Al día siguiente, Eric llega a la escuela acompañado de Isaías, ambos amigos suben las escaleras hasta su salón, pero antes de entrar en este, una chica pasa por su lado haciendo que Isaías se detenga.

—Eh, Sheila —llama tímido.

La chica voltea cuando escucha su nombre y Eric hace lo mismo desde la puerta del salón.

—Hola, ¿te conozco? —pregunta la chica con voz aguda y el ceño fruncido.

—Eh, no, no creo —balbucea Isaías, Eric suelta una risa discreta y entra al salón.

Deja su mochila en su lugar, una silla detrás de la primera a un lado de la ventana frente al escritorio; saca el diario y sale corriendo mientras su amigo sigue hablando con la chica para dejarlo de nuevo en la biblioteca.

Al llegar a la biblioteca, abre el diario una hoja después de donde escribió el poema del día anterior y escribe una nota, deja su lápiz en la hoja anterior y sale de vuelta a su salón; apenas tres minutos después, una chica entra.

La chica se acerca al escritorio y al ver la libreta sonríe, lo abre en la hoja donde está el lápiz y encuentra el poema de Rubén Darío, solo que le falta la última estrofa.

Confundida, le da la vuelta a la hoja y encuentra una pequeña nota a lápiz en esta:

"Gracias por ayudarme con el poema, había olvidado la estrofa, ¿quieres escribir la última?"

La chica sonríe emocionada y sin pensárselo dos veces, toma el lápiz y se dispone a escribir la estrofa final, apenas termina, detalla una respuesta a la nota, cierra el diario y corre a su salón al instante en que suena la campana marcando el inicio de clases.

. . .

El maestro permite al 3°B salir al recreo cinco minutos antes de que suene la campana, todos salen corriendo camino a la cooperativa o simplemente al patio, todos menos Eric, que corre sin pensárselo a la biblioteca.

Al entrar, saluda al maestro de Español que está revisando los libros y ve su diario, lo abre y descubre un último párrafo a lápiz en la hoja con el poema de "Canción de Otoño en Primavera", sonriente, la borra y la reescribe con pluma, le da la vuelta y encuentra una respuesta a su nota.

"Me alegro haber ayudado, gracias por darme ese honor; por cierto, tienes lindos poemas aquí"

Una muy amplia sonrisa se instala en el rostro de Eric, redacta una respuesta y al escuchar la campana sale corriendo al baño; sin embargo al llegar, estos ya están saturados.

—Esto va a tardar —murmura y exhala un resoplido.

Un par de chicas se acercan a la biblioteca, una de ellas le pide a la otra que la espere un momento en lo que entra, la amiga rueda los ojos pero asiente y va a sentarse frente al salón mientras espera a la chica.

La chica, que tiene un largo, lacio y desprolijo cabello castaño, entra corriendo y al ver el cuaderno abierto corre hasta este, una respuesta a lápiz resalta bajo la conversación:

"Gracias por el halago, ¿te gusta la poesía?"

La chica escribe una respuesta y voltea la hoja, solo está con pluma la estrofa que ella escribió en la mañana y la fecha del día, se encoge de hombros y sale con su amiga.

Faltan apenas un par de minutos para que acabe el recreo cuando Eric finalmente sale del baño y corre hacia la biblioteca, ve su diario y lo abre, su pregunta ya tiene respuesta.

"¿Es broma? ¡Me encanta! Por lo que veo a ti también"

Eric sonríe y escribe una respuesta apresurada antes de salir corriendo a su salón.

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El maestro del 3°A dejo al grupo salir cinco minutos antes de la hora, una chica antes de dirigirse a la salida corre a la biblioteca, el cuaderno sigue ahí, lo abre rápidamente y encuentra la respuesta.

"Es correcto..."

La chica suelta una pequeña risa, tal parece que el dueño (o dueña) del diario no supo qué más responder, pero ella tenía algo más para preguntar, toma el lápiz y escribe antes de salir corriendo rumbo a la puerta.

Apenas un par de minutos después, suena la campana marcando la hora de la salida, Eric sale corriendo de su salón y toma su diario, lo guarda en su mochila y va con Isaías para ir los dos a casa.