Prólogo. Megara's type of life.

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El tipo de vida de Megara.
Prólogo. ଓ Can't Catch Me Now.






Escucha, la mayoría de nosotros no quiere ser media sangre. Ser media sangre puede llegar a ser muy peligroso. Causa mucho miedo. Gran parte del tiempo, hace que te maten de maneras dolorosas y desagradables. Si crees que podrías ser uno de nosotros, mi consejo es: aléjate mientras puedas, porque una vez que sabes lo que eres... ellos también se darán cuenta y vendrán por ti.

No digas que no te advertí.

— ¡Megara deja de actuar como una niña malcriada y busca la maldita leña a fuera! — gritó Ledger, viejo amigo de su padre y quien cuidaba de la pequeña niña.

— ¡Deja de gritarme! — explotó la castaña con una mirada de amargura la cual cambió a una de miedo cuando el alto señor se acercó a ella con molestia.

— ¡Yo hago lo que quiera! Así que ve a buscar la leña antes de que muramos todos a causa de hipotermia por tu culpa. — exclamó sentándose después en el gran sofá de la cabaña.

Megara resopló con amargura mientras salía por la puerta de la cabaña e iba por leña para la chimenea. Inmediatamente sintió una gran ola de frío que nunca se fue; aunque tuviera varias capas de tela, no podía evitarlo.

Vio a Cassius a lo lejos y se acercó a este con una pequeña sonrisa. — ¡Bu! — intentó asustarlo y este soltó un corto grito falso.

— Un día de estos harás que muera del susto. — bromeó mientras dejaba algunas cosquillas en su cuello.

— Sabes que ni siquiera logró asustarte. — rodó los ojos, agachándose recolectando la leña. — Pero confío en que algún día lo lograré.

— Así se habla niña. — sonrió levemente mientras sacudía su cabello.

— Debería entrar antes de que mini Ares se enfade de nuevo. — bromeó mientras rodaba los ojos de nuevo.

Cassius se incomodó inmediatamente, sabiendo que era un apodo que la menor solía darle a Ledger... si tan solo ella supiera la verdad.

— Sí, deberías. — contestó cortamente.

Ara lo miró con confusión mientras empezaba a caminar hacia la puerta con las manos llenas. — No me dejes mucho tiempo allá adentro sola. Por favor. — suplicó haciendo una mueca.

— No lo haré, lo prometo. — afirmó.


Algunas pisadas se hicieron presentes en la pequeña habitación mientras que Megara estaba soltando pequeños ronquidos gracias al gran cansancio que tenía.

— Megara. Despierta. — musitó una voz conocida. — Meg, vamos. Es hora de despertar.

— Cass, déjame. Tengo sueño. — replicó dándose media vuelta y tapándose la cabeza con su manta.

— Megara. Despierta, ahora. — espetó una voz fuerte pero no lo suficiente como para despertar a Ledger, quien estaba en la habitación de al lado.

Redferne despertó rápidamente al escuchar la voz de un señor que no conocía de nada quien se encontraba en una silla de ruedas. Lo miró con confusión mientras buscaba respuestas con la mirada hacia Cassius.

— No hay tiempo de explicar, pero es tiempo de irnos.

— ¿Irnos a dónde? Nos vamos después, tengo sueño ahora. — contó volviendo a pegar la cabeza a la almohada.

Sin pasar dos segundos, las manos de Cassius pasaron por su estómago y la tomó como si se tratara de una saco de papas.

— ¡Cassius, bájame! — masculló moviendo los pies hacia todos los lados posibles.

— Deja de portarte como una niña pequeña, Ara. — espetó Cass dejándola en el piso una vez salieron de la cabaña.

— ¡Soy una niña pequeña! — corrigió pisando con su pie derecho con fuerza a la nieve.

El señor moreno que se encontraba en la silla de ruedas soltó una pequeña risa, acercándose a un auto frente la cabaña.

— ¿Y tú quién eres? — cuestionó entrelazando sus pequeños brazos.

— Me presento, soy Quirón. — alzó su mano buscando un saludo de la niña. — Soy un centauro. — soltó como si se tratara de una tema muy común.

La pequeña movió su cabeza hacia la derecha como un cachorro junto a una cara de confusión. — ¿Qué? ¿Centauro como el de mis libros? No puede ser, es mentira. — al ver la mirada de ambos, dudó. — ¿Cierto?

