✠ Cap 23 ✠

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Capítulo 23

Con un diagnóstico de grave pero estable, Thayanut abandonó la mansión de los Jongcheveevat no sin antes darle a Mew las indicaciones necesarias para el perfecto cuidado de Gulf. El doctor también confirmó que el tiempo de embarazo que llevaba su pareja era aproximadamente de un mes y unos días. 

Las instrucciones que dio habían sido muy claras. Nada de emociones fuertes que alterasen a Gulf, reposo absoluto por lo menos hasta la siguiente revisión que sería en un mes, y lo más importante: tenían que empezar a alimentarlo de inmediato con sangre humana. Gran parte de su debilidad se debía precisamente a que no estaba bien alimentado, y ahora debía hacerlo por dos. Era indispensable. 

Thayanut además se ofreció a llevar el embarazo de Gulf debido a que era obvio que no podían llevarlo a un hospital para que lo revisaran como lo haría cualquier mortal. También dejó a Gulf conectado a una bolsa de sangre humana de cuatrocientos mililitros para alimentarlo vía intravenosa mientras se despertaba y les dejó cinco más para que se las proporcionaran en cuanto lo hiciera pues el joven vampiro no debía hacer ningún esfuerzo.

Ionel salió de la habitación para acompañar a Thanayut a la puerta. Mew se quedó con Gulf que permanecía dormido en la cama. Había sido un día emocionalmente desgastante para ambos, y aunque él también se sentía cansado debía estar alerta de cualquier cosa que necesitara el menor.

Gulf era muy hermoso. Incluso estando convaleciente seguía siendo luciendo muy bello, como ningún otro vampiro. Sin embargo, no solo era su belleza física lo que lo hacía ser un vampiro increíble, la personalidad que tenía era sencillamente única, haciéndolo a él alguien muy especial. Ya que por más fastidioso, ruidoso, terco y aguerrido que fuera, no podía dejar de sentirse muy atraído por él, y era cierto que dicha atracción surgió desde el primer momento en el que se vieron.

Pero aquello aparentemente tenía una razón, y una muy poderosa. Ellos se habían conocido en el pasado, hace varios siglos para ser exactos, en aquel tiempo habían compartido algunos años juntos y al final los habían tenido que separar. En aquel entonces, ellos eran algo así como una pareja, o al menos eso había entendido cuando su padre y Ionel contaron como habían pasado las cosas. Ambos le aseguraron que Gulf había sido una persona muy importante para él, sin embargo, ¿Por qué no podía recordarlo?

- ¿Por qué no puedo recordarlo? – preguntó Mew cuando sintió la presencia de Ionel en la habitación.

- No lo sé – respondió éste – sin embargo creo que lo harás, probablemente pase algo que detone tus recuerdos, justo como le pasó a él – comentó – por cierto ¿Qué fue exactamente lo que pasó? –

- Estaba cantando cuando de pronto comenzó a llorar – comentó Mew sin dejar de acariciar el vientre de Gulf – lloraba y decía que era yo, su sol... -

- Muchas veces le cantabas con tu vieja guitarra en el patio trasero de nuestra casa, sus ojos estaban llenos de admiración, de cariño, de amor – dijo Ionel – ver a Kana enamorado de ti era algo que me hacía muy feliz –

Mew guardó silencio procesando la información de Ionel. Se preguntaba qué tan grande era el amor de Kana que hacía felices incluso a las personas que estaban a su alrededor. Tenía la duda de que si él había correspondido a ese amor de la manera en que se merecía.

- ¿Yo me portaba bien con él? – preguntó con duda.

- Kana fue correspondido por ti en todo momento mientras estabas lúcido – le dijo – antes no eras tan huraño ni arisco – Mew hizo una mueca ante el comentario.

- La persona por la que siempre te he preguntado ¿Es Gulf? –

- Sí, no creo que se trate de alguien más porque solo éramos tú, Luca y yo, después llegó Kana y nadie más se acercó a nuestra familia –

- No sé como sentirme respecto a que sea Gulf la persona que está en mis recuerdos – comentó Mew – es decir, hay alguien, pero esa persona no tiene rostro ni voz, y aunque me digan que se trata de él, por alguna razón no puedo colocar su cara en mis recuerdos –

- No intentes forzar las cosas, de igual forma tienen todo el tiempo de mundo para esperar a que eso pase – dijo Ionel - estoy seguro que Kana te esperará el tiempo que sea necesario - 

- ¿Qué va a pasar ahora? –

- Me quedaré con ustedes hasta que mi nieto o mi nieta nazca – indicó Ionel – después me iré lejos –

Algo se removió en el interior de Mew. Si bien había vivido temporadas lejos de Ionel, no habían sido por mucho tiempo en realidad, un par de semanas o a lo mucho un mes. Pero ahora, no había establecido una fecha de regreso e intuía el motivo por el cual se iba.

