Capítulo Trigésimo Segundo

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Capítulo dedicado a: valeriavyanez

Gracias por seguir la historia
💜💖💜

Lecuim

Me sentía vacío, sentía que algo me faltaba para poder tener una vida feliz, era muy claro que era. Era ella, mi pequeña y hermosa Helery; Siempre creí que pasar toda la eternidad con la misma mujer era la mejor opción ¿O acaso Ariel no era mi esposa? ¿Será que la bruja se equivocó o lo hizo a propósito? Esas preguntas divagaban por mi cabeza todo el tiempo. Seguía pensando mientras caminaba hacía la casa de Ariel, quería acabar con todo ésto de una vez: Ariel se enamoraría de mí, rompería el hechizo, le diría que mi corazón le pertenece a Helery y todos felices.

"Claro, como si fuera tan fácil" pensé mientras tocaba la puerta de la casa.

Para mi suerte Ariel abrió, su rostro al principio mostraba confusión, pareciera como si tratara de descubrir quién soy y que hago en su puerta. De un momento a otro sus ojos se iluminaron y me abrazó, esperé éste momento por muchos años, 500 para ser exactos, esperé para no sentir nada; Sentía un vacío, como si estuviera abrazando a un extraño, nada comparado con abrazar a Helery, pareciera que una ola de emociones atacaran mi ser.

- Creí que nunca te volvería a ver - Sollozó abrazándome más fuerte - Te vuelvo a tener entre mis brazos Lecuim.

- Te extrañé esposa mía - Musité inseguro.

- Ven - Tomó mi mano y me introdujo en la casa - ¿Quieres algo de beber?

- Sólo agua por favor.

Ella sonrió y salió para lo que parecía la cocina, yo me encontraba sentado en el sofá de la sala mirando todo a mi alrededor, éste era el momento que tanto había esperado, pero era una felicidad vacía y sin emociones. Luego de unos minutos, Ariel volvió con dos copas y una botella de vino.

- Sé que pediste agua, pero es un momento para celebrar Lecuim - Oro con felicidad mientras servía vino en las comas - Toma.

- Gracias Ariel - Agradecí con una sonrisa fingida.

Seguimos bebiendo por horas, ella se portaba muy amablemente, pero yo sabía que solo fingía pues estuve allí con Helery cuando Ariel le destrozó la vida. Después de mucho tiempo sentía que el mareo estaba llegando, no sabía cuanto había bebido pero las 5 botellas de vino sobre la mesa me hacía entender que era mucho.

Ariel tomó mis manos y me arrastraba hacia su habitación, yo no podía negarme o detenerla, las copas se me habían pasado y estaba a punto de cometer una locura. Yo no quería acostarme con ella, no la quería, sólo quería sentir el cuerpo húmedo de Helery contra el mío gimiendo mi nombre. Lo próximo que sentí fue la suavidad del colchón y a Ariel atacando mi cuello, se movía en círculos tratando de despertar mi miento pero éste parecía estar en un estado de invernacion.

- ¡No! - Exclamé tirando a Ariel al suelo.

- ¿Q-Qué haces Lecuim? - Me miró sorprendida.

- No puedo hacer el amor contigo, yo amo a Helery.

- Eres un idiota - Susurró. Algo malo  iba a pasar.

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