✠ Cap 20 ✠

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Capítulo 20

Mew creía que tener un hijo estaba bien, y eso era más que suficiente para hacerlo el vampiro más feliz sobre la faz de la Tierra. Estrechó entre sus brazos a su compañero y pegó su cuerpo más al de él. Después de la emoción inicial se separó un poco para continuar con la conversación.

- ¿Exactamente qué quieres decir con que no se parezcan a mí? – Kana quiso sonar ofendido pero se encontraba tan feliz que no podía fingir enojo.

- No creo que pueda lidiar con una mini copia tuya – la sonrisa de Mew era una que no había visto antes parecía... tierna – a penas y puedo contigo -

- No es gracioso, ¡Eh! – ambos sonrieron ante el comentario del mayor.

- Esto es tan nuevo para mí – dijo Mew bajando la mirada.

- No es como que yo haya tenido hijos antes – levantó su rostro desde la barbilla.

- No solo me refiero al bebé – aclaró el mayor acariciando su espalda – hablo de todo, de estar con alguien, de compartir mi existencia con otro vampiro que no sea Ionel, tú personalidad a veces es tan intimidante, y yo... -

- Los dos somos novatos – interrumpió Gulf – soy un vampiro nuevo y tú estás empezando a... vivir... - sonrió – estamos juntos en esto, te quiero ¿Me quieres? –

- Yo... supongo que lo hago... - notó la expresión decaída de Kana – Gulf... -

- Es un avance no te preocupes – besó con cariño su frente – solo que voy a necesitarte mucho a partir de ahora, esto del embarazo me asusta y tampoco tengo idea de qué hacer –

- Supongo que Ionel nos ayudará – lo acercó a él para abrazarlo. 

- ¿Mew? –

- ¿Qué pasa? –

- Ionel dijo que esta noche debía beber sangre humana – comentó entre sus brazos.

- Iremos a la penitenciaria a buscar a alguien – informó el mayor – te quedarás encerrado en la habitación ¿De acuerdo? –

- Por favor no tardes – pidió Kana con un puchero.

- ¿Estás portándote mimado? –

- Déjame, llevo en mi vientre a tu hijo – se quejó el OMEGA. 

- O hija – replicó el mayor.

- ¿Tú quieres que sea niña, Mew? – preguntó incorporándose un poco para ver a su compañero.

- Ionel lo mencionó, y él sabe muchas cosas –

- ¿Me estás diciendo que el bebé que llevo dentro de mí es una niña? – preguntó Gulf con una sonrisa incrédula.

- Estoy diciendo que a pesar de todo, Ionel en ocasiones dice cosas que... digamos se cumplen –

- Bien, entonces te propongo que hagamos una apuesta – mencionó el menor – tú dices que es niña y yo que es niño –

- ¿Y de verdad lo crees o es solo para llevarme la contra? – Mew levantó la ceja con escepticismo.

- Yo de verdad creo que un pequeño Mewy crece en mi interior –

- No estarás pensando ponerle así cuando nazca ¿Verdad? Me niego a que mi hijo lleve ese ridículo nombre –

- ¿Entonces cómo? – Gulf frunció el ceño.

- ¡Dios! ¿De verdad pensabas ponerle así? – el mayor rodó los ojos – si es niño se llamará Alexander, me gusta ese nombre –

- Muy bien – aceptó el menor – entonces si es niña se llamará Natasha –

- Me parece bien – aprobó Mew – en siete meses sabremos quién de los dos ganó –

- ¿Siete? –

- Son solo siete meses en los embarazos de los vampiros OMEGA – respondió – le preguntaremos a Ionel sobre el proceso para estar seguros – Gulf se acercó a besar su mejilla y se quedó ahí unos segundos.

- ¿Por qué no le dices papá a Ionel? –

- En ocasiones lo hago – respondió. Y claro que lo hacía, pero siempre con un aire de sarcasmo.

- Hazlo más a menudo, estoy seguro que a él le gustará que lo llames así –

- Creo que el embarazo te está haciendo demasiado sensible – comentó el mayor entre risas.

- Yo quiero que mi bebé te diga siempre papá –

- Y lo hará porque yo soy su padre... -

- Ionel también es el tuyo, aunque no de sangre, él ha estado contigo y te ha visto como a un hijo –

Mew recordaba que Ionel había estado con él desde antes de ser un vampiro. Y ciertamente siempre había hecho labor de padre como su papá Luca. Un borroso recuerdo de su infancia hacía referencia a que él lo llamaba tío Ionel, pero una tarde, en la que precisamente Ionel no estaba, su papá le había dicho que quería que llamase a Ionel papá también. Probablemente por aquel entonces tendría unos cinco o seis años, no lo recordaba, pero desde entonces le había dicho papá, hasta que... no estaba seguro que había pasado, pero Ionel lo alejó de todos y lo convirtió en vampiro.

