Carta tres.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

capítulos cortos.

19/09/2014

Hoy estuve a punto de escribirte. A veces, creo ver señales como una forma de darme ánimo, de convencerme de que es momento de hablarte. Vi que le diste un like a mi última publicación, así que estuve debatiéndome toda la tarde si hablarte o no, y cómo hablarte.

Al final no lo hice. Cometí el error (o quizás no) de conversar con Jungkook y contarle mi debate mental. Él me miró como si estuviera loco, como si hubiera perdido la cabeza, y me dijo muy claramente que no podía hacerlo. Que estaba prohibido hablarte. Luego le conté lo que me dijo mi psicólogo y me dijo que debería buscarme a otro psicólogo. Me puse a llorar.

Me pidió perdón y me abrazó, diciéndome que se equivocó y no tuvo que ser tan drástico, pero que no quería que cometiera una locura al hablarte. Dice que no debo seguir rogando tu atención, porque si no me la diste cuando estuvimos juntos, ¿por qué me la darías ahora? Dice que no debo humillarme ante ti, que es darte poder sobre mí.

No quise decirle que ya lo tienes. Que tienes todo el poder sobre mí. Tu podrías hablarme en este momento, y yo fingiría una tranquilidad mientras mi corazón se rinde ante ti.

¿Nunca te diste cuenta del poder que tienes sobre mí? Yo sí me di cuenta, luego de perdonarte cada silencio que me dabas varias veces, enfureciéndome al inicio, pero luego de unas horas, esa ira sólo se transformaba en tristeza. Siempre me preguntaba qué había hecho mal para que tú, de un día para otro, decidieras ignorarme y no hablarme ni verme por días. Me preguntaba si te estaba aburriendo. Si encontraste a alguien más. Si ya no me querías.

Lo peor es que varias veces te lo supliqué. Te lo rogué. Te pedía... Te lloraba que no me lo hicieras más, que si querías tu espacio, sólo debías decírmelo y yo te lo daría, pero prefería que me lo dijeras a vetarme de tu presencia, de tus palabras, de tus besos y caricias. Tú me decías que no lo harías más, que sólo tuviste una mala racha en el trabajo y necesitas tranquilidad. O que tenías problemas familiares. O que, simplemente, no te sentías bien emocionalmente. Y yo, débil ante ti, aceptaba todas tus excusas y me forzaba a fingir que estaba todo bien, a pesar de que cada vez que lo hacías, algo en mí se rompía un poco más hasta que no lo soporté más.

¿Cuántas veces me lo hiciste...? Perdí la cuenta. Ahora, sólo recuerdo tres veces, pero probablemente eran más. Las tres que recuerdo fueron las más dolorosas.

Ya no importa ahora. Ya no estamos juntos, yo decidí que lo mejor era romper esta relación porque no me hacía bien. Y ahora, yo me debato entre hablarte o no hablarte. Al final, obviamente, no lo hice. Me ganó la ansiedad (como siempre) y cerré tu chat. Pero Yoongi, si tú me hablas, estoy seguro de que me voy a rendir ante ti con una facilidad que te sorprendería.

Soy un perrito. No está bien que me compare de esa forma, pero no hay otra comparación que explique mejor esto: soy un perrito que siempre estará a tu lado, esperando tu caricia, y aunque me patees, volveré a ti porque ansío tu cariño. Y lo peor, es que no sé cómo dejar de sentirme así.

Te lo dije una vez. Tú te reíste y me abrazaste, y me dijiste que no era así, que yo nunca seré tu perrito. Quizás por eso para ti fue sencillo seguir adelante. Porque es fácil deshacerte de un perrito como yo.

(Tu perrito) Hoba.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro