Capítulo 1

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"'Cause I've made some real big mistakes
But you make the worst one look fine
I should've known it was strange
You only come out at night
I used to think I was smart
But you made me look so naive
The way you sold me for parts
As you sunk your teeth into me, oh
Bloodsucker, famefucker
Bleedin' me dry, like a goddamn vampire"

-Vampire; Olivia Rodrigo



CAPITOLIO

SOLALINE

Estaba conectada a lo que parecían cien cables, de los cuáles sospechaba que cincuenta de ellos no eran necesarios. No podía moverme de mi sitio y notaba mi cuello hinchado y lleno de dolor. La puerta de la habitación se abrió, revelando la figura de Cornelius Snow. Mi cuerpo se paralizó al instante y pude sentir mi boca secarse. No obstante, traté de ocultarlo y no despegué mi mirada de la suya.

—Buenos días, señorita Grant — dijo, sentándose a los pies de mi camilla. Encogí las piernas con la tonta idea de trazar algo de espacio entre ambos, lo que le provocó una risa, seguida de tos —.Tranquila, chica del sol, que no te voy a comer.

—No, tú no — ironicé para mi misma.

—Oh, ahí está, esa ironía — sacó un pañuelo de su bolsillo y volvió a toser, tuve que hacer un gran esfuerzo para no poner una mueca de asco —.Hizo un gran uso de ella en su entrevista.

—Bueno, nos dijeron que teníamos que usar nuestros encantos y talentos — sonreí falsamente.

—Una lástima que su talento no haya sido escapar con los rebeldes — comentó en tono provocativo.

Sentí el peso de mi corazón en el pecho y como un nudo se formaba en mi garganta. Desvié la mirada durante unos segundos, pero una vez tragué saliva volví a mirarle.

—Y eso te molesta, ¿verdad?

—¿Perdón?

—Te molesta haberme capturado a mí y no a, no sé, Beetee. A mí no me puedes torturar como al resto, ¿Verdad? — hice una pequeña pausa, sacando una valentía que jamás supe que tenía —¿Cuánto ganas conmigo? ¿Miles, millones?

El presidente me miró unos segundos y tras vacilar unos segundos, curvó los labios y respondió:

—Perdón por tardar tanto, he estado haciendo los cálculos de estos últimos seis años — rio —.Diría que, aproximadamente, unos cuatro millones.

En mi mente se reprodujeron cientos de insultos que jamás había escuchado, pero en mi exterior lo único que mostré fue como mis ojos se llenaban de lágrimas.

—Y tiene razón, no la puedo tratar como al resto de huéspedes — se puso en pie —,pero, si me disculpa, tengo a una pelirroja esperando mi visita.

No, no, no.

Salió del cuarto y yo me quedé mirando la puerta en completo silencio. Una vez sentí las lágrimas resbalar por mis mejillas, simplemente chillé.





DISTRITO 13

Una vez el efecto del sedante se pasó, Katniss se puso en pie y escapó de su cuarto. Entró al de su compañero, Finnick. En un principio, el chico del cuatro no se encontraba tan mal, pero mientras más pasaba el tiempo, más le perseguían imágenes que su propia mente maquinaba de Solaline en el Capitolio. En lo único que podía pensar era en las atrocidades que debía estar viviendo, y en como él podría haberlo impedido.

—Finnick — anunció su presencia la castaña.

El chico estaba sentado en su camilla, jugueteando con un nudo. Aunque muchas veces lo tranquilizaba, otras le recordaba a cuando había enseñado a la chica a hacerlos, y ese recuerdo lo llenaba de dolor de nuevo. Sentía que, con ella en el Capitolio, no había salida de la misericordia.

—Quería volver a por Peeta y Johanna...— comenzó a explicar el rubio, su mirada puesta en el suelo — pero no podía moverme.

Su voz se escuchaba algo entrecortada. Continuó jugueteando con el nudo, hasta que finalemente miró a la chica.

—Y Solaline, ella...— desvió la mirada por unos segundos —También tienen a Annie, y no solo me torturan a mí así, también a Solaline porque a ella...— hizo una pausa, sus manos cada vez juguetando con el nudo de una manera más ansiosa —.No le van a hacer lo mismo que a el resto, no...

La castaña miró con confusión a Finnick, tratando de buscarle un sentido a sus palabras.

—Desearía que estuviera muerta — dejó de moverse y simplemente miró un punto en la pared —.Desearía que todos ellos estuvieran muertos y nosotros lo estuviéramos también.

Una lágrima escapó del ojo de la cazadora, porque ese era un sentimiento que si podía entender, quizás incluso compartir.

