9: Zeldris y sus tonterías

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Miércoles en la tarde, la temperatura en la ciudad rondaba por los 36° grados centígrados, sentía que en cualquier momento se me derretiría la piel, el ventilador de mi oficina no era suficiente para alivianar el caluroso día.

El clima no me ayudaba a ser eficiente, llevaba una hora pensando en las mismas cuentas y números telefónicos, sabía que estaba quemando tiempo, pero el sólo ver la decena de personas que tenía que consignar su sueldo de la empresa (ya que yo le controlaba ese punto a la señora Amparo), me causaba un desespero increíble.

Aunque honestamente, más allá de que el caluroso día me hiciera interferir mis labores diarias, lo que verdaderamente me preocupaba últimamente era la información que mi madre me contó ayer: mi hermano andaba en malos pasos, según ella, ingeriendo droga entre compañeros de la universidad.

Ya quería tener la oportunidad de hablar con él para preguntarle de frente cuál era la verdad, porque me estaba matando el hecho de saber que mi hermano estuviera haciendo vainas totalmente inconscientes. ¿Zeldris metiendo polvo por la nariz?, ¿por qué carajos empezó con aquello y desde cuándo?, ¿por qué lo hizo?, el tenía 20 años, creo yo que debía estar informado de la responsabilidad que se debe tener al consumir algo así.

Sólo aceptaría ese comportamiento de su parte si lo estaba haciendo con cuidado y no como una adicción, no era bueno eso, en lo absoluto, es como con un cigarro: debe ser por ocasiones cortas y breves, sin volverse dependiente.

No quería que algo así le afectara su carrera en ingeniería electrónica, mucho menos que se le subiera la tensión a mi mamá por la preocupación.

Ojalá y lo que me dijo mi mamá sólo haya sido una suposición.

Por otro lado, ayer me crucé con Mael en una heledaria muy buena que queda por el centro de Cartagena, nos saludamos y hasta duramos un rato hablando en el negocio, me recuerda mucho a la forma que se comporta mi hermano, ambos son muy calmados, en exceso diría yo.

Es una buena persona, incluso me contó un poco de su familia, anoté en mi mente varios datos que dió de Elizabeth, como el hecho de que es una fanática a morir de Freddy Mercury, diciembre y el aguardiente.

Este último me hizo quedar impactado, ¿quién diría que sería una bebedora acérrima cuando podía?, seguro se entendería muy bien con Ban en ese aspecto, claro, mientras yo les veo al lado con mi juguito de naranja.

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