Álvaro

Era una tarde tranquila en la ciudad de Sevilla, el sol relucía sobre los altos departamentos y las personas disfrutaban de una linda tarde con sus familiares y amigos.

Mientras tanto, yo me encontraba caminando por unas solitarias calles en busca de algo que me llamara la atención, algo que pudiera capturar en el aparato que se había convertido en el más importante para mí, la cámara.

Desde que era pequeño, mi mayor sueño fue convertirme en un aclamado fotógrafo, por desgracia esto seguía como tal, un sueño. Aunque dentro de mi, seguía perdurando la esperanza de que algún día llegara a suceder.

Pero realmente esa no siempre fue la idea. Después de participar en varios programas musicales, llegué a la conclusión de que lo mejor sería dedicarme a otra cosa, y no por el hecho de que no se me diera bien, simplemente la fotografía seguía perdurando en mi corazón.

Por ello en este entonces, después de un largo camino y algunas fotos momentáneas, estaba en busca de una cafetería en la que pudiera relajarme y revisar todas las fotografías para descartar las que no salieran bien o simplemente no fueran de mi agrado.

Al cruzar la puerta, un dulce y agradable olor me golpeó. Pero por desgracia no traía dinero suficiente para comprar algún delicioso pastel, así que debía conformarme con el café.

Me paseé por el lugar hasta llegar frente a la caja. Observé que debía esperar una larga fila antes de ser atendido.

-Bienvenido, ¿que desea pedir?-preguntó la chica que atendía a los clientes.

-Un café estaría bien.

Después de intercambiar unas breves palabras más, en referente al pedido, me senté en una mesa individual cerca de la ventana y esperé pacientemente mi café.

Observé detalladamente cada rincón de aquel lugar. El ambiente era hogareño, sentía que en ese lugar todos se conocían y que nadie me juzgaba, cada uno allí se dedicaba a charlar o disfrutar de su merienda.

De pronto, un tarareo a mi espalda me distrajo. Intrigado por encontrar al procedente de aquella voz, giré lentamente mi cabeza hacia atrás, intentando no parecer un acosador en el proceso.

Allí, en un pequeño taburete, se encontraba sentado un chico, este escribía sin parar en una libreta y bufaba frustrado cada que avanzaba un par de palabras.

Quizás fue por la intensidad de mi mirada, o porque su hoja resbaló hacia mi dirección, pero cuando la mirada del chico, se encontró con la mía, no pude hacer más que contener mi aliento.

Sentía que lo conocía de algo, pero por algún motivo no podía recordar. Quería hablarle y preguntar acerca de aquellos pensamientos, pero las palabras no salían de mis labios.

Algo se revolvió en mi interior, pensaba que aquello era por el hecho de sentirme atrapado, o porque era una situación bastante incómoda, en términos igualitarios, no podía apartar mi mirada.

Aquel chico, cuyo nombre aún no sabía, me observaba con curiosidad, seguramente preguntándose muchas cosas que ni yo sería capaz de responder.

La lucha de miradas tuvo que concluir, cuando la chica de antes llegó, trayendo consigo mi café.

-Gracias-fue lo único que pude pronunciar después de un pequeño trance.

-No es nada, que disfrutes.

Por algún motivo, deseaba volver a girarme y poder conectar la mirada con la de aquel misterioso chico, pero me sentía estúpido por desear aquello. Aunque me sentí aún más estúpido, cuando volví a girar y no lo encontré ahí.

Lo único que pude hacer fue suspirar. Según yo por alivio de no tener que vivir la misma situación, aunque algo dentro de mi, sabía que nada de lo que quería pensar era lo verdadero.

De todas formas, lo único que podía confirmar, era que volvería allí más a menudo.

Y no precisamente a tomar café.

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Y aquí el primer capítulo.
¿Como están? ¿Que les ha parecido?, ¿alguna idea de lo que pueda llegar a pasar?
Realmente me encantó escribirlo, ya deseaba hacer uno jsjsjs
Espero les haya gustado y disfrutado, creo que me quedó bastante bien, no pensé que lo haría así que es un logro
Espero sus votos y comentarios.
Se despide Julia Black