Creció en él cierto resentimiento y mucha desconfianza porque después de eso Ionel jamás le había dicho exactamente qué había pasado, y siempre evadía responder las preguntas que tuvieran que ver con su pasado. Por lo que llamarlo papá, no era que naciera desde el fondo de su corazón.

- Sí te hace feliz voy a intentarlo, pero no esperes mucho Gulf –

- Gracias Mew – sonrió – tengo que llamar a mi hermano para decirle que será tío –

- Supongo que querrá matarme – expresó el mayor con seriedad – me advirtió que no te pusiera una mano encima –

- Le diré que fui yo quién abusó de ti – le dijo entre risas – será más creíble para él de todos modos –

- Me parece bien, quizás así ya no me deteste tanto –

Ambos se rieron de sus ocurrencias y en general de la conversación que sostenían. Ninguno de los dos imaginó que después de tener un comienzo algo intrincado y difícil, tendrían una relación y además un hijo. Para Mew era aún más difícil de creer, tantos siglos siguiendo un estilo de vida solitario, taciturno y lúgubre y ahora, su vida estaba llena de ruido, alboroto, y un joven vampiro lleno de vida. Irónico pero cierto.

Y lo más importante. Alguien lo quería. Era extraño pero lindo saberse amado por alguien, pues a pesar de su forma de ser y de su manera de actuar, Gulf lo quería y... él también. Es decir, así tendría que ser ¿No? pues sin importar la actitud de Kana disfrutaba de todas y cada una de sus excentricidades, claro que le parecía un muchacho extraño, algo chiflado, con costumbres extrañas y hábitos singulares. Pero, le gustaba, disfrutaba de su compañía, por lo tanto podía decir que lo quería ¿No?

Además tenía esa extraña sensación con él. Una especie de ansiedad, de inquietud, de temores difusos, indefinidos e infundados llenos de incertidumbre mal dibujada, y si bien sentir ansiedad es algo desagradable, con Kana era diferente. Tenía algo que lo llamaba a descubrirlo pero no se atrevía a hacerlo.

- Iré a hablar con Krist – dijo de pronto el menor - ¿Te espero arriba? –

- ¿De ti? – Mew lo miró esperando su reacción.

- ¿Así que puedes bromear, eh? –

- Creo que algo de ti se está impregnando en mí –

Gulf sonrió y lo besó en los labios antes de ponerse de pie para ir a llamar a su hermano y darle la buena nueva. A pesar de que Mew no le había dicho directamente que lo quería sabía que lo hacía. Era cuestión de ver entre líneas, sin embargo, no perdía la esperanza de que algún día se lo dijera abiertamente.

- Te espero arriba de mí entonces – le lanzó un beso y salió de la sala con rumbo a su habitación.

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El alma de Luca rondaba siempre cerca de Krist pues sabía que tarde o temprano tendría que hablar nuevamente con Ionel y el chico era el único canal que tenía para contactarlo. Sin embargo, dejaba siempre que el joven médium tuviera su privacidad a pesar de que siempre estaba solo en casa y salía muy poco.

- Sé que estás aquí Luca, puedo sentirte – dijo Krist que permanecía sentado en la sala de su casa leyendo un libro de historias de vampiros, el mismo que había leído su hermano antes de irse a vivir con los Jongcheveevat.

- ¿Es que siempre estás solo en casa? –

- Solía vivir con Kana y cuidar de él –

- ¿Y eso qué? – preguntó Luca – deberías salir y divertirte, hacer cosas diferentes –

- No estoy interesado –

- ¿Te gusta estar solo? –

- Sí – respondió.

- ¿Sabes? Te entiendo un poco – dijo con nostalgia – antes de que apareciera Ionel en mi vida me gustaba la soledad, de esa manera nadie podía dañarme, por eso no dejaba que nadie se acercara a mí, de esa forma me cuidaba del dolor – giró su vista para ver su reacción, aparentemente seguía leyendo pero él sabía que escuchaba cada una de sus palabras – pero estar solo todo el tiempo no es bueno –

- ¿Estás intentado darme una lección? – preguntó Krist.

- Eso creo, aunque supongo que no soy tan bueno como Ionel... - el sonido del teléfono interrumpió la conversación que ambos tenían. Krist sacó su celular del bolsillo del pantalón y contestó con una sonrisa en el rostro.

- Hola Kana ¿Cómo estás? –

- ¡Krist! Estoy muy feliz – se escuchó a un emocionado Gulf al otro lado de la línea.

- ¿A qué se debe tanta felicidad? – preguntó - ¿Has logrado por fin deshacerte del odioso de Suppasit? – Luca frunció el ceño ante la mención de su hijo y después sonrió de lado. Parecían unos críos con esas peleas absurdas. 

