Capítulo 18

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Mat comienza dando un paso atrás con el pie izquierdo, mientras yo lo sigo por la pista; damos vueltas alrededor, creando delicadas figuras a nuestro paso. Avanzamos a través de un compás y medio de música; lento, lento, rápido, rápido, hacia delante y hacia atrás, en zigzag, a la derecha e izquierda, dando un cuarto de giro o giro completo, de vez en cuando.

Esbozo una extensa sonrisa.
«Como quisiera ver a Paul, aquí».

Los invitados aplauden animadamente, al tiempo que la canción se va mezclando con; Snowman de Sia.

Los recuerdos vienen a mi mente... Paul y yo, bailando en mi habitación, aquel día en que quiso besarme por primera vez... Cuando me invitó a bailar en la cena del Largo Moon.
De pronto, quien está bailando conmigo no es Mat, sino Paul.

Flotamos por toda la pista, una verdadera pareja de enamorados, derrochando amor, ternura, sonrisas y miradas coquetas.

Esto es lo que quiero, esto es lo que me gusta sentir... Amor.

I want you to know that I'm never leaving, cause I'm Mrs. Snow, 'til death we'll be freezing, yeah you are my home, my home for all seasons, so come on let's go...

Le canto con entusiasmo. Veo sus manos que van a mis caderas y yo coloco mis manos en sus hombros, para ser elevada en una vuelta por el aire.

—Gracias por este momento... —susurro aún sonriente, al mismo tiempo que regreso al suelo.

—Descuida, Scarlett, todo sea por dar a conocer tu talento como bailarina —Nos colocamos de lado, cada uno viendo al lado opuesto, elevamos la mano derecha y las unimos en alto, dando media vuelta—. De verdad que eres increíble, Scarlett, bailas como ninguna otra.

Su comentario me hace alejar la vista, la música está terminando, y cuando vuelvo a verlo, se ha ido. Es Mat, quien baila conmigo.

—¡Gracias! —grita Mateo, haciendo una reverencia.

«Todo ha sido obra de mi imaginación». Me repito mentalmente, haciendo una reverencia, para terminar con el espectáculo.

—¡Muchas gracias, a la señorita Scarlett McCarthy y al joven Mateo Warren! —El MC toma la palabra—. ¡Es hora del último baile! —anuncia con entusiasmo.

Stuart regresa a la cabina, y la música continúa.

—Vamos afuera —susurra Carola en mi oído, a mitad de la pista, y después de varias piezas de baile con los amigos.

Asiento y tomo su mano, caminamos hasta el jardín y nos refugiamos bajo el toldo del garaje, son pasadas las doce y no hay mucha gente aquí afuera, con este clima es mejor estar adentro.

—¿Qué sucede? —pregunto angustiada, creo que este misterio tiene que ver con el tema del embarazo.

—Ya me entregaron los resultados de la prueba...

—¿Y? —Su mirada perdida no me da muchas respuestas.

—Estoy embarazada —Las lágrimas en sus ojos, amenazan con brotar—. ¿Qué voy a hacer, Scarlett?

—Carola...

La tomo entre mis brazos y ella se permite llorar un momento.

—Aquí estaré, sin importar tu decisión, cuentas conmigo...

—Quiero tenerlo —Me interrumpe alejándose, para limpiarse las lágrimas—. Sé que no es el momento, y que no estaba en mis planes, pero es el fruto del amor que sentimos Aldo y yo...

Saco un pequeño pañuelo que traigo en el bolsillo de mi vestido, la ayudo a limpiarse las lágrimas.

—Jamás pensé en decir esta bola de cursilerias.

Ambas reímos ante su comentario.

—Tus padres...

—Aún no lo saben.

—¿Cuándo piensas decirles?

—¿Decirle qué, a quién?
Aldo nos toma por sorpresa.

—Yo... —Carola se da la vuelta, para limpiar el rastro de su llanto.

