capítulos cortos.

09/09/2014

Hoy pensé en ti.

Que eufemismo más grande. Que manera más patética y mentirosa de comenzar esto, considerando que todos los días pienso en ti.

No siempre de la misma forma. A veces, cuando estoy desocupado es más intenso, tu presencia se vuelve más sólida y casi dolorosa. En cambio, cuando estoy trabajando, rodeado de tanto ruido y movimiento, te difuminas en mi cabeza y parezco ser libre de ti, pero no es nada más que una ilusión. Estás allí. Siempre estás allí.

Mi psicólogo me dijo que debería hacer esto para no estar tan ansioso. Hoy conversamos mucho de ti, casi toda mi sesión fue de mí hablando sobre ti, sobre lo que me hiciste, sobre lo que me hiciste sentir. Lloré. No mucho, pero lloré. No he llorado, a veces el llanto aparece en mi garganta y me pone los ojos llorosos, y creo que voy a quebrarme, pero al final, lo termino tragando con dolor, como si fuera una pastilla que tengo atravesada en la garganta. Me pregunto por qué no lloro. No llorar me hace sentir peor, sé que no tiene sentido, pero me hace creer, a veces, que realmente no te quería tanto. Y por un breve segundo, creo que es un alivio tener ese pensamiento, como si así pudiera engañarme.

Hoy el psicólogo me preguntó si yo estaba enamorado de ti. Le dije que sí.

Oh, ahora sí estoy llorando.

No sé cómo esto me puede ayudar. Sé que estoy ansioso, sobrepensando las cosas más de lo normal. Mi cabeza funciona como si su motor estuviera siempre encendido, no sé cómo apagarla, y eso me hace pensar, pensar y pensar en ti. Me muero por hablarte. Quiero hablarte, saber cómo estás, saber si es difícil para ti. Pero me asusta, me aterra tu respuesta. Si no fuera complicado para ti, si ya me has superado, creo que me destrozaría más de lo que ya estoy. Si ya estuvieras con alguien más...

Me aterra también tu silencio. ¿Y si no respondes? ¿Si sólo ves mi mensaje y decides no hablarme? Quizás me destrozaría, pero no tanto.

También quiero que me hables. Y luego pienso si sería lo mejor. Si me hablas, a veces, creo que soy capaz de perdonarte todo, de rogarte tus palabras, tu atención, tus cariños de regreso. Y, quizás, es lo que más me espanta de esto.

Me ahogo en palabras y lo único que hago es pensar en ti.

Hoseok.