- No tonto, es algo mucho mejor y que de seguro te encantará –

- ¿A mí? ¿Acaso me tienes una sorpresa? ¿Volverás pronto a casa? –

- Sí es una sorpresa, pero... - hizo una pausa – no podré regresar a casa –

- ¡Lo sabía! – gritó molesto – ese antipático vampiro ya te metió ideas en la cabezota que tienes –

- ¡No estoy cabezón Krist! – le gritó su hermano enojado – ahora, cállate y deja de insultar al padre de mi hijo –

Bien, esa no era la manera en la que quería que su hermano se enterara de que iba a ser tío, pero en ocasiones Krist lo sacaba de sus casillas y soltaba la lengua de más. Sin embargo, lo que se tenía que decir se había dicho, ahora solo quedaba esperar por la reacción de su hermano mayor. 

- ¿Qué acabas de decir Kanawut Traipipattanapong? –

- Que vas a ser tío dentro de unos siete meses aproximadamente –

- Espero que esta sea una de tus bromas de mal gusto porque... -

- No, no es una broma, estoy esperando un hijo o una hija de Mew – reafirmó el menor.

- ¡No puedes estar embarazado! – gritó Krist.

Los ojos de Luca inmediatamente se humedecieron. ¿Un nieto, iba a tener un nieto? Porque ese hijo que esperaba Kana era indudablemente de su querido Suppasit, lo sabía aún sin que se lo dijesen. Estaba emocionado pues aquello era un verdadero milagro, Ionel le había contado en una ocasión que los nacimientos entre los vampiros eran absolutamente raros por no decir imposibles.

- Pues lo estoy Krist y pensé que te daría gusto – la voz de su pequeño hermano parecía triste.

- Kana, tienes veinte años, y ese maldito vampiro ¿Cuántos? ¿Quinientos? –

- ¿En serio eso es lo que te preocupa? – preguntó Gulf – para tu información, fui yo él que abusó de Mew –

Krist conocía a su hermano. Sabía que, a pesar de estar enfermo, era un directo y transparente. No tenía filtros ni pelos en la lengua. Soltaba lo que estaba en su mente sin anestesia. Tan natural, franco y espontáneo. Pero si quería conservar su estabilidad mental debía pararlo en seco, pues a ese ritmo le iba a dar detalles de cómo hizo a ese bebé junto al idiota de Suppasit.

- Lo peor de todo es que te creo – dijo Krist sabiendo de lo que su hermano era capaz - ¿Y al menos piensa hacerse responsable? –

- Por supuesto que sí – respondió Gulf ofendido – incluso ha seleccionado el nombre del bebé si fuera niño – informó – aunque él piensa que será niña –

- No pensé que tendría esta conversación contigo tan pronto – mencionó Krist - ¿Cuándo podré ir a verte?

- Le preguntaré a Ionel – respondió – también tengo muchas ganas de verte, pero apenas hoy será mi primer día de beber sangre humana –

- ¿Cuídate sí? –

- Sí Krist, Mew y Ionel me cuidan muy bien – le dijo para tranquilizarlo.

- ¡Oh sí! ya me di cuenta lo mucho que te cuidaba el idiota de Suppasit – lo dijo con evidente sarcasmo. 

- Krist, no voy a permitir que insultes al padre de tu sobrino o sobrina – advirtió – quiero que cuando vengas a casa lo trates con respeto, o yo mismo te pondré en tu lugar –

- Supongo que ya me has cambiado por él –

- No te he cambiado por nadie, eres mi hermano, pero él es mi marido, bueno mi futuro marido, así que voy a cuidarlo y protegerlo –

- Violaste a Suppsit, vas a tener un hijo de él,  y piensas casarte ¿No crees que son demasiadas noticias para mí? –

- Solo quería que los supieras – la sonrisa de Gulf se volvió a escuchar al otro lado de la línea – debo irme, quiero darme una ducha, he estado en cama todo el día –

- Llámame si ocurre algo ¿Sí? –

- Lo haré – aseguró el menor – te amo Krist –

- También te amo Kana –

Supo que Luca había escuchado parte de su conversación con Kana y entendía el porqué de su semblante orgulloso y sus ojos acuosos. Evidentemente sabía que su hijo iba a ser papá, así que eso de alguna manera lo convertía en futuro abuelo, por lo que podía comprender su alegría. Sabía que Luca deseaba estar vivo para compartir la dicha y felicidad con Suppasit y Kana, pobre alma en pena que jamás encontraría descanso, pensó. 

- Enhorabuena – mencionó Krist – serás abuelo –

- Y tú tío –

- Que sepas que mi hermano abusó de tu hijo – informó en modo de broma.

