[25] Lo siento

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 Me senté en el reservado con los demás, hablando del trigésimo cumpleaños de Ted.

—Entonces, cuéntanos, ¿qué tal estuvo? —le preguntó Ted a Barney cuando volvió de la barra.

—¿El qué?

—Penetrar esa barrera. Tú y yo hemos sido los primeros en hacerlo. Bueno, los primeros no, pero los primeros de esta mesa.

—Yo-yo-yo─

—Aunque, creo que yo lo haré bastante pronto —dijo Marshall.

—Desde luego —contestó Robin, sonriéndole mientras asentía con la cabeza.

—Sí, y cuando lo haga yo, me voy a volver loca. Va a durar toda la noche, y creo que voy a contratar a un payaso —añadió Lily.

—A mí los payasos me dan miedo, pero por ti, lo haré —contestó Robin, señalándola.

—¿De-de qué estáis hablando? —preguntó Barney, horrorizado. Le puse una mano en la rodilla y dio un respingo, mirando hacia mí.

—Del trigésimo cumpleaños de Ted. Ya sabes, ¿este viernes? —le pregunté. Le puse una mano en la cabeza— ¿Te sientes bien?

—¿Lo habías olvidado? ¿Qué clase de amigo es este tío? —dijo Ted

—Ah, claro. Un gran amigo, por cierto. El mejor —contestó Barney, riendo y me miró—. Novio también, ¿verdad? ¡Ja! ¿Es imaginación mía, o estas bebidas son cada vez más pequeñas. No valdrían ni como muestra de orina. ¿Cómo lo llevas, Robin?

—Estoy bien.

—En serio, ¿qué pasa contigo? —le susurré.

—Oh, y he tomado una decisión. Voy a revisar mis cosas viejas, y voy a deshacerme de todo lo que no tenga utilidad —contó Ted, desviando la mirada hacia mi novio—. Barney, ¿quieres mi Xbox?

—¡Ted, ella tiene nombre! ¿Y de qué me estás acusando exactamente?

—¿De que te gustan los videojuegos? —contestó Ted de forma dubitativa.

—Voy a por una bebida —dijo Robin.

—Te acompaño.

—Acaba de volver con una copa —señalé cuando Barney y Robin se fueron. Ok, algo anda mal aquí. Barney está actuando raro, no vino a casa anoche, y ahora la está siguiendo a la barra.

Barney's POV

Marshall se sentó en mi despacho. Iba a contárselo, simplemente porque sabe lo que hay que hacer cuando se trata de relaciones.

—Y bien, ¿de qué querías hablarme?

—Marshall, voy a contarte un secreto que no puedes contar a nadie. Ni a Ted, ni a Robin, ni a Lily.

—No, no, no, no quiero más secretos, yo─

—Vas a escuchar este secreto, Marshall —dije y él se tapó los oídos con las manos, canturreando. Recogí un jarrón, lanzándoselo, y él lo atrapó—. Me he acostado con Robin.

Marshall se congeló.

—¿Te has acostado con Robin?

—Marshall─

—¡¿Te has acostado con Robin?! No puedo guardar ese secreto. Sabes que al menos tengo que contárselo a Lily.

—No puedes. No puedes. Si se lo cuentas a Lily, Lauren se va a enterar.

—¡Debería! —me dijo—. Barney, ¿entiendes lo serio que es esto? No sólo has roto la confianza de tu amigo acostándote con su ex novia, ¡sino que le has puesto los cuernos a tu novia!

—¡Ya lo sé, Marshall! —me apoyé en mi escritorio, pellizcándome el puente de la nariz—. La he cagado y no sé qué hacer. Dime qué hacer.

—Se lo dices a Lauren y rezas para que te perdone, eso es lo que vas a hacer —respondió él—. Pero esto no pinta bien.

—Pero, si me sincero, si me disculpo profusamente, me perdonará, ¿verdad?

—Normalmente, tal vez, pero Barney, eres el segundo novio que ha tenido que la engaña con Robin.