— Tenemos muchas cosas de qué hablar, Meg. — confesó Cass, abriéndole la puerta del auto.

La niña entró al auto sin refutar, siendo seguida por Cassius y Quirón, quienes se sentaron en los asientos de adelante.

— Bien... ¿Qué sucede? — preguntó soltando un pequeño bostezo.

— Megara, hay cosas que nunca supiste porque eras muy pequeña y aún lo eres... pero es tiempo de que lo sepas ahora. — suspiró.

— ¿Alguien quiere decirme por qué tanto suspenso? ¿Acaso tengo el cabello despeinado o qué? — bromeó.

— Te sorprenderías de las pocas veces que no lo tienes despeinado. — bromeó de vuelta Cassius.

— ¡Basta! — soltó Quirón haciendo que Megara y Cassius se pusieran rectos y serios.

— Bien... ¿Qué debo saber?

— Megara. Debes saber sobre tu padre... es momento de que sepas sobre él.

— ¿Qué más debo saber aparte de que desapareció de mi vida desde que nací? — respondió con amargura.

— Meg, tu padre es Ares. El dios de la guerra. — confesó Cassius con seriedad.

La castaña no pudo evitar soltar algunas carcajadas, las cuales fueron cortadas abruptamente por las caras serias de ambos.

— ¿Es una broma? — preguntó aunque sus caras respondían por si solas. — ¿Cómo puede ser mi padre? ¡No hay manera!

— Ares conoció a tu madre cuando eran algo jovenes. Tu madre no pudo contenerse y se enamoró de él... pero él no lo suficiente como para quedarse cuando se enteró que sería tu padre. — Cassius se estremeció mientras soltaba aquellas palabras.

— Todo lo que has leído sobre los dioses, los monstruos, los semidioses... es real. Y tú, querida, eres uno de ellos. — contó Quirón, refiriéndose a los semidioses.

— ¿Por qué Ares? El es horrible, el no me gusta. Mejor Atenea, aunque ella fue muy injusta con Medusa. Tal vez, Hera, aunque ella intentó matar a su hijo solo por ser feo... O podría ser Zeus, pero el era terrible como esposo y persona. Bien, nadie se salva. ¿Pero por qué Ares? — soltó con desprecio.

— La vida es injusta, niña. — decretó encogiéndose de hombros.

— Dejen de parlotear tanto. — pidió el moreno mientras miraba a la calle oscura. — Debes saber que al ser hija de Ares, te conviertes en una semidiosa, la cual será perseguida por monstruos como...

La voz de Quirón fue interrumpida por un fuerte ruido detrás del auto. Se trataba de nada más y nada menos que un Minotauro.

Para Megara, los Minotauros siempre le habían resultado monstruos terriblemente feos y sin poder evitarlo le causaban algo de miedo, aunque jamás lo admitiría.

— Minotauros. — terminó Megara observando al monstruo seguirlos.

— Tenemos que llegar al Campamento Mestizo antes que nos atrape, Quirón. — habló con angustia Cassius.

El Minotauro no se casaba y cada vez lograba acercarse más al auto logrando que Megara temblara por dentro.

— ¿Campamento Mestizo?

— Es un lugar secreto de entrenamiento para semidioses. Es dirigido por Dioniso, hijo de Zeus. Ahí estarás a salvo, los monstruos no pueden pasar.

Eso alivio un poco a Megara, pero no lo suficiente ya que el Minotauro logró tocar parte del auto.

— Cass, tengo miedo. — murmuró la pequeña mientras sus ojos se cristalizaban sin poder evitarlo más.

— No tienes que preocuparte de nada, Meg. Todo estará bien... solo confía en mi.

La pequeña estaba por asentir con su cabeza hasta que sintió como sus ojos se cerraban de repente.

Bienvenidos al Campamento Mestizo.










orita's note

HOLAAAA!! estoy muy muy emocionada con lo que tengo pensado para el fanfic. Tuve bastante tiempo dudando en si subirlo o no a causa del miedo que tengo por pensar que voy a poner cosas que no tienen nada que ver, pero el que tengo miedo a morir que no nazca.

Si llegan a ver algo mal escrito o que no tenga sentido, agradecería millones que me lo dijeran <3

20 votos para el primer capítulo, espero les haya gustado el prologo!

xoxo, orita.

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