- Sí claro, Kana siempre ha sido muy... activo – ambos hombres sonrieron pero de inmediato el rostro de Luca cambió a uno preocupado.

- ¿Sucede algo? –

- Me preocupa que Kana recuerde su vida pasada estando embarazado – dijo el padre de Mew – según lo que sé, el embarazo de un OMEGA vampiro es muy raro, y por lo general suele ser de alto riesgo, prácticamente los siete meses debe estar en reposo y evitar emociones fuertes –

- ¿Qué pasa si no cumple con eso? –

- El vampiro OMEGA puede perder al bebé –

- ¿Qué? –

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.

Había terminado de darse relajante ducha en la tina con agua caliente y aceites aromáticos. Se sentía somnoliento pero sabía que debía permanecer despierto, después de todo hoy sería el gran día. Su primera vez bebiendo sangre humana y eso lo emocionaba pues, aunque ya era un vampiro, eso lo consumaba por completo.

Salió del cuarto de baño con el albornoz de Mew puesto. Él ya tenía su propia ropa, Ionel la había mandado pedir comprar con uno de sus sirvientes, sin embargo, seguía usando la ropa de Mew. Le gustaba que le quedara un poco más holgada, además decía que era como si su novio lo abrazara todo el tiempo.

Mew no había vuelto a su habitación, suponía que seguía tocando el piano asimilando la idea de que sería padre. Lo entendía, así que sonriendo se vistió con un conjunto de pijama de satén en color rojo y se dispuso a ir nuevamente con su novio. Lo traería a la habitación aunque fuera a rastras, ya estaba bien de pensar tanto en la noticia del bebé, tenían otras cosas que hacer, como por ejemplo celebrar que serían padres.

Cuando Gulf llegó a la sala de música, como solía identificarla él, Mew empezaba una melodía nueva. Entró y cerró la puerta quedándose recargado en la misma mientras escuchaba como tocaba su compañero, de alguna manera conseguía relajarse con las melodías que entonaba Mew. De pronto se llevó una muy grata sorpresa cuando el padre de su hijo empezó a cantar. Era la primera vez que lo escuchaba hacerlo y se había enamorado de su voz. 

Pero no solo fue la sorpresa de escucharlo cantar, fue la canción la que desató un torbellino en su mente y sin quererlo comenzó a temblar con intensidad, sus manos se movían agitadamente y su cuerpo parecía al borde del colapso inminente. Su corazón latía abruptamente a mil por hora y de sus ojos empezaron a salir lágrimas sin que él pudiera controlarlo. Todo estaba claro ahora. Por fin entendía la conexión que había tenido con Mew cuando... se volvieron a encontrar.

"El amor puede doler... a veces el amor puede doler... pero es lo único que conozco...cuando se vuelve complicado... sabes que a veces es complicado... es lo único que nos hace sentir vivos... mantenemos este amor en una fotografía... creamos estos recuerdos para nosotros mismos... donde nuestros ojos jamás se cierran... nuestro corazones jamás de rompen... y el tiempo se congela para siempre... así que puedes mantenerme dentro del bolsillo de tus pantalones rotos... sosteniéndome cerca hasta que nuestros ojos se encuentren... nunca estarás solo... espera a que llegue a casa..."

https://youtu.be/4-z247Cjui4

Esa era la canción que Suppasit solía cantar acompañado de una vieja guitarra que le había regalado Ionel, sentado junto a él en el patio de su casa cuando iba a visitarlo porque estaba enfermo. Todos los recuerdos de lo que había vivido con él regresaron en cuanto lo escuchó cantar esa canción. Cayó de rodillas al suelo y sus sollozos alertaron a Mew que dejó de cantar y tocar para acercarse a él.

- ¡Gulf! – colocó sus manos sobre los brazos del menor – Gulf ¿Qué pasa, por qué lloras, te duele algo? – sí, le dolía el corazón, de alegría y de tristeza al mismo tiempo – Gulf, estás asustándome, dime qué te pasa – la voz de Mew denotaba absoluta preocupación –

- Por Dios... eres tú... - dijo entre lágrimas y sollozos – realmente eres tú... - colocó sus manos en el rostro de Mew. 

- Sí, soy yo... soy Mew – el mayor normalmente no solía referirse a sí mismo como "Mew", pero como Gulf lo llamaba así empezaba a acostumbrarse a ese sobrenombre.

- Mi bello y brillante sol... eres tú... -

- ¿Sol? – solo Luca, su padre, lo llamaba así. Él y... alguien más que no podía recordar.

CONTINUARÁ... 

Gulf lo ha recordado todo. ¿Se imaginan que es lo que se viene? 

Gracias por leer, nos vemos en el siguiente capítulo. 

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