Las primeras palabras que comencé a escribir, surgieron cuando era niña, tendría unos 8 años y sólo escribía pequeños versos que después se convirtieron en poemas y después de un tiempo, pasaron a ser novelas.

Esta es mi segunda obra después de mi saga Yessabell y sólo quiero agradecer a quienes me impulsaron a compartir mis historias, historias que guardé con recelo pero que hoy son compartidas.

Gracias a mi amiga marianita, porque me dijiste "vamos" cuando otros me ignoraron, porque me impulsaste a dar ese paso que me faltaba, para decidirme a compartir mis historias.

A quienes sin conocerme, me han dado la oportunidad leyendo mis letras.

A mis dos ángeles, que me dieron las lecciones más importantes de mi vida: no rendirme hasta conseguirlo y que, cuando haces las cosas con pasión, el trabajo deja de ser trabajo y se convierte en tu vida.

A ti, que estás leyendo esto.

Las palabras se quedan cortas.

Gracias Infinitas.

Alejandra Gaan