CAPITOLIO

SOLALINE

¿Cuánto tiempo llevaría aquí? ¿Una semana? Podría contarlo por el número de "visitas" que había tenido, pero en algunos días había recibido más de una. Llegué a un punto en el simplemente dejé de sentir, de estar presente en el momento. Cada vez que abandonaban la habitación rompía en llanto, aunque en cualquier otro momento también. No pensé que alguien podía ser capaz de llorar tanto.

Alguien tocó a la puerta, pero ni me molesté en responder, simplemente me limpié la cara. Una mujer de cabello cobrizo, quien sostenía una bolsa, abrió la puerta. Tenía un rostro algo redondo, y sobre todo, familiar. No obstante, no lograba descifrar el por qué. La mujer me entregó un papel en el que explicaba que el Presidente Snow quería que me preparara. Me resultó extraño que no le permitieran hablar conmigo, hasta que la volví a mirar y me di cuenta de que no podía. Era una avox. 

—¿Me llevan ya al matadero? — bromeé y me incorporé en la cama, ya me habían liberado de todos esos cables.

A la joven se le escapó una sonrisa, pero en seguida se tapó la boca con su mano restante, luciendo arrepentida. Me entregó un nuevo papel, un folleto más bien. Mientras leía, la mujer se giró hacia la bolsa y comenzó a sacar obetos de ella. 

En el folleto decía: "Entrevista de Caesar Flickerman junto a Peeta Mellark y Solaline Grant", junto a la hora de trasmisión. 

—No — dije sin siquiera pensarlo.

Ella se dio la vuelta de nuevo en seguida, su rostro expresaba terror. Entonces pensé, ¿le harían algo a ella si no me preparaba para la entrevista? Suspiré.

—¿Qué tengo que hacer?

El alivio en su rostro se reflejó tan claro como si fuese cristal. Comenzó a sacar ropas y maquillaje. No era tan exagerado como en las preparatorias para los juegos, pero algo por el estilo. Esta vez no me fijé tanto en las vestimentas, sino en mi cuerpo. Me alimentaban con pequeñas raciones una vez al día y eso había tenido efecto sobre mí.

Una vez la mujer terminó conmigo, me dirigió a una sala en donde ya se encontraban sentados Peeta y Caesar en completo silencio. Había un equipo de cámaras, iluminación y sonido. Y justo detrás de estas, Annie rodeada de agentes de la paz.

CAPITOL TV.

ENTREVISTA CAESAR FLICKERMAN: PEETA MELLAR, SOLALINE GRANT. NÚMERO UNO.

TRASCRIPCIÓN.

CAESAR: Hola. Buenas noches.Doy la bienvenida a todos en Panem. Soy Caesar Flicerman. Y seas quien seas, hagas lo que hagas...si estás cenando, deja de cenar; si estás comiendo, deja de comer. Porque querrás ser testigo de lo que sucederá esta noche. Se ha especulado sobre lo que sucedió en realidad en el Vasallaje de los Veinticinco. Para aclarar un poco las cosas, tenemos a dos invitados muy especiales. Por favor, denle la bienvenida a Peeta Mellark y a Solaline Grant.

CAESAR: Chicos, mucha gente siente que la falta información.

PEETA: Sí, sabemos como se sienten.

CAESAR: Bien, pues dennos los antecedentes. Cuéntennos que sucedió realmente en esa última y confusa noche.

PEETA: Antes que nada, debes entender que cuando estás en los juegos deseas una sola cosa. Y es muy costosa.

CAESAR: Te cuesta la vida.

SOLALINE: No, te cuesta la de otras personas.

PEETA: Asesinar personas inocentes, eso te cuesta todo lo que eres. Así que te aferras a ese único deseo. [Pausa] Y esa noche mi deseo era salvar a Katniss. Debí haber huído con ella ese día, como ella quería.

CAESAR: ¿Y el tuyo era salvar a Finnick, Solaline?

SOLALINE: [Silencio] Podría decirse así...pero, realmente quería salvar a cualquiera de ellos.

CAESAR: Entiendo, eso se debía al plan de Beetee.

SOLALINE: Se debía a que alguno de ellos debía regresar a casa.

CAESAR: ¿No tú?

SOLALINE: No creo que mi vida valga tanto como la de ellos. [Pausa] Quiero decir, no es como si quisiera morirme, pero no le veía el sentido a salir de ahí y regresar a mi casa sola.

CAESAR: [Asiente] ¿Qué me puedes decir tú, Peeta?

PEETA: Yo estaba ocupado haciendo alianzas. Y luego nos separaron y...entonces la perdí. Después cayó el rayo y el campo de fuerza que rodeaba la arena se destruyó.

CAESAR: Sí, pero Peeta, fue Katniss quien lo destruyó.

PEETA: No.

CAESAR: Viste las grabaciones.

PEETA: Ella no sabía lo que hacía. Ninguno de los dos sabíamos que había un plan mayor. No teníamos ni idea.

CAESAR: Peeta, a muchos eso le parece sospechoso, por así decirlo. Parece que ella era parte del plan rebelde.

PEETA: ¿Crees que era parte de su plan que Solaline casi la matara?

SOLALINE: [Ríe] ¿Crees que intenté matarla?

CAESAR: Buen punto, Peeta. ¿Qué nos puedes decir sobre el plan, Solaline? No me gustaría acusar a nuestra chica del sol, pero hiciste cosas muy, digamos que, extrañas.

SOLALINE: [Tose] Caesar, tú estuviste ahí cuando mis primeros juegos, ¿Cierto? Me diste mi apodo y comentaste la arena.

CAESAR: Cierto.

SOLALINE: Y, dime, ¿Sabes cómo gané mis juegos? Porque yo no. Solo sé que quería sobrevivir. Esta vez era distinto. Así que si le pedí a Katniss que se hiciera la muerta o...le di mi collar a Finnick, fue porque me estaba preparando para morir y dejar ganar a cualquiera de ellos.

PEETA: No éramos parte del plan rebelde. No teníamos idea de que sucedía.

CAESAR: De acuerdo, les creemos. Gracias. [Pausa] Les iba a pedir que hablaran sobre los disturbios, pero quizás es demasiado incómodo.

PEETA: Yo puedo hacerlo.

CAESAR: ¿Seguro?

PEETA: Totalmente.

CAESAR: Gracias.

PEETA: Quiero que todos los que nos ven se detengan a pensar que implicaría una guerra civil. Ya estuvimos al borde de la extinción una vez. Ahora somos muchos menos. ¿En verdad es lo que queremos hacer? ¿Extinguirnos?

SOLALINE: Perdona, ¿En el diez también hay disturbios?

CAESAR: Así es.

SOLALINE: (Intangible) [Larga pausa] El diez no va a ser capaz de sobrevivir eso, no como está.

PEETA: Por eso pienso que matarnos no es la solución. Todos deben dejar las armas de inmediato.

CAESAR: ¿Estás pidiendo un alto al fuego?

PEETA: Sí, eso hago. Abandonen esta violencia sin sentido. Este no es el camino al cambio.

CAESAR: Solaline, Peeta, gracias por estar aquí hoy. Esperamos verles otro día.


[FIN DE LA TRASCRIPCIÓN]

DISTRITO 13

Katniss salió del comedor antes de que la entrevista acabara. Se adentró en el ala del hospital, confusa, buscando consuelo y apoyo. Una vez ahí, entró a la habitación de Finnick.

—¿Lo viste? — preguntó desde la puerta.

El rubio, quien ya la estaba mirando, asintió.

—No puede haber un alto al fuego, no después de todo lo que Snow ha hecho — comentó la castaña, entrando en la habitación.

—No lo habrá.

—Solaline fue quien me quitó el rastreador, lo que significa que ella sí sabía sobre la rebelión.

El chico jugueteó con el nudo que llevaba en las manos y vaciló un poco antes de responder.

—Si dice eso en televisión, desde el Capitolio, la matan.

La cazadora asintió, comprendiendo lo que quería decir.

—Pero, ¿Por qué Peeta pediría un alto al fuego?

—Sospecho que por lo mismo que Solaline. O quizás para protegerte a ti — hizo una breve pausa —.Es el Capitolio, Katniss.

—Sigue jugando el mismo juego — murmuró.

La chica no pudo evitar observar la insistencia con la que Finnick remarcaba la palabra Capitolio. Estaba claro que, al menos la mayoría de, los distritos temían su poder y odiaban el exceso de ello que poseían, pero lo de Finnick parecía algo personal. Como si realmente le atormentara, no solo la figura que representaba, sino el lugar.

CAPITOLIO

SOLALINE

Tras la entrevista traté de acercarme a Peeta, tan solo quería saber como lo estaban tratando, cómo se encontraba...pero los guardias de Snow nos llevaron a la fuerza de vuelta a nuestras habitaciones y, tras dejarnos dentro, nos encerraron de nuevo. Me estaba volviendo loca en ese cubículo, sin espacio ni nada que hacer. Mis pensamientos se desviaban a los otros tributos. Estaba constantemente obligada a escuchar los chillidos de Annie, pero no sabía donde estaban Johanna ni Peeta.

Decidí echarme a dormir, tras la entrevista no pensé que viniera nadie. Y, mientras más tiempo durmiendo, menos aquí. No obstante, me equivoqué. Poco más de una hora después de cerrar los ojos, en donde el insomnio no me había permitido dormir, la puerta se abrio. Miré arriba, pero no vi a nadie hasta que bajé un poco la vista.

La persona que había entrado debía tener menos de doce años, no estaba segura de que llegara siquiera a los once.