- No tienes por que irte – Mew dijo de pronto – esta es tu casa de igual forma –

- De ninguna manera permitiría que tú, Kana o mi nieto se vayan de aquí, esta fortaleza es segura para ustedes - 

- ¿Y cuándo regresaras? – preguntó Mew y Ionel lo observó un par de minutos en silencio antes de responder.

- Por ahora no pensemos en eso, tenemos que cuidar a Kana – dijo mirando al muchacho en la cama – iré a buscar sangre humana para almacenarla para él, por un buen tiempo no podrá hacer ningún tipo de esfuerzo, y eso incluye el alimentarse por su cuenta –

- Gracias por cuidarlo de él a pesar de lo que pasó – Mew se puso de pie y se giró hacía su padre –

- Kana está en todo su derecho de reclamarme e incluso de odiarme – indicó el vampiro mayor – le arrebaté su felicidad e hice que perdiera sus ganas de vivir - recordó - de hecho yo esperaba una reacción mucho peor, pero me dio gustó cuando accedió a escuchar a Luca – Mew solo asintió y Ionel se dio la vuelta para marcharse en busca de sangre para Gulf.

- Pa... papá... - pronunció Mew haciendo que Ionel se detuviera en la puerta sorprendido de que lo llamara así sin su característico sarcástico – solo quiero que sepas que... no te guardo rencor... y que... ahora que se cómo han pasado las cosas, no... no te odio... -

Ionel no podía dar crédito a lo que escuchaba. Ese era el Suppasit que él conocía, alguien bondadoso, cariñoso y hasta tierno. No esperaba que ninguno de los dos muchachos lo perdonara, y que su hijo lo hiciera hacía que el enorme peso en corazón se aligerara un poco.

- Yo en realidad... supongo que debo agradecer lo que hiciste, pues a pesar de que no era lo que yo quería, tú solo te preocupaste por mi bienestar –

- No me agradezcas nada – dijo su padre – supongo que tu nueva faceta como futuro papá te tiene así de sensible – bromeó Ionel. Mew solo sonrió de lado y se rascó la nuca.

- Supongo que es eso –

Ambos hombres sonrieron y Ionel por fin se marchó en busca de la comida para su yerno, el cual probablemente no lo perdonaría nunca, se lo había gritado en la cara y ciertamente no vio interés de hacerlo cuando Luca les contaba lo que en realidad había pasado.

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Tocaba el timbre con desesperación, pero nadie salía a atenderlo. Sabía que Krist estaba ahí dentro, lo vio llegar completamente aturdido y agitado cuando espiaba su casa desde otra ubicación a la que normalmente tenía. El joven médium parecía muy alterado y eso lo preocupó bastante, por ese motivo sin importarle nada, salió de su escondite y fue a buscarlo para averiguar que era lo que había pasado.

Llevaba más de diez minutos llamando a la puerta de la residencia de los Traipipattanapong, la luz de la sala permanecía encendida al igual que la de la calle y la de la cocina, pero no escuchaba ningún ruido y eso lo estaba preocupando aún más. Estaba decidido a intentar colarse por una ventana cuando el ruido de la puerta abrirse lo hizo quedarse quieto en su lugar.

- ¿Qué demonios quieres? – preguntó un Krist con unos ojos visiblemente rojos de tanto llorar.

- ¿Qué te pasa Krist? –

- Nada que te importe – le contestó e intentó cerrarle la puerta en la cara, pero Singto no lo dejó. 

- Krist por favor, me preocupa verte en este estado – dijo y por un momento al hermano de Gulf le parecieron sinceras sus palabras - ¿Está Kana contigo? –

- No, y quiero estar solo así que vete –

- No me iré, y menos si estás así – advirtió Singto.

- Déjalo pasar – Krist escuchó la voz de Luca y éste lo obedeció.

Dejó que Singto entrara detrás de él y que éste cerrara la puerta. Hacía mucho que no lo dejaba entrar en su casa, y tampoco tenía idea de porque le había hecho caso a Luca, pero sencillamente no tenía ganas ni de ver, ni de hablar y mucho mejos escuchar a alguien, así que simplemente se sentó en el sillón, se cruzó de brazos y no dijo una sola palabra.

SIngto lo observó con preocupación, sabía que no estaba bien, pero desconocía lo que estaba pasando. ¿Acaso le había pasado algo a su pequeño hermano menor que estaba muy enfermo? No quería pensar cosas malas, pero algo le decía que quizás Kana... quizás había muerto. 

- ¿Kana está bien? – no sabía como empezar la conversación pero necesitaba saber que estaba pasando.

- No lo sé –

Bueno, al menos no le había dicho que el joven Kana había muerto, pero era evidente que Krist no quería hablar, o al menos no con él. Así que tendría que armarse de paciencia para averiguar qué era aquello que lo tenía tan mal. Probablemente su padre lo estaría buscando por cielo, mar y tierra, pero por ahora, el menos en ese momento, sabía que Krist lo necesitaba, y mucho.

Ambos permanecieron en silencio por varios minutos. Cuando estaban juntos, Singto sabía que cuando Krist se enojaba con él permanecía en silencio durante varias horas y después él solo empezaba a hablar de lo que lo tenía tan mal. La diferencia ahora era que ya no estaban juntos, cada quién estaba haciendo su camino ya sea por voluntad propia o por obligación como era su caso.

Sin embargo, los minutos se convirtieron en una hora, y Krist parecía no mejorar. Estaba replanteándose si realmente su visita le hacía un bien al joven médium o lo hacía sentir mucho peor, pero no podía evitar sentirse preocupado al verlo tan abatido. Lo seguía amando como desde el primer día, pero no podía estar con él porque ya tenía compromiso impuesto por su padre.

- Habla con él Krist – susurró Luca que estaba sentado a su lado sin poder ser visto por el otro chico que estaba en el otro sillón.

- No importa que hables fuerte, él no puede ver ni oírte – dijo Krist enojado.

- ¿Disculpa? – Singto lo miró confundido.

- No estoy hablando contigo – respondió el hermano mayor de Gulf – no olvides que soy un fenómeno y que hablo con los muertos –

- Krist yo... -

- Creo que ya estuviste mucho tiempo aquí en mi casa, es hora de que te vayas –

- ¿Alguien está aquí con nosotros? – preguntó el joven funcionario ignorando el comentario de Krist.

- Sí – respondió de mala gana.

- ¿Y qué te dice? –

- Nada que te importe en realidad –

- ¡Krist! – reprendó Luca. 

- Quiere saber los motivos por los cuales me abandonaste – dijo Krist – pero no te preocupes, yo responderé por ti –

- Mi padre me obligó a dejarte – interrumpió Singto – notenía pensando decirle nunca la verdad, pero verlo así, tan dolido, resentido yenojado no pudo soportarlo. 

- ¿Tu padre sabe que hablo con los muertos? – preguntó con sarcasmo - ¿Te atreviste a decírselo? –

- No, Krist, mi padre no sabe nada acerca de eso –

- ¿Y entonces? –

- Estoy comprometido con alguien Krist- le dijo bajando la mirada – mi matrimonio con ella se va a anunciar en unas cuantas semanas –

- Ya lo sabía – le dijo Krist sorprendiéndolo pues no esperaba que supiera eso.

- ¿Cómo lo sabes? –

- Eso no importa – respondió el mayor de los Traipipattanapong – pero eso no fue lo que dijiste cuando te fuiste de aquí –

- Te mentí – alegó Singto.

- ¿Mentiste cuando me dijiste que era desgastante estar con alguien tan extraño que hablaba con los fantasmas y que encima les ayudaba a encontrar el descansdo eterno? –

- Sí Krist yo... -

- ¡No me hagas reír! – lo paró en seco – incluso dijiste que dudabas de que fuera verdad todo lo que te decía y quizás me estaba volviendo loco por la enorme responsabilidad de cuidar a mi hermano menor desde muy joven - 

- No lo dije en serio – trató de excusarse, no obstante Krist se puso de pie y de su cartera sacó una tarjeta de presentación.

- ¿Acaso no me diste tú esta tarjeta? – se la aventó en la cara – "es una muy buena psicóloga, te puede ayudar a que canalices toda esa imaginación en algo productivo" – Krist trató de imitar la voz de Singto - ¿No fueron esas tus palabras? –

- Lo siento... -

- ¿Lo sientes? – se burló de pie delante de él – también yo, así que ahora mismo te largas de mi casa – lo cogió del brazo y lo levantó del sillón –

- Krist, me estás lastimando –

- No tanto como tú me lastimaste a mí, así que vete y no vuelvas nunca – le gritó sacándolo por la puerta principal – si ya no me querías, simplemente me lo hubieras dicho, no era necesario tanta humillación de tu parte – cerró la puerta y le puso seguro. Al darse la vuelta Luca estaba ahí - ¿Contento? – preguntó – he tenido una noche de mierda y encima el idiota de Singto y tú me hacen sentir peor –

- Él está arrepentido –

- Por mí puede meterse ese arrepentimiento por donde más le quepa –

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Habían pasado dos horas desde el desmayo de Gulf antesde que éste mostrara signos de querer despertar. Un leve quejido de su partealertó a Mew que había permanecido a su lado todo el tiempo, acariciando suvientre y después su cabello; pensando en todo lo que había pasado desde que, "sereencontró" con Gulf y en cómo había cambiado su vida desde entonces. Jamás imaginóque algún día estaría en la situación en la que se encontraba. 

- ¿Mew? – preguntó el menor con los ojos cerrados ya que seguía sintiéndose débil - ¿Mew? –

- Aquí estoy –

- ¿Me das la mano? – el mayor entrelazó su mano con la de Gulf - ¿Qué me pasó? –

- ¿No lo recuerdas? – preguntó Mew preocupado.

- Sí, si recuerdo que Krist me golpeó porque intenté morderlo, pero quiero decir... ¿Todo está bien? ¿Mi bebé está bien? ¿Nuestro hijo sigue vivo? –

- Sigue creciendo dentro de ti – respondió Mew – pero no debes alterarte ni hacer esfuerzo alguno, el doctor dijo que si eso pasa lo más probable es que sufras un aborto y lo pierdas –

Los ojos de Gulf se llenaron de inmediato de lágrimas.Aquella noticia era una noticia agridulce, pues si bien se alegraba muchísimo de que subebé estaba vivo y seguía con ellos, no podía hacer de lado la situación tan grave que vivía, ya que si cometía el más mínimo error, jamás conocería a su retoño, y eso lo entristecíademasiado, aún no nacía su bebé y ya estaba siendo un mal padre.

- No llores Gulf –

- Estoy siendo un mal padre para nuestro bebé – le dijo sollozando.

- Si lloras le harás mal a nuestra hija – indicó Mew tratando de tranquilizarlo.

- ¿El doctor te dijo que era una niña? – preguntó sorprendido.

- No, aún no se puede saber el sexo, pero recuerda que mi apuesta es a que es una nena – eso hizo reír al menor que se limpió las lágrimas con la mano que tenía libre.

- Mew... -

- Dime –

- ¿Qué piensas de todo lo que nos dijeron Luca y Ionel? –

- Lo sigo asimilando, no es fácil para mí escuchar una historia que es la mía y de la cual no recuerdo mucho –

- ¿Y qué va a pasar con nosotros? –

El menor tenía miedo de que Mew no quisiera estar con él después de saber toda la verdad, aunque no había hecho nada malo en el pasado, cuando recordó todo tuvo una con su padre, con ambos padres en realidad y como no vio ningún signo de enojo por parte Mew hacía ellos supuso que se había puesto de su lado.

- Por lo pronto te voy a cuidar hasta que nuestra hija nazca – contestó – vamos a estar juntos y veremos si con el tiempo logro acordarme de ti –

- ¿Lo dices en serio? –

- No tendría por qué estar bromeando –

- ¿Y Ionel y Luca? –

- Mi papá desapareció – dijo Mew bajando la mirada – pero imaginó que lo veré nuevamente si tu hermano lo permite, lo amenacé de muerte si algo te pasaba a ti o al bebé –

- ¿En serio hiciste eso? – 

- Me preocupo por ambos – aseguró Mew mientras se acercaba a besar su frente – en cuanto a Ionel, él dijo que se quedaría hasta que naciera "Natasha" y después se iría –

- ¿Para siempre? – preguntó Gulf de forma neutral.

- No lo sé, pero eso parece –

- Me parece lo correcto, yo jamás podré perdonarlo y no lo quiero en mi vida, mucho menos en la de mi bebé, por mí puede irse antes si así lo desea –

- Gulf, creo que estás siendo muy duro con él –

- ¿Lo estás defendiendo? – preguntó el menor sintiéndose ofendido - ¿Después de todo lo que nos hizo? –

- Pero él fue el que de alguna manera nos volvió a reunir – argumentó el mayor – yo no hubiera accedido a transformarte Gulf, nunca – Kana lo miró con ojos llorosos y después giró rápidamente su vista hacía otro lado, no quería ver a Mew.

- Que haga lo que quiera, no me importa nada que tenga que ver con él, pero si su decisión es marcharse, tú no harás nada para detenerlo, porque si lo haces Mew, entonces él que se irá soy yo –

CONTINUARÁ... 

Al parecer Gulf no perdona ni olvida. ¿Podré perdonar a Ionel algún día?

Gracias por leer, hasta el siguiente capítulo. 

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