♥️CARTA DE AMOR♥️

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Suspiró con pesadez, sin duda alguna el observar como sus dos amigos, y demás compañeros de su salón habían recibido regalos por el día de San Valentín le causaba frustración al pelinegro. Todos recibieron regalos, cartas, una que otra flor por ahí, detalles pequeños pero, eran esos pequeños detalles los que hacían de ese día, algo especial.

Enserio, de Tanjiro no le causaba mucha impresión que digamos, era un buen chico, ¿Pero de Zenitsu? Eso lo hizo sentir mal, porque si alguien como Zenitsu con lo raro y exagerado que era recibió un regalo por el día de San Valentín de alguna chica, ¿Por qué él no? ¿Qué estaba pasando? ¿Era peor que el rubio?

—¿No recibiste nada tú, Inosuke? —preguntó Zenitsu, al ver lo frustrado que se encontraba el pelinegro.

—No... —medio murmuró Inosuke, frustrado, y mirando a otra dirección que no sean sus amigos. Le molestaba verlos tan felices y él, ni siquiera con un pedazo de papel siquiera.

—No te preocupes, Inosuke, el hecho de que no hayas recibido algo en este día no significa que no le gustes a alguien —en un intento por subirle los ánimos, Tanjiro le habló con mucha amabilidad.

—No es como que necesite un regalo, o alguien que me quiera, Monjiro —contestó Inosuke, sin verle a los ojos. Una gran mentira si me lo preguntan, pero así era él, era difícil que él muestre sus verdaderos sentimientos.

Al otro extremo del salón, desde su asiento, le observaba de vez en cuando, y se dió cuenta que el muchacho no había recibido ni un solo regalo. Ella tampoco había recibido nada, a diferencia de su mejor amiga Kanao que hasta tres regalos recibió.

No tenía tiempo de comprarle algo, era obvio, estaban en la secundaria, pero sí podía hacerle algo lindo a ese muchacho.

Fueron largas y pesadas horas para Inozuke, peor aún tener que soportar el hecho de no haber recibido ningún regalo. No era como que sí realmente esperase algo, pero, precisamente el hecho de NO haber recibido absolutamente NADA, le causaba un ligero sentimiento de tristeza.

Llegó la tarde, las horas clases habían terminado luego de un gran día en dónde muchos recibieron regalos y detalles hermoso, a diferencia del pelinegro. Ya era momento de retirarse, y mientras poco a poco los estudiantes iban abandonando el salón, a Inosuke se le acercó su compañera de clases.

—Hola, Inosuke... —saludó ella. Él levantó su mirada al escucharla.

—Hola, Aoi, ¿Qué sucede? —preguntó él, guardando sus cosas.

—Nada en particular, solo me preguntaba, ¿No recibiste nada el día de hoy? —preguntó Aoi, le sonrió sutilmente mientras le miraba a los ojos.

—No, ¡No! Recibí nada, ¿Por qué? —el que le estén preguntando eso a cada rato le frustraba—. No es como que realmente necesite recibir algún regalo o algo, San Valentín es un día como cualquier otro, nada más. Y tampoco creo que le guste a alguien.

—Ay, no digas eso, no pierdas las esperanzas, quién sabe... —hizo una ligera pausa—, tal vez encuentres algo en tú casillero. Vamos, arriba esos ánimos.

—Sí, seguro —sonó muy sarcástico.

—Bueno, me retiro, nos vemos mañana, cuídate Inosuke —se despidió Aoi, pero le dió una sonrisa tan linda al muchacho pelinegro. La observó alejarse, sin duda alguna Aoi le parecía una chica agradable y linda.

Todos se encontraban retirándose de la secundaria, ya habían acabado las horas clase. Mientras caminaba por el pasillo dirigiéndose a su casillero, recordó las palabras de Aoi.

¿Así que encontraré algo en mí casillero, eh? Qué estupidez —pensó el muchacho.

Cuando llegó a su casillero, abrió la pequeña puerta, al hacerlo, un papel doblado por la mitad cayó al suelo cerca de sus pies. Se llevó una gran sorpresa, enserio, una gran sorpresa se llevó el pelinegro. Miró a todas partes, después se agachó a recogerla, abrió aquel trozo de papel y lo leyó.