—¿Hola? — dije, incorporándome en la cama mientras la niña sonreía —¿Cómo entraste aquí?

La niña me enseñó una llave dorada, seguramente la de mi habitación, abrí muchos los ojos.

—La robé de la oficina de abuelo — confesó con una pequeña risa.

—¿De..? Oh — claro, era la nieta de Snow. —No estoy segura de si deberías estar aquí — me puse en pie y me acerqué a ella.

—Ya — se encogió de hombros.

—¿Entonces?

—Quería conocerte — ignoró la pregunta y se sentó en la cama.

Parpadeé varias veces mientras la observaba.

—¿A mí? ¿Por qué? — me senté a su lado.

—¿Estás de broma? ¡Eres súper famosa! — exclamó como si hubiese dicho la mayor tontería jamás dicha — Tus juegos fueron unos de mis favoritos.

Tragué saliva a la mención de los juegos. No había pensado en que los niños del Capitolio veían los juegos como una forma de entretenimiento, como si fuese un programa, al contrario que en los distritos, que se vuelven reales desde el momento en el que naces.

—De verdad que creo que deberías irte, tu abuelo no sabe que estás aquí, y no creo que le guste la idea.

—Da igual, es mi abuelo — sonrió inocentemente.

Ya, pues ese es el problema.

—Bueno, mi abuelo está seis metros bajo tierra, así que...— me puse en pie nuevamente.

—¿Qué? — preguntó confusa, riéndose.

En ese momento, alguien más entró a la habitación. Se trataba de la mujer pelirroja de antes. Al ver a la niña puso una mueca de horror, le hizo un gesto que claramente quería decir "¿Qué haces tú aquí?

—¿Y tú? — replicó la pequeña mientras se cruzaba de brazos.

Señaló mi bandeja, que contenía mi almuerzo, y le arrebató la llave. La nieta de Snow puso una mueca de fastidio y salió de la habitación. Noté mi cuerpo temblar y llamé a la mujer.

—¿Cómo te llamas? — me miró confusa, sabía que no debía hablar conmigo — ¿A quién le voy a decir?

Dudó durante unos segundos, pero finalmente sacó un papel y escribió "Candela".

—Candela, yo no la invité aquí, ni sabía de su existencia — expliqué lentamente — ¿Me entiendes?

La chica sonrió con algo de pena y asintió. Volvió a escribir algo.

"Mis labios están sellados con sello de cera para cartas."

Fruncí el ceño.

Salí de la habitación, ya vestida para ir al centro del Capitolio a buscar patrocinadores para mis tributos. Era mi tercer año como mentora. Mis compañeros y Amanda ya estaban sentados y desayunando.

—¿Nunca les han dicho que empezar a comer sin todos en la mesa es de mala educación? — pregunté mientras me sentaba al lado de la mujer de pelo blanco, quien soltó una pequeña risita.

—Todos los jóvenes se piensan que el tiempo espera por ellos, pero no es así. Tómatelo como una lección —contestó Greir tras dar un mordisco a su tostada.

—No empieces con tus rollos filosóficos desde tan temprano, te lo ruego casi de rodillas — rodé los ojos a la vez que me preparaba un bol de frutas.

—Es por todo el vino que toma, te lo digo yo — se burló Pearce, por lo que Greir le mostró el dedo corazón.

Sonreí y miré al más joven de mis entrenadores. Al fijarme en su camiseta, dejé de sonreir. No había palabra más correcta para describirla que hortera.

—¿Le dijiste algo de su camiseta? — le susurré a Amanda.

La mujer desvió su vista hacia el hombre y ahogó un grito, acción por la que Greir y Pearce la miraron como si estuviera loca.

—Dios santo, no, no me había percatado de que era tan...— pensó durante unos segundos — tan.

—Me imaginaba, mejor no le digas nada — Amanda soltó una carcajada.

—Mis labios están sellados con sello de cera para cartas — prometió. Fue mi turno de reír.

—¿Eso es algo extravagante que dice la gente del Capitolio?

—Oh, no. Fue una tontería que inventamos mi hermana y yo cuando éramos pequeñas — sonrió melancólicamente.

—¿Candela Lynch? — pregunté.

¡Hola! ¿Qué tal el inicio de acto? Yo estoy muy emocionada por este la verdad, y aunque (no les voy a mentir) quizás tenga mas angustia que el anterior, espero que lo disfruten <3

Esto no está muy relacionado con esta historia en específico, pero me gustaría comentarles que después de la pequeña situación con neobooks, decidí que también subiré mis libros a Ao3. Seguiré actualizando por aquí como siempre, pero nunca esta de mas tener un respaldo.
Dicho esto, les dejo por aquí el enlace a mi cuenta por si están interesados:

https://archiveofourown.org/users/gbsfics

Gracias por leer, nos vemos la semana que viene!! 

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