—Que ya quiere irse a descansar —respondo rápidamente—. No queríamos decirles, porque se veian muy divertidos bailando...

—¡Hay amor! —La rodea por la cintura y ella lo recibe dándole un beso en la mejilla—. Si quieres irte, nos vamos ya, tú solo pide lo que quieras.

«Tal vez Aldo puede ser un buen padre, pero por muy lindo que parezca, aún no sabemos cómo va a reaccionar a la noticia».

—¿Irnos? —Roger llega a mis espaldas—. Pero si esta princesa no me ha dado ni un minuto de su tiempo.

Toma mi mano y me da un par de vueltas.

—Ha, ha, Roger —Le sigo el paso, a lo que sea que estamos bailando—. Pero si ya has bailado con Rebecca.

—Pero tu eres la mera, mera de la fiesta...

—¡Sueltala! —exige un Drew muy molesto.

—¿Qué te sucede? —cuestiono viéndolo de frente.

—¿Cómo puedes estar bailando con este, cuando me rechazaste a mi? —Me toma del brazo, alejándome de mis amigos—. No puedo creer que Taylor haya permitido que estos pandilleros estuviesen aquí...

—¡Callate! —demando empujandolo—. ¡No vuelvas a hablar así de mis amigos!

—El barrio te ha nublado el juicio —vuelve a tomarme del brazo, pero está vez con más fuerza.

—¡Me lastimas!

—Hermano, calmate —Roger se para entre los dos.

—¡Yo no soy tu hermano!

Drew me suelta y empuja a Roger por los hombros.

—¡A Scarlett no la vas a tratar así! —Iván llega furioso desde la puerta—. Le vuelves a poner una mano encima, y no te la acabas.

Amenaza tomando el cuello de su camisa.

—Iván —Lo que menos quiero, es una pelea—. No vale la pena...

—¡Los que no valen la pena, son estos pandilleros! —grita Drew empujando a Iván.

Algunos de los invitados voltean a vernos, doy un paso atrás para acercarme a Carola, pero Drew insiste en alejarme de ellos.

—¡Vamos, Scarlett!

—Ella no va a ningún lado contigo —Iván me coloca detrás de él.

—Ya veremos con quién se va —Drew suelta el primer golpe.

Iván no se queda atrás, e intenta defenderse. Algunas de las mujeres gritan escandalizadas, Carola se esconde detrás de Aldo, mientras Roger y yo, intentamos separar a los chicos.

—¡Iván, detente! —Ro lo toma de la cintura.

—¡Basta, Drew! —Lo jalo del hombro—. ¡Dejalo en paz!

Él intenta alejarse de mi en un movimiento rápido, pero en el proceso me propina un codazo y salgo dando unos pasos atrás. Me ha pegado justo en la comisura de los labios.

—¡Ahh!

Los gritos de los presentes hacen más grande el alboroto.

Alcanzo a ver a Friz entre los invitados, su mirada es de angustia, cuando se topa con la mía.

—¡Eres hombre muerto! —declara Iván furioso.

Toma a Drew del cuello nuevamente.

—¡¿Qué sucede aquí?!

La fuerte voz de mi padre nos sorprende. Todos guardan silencio mientras se acerca a nosotros.
Su mirada es más fría que un hielo, pero su expresión cambia en cuanto me ve.

—¡Scarlett! —corre hasta mi, observandome de pies a cabeza—. ¡Taylor!

Los observadores comienzan a dispersarse, Taylor llega corriendo con Cloe de la mano.

—Ven conmigo —Cloe me toma entre sus brazos, yo sigo sin saber qué hacer.

—Llevala al consultorio —pide mi padre.

Cloe asiente y me conduce por la puerta de servicio. Desde que llegamos, mi padre instaló un consultorio en casa, para cualquier emergencia.

Volteo a ver sobre mi hombro, el alboroto sigue, pero no entiendo nada, todos hablan al mismo tiempo. Fritz me hace señas con las palmas de las manos, indicándome que las cosas están bien.

