𝟎𝟑. New things are coming.

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Vienen cosas nuevas.
Chapter three.The Lightning Thief.




Todos habían sido llamados por Quirón y el señor D a una hora extremadamente temprana para el parecer de Megara. Nadie sabía que necesitan, pero de lo que sí estaban seguros es que eran realmente importante.

Caminando hacia el punto de encuentro, Clarisse se acercó a su hermana menor.

— ¿Qué fue eso de ayer? — preguntó mientras caminaba a su lado. — Noté cómo intentabas protegerlo. Nosotros no somos así.

— Tú no eres así. — respondió Megara mirando al piso. — No había necesidad alguna de hacer lo que hacías.

— Claro que si. — aseguró la de rulos.

— No. Claro que no. En vez de estar peleando con un niño mucho menor que tú, podríamos haber estado protegiendo la bandera e intentar ganar.

Megara resopló y se puso en el lugar que le asignaron entre Annabeth y Clarisse. Una vez más tranquila, dirigió su mirada al frente, donde consiguió a Quirón, el Señor D y a Percy un poco serio y confundido.

— El oráculo confirmó lo que sospechábamos, que esta misión proseguirá en el Inframundo, donde confrontarán al dios que se ha revelado contra sus hermanos. — empezó a hablar Quirón, observando a cada uno de los semidioses a su alrededor. — Hades. La entrada al dominio de Hades se encuentra bajo la ciudad de Los Ángeles. Allí es donde viajarán. Hay poco tiempo.

La mirada de Quirón se dirigió a Percy en sus últimas palabras, ya que estas eran más que todo para el niño.

Al escucharlo, Megara se intrigó para aquella misión. Nunca había ido sido seleccionada, pero estaba muy segura de que haría lo que fuera por ser parte de alguna.

Por alguna razón, la idea de ir a una misión con Percy no le parecía muy mala opción.

Con muchos pensamientos en la cabeza de Megara, Quirón siguió hablando. — He seleccionado a nuestros candidatos más convincentes y eligieras a tres de ellos para acompañarte en esta misión y se asegurarán de triunfar.

— Megara y Annabeth. — soltó apenas Quirón cerró la boca.

Ambas se miraron entre ellas con una pequeña sonrisa y luego dirigieron su mirada al rubio.

— Usualmente, uno espera al menos escuchar uno o dos nombres antes de elegir. ¿Seguro que no quieres oír el resto?

— Esta cosa, el rayo maestro de Zeus, lo tengo que recuperar, ¿cierto? — preguntó Percy.

A lo que Quirón respondió un inmediatamente.

— Y será complicado hacerlo, ¿no?

Esta vez, el mayor respondió con algo de miedo en su voz. — Extraordinariamente.

— Y si la misión requiriera de alguien que me empujara por las escaleras para lograrlo... querrá a alguien que no dude en hacerlo.

Luego de escuchar los murmullos de Percy, Quirón dirigió su mirada a los otros semidioses y dijo. — ¡Las dos primeras compañeras de la misión serán Megara Redferne y Annabeth Chase! Ahora, pasemos a los otros candidatos.

La mirada de Megara se encontró con la de Percy, así que, esta entrecerró sus ojos queriendo saber por qué la había elegido. No habían compartido más palabras además de aquellas en las que peleaban por estupideces.

Tal vez es su agradecimiento por salvarle el tracero dos veces. Pensó Megara para sus adentros.

𖥸

Megara estaba en su primera misión y ya estaba llegando complemente tarde. Todos habían acordado en encontrarse a cierta hora al lado del árbol donde Thalia se encontraba: en la frontera del campamento.

Luego de correr por unos momentos, consiguió a Percy, Annabeth y Grover hablando; pero Annabeth tenía una expresión molesta.

— Haz exactamente lo que te diga y quizá sobrevivas. — mandó ella con molestia. — ¿Me entiendes?

— ¿Ella cree que está a cargo? — preguntó Percy, genuinamente confundido.

— ¿Realmente pensaste que tú serías el que estaría a cargo? — apareció Meg, asustando a ambos chicos. — Que estúpido de ti.

— Si. ¿Quién pensaste que estaría a cargo?

— Creo que asumí que haríamos una votación o algo así.

— Que estúpido de ti. — repitieron Grover y Megara al mismo tiempo, para luego soltar pequeñas risas.

Megara había conocido a Grover Underwood, años atrás cuando había llegado con Annabeth y Luke realmente tristes. Para sorpresa de Meg, su tristeza se trataba por Thalia, hija de Zeus; quien había sido convertida en un árbol.

El moreno y la castaña chocaron puños mientras que Percy rodaba los ojos y empezaban a caminar tras Annabeth.

𖥸

Ciertas horas pasaron hasta que –por fin– lograron entrar al autobús que se dirigía a Nueva Jersey.

Un señor apareció por detrás de los cuatro, saliendo del baño, a lo que Percy hizo una mueca de desagrado cuando pasó por al frente de él gracias a su olor.

