretando los dientes al sentir como Nalbrek crecía dentro de él cuando entendió por qué le parecía que la polla de Nalbrek era más grande de lo habitual y es que, desde el principio, tuvo el tamaño que adquiría después de crecer para anclarse—. Tengo que felicitar a mi culo por tragarse esa cosa tantas veces —murmuró admirado.

—¿Felicitar? —repitió Nalbrek mientras los ojos se le ponían rojos con cada movimiento, pero antes de que él pudiese decir nada, empezaron a blanquearse de nuevo.

—No importa —negó mientras luchaba por no dejarse llevar y prestar atención a los ojos de Nalbrek, pero poco a poco empezó a perder la batalla a medida que las feromonas aumentaban.

—Déjame que lo haga yo —le pidió Nalbrek y él asintió sin pensar sintiendo como este lo sujetaba para tumbarlo poniéndose encima y, apenas lo hizo, lo embistió haciendo que gimiese por la sorpresa mientras alcanzaba el clímax quedando sin fuerza. El problema era que, a pesar de que él ya había acabado, aquel lobo no daba signos de acabar.

—Termina, lobo estúpido —le advirtió entre gemidos.

—No puedo parar.

—¿Cómo que no puedes parar? No eres un conejo.

—Aún así, no puedo —repitió metiéndose un poco más y él abrió los ojos por la sorpresa mientras la habitación se llenaba de feromonas y, lo siguiente que supo era que, de nuevo, Nalbrek lo tenía cogido de las muñecas mientras ambos intentaban recuperarse.

—Ahora me vuelve a doler el culo, lobo estúpido. Y las caderas —añadió molesto—. Pero al menos no me has atacado —murmuró dejándose caer de nuevo sin fuerzas.

—Se sentía demasiado bien dentro de ti como para poder pensar en otra cosa —le explicó Nalbrek con los ojos ligeramente rojos.

—¿Qué tipo de afirmación es esa? —le gritó después del primer momento de sorpresa sintiendo como se ponía rojo.

—Una que es verdadera —contestó y cuando él intentó soltarse, lo sujetó más fuerte mientras apoyaba la frente en la suya—. Dau, necesito que conozcas a alguien.

—¿A alguien?

—A mi padre.

—¿Tu padre? —se detuvo y Nalbrek asintió—. ¿Está aquí?

—Está mucho más cerca de lo que crees. Tú, ¿lo conocerías?

—Si tú quieres que lo conozca, entonces yo quiero conocerlo —asintió.







¿Alguien más quiere conocer al padre de Nal? 👀Porque yo ya lo conozco y ¿qué os puedo decir de él? Bueno, es diferente 😅 Creo que a Nal lo raro le viene de padre, pero es mi opinión. En fin, la duda es si Dawi llegará a conocerlo...   

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