—Sinceramente, no sé qué hacer... —comenta Cloe cuando llegamos al consultorio.

—¿A qué hora llegaron? ¿Mi madre también está aquí? —pregunto buscando el botiquín.

—Hace como diez minutos, Penny se quedó hablando con los padres de tus amigos —responde en la puerta.

—Voy a subir a mi habitación —tomo lo que necesito y camino hasta la puerta.

—De acuerdo, le avisaré a tus padres, ¿estarás bien? —cuestiona mientras salimos rumbo a las escaleras.

—Descuida Cloe, solo fue un pequeño golpe —aseguro subiendo las escaleras.

Me apresuro a llegar a mi habitación, para correr al ventanal. Ya no hay nadie en el jardín. Solo alcanzo a escuchar Yellow de Coldplay, sonando en el gran salón.

—¿Estás bien?

Volteo rápidamente al reconocer aquella varonil voz.

Iván entra a mi habitación y cierra la puerta detrás de él. Camina hasta mi con una pequeña sonrisa.

—¿Qué sucedió? —cuestiono tomando un poco de algodón, junto con agua oxigenada, para poder limpiarme.

—Tu padre estaba furioso —responde quitandome el algodón.

Tomando mi rostro con su mano derecha, me ayuda a limpiar la pequeña herida.

—Gritó que... Nadie podía tocar a su hija, así que Ro le dijo que fue tu amigo, Drew... el que te golpeó —confiesa riendo—. Le soltó un buen derechazo...

—¡¿Qué?!

Jamás he visto a mi padre pelear, seguro que estaba furioso.

—Prácticamente... con eso terminó la fiesta —termina de limpiarme.

—¿Y los demás?

No pensé que esta noche terminaría así.

—Están abajo, esperándome, llegamos todos en la camioneta de Aldo —explica caminando al balcón—. Que hermosa vista tienes...

—Lo sé... —camino hasta su lado y él me toma de la mano.

—No quiero arrepentirme de nada... no quiero que esta noche termine así...

—¿De qué hablas?

Tiene ese brillo travieso en la mitad.
Se coloca frente a mi, viéndome a los ojos.

—Desde que Carola nos dijo que veniamos, imagine miles de escenarios contigo... quiero decir, quería que esta noche fuese inolvidable... y lo fue, pude estar contigo, verte bailar y compartir tu tiempo...

Mi mirada va a su traje, su cabello va perfectamente peinado, como nunca lo había visto, sus labios se ven rosados y suaves, sus ojos... esos ojos son un mar en el que no me quiero perder.

Iván es otro esta noche.

—Y sé que si no hago lo que quiero, puede que me arrepienta el resto de mi vida, después de todo, no sé cuando vuelva a tener otra oportunidad...

—No te entien...

Sus labios se unen con los míos, en un tierno y dulce beso.

Sus manos acuñan mi rostro, mientras me sujeto con fuerza a sus hombros. Esta sensación es totalmente nueva para mi, no, no es amor, es más que un cariño de amigos, pero no es algo que haya vivido antes, simplemente no sé lo que es.

Iván profundiza el beso, todo parece perfecto; la música, el ambiente, la noche, todo a excepción de... Él no es Paul.

«¿Qué está pasando? ¡No puedo, esto no puede suceder!».

Me alejo bruscamente y veo en sus ojos la sorpresa.

—Lo siento, Scarlett...






Hace una hora llamé a Carola, me contó todos los detalles de la fiesta en casa de Scarlett. Pero no me quiso decir nada de Iván, espero no se haya pasado de la raya con mi chica, puede que aún no seamos novios, pero esta claro que estamos juntos.

Le acabo de informar a mis padres que regreso a la ciudad, no pienso esconderme de nadie, yo no he hecho nada.

Así que, aquí voy mi Scar, ya no aguanto las ganas de verte.

Mi mundo no es el mismo sin ti, mi Scarlett.

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