Megara soltó una carcajada, ganándose la mirada de Percy en ella. — No puede ser que lo sagrado huela así.

— Probablemente no. Pero no cambiaría la cara que acabas de hacer por... — hizo una mueca como si estuviera pensando. — casi nada.

— Somos soldados en una misión. No son vacaciones. — explicó Annabeth, que estaba sentada junto a Megara, viendo a la ventana.

— Gracias por aclararlo.

Era muy notorio que las elecciones que se habían tomado para la misión no eran las más agradables, –en cuento a su transporte– pero al menos Megara se encontraba bastante feliz.

Desde pequeña había pasado toda su vida dentro de la cabaña con Cassius y Ledger; jamás había salido de ahí. El conocer nuevos lugares con ellos tres, era bastante reconfortante.

— Pero si esto es tan importante, ¿por qué Quirón no compro billetes de avión? Esto no parece de alta prioridad, ¿cierto? — Percy miro a Grover, quien tenía una cara de aburrimiento.

— Lo siento, pensé que alguien te habían dicho.

— ¿Decirme qué?

— Básicamente no sólo los monstruos quieren matarnos. — empezó a explicar Megara. — Tú, Jackson, eres un hijo prohibido.

— Zeus quizá decida matarte el mismo. El cielo es su dominio. Viajar a través de él sería como servirte en bandeja de plata. — terminó Grover con más delicadeza.

— Sí, nadie mencionó eso.

Un tiempo después, el autobús se detuvo en una gasolinera, donde también había una tienda con comida y otras cosas. Rápidamente Megara se puso de pie queriendo ir por algo de comer puesto a que su estómago estaba sonando desde hace horas.

— Iremos por unos bocadillos. — avisó la castaña parándose de sus asientos.

— Iré con ustedes.

Annabeth lo detuvo con su mano mientras que Megara los miraba con aburrimiento. — No, quédate aquí.

— ¿Por qué? Huele horrible aquí atrás. — informó Percy, como si no lo supieran las otras tres personas que estaban con el.

— Por eso mismo te quedarás aquí. — Megara dijo con maldad y una sonrisa ladina, aunque solo era una broma.

Percy frunció el ceño para pelear pero Annabeth lo detuvo.

— Los monstruos no pueden oler a través de eso, así que ahí es donde te quiero. — volvió a mandar Annabeth.

— Quiero votar. — refunfuñó el rubio haciendo que Annabeth y Megara lo miraran mal.

— ¿Quién piensa que todos deberíamos ir a tomar aire fresco y comprar nuestros propios refrigerios?

— Percy, solo haz lo que te diga ella. — indicó Meg, rondando los ojos por décima vez en el día.

— No votaremos. — aseguró Annabeth.

Si había algo de lo que Megara estaba segura, era de que Annabeth es la persona más terca en el mundo. Si ella decía algo, así debía ser, no había manera de que algo cambiara su opinión.

— ¿Papás fritas y refrescos, chicos?

— No creo que debas decidir qué no votemos.

— Lamentó oír eso.

— Bueno. Quiero votar si puedes decidir que no votamos. — peleó otra vez Percy.

— Grover, por favor, ¿puedes ayudar a tu... amigo?

Grover empezó a aplaudir y Megara de inmediato supo que hacía. Era justo lo que Cassius hacía cada vez que ella y Ledger peleaban en la cabaña, aunque nunca lograra nada.

— Realmente no quiero desempatar. Tengo una mejor idea. — los aplausos se hacían más rápidos y Ara sonrió. — Oh, caramba, el viaje se está complicando porque tengo unos amigos que no se llevan bien.

Sin poder evitarlo, Megara siguió con una sonrisa. — ¡Santo cielo! Cuando el equipo está irritable, el truco para superarlo es cantar esta canción.

— Meg, ¿qué haces? — preguntó Percy genuinamente confundido.

— Es la canción del consenso, ¿cierto, Grover? — Megara miro al chico junto a Percy.

— Exacto. El verso dos nos incentiva a decir cosas lindas el uno al otro. Luego de dos rondas les impresionaría cómo los desacuerdos casi... desaparecen.

Grover miró cómo Annabeth subía una ceja con desesperación, a lo que calló de inmediato.

— ¿Papas fritas y refrescos, chicos? — volvió a preguntar Anne.

— Lo que sea.

— Sí, por favor.

— Bien.

Annabeth y Megara dieron media vuelta para salir del autobús, pero antes de salir, Megara pudo escuchar las palabras que salían de la boca de Percy.

— Parece una mamá regañona.

Sería realmente divertida la misión.

















𖥸  Orita's note.

Lo sé, lo sé, actualizar dos dias seguidos es súper inesperado viniendo de mi; pero es que acabo de ver el nuevo episodio y simplemente necesitaba seguir escribiendo este fic <3

30 votos para el siguiente capítulo! Espero les haya gustado y no olviden dejar algún comentario de lo que piensen ya que me encanta leerlos <3

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