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Hwang aparcó en el estacionamiento del edificio, el menor apretaba en sus puños la camiseta del azabache negándose a separarse.

Jeongin tenía miedo y su lobo estaba asustado pero ahora ya había dejado de aullar porque se sentía seguro.

— innie, nada te va a pasar mientras yo esté contigo — susurró, ahora que ya no debía sujetar el volante lo abrazó.

Lo mecía con lentitud con la intención de relajarlo, obligó al castaño a separarse un poco para poder verlo a sus lindos ojos y asegurarse de que no estaba lastimado e inmediatamente recordó al Omega de cabellos oscuros con heridas por defender a su menor y pensó en que chan realmente tenía razones para estar enamorado.

Besó la frente ajena mientras acariciaba la espalda de jeongin, su agarre aflojó.

— Realmente sentí miedo, no de que me violaran, tampoco quedar en embarazado — el azabache frunció el entrecejo —. Si no de quedar marcado por un desconocido...

Se le hizo un poco estúpido el razonamiento extraño del menor y para jeongin quedó más que claro eso por su expresión.

— Sé que es tonto pero no podría vivir sabiendo que fue mi culpa...

— No hubiera sido tú culpa, jeongin — dijo suave, retiró unos mechones del rostro ajeno.

— Yo me fuí...

Una risa un tanto amarga se escapó de los labios de hyunjin mientras pensaba en que el menor no lo culpaba de nada

— Y no lo hubieras hecho de no ser por mi culpa, pequeño — lo interrumpió —. Desde un principio fuí un idiota, si no lo hubiera sido muchas cosas no hubieran pasado...

Ahora a jeongin no le agradaba que el otro se culpara por completo, soltó la camisa y llevo sus palmas hasta las mejillas ajenas logrando que se callara plantando un beso en sus labios.

— La culpa es de ambos — sentencio y hwang no debatió.

El Alfa abrió la puerta e intento bajar a jeongin pero este se volvió a aferrar por culpa de su lobo quien rechazaba la idea de separarse aunque sea un poco.

En ese caso el mayor lo llevó en brazos, aseguró el auto y dejó las llaves en su bolsillo.

Apenas entraron al departamento YunHo se levantó y tomó sus llaves del bolsillo ajeno sin intercambiar ninguna palabra pues comprendía que debía dejarlos solos.

Hwang se dirigió al cuarto, solo ahí el castaño se separó de él pero apenas tocó la cama comenzó a sacarse la ropa hasta quedar solo en boxers, el azabache lo miraba completamente confundido ante la acción.

— Tú también, por favor — rogó, el contrario tan solo obedeció.

Yang lo jaló para que cayera a la cama junto a él, entonces lo abrazó. Hyunjin los cubrió con la cobija y le respondió el abrazo repartiendo besos en la coronilla del otro.

Jeongin no tenía ninguna otra intención más que el contacto directo a su predestinado, en cambio su lobo arañaba y aullaba por ser marcado por el contrario, siendo sinceros la parte humana también lo quería.

El castaño estaba a la altura del cuello del Alfa bastó con levantar un poco el rostro para poder besar el níveo cuello. Sonrió al sentir como a hyunjin se le erizaba la piel y continuó besándolo de forma húmeda.

— inie, no — el lobo Alfa le gruñó por su negación.

Pero al menor le importó poco la objeción y rodó hasta quedar a horcajadas sobre el otro, bajo hasta poder unir sus labios de nuevo.

Hwang dudó en corresponder pues sabe exactamente lo que pasa por su mente.

— No, innie — acunó las mejillas acaneladas —. Tú dijiste que no querías y quiero que estés seguro por completo y no te arrepientas.

— Yo lo quiero y confío en ti, mentí cuando dije que no lo hacía — retiró la mano ajena de su rostro y la besó.

Hyunjin analizó los ojos ajenos y sus pupilas no se notaban dilatadas, no era efecto de su celo por el supresor que seung le dió.

— Estoy en mis cinco sentidos, sé lo que estoy haciendo — llevó el dedo índice del contrario a su boca, con su lengua lo rodeó.

A los ojos mayor era demasiado erótico y su cuerpo comenzó a reaccionar.

Era complicado hacer caso a su sentido común cuando su lobo estaba dispuesto a tomar el control sí el no marcaba a su destinado.

— Deberíamos esperar a tener mayoría de edad — jeongin soltó un bufido e hizo ademán de quitarse.

Un par de manos lo sostuvieron firmes de su cadera, automáticamente se disculpó, el lobo ajeno aulló y el propio respondió.

El mayor se sentó aún con él en su regazo quedando a escasos centímetros de distancia, ambos eliminaron la distancia y unieron sus labios en un suave beso.