"Sé que no hablamos muy seguido, y tal vez pienses que esto es una tontería pero, no lo es realmente. Todos los días te veo y me pareces alguien increíble, lleno de energía y ánimos, y eso es lo que me gusta de tí. Y aunque lo que voy a escribir en estos momentos no suene lindo, me alegra que no hayas recibido ningún regalo, ¿Sabes por qué? Porque quiero ser la única en hacerlo y decírtelo. Me gustas, Inozuke. Felíz San Valentín"

Oh cielos, haber leído eso le hizo sentir una montaña rusa de emociones, y pronto dedujo quién fué la que escribió eso. Cerró su casillero y emprendió la carrera, debía alcanzarla.

Corrió con todas sus fuerzas, y al doblar una esquina alcanzó a verla, se acercó lo más rápido que pudo, la llamó por su nombre dando un grito, lo que hizo a Aoi detenerse y voltear a verlo.

—¡Aoi! —gritó el muchacho pelinegro. Ella se volteó y le observó acercarse a ella, sonrió sutilmente, al parecer el muchacho dedujo lo que ella esperaba.

—Hola, Inosuke, ¿Qué sucede? —preguntó ella.

—Esto... —le mostró la carta que había encontrado en su casillero. Ella hizo una expresión de felicidad en su rostro.

—Vaya que interesante, sí encontraste algo en tú casillero después de todo. ¿Lo ves? Te lo dije, sí le gustas a alguien seguramente.

—Respóndeme, ¿Fuiste tú, cierto? —preguntó el muchacho. Ella le volvió a sonreír sutilmente, al parecer sí lo había captado bastante rápido, aunque era muy obvio.

—¿Qué te hace pensar eso? —preguntó ella, bromeando un poco.

—Solo respóndeme, fuiste tú ¿Verdad? —no le quedó más remedio a Aoi que decirle la verdad, sí había sido ella. Asintió con la cabeza.

—Sí, fui yo. Yo te dejé esa carta, pensé que leerías en tú casa, no en ese mismo lugar —respondió Aoi, viéndole a los ojos.

—Vaya, yo... —volvió a leer lo que estaba escrito, luego, le miró a los ojos—, no me lo esperaba, para nada.

—De verdad me gustas, aunque no hablemos muy seguido en el salón, y me alegré al saber que no recibiste ningún regalo, porque como lo escribí en esa carta, quería ser la única en hacerlo.

—Y-Ya veo —dijo el pelinegro. Se notaba que estaba nervioso, no sabía muy bien que decirle, bueno sí sabía pero las palabras le eran difíciles de formular.

Aoi, entre pequeñas risas, se acercó al muchacho y le dió un beso en su mejilla, lo que provocó un sonrojo en el pelinegro. Su corazón se aceleró como nunca antes, tenerla así tan cerca suyo se sintió de lo más hermoso. Al separarse, le miró a los ojos, quedando embelesado el muchacho de los preciosos ojos de ella.

Al final, le correspondió sus sentimientos.

Era difícil de explicarlo, hace solo un par de minutos se sentía mal por no haber recibido nada, pero ahora, y sabiendo los sentimientos que ella le tenía, y haberle correspondido, le hizo sentirse el chico más feliz del mundo. ¡Literalmente! No había nada ni nadie que le arruine la inmensa felicidad que sentía ahora.

Le acompañó hasta su casa, durante el trayecto de vez en cuando se miraban a los ojos y se reían, como una pareja de jóvenes enamorados. La magia del amor solo puedo decirles eso.

Cuando llegaron, Aoi de nuevo le dió un beso en la mejilla al jóven pelinegro...

—Felíz San Valentín, Inosuke.

—Feliz San Valentín, Aoi —respondió él.

Se despidieron, prometiendose volver a ver mañana en la secundaria. Durante su regreso a su casa, Inosuke no dejaba de sonreír, se sentía feliz, alegre, contento.

Sin duda alguna, no fué un mal San Valentín después de todo.

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