Ni siquiera había pensado en eso. Suspiré.

—No puedo perderla, Marshall. No puedo. Ella lo es todo para mí, y la amo.

—Eso es todo lo que puedes decir, Barney.

—Bueno, ¿y si la pierdo? ¿Y si Lauren y Ted nunca quieren volver a hablar conmigo?

—Bueno, supongo que es un riesgo que tendrás que correr.

Mi teléfono sonó.

Lauren

Oye, voy a pasar el rato en tu casa, si te parece bien.

Sí, está bien. Nos vemos allí, de hecho. Necesito hablarte de algo.

¿Va todo bien?

Te lo explicaré cuando llegue. Te quiero.

Yo también te quiero. ♥


—Vale... voy a hacerlo —le dije a Marshall.

—Buena suerte, tío.

Asentí.

Estaba sentada en el sofá, leyendo, cuando entré.

—Hola, he tenido una idea. Estaba pensando que tal vez para el cumpleaños de Ted podríamos... —se interrumpió, mirándome a la cara—. En serio, Barney, ¿qué pasa?

—Tengo que contarte algo, y lo más probable es que después de hacerlo me odies.

Enarcó las cejas.

—¿Barney?

Me senté a su lado, con las manos temblando.

—La otra noche, cuando no volví a casa... Robin y yo estábamos viendo el vídeo de Robin Sparkles y bebiendo. Bebimos demasiado, y una cosa llevó a la otra─

—Oh, Dios mío —Las lágrimas brotaron de sus ojos y me moví, arrodillándome frente a ella, con mis brazos a cada lado de sus piernas—. Por favor... dime que no...

Asentí con la cabeza.

—Lauren... ha sido un error. La he cagado y lo siento mucho... —me apartó de un empujón, levantándose y caminando por la habitación—. Lo juro, eso es todo lo que ha sido. Sólo un error de borracho, te prometo que si hubiera sabido lo que estaba pasando─

—Para —dijo ella llorando. Se giró para mirarme, con lágrimas cayendo por su cara, lo que lo hizo mucho peor—. Eres el segundo tío con el que salgo que me pone los cuernos con Robin, ¿te das cuenta?

Volví a asentir.

Lo siento —murmuré y ella sacudió la cabeza, me empujó hacia el sofá, cogió su libro y se dirigió hacia la puerta. La abrió, pero corrí hacia ella y la cerré de un empujón—. Te amo. Tienes que saber eso.

—Lo sé. Eso casi lo hace peor —abrió la puerta, marchándose, y yo cerré la puerta de un portazo, pasándome las manos bruscamente por el pelo. ¿Qué hago ahora? ¿Qué puedo hacer ahora?

Contárselo a Lauren fue lo peor que he experimentado nunca. Pero si unía eso a la experiencia de contárselo a Ted, había caído en un agujero del que no veía ninguna esperanza de salir.

—Hemos superado el tema de Robin, ¿verdad?

—¿Tú crees que se trata sólo de Robin? —preguntó él—. Se trata de... Te he visto hacer cosas malas. Algunas cosas terribles a diferentes personas. Pero siempre había un límite. Siempre pensé que yo era ese límite. Te pasas la vida hablando de las normas entre colegas. ¿No es una de ellas: "No hagas eso"?

—Sí, y la infringí. Lo siento.

—Y Lauren, ¿cómo has podido hacerle esto a Lauren?

—Tú también le has hecho esto a Lauren, Ted─

—Y tú se lo has hecho a ella, otra vez. Ahora un día tiene que explicarle a la gente que ama que dos tíos diferentes la han engañado con la misma chica. Por no mencionar el hecho de que ella no estaba enamorada de mí —Suspiré, enterrando la cabeza entre mis manos—. Sabes, Barney, a principios de semana empecé a guardar cosas en una caja con un letrero que dice: "cosas que no necesito".

—¿Y eso qué significa?

—Que a lo mejor tu sitio está en esa caja.

—¿Ya no quieres que seamos colegas?

—Ya no quiero que seamos amigos.

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