Buscaban reconocerse, los brazos bronceados del yang rodearon el cuello con la intención de acercarse más.

La excitación consiguió eliminar los efectos del medicamento y comenzó a lubricar.

Las manos del Alfa se dirigieron al trasero contrario y comenzó a amasarlo a su gusto, jadeos salían de los rosados labios de jeongin.

En un delicado movimiento, el azabache dejó al menor debajo de él. Comenzó a repartir delicados a lo largo de su cuello, yang enredó sus dedos en las negras hebras.

La lengua de hyunjin se deslizó por el pecho dejando un rastro de saliva, después llegó hasta el pequeño botón el cual delineó.

— ¡hyunjin!~ — gimió, arqueó la espalda provocando fricción entre sus erecciones —. Mierda~

Jeongin continúo frotando ambos miembros aún cubiertos por la ropa interior.

El Alfa dejó los pezones del contrario erectos y bajo hasta el elástico de la prenda empapada por el lubricante.

Jugó con el resorte, la paciencia ajena comenzaba a extinguirse, movía las caderas en modo de súplica.

— Por favor, jinnie~ — El nombrado mentiría si dijera que eso no envío una corriente por todo su cuerpo.

Sin más juegos retiró por fin el bóxer dejando a la vista el erecto miembro del menor, hyunjin lo envolvió con su mano disfrutando del excitante sonido que dejó salir el chico debajo de él.

Comenzó con un muy lento vaivén, jeongin enterró su nuca en el colchón por la excitación creciente.

Sus belfos fueron unidos en un beso demasiado torpe, perdieron el aliento demasiado pronto.

El mayor se quitó la última prenda antes de volver a unir sus labios y mover las caderas para friccionar ambos miembros.

El Omega se deshacía en gemidos, pero pronto se convirtió en gruñido cuando los movimientos de detuvieron.
De pronto sintió como un dedo rodeaba su entrada y presionaba un poco.

— Mételo~ — suplicó impulsando sus caderas para lograrlo.

— ¿Estás seguro? — jeongin al escuchar la ronca voz del Alfa soltó un gemido —. ¿Lo quieres?

El pelinegro comenzó a masturbar el miembro contrario con algo de velocidad consiguiendo desesperarlo más.

Al fin introdujo un dedo con demasiada facilidad por el lubricante, entonces después de moverlo un poco dentro metió un segundo dedo.
El castaño se tensó un poco pero el placer era mayor, un tercer dedo y dejó escapar un quejido de dolor.

Hyunjin detuvo los movimientos preocupado por la expresión de dolor del contrario.

— No te detengas — farfullo con la cabeza en las nubes, al notar que el otro dudaba comenzó a moverse.

Volvieron a besarse con dulzura, mientras lo seguía dilatando.
Hyunjin sacó sus dedos obteniendo un gruñido en respuesta, el Alfa se colocó un condón y alineó su miembro en la entrada ajena.

Antes de la intromisión se tomaron de las manos y mantenerlo conexión visual, fue entrando poco a poco.
Jeongin apretó el agarre pero esta vez el contrario no se detuvo hasta que su ambas pieles chocaron.

— Te amo, innie, desde siempre pero soy muy idiota como para notarlo — soltó una mano y con el dorso acarició el pómulo.

— Te amo, jinniessi — con su mano libre sujetó la ajena para guiarla a sus labios y besarla.

El Alfa comenzó a dar suaves pero profundas estocadas, del Omega salían morbosos sonidos. No pasó mucho tiempo cuando aceleró las embestidas, eran un poco torpes.

Yang balbuceaba tratando de hablar, el placer comenzó a nublar su mirada y fue la necesidad la que lo hizo hablar correctamente.

— Más rápido~ — hyunjin rió pues eso fue lo único que pudo pronunciar.

Subio una acanelada pierna a su hombro para tener más libertad y de esa forma a la primer embestida logró dar con la próstata de menor quien ya no pensaba con claridad.

— Siento... Me corro~ — gimió mientras su cuerpo era atacado por espasmos.

Sintió su vientre contraerse y se liberó manchando su vientre con tiras de semen.

El miembro de hyunjin se vio apresado por el castaño dándole sensaciones tan placentera, bastaron dos arremetidas más para que se liberará, mientras su semilla salía llevó su boca hasta la clavícula rompiendo su piel con sus colmillos.

El Omega gimió al sentir como lo marcaba, Hwang lamió las pequeñas gotas de sangre que liberaba la mordida. El nudo creció lastimando un poco al menor.

Por la mente de jeongin solo pasaba el pensamiento de que le pertenece a su azabache y hyunjin a él.

Ambos lobos al fin se relajaron, por fin estaban juntos, ahora estaban enlazados con su media luna.

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